Capítulo 4

Ángel.     

Hana caminaba contenta por los pasillos que tras 15 días viendo ya se habían hecho familiares, eran acogedoras paredes, que pese a pertenecer a una familia mafiosa estaban llenas de personas alegres y dulces, en especial su líder, con quién compartía un poco de tiempo cuando estaba libre.

Entre sus manos traía un jarrón sencillo de porcelana, y dentro de este un lirio blanco, era uno especialmente hermoso.

Se paró frente a la puerta, las instrucciones de Yamamoto habían sido bastantes certeras. Dió dos toques en la tallada y pulida madera, mas no hubo respuesta. Volvió a tocar, pero al igual que antes nadie contestó. Ella alzó uno ceja y se tomó el atrevimiento de pasar sin autorización.

La habitación era un desastre, había papeles regados por todos lados, todo parecía fuera de lugar. Tsunayoshi se encontraba tendido en su buró, al parecer estaba rendido.

Hana dejó a un lado su amada flor, la posicionó sobre una mesita decorativa que había cerca y se acercó al líder de la familia. Era tan tierno, como un niño pequeño, y se veía tan agusto descansando. Ella dedució rápidamente que probablemente no había dormido en toda la noche.

Con cuidado comenzó a recoger los papeles tirados que había en el suelo. ¿Cómo era posible tener tanto trabajo? El líder siempre tenía una sonrisa sincera para todos, aunque en sus ojos hubieran ojeras y sus uñas estuvieran morididas, tal ves por la ansiedad causada por tanto estrés. Ello lo observaba, le daba curiosidad esa actitud positiva y a la vez tímida que mostraba aquel castaño.

En ese momento un fuerte viento entró por el ventanal abierto, ella aferró las hojas a su pecho, evitando que se movieran, más no pudo detener el ondeo de su cabello. Tsuna abrió sus ojos encontrándose con la escena. Hana le sonrió felíz y sinceramente. Otra vez él no había podido evitar pensar que era como un ángel. Sí, como uno de esos sueños que a veces tienes sin sentido, hermoso, pero a la vez inalcanzable, eso le parecía aquella joven tan vivaz.

Cuándo la ráfaga se detuvo la muchacha se puso en pié para extenderme los papeles al Vongola.

—Se te cayeron, ahora entiendo por qué —Miró las ventanas. El castaño tomó lo que se le proporcionaba para sonreír igual.

—¿Qué haces tú por aquí? —depósito el bulto sobre la mesa, para luego volver a mirarla.

En respuesta ella sólo fue a buscar su lirio blanco, cuando lo tuvo entre sus manos lo posicionó sobre la mesa de él —Vine a traerte esto.

—¿Que es? —cuestionó mirando curioso el jarrón, aunque y sin dar tiempo a que ella respondiera volvió a hablar —Sé lo que es, quiero decir, ósea... —Se sonrojó y se encogió de hombros —me refería a ¿Por qué me lo das?

Hana río por lo bajo al ver tan tierna reacción —Te lo traje por que tú eres el dueño de ese jardín, además este no es un lirio normal, es especial —llevó una mano a su boca para ocultar la risa.

—¿Especial? —tocó uno de sus pétalos para sonreír.

—Ajá —Asintió para agacharse, se posicionó frente Tsuna, llevó ambos codos a la mesa, apoyó su cabeza en sus manos y otra vez deslumbró al castaño con una de sus genuinas sonrisas —Es el único que sobrevivió a la plaga, el único que no murió, el único que no tuve que replantar, es una flor luchadora.

—Entonces si es especial —sus ojos chocaron y el brillo que había en el contrario los sorprendió, tan ves se debía a la luz solar, pero en ese instante parecían dos luceros, tanto para ella como para él.

—Me gustan tus ojos —confesó tranquila haciendo que el sonrojo volviera a las mejillas de su reciente amigo.

—No son nada del otro mundo, tienen un color bastante común, yo diría que no son nada especiales —Suspiró con desgane.

—Pero la persona que los porta si es especial —Acurrucó su cabeza en sus manos, como si fuera a dormir —Tsuna, lo que hace las cosas especiales son las personas, ni los más hermosos ojos del mundo pueden brillar si no provienen de alguien genuino, es difícil de explicar, pero todo está conectado con el corazón, yo puedo ver la grandeza y pureza del tuyo a través de esos cristales marrones.

—A veces hablas como si tuvieras más edad —le dijo rápidamente.

—¿Me estas llamando vieja? —llevó una mano a su pecho y fingió molestia.

—No es eso —respondió rápidamente, al verla reír no pudo evitar ser contagiado.

La conocía hace poco, pero en los pocos momentos que había compartido a su lado se había percatado, Hana era como una bomba de alegría y nostalgia, ella tenía un misterioso poder de trasmitirle esas dos opciones cuando quería, y eso, a veces lo asustaba.

Tras unos segundos carraspeó la garganta y tomó unos papeles —Debo continuar trabajando, Takeshi entrará en cualquier segundo.

—Vale, te dejo para que termines —Hizo una reverencia en broma y comenzó a alejarse.

—Hana —la llamó antes de que cruzará el umbral de la puerta, ella se giró unos ángulos —¿Tienes algo que hacer este domingo?

La muchacha negó para volver a dedicarle una sonrisa

Ella era como un Ángel.....









Palabras del autor:

Y entonces Mio se inspiró y pudo continuar la historia :v

Lean comiendo palomitas....

~Sora~

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