Capítulo 3
Déjame quedarme
Caminar por las paredes de la mansión se había hecho una pequeña costumbre en esa semana. La sonrisa en su rostro era inmesa. Desde que la familia Vongola la había invitado a quedarse se acostumbró a verlos a todos deambulando de un lado a otro.
Sonrió a Yamamoto, era muy pronto, pero ya lo consideraba su amigo, aquel chico era muy amable, por lo que fue realmente fácil entablar conversación con él, sin mencionar que era quien más la ayudaba.
Otra vez estaba perdida en sus pensamientos, suspiró antes de adentrarse en el jardín trasero de la mansión. Para su sorpresa una silueta masculina se encontraba de espaldas observando el campo de lirios ya casi curados por completo.
—Has hecho buen trabajo —Reconoció esa dulce voz.
—Gracias Tsuna —Sonrió despreocupada.
El castaño se giró para encararla, tenía una expresión un tanto cansada. Ahora que lo pensaba, no habían interactuando casa nada en ese tiempo, vagos encuentros por las habitaciones o pasillos, sin embargo nunca llegaron a ser conversaciones como el primer día, él solo la saludaba con una sonrisa sincera y agradable. Al parecer era un joven ocupado.
—Fue una buena decisión encargartelos a ti —Suspiró con alivio.
—No se como contestar a eso —Un sonrojo se apoderó de sus mejillas, cada vez que alguien la alegaba terminaba igual —Solo hago lo mejor que puedo, amo la naturaleza y verla sufrir es como una tortura.
—Nunca había conocido a nadie con tanta empatía Hana-san —Ella camino hacia él.
—Deja de alagarme —Le dió un pequeño golpe en el hombro.
—Si tu me lo pides —Negó rápidamente avergonzado.
—Eres demasiado sumiso para tener tantos años —Río por lo bajo pero al abrir sus ojos sólo encontró una expresión seria por parte de Tsuna, la miraba preocupado.
— Lo siento —Toció para recomponerse —Y dime ¿Qué te trae por aquí?
—Estos lirios... —Comenzó observando el paisaje —Nunca les había prestado atención, pero realmente acabo de notar que son muy hermosos.
—Eso es porque a veces tenemos las cosas más importante justo frente a nosotros, pero las perdemos de vista, porque así somos los humanos —Alegó caminando hacia un lugar de tierra sola, al parecer había plantado nuevos.
—Es curioso que una humana lo diga — Él siguió su paso.
—Increíble que tengas un rato libre y vengas a observar las flores conmigo... —Tomó despreocupada su mano para poner la parte del anillo frente a sus ojos — teniendo una prometida por ahí en algún lado.
Tsuna se sonrojó y observó sus ojos unos segundos, que cálidos y honestos, esa es la mirada de alguien totalmente puro.
—Kyoko se encuentra fuera de la mansión —Corrigió después de unos momentos —Tumó un viaje para ir con su familia, decidió contarles en persona de nuestro compromiso y ya de paso pasar unos días con ellos.
—Vaya —Llevó una mano a su mentón —Supongo que tengo al líder como mi esclavo —Sonrió ampliamente para mostrarle una pequeña pala y un paquete de semillas que sabe dios de donde sacó.
Sawada tragó en seco y lo tomó, consciente de que le esperaba una larga tarde, ver aquella chica acomodarse sus mangas sobre sus hombros lo hizo comprender el error que había cometido.
Era increíble como en todo momento Hana sonreía, aún si sudaba, aún si debía moverse mucho, si era un trabajo difícil, a pesar de todo, ella trataba los lirios con una sonrisa, una tan gigante que Tsuna envidió.
—Agua —Exigió sacandolo de sus pensamientos, el castaño la observaba descaradamente, sin malas intenciones pero si lo hacía.
Tras escuchar sus órdenes llevó el cubo que recién había llenado en su dirección. La muchacha lo tomó con la misma sonrisa y vertió un poco sobre la parcela de tierra en la cual había plantado los nuevos lirios.
—Esto es más fácil con ayuda —Lo miró por en sima del hombro, el asintió en aprobación y ella se puso en pié.
—Dime que hemos terminado por hoy —Llevaban cuatro horas trabajando.
—La jardinería puede parecer un trabajo fácil pero en realidad es más duro de lo que piensan los demás, ¿No es verdad jefe? —Giñó un ojo mientras levantaba un dedo esperando su respuesta.
—La verdad es que si, he estado en batallas que me cansan menos —Hana soltó una carcajada al escuchar su pequeño susurro.
—Pero, a que vale la pena —Sus ojos cobraron un brillo especial al dar una ojeada a todo lo que había hecho a lo largo de aquella semana —Cuando terminas y ve todas las vidas que has salvado se siente tan bien.
—¿Vidas? —Cuestionó Tsuna curioso.
—Si, las plantas también están vivas, y sienten —Explicó —Es como ser un médico de flores.
—Médico de flores —Repitió muerto de la risa.
—Hey —Jaló una de sus mejillas fingiendo molestia.
—En todo caso señorita Hana, creo que su labor en la mansión Vongola terminó hoy —Dijo un poco decaído.
—Aún no —Corrigió, el sol comenzaba a ocultarse tiñiendo todo de naranja, incluido el hermoso rostro de Hana —¿Quién crees que se asegurará de que estos lirios crezcan sanos y salvos? No puedo permitir dejarlo en manos de quienes permitieron que se enfermaran —Cerró sus ojos y llevó ambas manos a su pecho —Por eso, solo por un poco más Tsuna, déjame quedarme.
Déjame quedarme
Palabras de autor:
Aquí el capítulo 3, treinta años después pero aquí está :)
No tengo nada que decir, salvo que esto recién comienza
Lean comiendo palomitas.
~Sora~
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