계획하다
—Umm... Si así lucen los ángeles en el paraíso, agradezco estar muerto. -Murmuró el pelirrojo sobre la sensible oreja del peli púrpura que yacía cocinando afanosamente.
—Por favor, señor Kim, compórtese. -Rió tímido.
— ¿Pero qué dices? -Lo abrazó por la cadera, dejando sus manos en el vientre del contrario. —Eso que cocinas huele delicioso, deberías vivir conmigo; juro que no te hará falta nada. -Besó su mejilla con cariño.
—Suena tentador, pero no creo que sea buena idea. Mejor prepare la mesa, esto ya está. -Pidió amable y con una bella sonrisa.
El contrario le robó un beso e hizo lo pedido, ese niño le gustaba mucho.
Al estar todo servido, ambos disfrutaban la comida, el peli púrpura tenia sentimientos encontrados; jamás comió así con Jeon, es más, nunca pudo cocinar para él ya que el hombre se negaba y alegaba tener asuntos más importantes con los que lidiar.
Se sintió mal, hasta que una cálida mano se posó en la suya, tan diferente a las manos frías que siempre lo tocaron.
—Sea lo que sea que pienses ahora, olvídalo. Estamos disfrutando de nuestros sagrados alimentos, cariño. Sólo gózalo.
Sonrió y asintió contento. —Hoy tengo turno en el bar, así que me iré temprano.
—De acuerdo, te llevaré a casa; no te preocupes. Mientras tanto, podemos aprovechar el tiempo que aún nos queda. -Coqueto le acarició muñeca.
—No te cansas, TaeTae. -Respondió con el mismo tono.
— ¿De un ser tan sublime como tú? -Cuestionó exaltado. —Jamás. Sólo un imbécil te dejaría escapar.
Capturó esos labios voluptuosos en un beso demandante, rectificando así sus palabras. Sus manos vagaban por la suave anatomía del muchacho, anhelando cada centímetro de piel. Se sentía arder en deseo, ese dulce jovencito lo había hechizado y estaba seguro que lo quería cerca por mucho tiempo.
—Vamos a la cama, Jinnie. -Pidió dejando húmedos besos en ese elegante cuello de cisne.
—S-sí. -Apenas pudo responder.
A tropezones, besos y risas cómplices, los amantes se unieron de nuevo en una apremiante sesión de lujuria y deseo, olvidando quiénes eran y qué hacían para subsistir en ese mundo. Sólo se dedicaron a disfrutar de la sensación de sus pieles siendo una sola.
—Esta noche iré al bar. No puedo estar otro día sin verlo, ¡me estoy volviendo loco! -Dijo el azabache siendo ignorado por su hermano mayor.
—JungKook, hijo. -Su elegante progenitora había entrado a su despacho sin previo aviso. —Esta noche tenemos reunión con los ancianos.
— ¿Qué? Nadie me lo informó, madre. -Reclamó.
—Lo hago ahora. -Tajante y altanera como sólo ella, se sentó en la silla frente a su hijo. —Eres el futuro rey, no vengas con idioteces de "nadie me informó", tu deber es estar preparado para cualquier situación.
—Lo sé, pero yo también tengo cosas que hacer. -Irritado, bebió de su Whisky.
— ¿Cosas que hacer? -Se rió burlona. — ¿Visitar a ese humano es considerado importante? Por favor, ¡métete en tu papel de una jodida vez! Los humanos no son más que una fuente de alimento. Si ese chico sigue fastidiando, podemos desapa-
— ¡No te atrevas mujer! -Gruñó furioso, en su arrebato golpeó el escritorio partiéndolo en dos. —Le tocas uno solo de sus cabellos y juro que te despedazo.
La dama pelinegra sonrió con sorna, miró los ojos de su retoño, totalmente inmune a sus berrinches.
—Cuida lo que dices, hijo. Si te pones así por una simple recomendación, ¿cómo reaccionarás cuando se ejecuten las decisiones en las que no estés de acuerdo?
—Yo soy el maldito rey, madre. Deben obedecerme. -Rugió.
—Oh claro que lo harán, aunque para ello, debes ganarte su respeto y admiración. Pero descuida, ya hemos decidido cómo lo harás. -Fina, la mujer salió del despacho sin borrar su sonrisa triunfante.
—Eso tiene que ver con SeokJin, ¿verdad? -Murmuró angustiado.
—Eso parece. -Corroboró el mayor.
—Mierda. -Maldijo abatido. — ¿Qué debo hacer ahora? ¿Llevármelo? Pero él no aceptará mi ayuda.
—Yo lo haré. -Dijo JiMin entrando al despacho de nuevo. —Tú controla a nuestros padres, yo me llevaré a SeokJin y lo cuidaré.
Jeon menor lo observó con recelo. — ¿Desde cuando eres tan benevolente con los humanos?
—Desde que ese precioso jovencito es libre. -Sonrió divertido al ver como su hermano volvía a enfurecerse, había heredado el mal carácter de su padre.
—Mira JiMin, eres mi hermano y te aprecio como tal. Pero no te metas con SeokJin, él es jodidamente mío. -Dijo entre dientes y con las manos hechas puño.
—Pues que yo sepa, no lleva tu sello ni el de nadie. El chico es libre, además, yo no lo lastimé. -Metió sus manos en los bolsillos de su pantalón. —Voy a protegerlo, porque quiero y porque es inocente en todo esto.
—Si llegas a sobrepasarte con él, te mat-
—Sí, sí, a la chingada. -Lo interrumpió descaradamente.
Sonrió en grande cuando vio la vena palpitante en la frente y cuello de su menor, estaba furioso.
Por otro lado, NamJoon observaba a sus hermanos, no podía creer que el pequeño SeokJin tenía a esos dos tontos postrados a sus pies. ¿Quién lo diría? Aunque tampoco le sorprendía, la exuberante belleza de ese humano, era digna del compañero de un futuro rey. Pero la rivalidad de sus hermanos podría ser un enorme problema, ahora más que nunca debían estar unidos.
—Iré a hablar con él. Sólo espero que cuando mencione tu asqueroso nombre, no se aleje. -Sentenció seriamente mientras se iba.
JungKook quería rugir de frustración, necesitaba ver a su Jinnie.
—Cálmate y piensa, esto es más por Jin que por ti, él es quien corre peligro. -Le recordó el peli plata mientras llamaba para pedir un escritorio nuevo.
Asintió y suspiró derrotado, debía planear algo para que su chico estuviera a salvo. Por el momento, no le quedaba más que confiarle su seguridad a su hermano.
«Perdón por meterte en esto, Jinnie.» Gimió angustiado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top