ᴛᴜ sᴏʟᴜᴄɪᴏ́ɴ ғᴜᴇ ʜᴜɪʀ

JiMin no sabía qué más hacer.

Hacía una semana, su entrañable amigo le había llamado por teléfono llorando amargamente, cuando llegó a su casa, se lo encontró con todas las cosas rotas y los muebles volcados, JungKook yacía en la cama de su habitación hecho un ovillo mientras susurraba cosas como "vuelve", "te necesito".

Le preguntó por qué se sentía tan mal y le había contado que SeokJin lo había dejado.

Por un momento, JiMin había sentido alivio, pues su Kookie por fin había salido de aquella relación tan tóxica.

Pero nunca imaginó que tal cosa lo destrozaría de manera tan descomunal, pues la depresión hacía que el menor poco a poco cayera en aquel oscuro agujero del dolor.

¿Hasta cuándo seguirás echado en esa cama? ¡Tienes una semana sin ir a trabajar! ¡A este paso te van a despedir!

No me importa.

JungKook, nadie ha muerto, él simplemente se fue, supéralo y sigue con tu vida. -Se acercó al menor que tenía los ojos hinchados, su nariz roja y se encontraba envuelto entre las sábanas, llorando en silencio. —Haz luchado mucho por llegar tan lejos, tus padres estarían orgullosos de ti, ellos no desearían verte así, tan destrozado.

Ellos me dejaron... Igual que Jin. -Su voz sonaba sin emoción alguna.

JungKook... -JiMin se mordió el labio inferior con frustración. — ¿Por qué te haces esto? No logro entenderlo, te dejaste caer por un simple amorío fallido, ¿y si él se fue con otro? ¿Vale la pena que estés aquí, llorando por alguien que nunca te quiso?

JiMin no quería ser tan duro, pero no sabía cómo ayudar a su amigo.

JungKook se cubrió la cabeza con las sábanas y lloró con profundo dolor, él pensaba que Jin posiblemente se había cansado de su relación y por eso se había ido.

Pero a la vez no podía creerlo, no cuando Jin también había llorado tan desgarradoramente y le había repetido infinidad de veces que lo perdonara...

«¿Dónde estás, Jinnie?»

JiMin suspiró y salió de la habitación, JungKook necesitaba ayuda profesional.

Sacó su celular y marcó el número de su pareja.

Hola, cariño. -Respondieron al tercer tono.

Hobi, necesito tu ayuda. No sé qué más hacer con JungKook. Está muy mal...

¿Puedes traerlo al consultorio?

Ni siquiera quiere comer. No se ha levantado de la cama por más que haya intentado hacerlo por la fuerza.

Se escuchó un suspiro resignado. —Bien, estaré ahí en pocos minutos.

JiMin agradeció.

Tenía una breve esperanza que su novio pudiera ayudar a su mejor amigo, a pesar de su relación, ellos no se conocían, lo que haría las cosas más sencillas y éticas para el psicólogo Jung. En quién ponía toda su confianza, pues JungKook necesitaba terapia, una que solo HoSeok podría brindarle.

Así que, tu solución fue huir.

Era lo más sano que podía hacer...

YoonGi observaba a su amigo, SeokJin tenía su rostro pálido y con profundas ojeras marcadas bajo sus ojos, se veía demacrado, muy mal.

Rememoró la llamada que recibió hacía una semana, donde Jin lloraba desesperado y él había creído que había envenenado a JungKook.

Pero se sorprendió cuando entre gimoteos le había dicho que no pudo hacerlo, YoonGi realmente se sintió aliviado, pues no quería que Jin cargara con la cruz de los pecados como los que él había cometido.

Cuando Jin le dijo que fuera por él, lo hizo. Cuando Jin le dijo que lo llevara de regreso a su ciudad natal, lo hizo. Cuando Jin lloró durante todo el camino, recriminándose por su actuar, él calló. Cuando Jin le pidió consuelo, lo consoló con simples palmadas en la cabeza.

Porque aunque ellos se habían conocido en el bajo mundo, YoonGi siempre supo que Jin no pertenecía a ellos, por más que SeokJin se mostrara frío y sin sentimientos, podía ver sus ojos brillar inconsientemente cuando hablaba de su "desprecio" por JungKook.

Una persona que dice odiar a otra, no se sonrojaría al hablar de ella, mucho menos se iría de su lado si supiera que con ello podría de cierta forma, remendar su error.

YoonGi estimaba a SeokJin, pero cada quien obtiene lo que cosecha, y él lo sabía de primera mano.

Necesitas ayuda, ese odio injustificado no es normal.

Jin asintió. Su mirada pegada al piso.

Tengo un amigo, es psicólogo y vive acá en Gwacheon.

Jin asintió de nuevo, lo sabía. Estaba enloqueciendo.

Escucha, él te ayudará, de verdad lo hará y podrás arreglar los pedazos de tu corazón con paciencia. Entonces podrás amar de verdad y tendrás el coraje para enfrentarte a él y disculparte como debes, aceptarás las consecuencias y vivirás con ello. Si quieres cambiar de verdad, esfuérzate, actúa como el adulto que eres y por un maldito demonio Jin, deja de llorar porque con hacerlo no arreglas nada.

YoonGi no diría que verlo llorar realmente lo hacía sentir mal, quería abrazarlo pero no era ese tipo de persona y Jin lo sabía.

El menor sonrió con tristeza y se limpió las lágrimas. —Gracias, Gi-chi...

Y es que sin YoonGi, SeokJin hubiera estado realmente solo.

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