공식 만찬

Ya llevaba una semana fuera de su hogar.

La mansión del Jeon mayor era más acogedora, incluso podría llamarse “cálida”.

La servidumbre hablaba con él con amabilidad, sabía que algunos de ellos eran humanos, en específico; los ancianos, los demás, sin duda no lo eran.

Le dieron una habitación grande, con vista a una bonita pradera; se sentía mejor, por el momento, la opresión en su pecho había desaparecido.

Así que con buenos ánimos salía a recorrer la mansión en compañía de una de las mucamas, era tan grande que fácilmente podía perderse en ella.

JiMin salía todo el día pero siempre volvía para que cenaran juntos, eso a SeokJin lo hacía sentir apreciado.

El trato del vampiro era sumamente diferente al que Kook siempre tuvo con él, pues el pelinegro siempre fue indiferente y frío, eran contadas las ocasiones en las que si quiera se habían hecho mimos mutuamente, ya que el vampiro no era cariñoso en absoluto.

Sin embargo, JiMin hasta el momento se había comportado amable y atento. SeokJin sabía que trataba de transmitirle confianza, aunque no fuera tan sencillo para él aceptarlo después de todo lo vivido. Peor aún, sabiendo que se podía encontrar con JungKook en cualquier momento, realmente aún no estaba listo para eso.














¡Maldita sea, JiMin! ¡Eso no fue lo que acordamos! –Gritó JungKook furioso.

SeokJin no quiere estar contigo, ya supéralo. Está mejor en mi casa. –El rubio respondió tranquilo.

Estaría mejor si estuviera en un lugar donde yo, pudiera cuidar de él. –Hizo énfasis en la palabra “yo”.

No lo cuidaste cuando debías hacerlo. Ahora ya no te necesita.

El Jeon menor se quedó en silencio, batallando contra la mirada de su hermano, la noticia no le cayó bien; de cierta forma se sentía traicionado.

Si llegas a ponerle un dedo encima, te juro que-

Le pondré lo que él quiera que le ponga. –Respondió con una sonrisa pícara. —SeokJin es hermoso y créeme que me está costando mucho controlarme, pero yo no soy como tú. Si él quiere llegar a más conmigo, no me negaré.

¡Vete a la mierda!

Se levantó furioso y dispuesto a pelear con JiMin, pero el mayor de los tres, con su sensatez; se interpuso entre ambos, deteniendo cualquier estupidez.

¡Contrólense par de idiotas! –Gruñó cansado.

Los dos se detuvieron, no iban a pasar por sobre la autoridad del mayor, aunque uno de ellos fuera el próximo rey.

Se objetivo, JungKook. –Se dirigió a él primero. —SeokJin está en peligro, nuestros padres saben de él, si se queda en tu casa será un blanco fácil, sin embargo, al quedarse con JiMin o incluso conmigo, estamos protegiéndolo. Necesitamos una coartada y con Jin revoloteando a tu alrededor, vas a distraerte y es lo que menos necesitamos ahora. –Se posicionó frente al menor con toda su imponente altura. —Actúa como un vampiro. Eres despiadado, matas por simple placer, piensa fríamente y derroca de una puta vez a nuestros padres, que de los ancianos me encargo yo.

JungKook simplemente asintió derrotado.

Y tú, JiMin. –El rubio tragó. —No soy quién para decirte con quién debes tener aventuras, pero si te pido de favor que dejes de provocar a JungKook con tus insinuaciones. Si vas a hacer algo con el chiquillo, entonces hazlo en silencio, a nadie le importa donde la metes. –Escuchó un gruñido de advertencia tras su espalda pero lo ignoró. —Tú deber ahora es protegerlo y una cosa más, entrénalo. Está metido en esto por culpa de este idiota. –Señaló con la cabeza al menor de los tres. —Debe aprender a luchar, nunca se sabe cuándo tendrá que protegerse él mismo. –JiMin asintió. —Que sea la última vez que pelean por un culo. –Dijo mirándolos seriamente. —Hay cosas más importantes en las que enfocarnos.

Los menores volvieron a asentir, uno molesto y el otro emocionado.

Entonces me voy. –Informó el rubio. —Jin me espera y mientras más rápido empiece con el entrenamiento, mejor.

Y desapareció antes que cualquiera de los dos lo retara por lo dicho, pues vio la mueca de enojo en el menor y escuchó el suspiro del mayor, no pudo más que disfrutarlo mientras llegaba a casa.















SeokJin terminaba de preparar la cena afanosamente. Se había hecho amigo del cocinero y le pidió el favor de dejarle cocinar con él, por supuesto; el hombre se había negado, pero la insistencia del peli púrpura sumando sus adorables pucheros, terminó por convencer al hombre mayor.

