거리

La mañana era extrañamente fría, pues se suponía que estaban en primavera. Pero eso a SeokJin no le importó, no cuando su fuente de calor era un duro pecho que subía y bajaba rítmicamente.

Jin observó a su compañero, el hermoso pelirrojo dormía plácidamente, habían tenido sexo hasta buenas horas de la madrugada y eran casi las doce del día, por suerte era domingo y no tenía clase; sólo debía ir al trabajo en la noche.

Se quedó admirando a su cliente favorito, la belleza nata del chico era impresionante, se cuestionaba el por qué no le había hecho caso desde hace tiempo; quizás hubiera sido mejor, pero había decidido acercarse a Jeon, que fue quien realmente le había hecho sentir mariposas en el estómago.

¿Qué estará haciendo el vampiro? ¿Lo extrañaría? Sonrió con tristeza ya que podía jurar que el azabache ni siquiera lo recordaba, seguro estaba ocupado con esas cosas de rey que a él no le interesaban.

«Ojalá se pudra junto con su corona.» Gruñó con un puchero inconsciente.

Al sentir sus tripas rogar por comida, con cuidado se levantó, disfrutando de aquel dolor punzante en su trasero. No se arrepentía de nada, de igual forma era un alma libre y podía hacer lo que quisiera.

Se puso una enorme camiseta verde que lógicamente era del pelirrojo y un bóxer, se acercó al chico dormido y depositó un suave beso en esos labios que lo habían hecho delirar.

Sonrojado ante los recuerdos, salió de la habitación y curioseando llegó hasta la cocina, era un apartamento enorme, se asemejaba a un Penthouse, fácilmente se podría perder, así que cuando llegó a su destino; su boca se abrió en sorpresa al ver los artefactos de última generación que ahí se hallaban y que sólo había visto en el bar.

Eufórico, se acercó al enorme refrigerador y sacó algunos ingredientes, su habilidad en el arte culinario haría que el bello durmiente se enamorara de sus comidas, estaba seguro de ello.













¿Y bien? ¿Qué más sucedió anoche? -Preguntó exasperado.

¿Sabes? Me aburres, no sé por qué no mejor vas y lo acosas como antes. -Contestó el rubio fastidiado.

Porque para eso estás tú, sabes muy bien las tareas de líder con las que debo lidiar a diario. -Justificaba irritado.

Me importa una mierda, príncipe. -Dijo con desdén.

Antes que quiera matarte, ¿me dirás que pasó con Jinnie? -Insistía al borde de su paciencia.

Nada fuera de lo común, el chico salió a divertirse y yo aproveché el bug. Eso es todo. -Omitió rotundamente la aventura del peli púrpura.

Bien, sólo estoy esperando que se calme, sé que ahora volvería a rechazarme. -Murmuró pensativo.

¿En serio crees que te aceptará luego de cómo lo trataste? -Curioso y sin querer saber la respuesta, preguntó.

No lo sé. -Respondió abrumado. —SeokJin es una caja de Pandora, nunca sabes cómo reaccionará, sé que para conquistarlo debo suplicar su perdón de rodillas. Ya estoy planeándolo.

Kookie. Nuestros padres no aprueban esto, ¿por qué insistes? -Temía por el bienestar del humano.

Ellos pronto dejarán el reinado, será entonces cuando yo me levante y aplique las nuevas reglas. Quiero a SeokJin, de verdad lo quiero. -Decía casi desesperado. —Y para darle una vida digna sin que corra peligro, debo cambiar las leyes. Cada miembro de mi clan tendrá la libertad de escoger a su pareja.

A los ancianos esto no les caerá en gracia.

Me importa una mierda. Yo seré el puto rey y tendrán que obedecerme o irse a un enfrentamiento en mi contra, que ambos sabemos quién lo ganaría. -Decía con seguridad.

Sin embargo, JiMin no creía que todo fuera tan fácil como su hermano lo planteaba. Tenían muchos enemigos, incluso siendo los príncipes, sabía que mucha gente se levantaría en su contra con las medidas fanáticas que su hermano quería imponer.

Sentía temor, pues eso podría desatar una guerra.

Piensa con la cabeza fría y no con el corazón que debería latir en nuestro pecho. -Regañó y se ganó una fea mirada del menor. —Debes ser objetivo, JungKook. Nosotros los vampiros no necesitamos amor. Sólo el poder y la capacidad de reinar. Con eso hemos sobrevivido por tantas generaciones y siempre mezclados entre humanos sin ser descubiertos. Se racional y actúa como el rey que debes ser.

Se levantó y salió de aquella habitación escuchando un gruñido de advertencia.

No podía importarle menos, a veces su hermanito necesitaba que lo trajeran de regreso a la tierra.

¿Amor? ¿Pareja? ¿Qué clase de mierda era esa?, JungKook estaba mal si creía que con esas ideas le haría algún bien al clan. No, el amor no entraba en sus ligas, simplemente no.

«Lo mejor que puedo hacer ahora es espiar al niño bonito.» Pensó mientras se veía en el espejo del baño. «Espero que ya se haya separado del pelirrojo, si no pues Tal vez me una a ellos, total, follar es follar

Con esa idea sonrió y salió del edificio de su hermano, tal vez así sabría qué le había visto SeokJin al pelirrojo.

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