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ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 2

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Luego de ver la reacción de Aoi me reincorporé rápidamente, como si de un acto reflejo se tratara. Esto hizo que nuestros rostros quedaran frente a frente. Estaba tan cerca que podía sentir el perfume a glicina que desprendía su cabello. No pude evitar quedarme inmóvil, contemplando sus carnosos labios. 

— Tomioka-San... —Su cálido aliento golpeaba mis labios. 

—Kocho... —Susurré. 

¡Clap! 

Su cachetada hizo que saliera de mi fantasía. Realmente me había hecho doler. 

— ¿Qué? — Pregunté mientras ella se levantaba y me daba la espalda. 

— ¿Quién dijo que podías llevar tus manos a mi cintura? —Respondió molesta. 

Es cierto. Sin darme cuenta había llevado mis manos a su cintura cuando estábamos en aquella posición. 

— Creí que ibas a tratar mis heridas, no provocar nuevas. — Dije mientras acariciaba mi mejilla, con una expresión de dolor en mi rostro. 

— Hazme el favor de tomar asiento mientras ordeno esto.

Asentí y obedecí. 

— Como te decía, conocí a una chica que había sobrevivido al ataque del demonio. — Aclaré mi garganta, recuperando la compostura.— Gracias a ella pude encontrarlo fácilmente pero no me percaté de que la chica me estaba siguiendo, así que cuando el bastardo quiso atacarla la cubrí. 

Sentí el tacto de sus manos con una sustancia cálida, masajeando mi herida. 

— Me alegra que estés a salvo y no te hayan hecho rebanada. — Es lindo saber que te preocupas por mi. 

— Otro día más que la muerte fracasa en venir a buscarme. 

— ¡No digas eso! ... — Hizo una breve pausa y se corrigió rápidamente. —¿Cómo encontraríamos otro pilar de agua?

— Simplemente lo encontrarían, supongo. 

Shinobu procedió a vendar la herida de mi espalda, su tacto era gentil y cuidadoso. 

— Eso es todo. Iré a ver a Aoi para preguntarle qué quería y aclararle lo que vió. 

— Gracias. 

Luego de eso, como no tengo mucho que hacer, decidí quedarme cerca de la fuente de la finca y meditar. Sé que aún necesito volverme más fuerte. Todavía me cuestiono si soy merecedor de ser el pilar de agua, Sabito lo estaría haciendo muchísimo mejor que yo. 

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— Tomioka-san. 

La voz dulce de Shinobu me sacó de mis pensamientos.

— ¿Huh?

— Acaban de encomendarnos una misión. 

— Parece ser que no tendré descanso. — Dí un pequeño suspiro. 

— ¿De que hablas? Si di aviso de que ya te encuentras bien. — Sonrío. 

— ¿Pediste que yo te acompañara?.— Pregunté con cierto asombro. 

— Estoy acostumbrada a hacer las misiones contigo. Sino tendría que acompañarme Sanemi y no estoy con ánimos para discutir. — Se cruzo de brazos y miró hacía un costado, es entendible, Sanemi es un tipo duro de tratar. 

— ¿Puedo tomar eso como un cumplido?

— Podrías. 

— ¿Qué hay que hacer?

— Tenemos que dirigirnos hacía al norte. A la aldea de Akitoba, llegó información de la desaparición de cientos de personas... es una cifra elevada. — Su expresión se volvió seria. 

— ¿Crees que podría ser? 

— Podríamos enfrentarnos a una Luna Superior.