Cada fin de semana era usado por el vampiro y el humano para entrenar. SeokJin había estado aprendiendo con rapidez las técnicas de defensa personal, a pesar que JiMin era lo suficientemente estricto, también le tenía paciencia.

—Muy bien, SeokJin. Sabes que no uso ni el tres por ciento de mi fuerza contigo, por lo tanto, puedes darme todo lo que tienes sin temor a lastimarme, así que vamos a hacer una pequeña lucha de cuerpo a cuerpo.

SeokJin se ubicó en posición defensiva y JiMin tuvo que reprimir un jadeo ante lo sexy que se veía.

Suspirando, JiMin dio el primer golpe que Jin supo esquivar muy bien, casi al mismo segundo; Jin se agachó y dio una patada en su pierna, provocando que el rubio se tambaleara, entonces aprovechó para golpearlo en el estómago y así derrumbarlo.

SeokJin lo tenía preso por la cadera entre sus piernas, pero JiMin lo hizo girar sin complicaciones. Entonces empezaron a rodar por el piso de polvo, cada uno intentando dejar al otro exhausto; por supuesto, SeokJin al ser un humano, se rindió primero, pero JiMin estaba bastante satisfecho con su resistencia, había luchado por bastante tiempo.

—Si te topas con un vampiro, debes quedarte tranquilo, ellos no pueden atacarte porque es prohibido para nosotros, pero en caso de que lo hagan, lo primero que debes hacer es sacar una estaca de plata, eso es más efectivo que cualquier golpe.

— ¿Por qué no me dijiste eso primero? –Refunfuñó con la respiración agitada.

—Porque debes tener fuerza muscular, en estos meses te haz vuelto más resistente, y si debes pelear con otro humano por x o y razón, podrás hacerlo sin necesidad de ayuda. Además, la pareja del futuro rey vampiro debe tener fuerza física y mental para apoyarlo. –Aclaró el rubio que le daba una botella con agua. —Me mandaron a entrenarte y eso he hecho, puedo decir que contra un vampiro no tendrás mucha posibilidad, pero contra otro humano sí. Eres ágil y piensas rápido.

SeokJin suspiró contento al tragar la bebida fría. Pero miró mal al vampiro que sonreía triunfante por haber logrado su cometido.

—Me explotas. –Gruñó mientras le sacaba la lengua.

—No exageres, bonito. Ya verás que todo lo que aprendiste conmigo te servirá a futuro. –El rubio le guiñó un ojo y se puso de pie. —Anda, una ducha y a comer.

SeokJin se resistió mientras se cruzaba de brazos en berrinche. —No siento mis piernas.

— ¿La princesa quiere que la cargue? –Preguntó burlón al momento de ponerse en cuclillas.

— ¡Soy un hombre! No me llames princesa, ¡soy tu príncipe! –Medio gritó enfurruñado.

JiMin rió a carcajada limpia, le encantaba molestarlo y escucharlo hablar rápido cuando se enojaba.

—Lo sé, lo sé. Eres mi querido príncipe. –Concedió mientras lo levantaba en sus brazos suavemente y empezaba a caminar. —Mi bello príncipe azul, ¿vendrás a rescatarme si estoy en apuros?

SeokJin lo miró fijamente por largo rato, tanto que JiMin sintió sus mejillas arder por la atención de Jin sobre él.

—Si algún día me necesitas, no dudes que iré a rescatarte. Tú también eres mi príncipe, ese que me salvó de las oscuras garras del mal. –Bromeó al final con una tierna sonrisa.

—Y lo haría todas las veces necesarias. –Afirmó al momento de besar la frente de Jin con cariño. —Lástima que tu rey no soy yo. –Murmuró con un ligero pesar.

SeokJin se quedó callado, no podía negar aquello, y se sentía mal por el rubio que sólo había cuidado de él.

—Perdóname... –Susurró escondiendo su rostro en el cuello del mayor.

—No te disculpes por amar, SeokJinnie.

Pero SeokJin se sintió peor ante esa realidad, amar a quién no debía y solamente querer a quien le gustaría amar... Parecía un acertijo de emociones.

Sin embargo, JiMin había sido un verdadero príncipe durante todo ese tiempo juntos. Si bien habían tenido su aventura, no fue razón para dejar de lado su amistad.

Y SeokJin agradecía infinitamente ese hecho, pues el vampiro había pasado a ser una de sus personas favoritas.