𝑻𝒓𝒆𝒄𝒆

Luego de que JungKook ayudara a SoRa a subir todos sus bultos a su departamento, logró convencerla de compartir el armario así como que también colocara sus cremas y maquillajes en su baño junto a sus perfumes y las cuchillas de afeitar.

Logró convencerla de que mezclaran sus cosas porque ella estaría residiendo allí por prolongado tiempo y él estaba presto y dispuesto a convivir con ella y nada le molestaba.

Bueno, sí.

Le molestó el hecho de no haber podido convencer a SoRa de dormir en la misma cama.

JungKook entendía que ella aún no superaba su ruptura y que debían avanzar lo más lento posible a pesar de sus coqueteos o inocentes caricias, pero lo que sí no le cabía en la cabeza era eso de que SoRa quisiera dormir en el sofá.

¡Él podía dormir allí sin problema alguno y la cama quedaría para ella!

Pero no. La castaña no estaba dispuesta a ceder en eso.

JungKook se consolaba a sí mismo con varios hechos como el que logró convencerla de que anduviera en la casa con cualquier ropa.

Si quería andar desnuda, que andara desnuda.

Él no tendría problema con ello porque ya había visto a SoRa desnuda y además poseía un inmenso autocontrol.

Aquella noche, luego de que ambos se acomodaran que hubiesen comido la comida que JungKook pidió puesto que ninguno tenía ganas de cocinar, se encontraban en el sofá; el chico trabajando con la laptop en sus muslos y la muchacha abrazada a sí misma a poco menos de treinta centímetros de él.

Estaba lloviendo con fuerza y los truenos y relámpagos no tardaban mucho para aparecer uno tras otro.

SoRa, por muy extraño que suene, le temía enormemente a este tipo de fenómenos.

Pero desde que perdió al bebé y HonSeok dejó de ser el hombre amoroso del que ella se enamoró, se había "acostumbrado" a no tener a nadie a su lado que la abrazara y mimara para calmarla.

Claro que, cuando se encontraba con alguno de los hermanos Park, ellos representaban las excepciones.

Un relámpago cayó, alumbrando toda la sala cuyas luces presentaban un bajo brillo sepia y SoRa no pudo evitar abrazarse aún más a sus piernas y esconder su cabeza en el hueco entre estas y su pecho, no siendo consciente de lo mucho que temblaba.

JungKook volteó a verla y sonrió de lado al ver que, debajo de aquella ancha camisa que alguna vez fue suya y que hacía un tiempo atrás le había dado a la chica, esta portaba las bragas que también él le había dado.

Pero dicha sonrisita se borró apenas notó sus temblores.

Y ahí entendió con mayor claridad el asunto.

Dejó su laptop en la mesita de centro y se levantó.

SoRa logró tomar el valor para alzar la cabeza y mirarlo.

-¿Le temes a los truenos?-preguntó el pelinegro.

-Me estoy cagando de miedo justo ahora-bufó.

JungKook negó con la cabeza y dobló su espalda, logrando pasar sus brazos por debajo de las rodillas y espaldas de SoRa, cargándola para luego volver a tomar asiento en donde estaba.

SoRa consideró innecesario aquel movimiento, pero aún así calló y prefirió acurrucarse al pecho de JungKook cuando este la ubicó mejor sobre sus muslos.

Parecía una bebé, pero a ella lo que más le importaba en ese monento era calmar su miedo.

JungKook le sonrió y besó su cabeza.

-Me hubieses dicho antes, ma lady. Así no hubieses aguantado sola.

-Estabas trabajando, no quise molestar-hizo puchero y JungKook rió.

-Tú no me molestas, SoRa-negó con la cabeza.

Estuvieron un tiempo sin decir nada, sólo mirándose mutuamente y entonces ella rompió el hielo.

-¿Recuerdas bien a detalle esa noche?

El pelinegro rió y asintió.

-Demasiado a detalle.

SoRa también rió y siguió hablando, tomando un poco más de valor.

-Aquella noche fue muy primera vez teniendo sexo anal.

El chico casi se atora con su propia saliva, provocando las carcajadas de la muchacha.

-¡Joder!¡Me lo hubieses dicho, SoRa!-reclamó-. Fui rudo contigo y era tu primera vez-ahora era él quien hacía puchero-¿No te dolió o...sí te gustó?

La castaña se incorporó mejor, quedando correctamente sentada de lado sobre los muslos ajenos y tomó entre sus manos el rostro del chico.

-¿Crees que hubiese gritado como loca desquiciada si no me hubiera gustado?

JungKook volvió a sonreír y aprovechó su posición para estrechar a SoRa entre sus brazos.

-¿Dónde estuviste toda mi vida?-preguntó.

-Eso mismo me pregunto yo.

La respuesta de la castaña logró sacarle una boba sonrisa y poco a poco se fueron separando.

Cuando hubieron tomado una decente distancia, SoRa le robó un beso, no tan largo como los de aquella noche, pero sí uno con gran significado y mucho cariño de por medio.

-Sé que estás en una etapa difícil de tu vida-el chico tomó la palabra, pasando su lengua por los labios-, pero te pido que por favor no me prives de besarte. Tal vez pedirte aue hagamos el amor sea mucho, pero por lo menos déjame darte muchos, muchos besos.

Mientras hablaba, posaba sus labios en diferentes partes del rostro de la chica, sacándole un par de risillas y que, al final de su comentario, ella tomase su rostro entre las manos e hiciera chocar sus labios ahora sí en un beso más duradero y dulce.

-¿Eso responde tu pregunta?-enarcó una ceja.

-Yup-sonrió contento, dejando un cortísimo beso en los labios ajenos.

Estuvieron conversando y besándose durante un largo tiempo más, y, como desde un inicio JungKook se lo había propuesto, SoRa se olvidó por completo de que en las afueras del departamento el mundo parecía caerse.

La lluvia y sus acompañantes cesaron de un momento a otro y SoRa bajó del regazo contrario.

-Anda, ya es muy tarde y te agradezco muchísimo que me hayas entretenido en lo que acababa la tormenta, pero debes dormir. Mañana trabajas.

-Nop-negó sonriente, acercándose a la chica-. Estoy de vacaciones, así que si mañana me levanto temprano, será para ir contigo al trabajo. Por lo que, la única que tiene que dormir aquí, eres tú.

SoRa negó risueña con la cabeza y se dejó caer de espaldas, con su cabeza recostada a la almohada y, justo cuando iba a colocarse la colcha que la cubriría, JungKook se le adelantó y la tomó en su lugar, recostándose de costado a un lado de ella y cubriéndolos a ambos.

-¿Qué...haces?-apenas y pudo preguntar la muchacha.

-Es lógico que la lluvia apenas terminó. Puede volver a comenzar en cualquier momento y estoy convencido de que no querrás ir conmigo a la habitación, así que hoy dormiré aquí contigo.

SoRa simplemente se dejó llevar y volvió a acurrucarse en el pecho de JungKook, rodeando esta vez su cintura con su brazo.

Él pasó uno de sus brazos bajo la cabeza de la chica y con su mano libre repartió caricias por el cabello ajeno, jugando con las castañas y bien cuidadas hebras de la muchacha.

Y así, no sólo el sueño los abarcó, sino que también la mañana los sorprendió y SoRa juró que jamás había amanecido con una imagen tan hermosa frente a sus ojos.

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