Capítulo 2
Cuidados.
La chica observó con asombro y fascinación aquel infinito pero hermoso campo de lirios que se extendía ante ella. Las bellas flores blancas se encontraban en la parte trasera de la mansión, justo cuando creías que ya no podías ver nada más, ahí estaban ellas.
—Al parecer están muriendo, no importa cuanto intentemos salvarlas, siguen haciéndolo —dijo mientras se acomodaba la corbata.
Ella ignoró sus palabras, y sin responder dió dos pasos adelante para acuclillarse y observar el panorama desde más cerca. Tsuna, un poco confuso hizo lo que ella.
Después de unos segundos examinando ese lirio se levantó, al igual que antes, sin decir nada. Con pasos lentos caminó hacia otro, una zona muerta, el castaño trató de seguirle el paso y ponerse a su lado.
Mientras ella examinaba las hermosas flores muertas, él lo hacía con ella, se veía..... indescriptible, simplemente magnífica, brillaba de una forma excepcional, sus ojos se veían tan atraídos que hasta lo asustó, no era la mujer más hermosa que haya visto, pero aún así, rodeada de aquel paisaje.... No, no era eso, algo más, algo extraño en aquella mujer, algo único, que jamás había visto, pero no sabía qué.
—¡SEPTORIOSIS! —Exclamó sin más.
—¿Perdona? —Cuestionó aturdido.
—Tus lirios están enfermos, eso es lo que ocurre —Le dio un tingolazo en la frente para sonreír —Por eso siguen muriendo no importa que hagas.
—¿Y puedes salvarlos? —Volvió a preguntar llevando una mano al lugar del impacto —Este lugar es muy importante para mí familia.
—¿Por qué? —Preguntó sin pena ninguna.
—Bueno.... —Alzó una ceja anonadado, ella era como todo lo opuesto a él, tan desvergonzada, energética y positiva, recién se conocían, pero anhelaba ser así —Mi abuelo solía traer a mi abuela aquí, se sentaban entre los lirios, tomaban sus manos y miraban al cielo, sin decirse nada pero a la vez diciéndose todo. Adoraban este lugar, así que cuando cumplieron veinticuatro años, el le pidió matrimonio a ella, justo aquí —Se perdió en el hermoso paisaje y cuando miró hacia ella, se encontraba llorando con una cara bastante graciosa.
—Es una historia muy bonita —Comentó limpiando bruscamente las lágrimas de sus ojos.
—No llores por favor —Suplicó sin saber que hacer, tan sólo movía las manos de un lado a otro —¿Por qué lloras?
—Es que.... se querían tanto —Suspiró.
—Eso no lo sabes, ni siquiera yo los conocí, tan poco se la veracidad de esa historia, sólo me la contaron.
—Aún así, tu abuelo y abuela deben ser de ese tipo de personas que el destino junta por algo —El castaño abrió los ojos de par en par —Ya sabes, esas que se conocen por un motivo.
—Mi abuela era panadera, se conocieron sólo porque él se enfadó con sus guardias y fue sólo a comprar el pan, fue solo una bonita causalidad —Le responde con una sonrisa.
—Idiota —Volvió a darle un tingolazo —En este mundo, día a día, los milagros se disfrazan de casualidades.
—¿Los milagros se disfrazan de casualidades?... —Repitió.
—Pues si, puede parecer muy tonto, pero todos tomamos elecciones de vida, y esas elecciones nos llevan a donde estamos, nadie desea hacer un milagro desde el comienzo, tan sólo te esfuerzas, vives tu día a día al máximo, intentas tan duro lograr algo, quieres cambiar algo, por eso el destino nos recompensa, con esos encuentros que tu crees casuales, pero en realidad son un hilo hecho de cada decisión hasta el momento, realmente es tan simple como eso.
—Creo que tienes una forma muy positiva de ver la vida —Contestó el Vongola cautivado por sus palabras, ella sólo sonrió en respuesta.
—Afortunadamente para ti y tu legado familiar, también tengo una forma de salvar estos lirios —Dijo orgullosa cruzándose de brazos.
—¿En serio?
—Sip, verás..... —Señaló los lirios —Hojas con manchas blanquecinas o amarillas o pardas también, redondeadas o alargadas, de hasta 1 centímetro, las cuales se reúnen pudiendo llegar a invadir y secar toda la hoja. Si tus lirios cumplen estás características el hongo es Septoria. La enfermedad se puede combatir con la destrucción de hojas enfermas, no replantar sin previa desinfección y tratamientos con fungicidas cúpricos u orgánicos.
—Eso sí que es un milagro —Soltó con alegría, la chica no pudo evitar reír —Ahora si me disculpas tengo una reunión importante, siéntete cómoda de pedir todo lo que sea necesario, alguno de mis amigos te ayudará.
Comenzó a caminar hacia la mansión.
—¡No te preocupes, podrás pedirle matrimonio a tu futura mujer aquí! —Gritó con ambas manos a los lados de su boca, esperando que se oyera aún más alto.
—Eso no es necesario —Levantó el dedo con el anillo —Ya estoy comprometido.
La muchacha se sacó las gotas de sudor que caían sobre su frente.
Afortunadamente un chico bastante amable llamado Riohey le había brindado un sacó, donde guardar las hojas enfermas y flores ya muertas.
Se había hecho bastante tarde, ya casi el sol se ponía, pero aún así no quería detenerse, sentía que debía salvarnos, aquellos hermosos lirios le provocaban un sentimiento de tranquilidad inmenso.
—¿Trabajas hasta tan tarde? —Cuestionó una nueva voz para ella.
Dio un salto en el lugar provocado por el susto y se giró para encontrar a uno de los amables muchachos que la habían resivido.
—No quiero perder ni un segundo —Sonrió.
—A Tsuna le encantará oír eso —Contestó Yamamoto de la misma forma.
—Supongo que mi amor por las flores me hace tener la energía para esto y mucho más, así que no te preocupes —Le dijo tranquila.
—¿Necesitas ayuda?
—Dos manos más no estarían mal, sin embargo no quiero forzarte, seguro tienes más tareas por hacer.
—No te preocupes, Tsuna me envió a ayudarte —Se puso a su lado para coger el saco.
—¿Él hizo eso? —Lo observó.
—Pues si, en realidad sólo te trajimos hoy para que examinarás el lugar y dieras un veredicto, no pensábamos ponerte a trabajar, crearimos las condiciones para eso mañana, con jardineros profesionales ente otras cosas. Pero el dijo algo como: "Ella parecía con más ganas de salvar esos lirios que yo, no quise detenerla"
—Creo que tu amigo tiene razón —Soltó una leve carcajada.
—Es mi jefe.
—Pues no lo parece, los trata como iguales, me dijo que ustedes eran sus amigos —Llevo una mano a su mentón —Ósea, se que es el dueño de la mansión pero no pensé que.....
—¿Señorita sabe usted a que familia pertenece está mansión? —Preguntó sin más.
—Pues no lo.....
—A los Vongolas, y él Tsunayoshi Vongola, es el décimo lider.
Cuidados
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top