내 뱀파이어와 데이트

SeokJin se probaba varios tipos de ropa frente al espejo, esa noche tenía libre y JiMin lo había invitado a salir, cosa que lo emocionó mucho. Ya habían pasado un par de semanas desde aquella plática breve que tuvieron después del entrenamiento.

Aún así se cuestionaba, ¿qué clase de relación tenía con el vampiro?

Eran algo así como, amigos con beneficios, pues a pesar de la inminente atracción entre ambos, su corazón seguía palpitando por el vampiro pelinegro.

Por más que quisiera, sabía que nunca podría llegar a amar al de cabellos rubios, quererlo y apreciarlo sí, pero amarlo no.

JiMin siempre era atento y dulce, pero en la cama desataba toda su pasión. Era por lo mismo que el peli púrpura debía dejar en claro que sus sentimientos no podían llegar a más.

¿Pero cuánto tiempo duraría ese pensamiento?

Porque aunque él no lo notara, JiMin se había metiendo bajo su piel con rapidez.

¿Estás listo, primor? –Preguntó el vampiro al otro lado de la puerta.

¡Aún no! –Se quejó y fue a abrir la puerta. — ¿Me ayudas? No sé qué ponerme.

Pero Jinnie, sólo vamos a pasar el rato, tampoco es que debas vestirte de etiqueta. –Rió el más bajo al ver la desesperación en el menor.

Lo sé... Pero quiero verme bonito. –Murmuró con un puchero.

JiMin sonrió y lo abrazó por la cintura.

Tú ya eres bonito, eres una preciosidad. Así que no te preocupes con cualquier prenda te ves de maravilla. –Besó su mejilla.

SeokJin estaba muy sonrojado. Las dulces palabras del mayor habían calado en su corazoncito de pollo.

Entonces escoge la ropa, lo que tú elijas será mi outfit.

El de colmillos sonrió arrogante y miró toda la ropa desparrama, con cuidado empezó a buscar y después de analizar algunas prendas, sacó un pantalón y una camiseta, entregándoselas al más alto.

Prueba esto, sé que te quedará perfecto. –El vampiro se sentó en la cama y esperó a que el humano se vistiera.

Ya se habían visto sin ropa muchas veces, así que el peli púrpura se desnudó sin problema, para después ponerse la ropa que le había aconsejado el vampiro.

Se vio al espejo y supo que ese chico tenía buen gusto.

Cuando se giró para agradecerle, notó que la ropa que él portaba era parecida a la suya.

Prácticamente usaban conjuntos a juego y eso emocionó a SeokJin.







Cuando los dos salieron, ya eran las seis de la tarde, el sol ya estaba lo suficientemente oculto y la brisa tría se sentía muy agradable.

¿Adónde iremos? -Preguntó cuándo empezaron a caminar.

Bueno, cerca de aquí hay una plaza, ahí venden comida deliciosa y casera, sé que te gustará. - Respondió animado el vampiro mientras entrelazaba sus dedos con él más alto.

Oh... No sabía que fueras esa clase de personas.

¿De "esa" clase?, ¿a qué te refieres? -Consultó ya que el humano parecía un poco incómodo.

Bueno... Eres un hombre, prácticamente, millonario; por lo tanto, vivir o hacer cosas tan sencillas como lo hacemos los mortales es casi imposible de imaginar. -Decía mirando a su alrededor. —Es decir, yo suelo ir a alguna plaza por comida callejera, ¿pero tú? La gente de tu clase siente asco por la comida de la calle.

JiMin resopló. No le gustaba que la gente lo juzgara. Es cierto que era millonario, pero eso no quería decir que él no tenía una vida normal, como la de un humano.

El hecho que JungKook haya sido un imbécil contigo, no quiere decir que todos somos iguales, Jinnie. -Suspiró. —Me gusta la vida simple. Sí, cuando debo serlo, me convierto en el hombre de negocios que conociste. Pero cuando no, soy simplemente JiMin. Una criatura más en este mundo.

Y SeokJin se sintió complacido con aquella respuesta. Tanto que se acercó y le besó castamente en los labios, recibiendo una enorme sonrisa que ocultó sus ojitos en forma de media luna, se veía tierno, y él volvió a sentirse cómodo y seguro al lado del rubio.

Me alegra que seas diferente. – Admitió.

A mí también. Aunque debo decir que no soy un santo, pero, tampoco soy un hijo de puta. Tengo mis límites.

Siguieron caminando hasta llegar a un puesto de comida tailandesa, estaba al aire libre por lo que se sentaron en las mesas que quedaban frente a la fuente que lanzaba luces de colores.

Vampiro y humano lucían como una pareja normal.

Platicaban de cualquier cosa y se volvían más cercanos.

Mientras que un vampiro azabache acechaba a la pareja desde la oscuridad a una distancia bastante prudente.

Apreciaba la enorme sonrisa de Jin y la luz en sus bellos ojos verdes. Esa luz que él se había encargado de destruir.

¿Qué le estaba haciendo su hermano?

SeokJin parecía feliz. Feliz lejos de él.

¿Me olvidaste, Jinnie? -Susurró en medio de la oscuridad.

El dolor que sentía en su pecho desde que había perdido al humano, se incrementó.

¿Un vampiro podía morir de amor?

Porque él sentía que su vida no tenía sentido por más rey de los vampiros que fuera.

Nadie más que SeokJin tiene el poder para hacerlo feliz y así mismo, para destruirlo.

Verlo esa noche, riendo y viviendo como un chico de su edad. Le confirmaba que él solo había llegado a su vida para consumirlo.

¿Cómo remediarlo?

Ya no podía obligarlo. Sí quería recuperar su amor debía ser diferente y tomaría el consejo de NamJoon.

Se acercaría al humano y abriría su alma. Se quitaría la máscara de indiferencia y le mostraría su vulnerabilidad.

Por más poder que él tenga por sobre los humanos, también tenía temores. Y sobre todo, tiene una debilidad. Una debilidad llamada Kim SeokJin.

La única persona con la suficiente capacidad para matarlo sí así deseaba.

Y JungKook esperaba que no fuera el caso, pues conocía a SeokJin, y el hombre era un casi Ángel en este mundo.

Un mundo en el que Jeon quería tener un pequeño espacio donde sentirse amado por el hermoso peli púrpura de sangre adictiva que lo volvía a la vida.

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