Jennie había vaciado todas las galletas en un plato y caminó hasta su novia, quien observaba cada uno de sus movimientos reposada sobre el islote de la cocina. La castaña sonreía nerviosa ante la atenta mirada de la rubia y le resultó imposible verla directamente como esta lo hacía.

──Aquí están, dime qué tal. ──habló con el menor titubeo posible dejando el plato frente a la menor y esta bajo sus ojos a las galletas, tomó una se la llevó de una manera que Jennie catálogo como característica.

Un extraño sonido fue provocado por Roseanne que alertó a la pelirosa.

──¿Y bien? ──insistió Kim pendiente a la reacción de su pareja.

──Sabrosa. ──el doble sentido y el tono en las palabras de Rosé era notorio, Jennie lo sabía.

──Come más, las hice con mucho amor. ──confesó la mayor con una amplia sonrisa.

Roseanne obedeció y tomó otra, el bocado fue más grande que el anterior y esto provocó que las migas quedarán pegadas en sus comisuras y unas cuantas chispas derretidas le mancharan.

Jennie hizo un piquito en sus labios viendo el pequeño desastre en la cara de su novia y rió bajito.

──¿Qué pasa? ¿Tengo algo encima? ──preguntó la menor con una expresión "preocupada", Jennie negó rápidamente de la misma manera.

──N-no... O sea, tienes un poco de galleta en tu... ──hizo un gesto con su dedo cerca de la misma zona donde yacían los restos de la galleta en el rostro de la neozelandesa.

──Oh...

──Déjame de lo quito. ──se ofreció Jennie posando sus pequeños dedos sobre el mentón de la rubia corriendo así las migajas.

Roseanne sonrió de lado, tomándola por la muñeca, apartando su mano, Jennie la miró confundida. ──las migajas se fueron, pero el chocolate no podrás quitarlo con simplemente tus dedos.

Jennie relajó la mirada y parpadeó un par de veces.

──Y qué quieres que haga.

──Quítalo ──la coreana asintió. ──pero con la lengua.

Si leen un nombre que no sea Jennie ó Roseanne es porque ando en modo automático.