El hombre se sorprendió al notar que el joven humano era un máster en la cocina, sus manos cortaban con facilidad los vegetales, la pasión en el arte culinario lo demostraba con cada movimiento. Se notaba sumamente cómodo en medio de aquel escenario.

Muy bien, SeokJin-ssi. Estoy seguro que el amo disfrutará de la cena. –Halagó el cocinero mientras le ayudaba a preparar los platos.

Quiero que todos ustedes también lo disfruten, por eso preparé esta enorme cantidad. —Dijo con alegría. —Así que te pido de favor, después de servirle a JiMin, se sirven ustedes, tienen el mismo derecho que nosotros de degustar una rica comida.

Y el hombre no pudo estar más complacido con su nuevo amo.

Cuando el rubio llegó, todo estaba en silencio como era costumbre. Una mucama llegó y le quitó su saco.

¿Dónde está SeokJin? –Preguntó con semblante serio.

El joven SeokJin se encuentra terminando de servir la cena, amo. –Respondió temerosa de su reacción.

¿Qué haz dicho? –Dijo molesto mientras caminaba de prisa hacia el comedor.

Al entrar, la vista que lo recibió fue la de un SeokJin sonriendo mientras terminaba de servir la bebida, el vampiro lo miraba sorprendido, el peli púrpura tenía puesto un mandil rosa con dibujos de frutas que le pertenecía al cocinero, se notaba muy contento.

¿Así que ahora eres chef? –Preguntó entrando al lugar, admirando los platillos servidos en la mesa.

Jin levantó la mirada y con una sonrisa más grande, respondió. —Al vivir solo por tanto tiempo aprendí a cocinar, se me da fácil, me encanta.

JiMin notó en su mirada un peculiar brillo al verlo hablar de algo que le gustaba. Eso también lo hizo sonreír de forma inconsciente.

Estoy seguro que esto está delicioso. –Dijo convencido. —Además huele maravilloso.

Jin se quitó el mandil, se lavó las manos y le exigió al rubio hacer lo mismo. Entonces se dispusieron a cenar, y no tardó nada el vampiro en empezar a gemir sonoramente ante el paladar en su boca.

¡Wow Jin! Deberías cocinar más seguido, ¡esto es realmente sabroso!

Las mejillas del hombre se abultaban más conforme llenaba su boca de comida, Jin lo miraba complacido, JiMin apreciaba su sazón.

Bueno, me volví ayudante del cocinero, así que podrán degustar de mis comidas más seguido.

Por fin una buena noticia. –JiMin se le quedó mirando. —Me alegra verte contento, tienes una sonrisa preciosa. –Su mano se dirigió a la suave mejilla del humano y la acarició con suavidad.

SeokJin por su lado, se sonrojó pero sólo se limitó a agradecer por el halago e ignorar aquella repentina emoción que sintió por la dulce caricia.

A JungKook nunca pude prepararle nada, siempre lo despreció. –Murmuró sin darse cuenta.

Olvídalo, es un imbécil. –Dijo tranquilo. —Aquí  habemos personas que valoramos tus destrezas. –Acarició el dorso de su mano con delicadeza.

Por cierto. –Dijo tímido al terminar su postre. —Hoy debo presentarme al trabajo, entro a las nueve en punto.

Ni hablar. –Contestó el otro. —Repórtate como enfermo o algo. Es peligroso que estés en un lugar donde cualquiera puede entrar. «Como mi hermano, por ejemplo.»

¿Y si me acompañas? Verás que no sentirás las horas. Además, mañana debo ir a la universidad. También tengo una vida, JiMin.

El mencionado suspiró cansado, no podía privarle su vida al niño bonito así nada más, sería sospechoso.

Bien, seré tu guardaespaldas. –Jin aplaudió emocionado y se levantó, dispuesto a irse pero JiMin lo tomó de la mano. —Aún no termino, pequeño.

SeokJin tomó asiento de nuevo y lo miró atentamente. — ¿Qué ocurre?

Voy a entrenarte. –Declaró seriamente. —Necesitas aprender a valerte por ti mismo si llegas a estar en apuros y yo no esté cerca.

SeokJin lo miró sorprendido y pensó acerca de ello, el vampiro tenía un punto importante, era consciente que no estaba del todo libre de esos monstruos que querían dañarlo.

Está bien. –Asintió decidido. —Puede ser los fines de semana, es cuando tengo más tiempo libre.

El vampiro suspiró tranquilo al no tener que discutir con el humano, así que habiendo arreglado  el asunto, ambos se prepararon para salir.

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