𝐔𝐬𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐥𝐨𝐬 𝐩𝐨𝐝𝐞𝐫𝐞𝐬
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6/4/2007

Debía calmarse.

Sí, debía hacerlo si no quería matar a nadie más accidentalmente.

La pequeña de tres años observó los dos cadáveres, prácticamente quemados, con horror y pavor mientras las chispas rojas caían de sus pequeñas manitas y sus ojos resplandecían de aquel rojo eléctrico que, si no hubiera estado tan asustada, reflejaría determinación e ira.

Una persona se le acercó por detrás tratando de detenerla, aunque ella se giró enseguida y quemó el torso del hombre, dejando una marca. Se dio cuenta de que esta no desapareció tan rápido como la de los otros dos hombres. En el momento en el que decidió defenderse, pues sabía que le harían si la atrapaban, usó sus poderes, una estela roja flotando en sus manos. El hombre se retorció de dolor cuando siquiera lo había tocado, lo que alertó a la pequeña.

Dos hombres se le acercaron por atrás, agarrándola por los brazos. Contuvo un grito mientras ellos se anticipaban, evitando que usara sus poderes, poniéndole un collar en el cuello.

Pataleó tratando de liberarse, entonces sintió como el collar se apretó en su pequeño y sensible cuello, enviando a su cuerpo un escalofrío electrizante, lo que hizo que cayera al suelo con un grito mientras sus ojos se volvían azules de nuevo. Sintió que no podía respirar, que le faltaba el aire en los pulmones. Tosió, tratando de mantenerse en pie, pero no pudo y cayó al suelo derrotada, quedando inconsciente.