— ¡Maldita sea!

Gritó un pelirrojo furioso mientras lanzaba unos informes. No los entendía. Leía las estadísticas y simplemente no lograba recordar cómo se interpretaban.

HoSeok tenía 32 años, era gerente comercial en una importante empresa de publicidad, toda su vida había sabido usar su don de poder convertir alguna adversidad en una solución inmediata.

Pero desde hacía 6 meses, empezó a tener severos problemas de olvido.

Seok por momentos recordaba cómo hacer su trabajo, pero luego, parecía que simplemente no sabía qué estaba haciendo en esa enorme oficina.

Cuando estaba con sus demás compañeros de trabajo, se sentía irritado por todo, se sentía irritado al estar con esa gente desconocida porque también olvidaba quiénes eran.

En un momento de lucidez, Ho, desesperado, decidió ir al médico.

Las noticias fueron impactantemente negativas.

—Usted tiene Alzheimer. –Le había dicho el médico. —Es un caso especial porque usted está demasiado joven, pero el diagnóstico nos reveló que su cerebro tiene esta deficiencia degenerativa desde hace años, pero hasta ahora se han presentado los síntomas. Dicha enfermedad no tiene cura, e irá empeorando con el tiempo.

Hobi había llorado mucho esa tarde en la soledad de su habitación ya que YoonGi no estaba.

Era inaudito como una vida tan productiva caía en el abismo al saberse enfermo.
Es por eso que él, vanamente intentaba seguir con su trabajo pero ya no era igual. Simplemente ya no estaba en sintonía con nada.

— ¡Jung! –Lo llamó su jefe. — ¿Por qué diablos no me haz llevado los informes? ¡Tuviste que haberlos revisado ya! Si no los...

Pero Seok ya no escuchó.

Tenía sus cabellos fuertemente sostenidos mientras miraba esos gráficos.

No sabía quién era el que le gritaba. No sabía qué estaba haciendo allí.

Se sentía perdido. Solo.