불행한
Después de aquel incómodo momento, Jin siguió moviéndose entre las mesas, olvidando quién estaba en el bar para concentrarse en su trabajo y en atender bien a sus clientes.
La noche pasó rápido, estaban terminando de limpiar el lugar cuando su jefe le indicó que podía irse, eran alrededor de las 3 de la mañana, en unas 6 horas más llevaba su primera clase así que sólo deseaba llegar a su casa y fundirse con el colchón.
Pero claro, el hombre que lo acechaba tenía otros planes.
—Ni lo pienses. -Susurró en su oído sujetándolo de la cintura. —Hoy me trataste muy mal, Jinnie.
El mencionado tragó con dificultad, ese tono no era bueno y se sentía asustado, Kook no era de desprender tanta violencia.
—Estoy cansado JungKook, además, por tu culpa, me siento demasiado débil. -Contestó ignorando el doloroso agarre en su cintura.
—Claro. -Contestó irónico. —Por eso no parabas de sonreírle a la bola de estúpidos que te coqueteaban. ¿No?
— ¡Es mi trabajo, Jeon! -Estaba irritado. Cansado de todo. — ¡Tú no tienes derecho alguno en reclamar algo! Estamos de acuerdo en que sólo soy un culo para follar, ¿no? ¡¿Entonces qué demonios pretendes al hacerme una estúpida escena de celos, eh?!
Kook lo miró sorprendido, era la primera vez que Jin le alzaba la voz, generalmente no discutía pero hoy parecía sumamente molesto. Además de llamarlo por su apellido.
—A mí no me hablas así. -Sujetó su brazo y lo jaló con brusquedad hacia su auto, donde lo lanzó para después entrar él y acelerar.
—Maldita sea Jeon. Estoy muriendo y a ti no te importa, ¿por qué no mejor te buscas una vampiresa, te casas con ella y haces una vida feliz, eh? ¡¿Por qué no me dejas en paz?!
Jin empezó a llorar, desesperado por todo, maldecía el día en que conoció a JungKook y su vida cayó en picada. Sólo quería una vida tranquila, pero con el vampiro jamás la tendría.
Por otro lado, Jung estaba hirviendo en cólera, ¿dejarlo en paz? Pff claro que no, Jin era suyo, por una jodida mierda, era solamente suyo y no tenía por qué dejarlo.
Llegaron a una mansión, una enorme y tétrica mansión, Jin estaba más que asustado, jamás había visto una casa tan grande y... Oscura.
JungKook lo sacó del auto y lo encaminó hacia la entrada, obviamente esa mansión era su hogar, donde nadie tenía acceso más que sus hermanos y la servidumbre, ni siquiera sus padres podían entrar sin su permiso, mucho menos había llevado a algún amante, Jin era el primero y estaba seguro de que sería el único.
—Voy a dejarte en claro una cosa, SeokJin. -Comentó con voz suave al entrar en la mansión, tan desolada que parecía sacada de una película de terror. —Yo no soy un hombre amable, yo no soy un hombre considerado, yo no soy el hombre que buscas. Pero, soy el único dueño de tu corazón y no lo puedes negar. A pesar de lo maldito que soy, tú vives para y por mí. Y no es porque yo te lo haya pedido, tú solito decidiste entregarte a mí, tú solito decidiste entregarme tu corazón aún sabiendo que lo aplastaría como a un insecto. -El peli púrpura se ahogaba en su propio llanto silencioso, se sentía atrapado. —Así que no puedes huir de mí, siempre te encontraré.
Tomó sin cuidado sus mejillas y aplastó sus labios a los húmedos del menor en un beso brusco que sólo buscaba rectificar sus crueles palabras, era la primera vez que lo besaba, su cuerpo sintió una corriente eléctrica al sentir aquellos suaves belfos, tan deliciosos que estaba seguro, serían su nueva adicción, su lengua hizo estragos en la boca del muchacho, sin dejarle si quiera corresponder, sólo quería dejarle en claro que Jeon JungKook era su puto dueño.
—Sólo entrégate a mí, Jinnie. -Murmuró agitado.
—No... -Contestó débilmente. —Ya no puedo más JungKook.
El mencionado se atragantó, ¿lo estaba rechazando?
—Cuida lo que dices, SeokJin.
—Estoy tan cansado. -Continuó. —Tú sólo quieres matarme entonces. ¿Por qué no lo haces? -Llevó la gran mano del vampiro a su cuello. —Estoy cansado de ser tu puta, estoy cansado de que arruines mi vida. -Lo dijo con tanto odio que el cuerpo del mayor se estremeció. — ¡Estoy harto de darlo todo en algo que no terminará más que conmigo! Mientras tanto, tú estás feliz, revolcándote con quién desees, bañado en dinero, con una vida de ensueño. ¿Por qué te empeñas en destruirme? ¿Acaso mi pecado es amarte? -Sus ojos se sentían pesados de tanto llorar, su cabeza dolía, sentía que su cuerpo estaba por colapsar pues no había probado bocado en casi todo el día. —Acaba conmigo de una vez. -Susurró. —Acaba con mi maldito sufrimiento.
Y en efecto, se desmayó. Kook lo sostuvo, se dio cuenta de cuan frágil estaba el cuerpo del humano. Con suavidad lo cargó y llevó a su habitación. Al quitarle la ropa notó lo que tanto le decía, lo estaba matando.
Se odió.
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