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ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 3

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Al salir el sol, a primera hora de la mañana, emprendimos viaje. Es cierto, estoy acostumbrado a que la asignen como mi compañera. Creo que fue en nuestra segunda misión juntos que empecé a verla de otra manera. En un principio pensaba que alguien que no era capaz de cortarle la cabeza a un demonio no podría ser de gran ayuda y que tendría que hacer de niñero pero para mi sorpresa resultó ser ella que me saco de apuros. Su habilidad para preparar veneno no es para desestimar. 

— Mira Tomioka-san. 

No pude evitar sonrojarme cuando la ví. En sus manos estaba sosteniendo un pequeño ramo de margaritas. Realmente se veía adorable.

— ¿Margaritas? — Pregunté mientras le daba la espalda, no quería que viera mi rostro.

— Cuando florecen las margaritas me recuerda a cuando salíamos con mi hermana a ver las flores en primavera.

Hice silencio. Como la mayoría, Shinobu ha experimentado en carne propia lo que es perder a sus seres queridos en manos de los demonios. Su hermana Kanae también era un pilar, falleció luchando contra una luna superior.

— ¿Esperas que nos encontremos con el bastardo?

El ambiente cálido y agradable había cambiado debido a mi pregunta.

— Todos los días deseo encontrarlo.

Silencio, seguido de una brisa de viento que hizo menear las margaritas. Continuamos nuestro camino.

— Tomioka-San...

— ¿Huh?

— Si ese llegará a ser el caso, no intentes ayudarme.

— Claro.

Ahí va, intentando ser fuerte por si misma y vengar a su hermana. Confío en su fuerza para vencer a una luna superior pero no entrometerme sería algo complicado. Deseo que puedas encontrarlo, mereces la paz mental que tanto buscas.

Cayó la noche. Decidimos acampar en una cueva que encontramos de camino a pocos kilómetros de nuestro destino.

"No intentes ayudarme"

Esas palabras resonaban en mi cabeza. De repente la imagen de una Shinobu malherida se materializaba en frente de mi. Estaba dando su vida por la venganza.

Estoy intentando ayudarla pero no puedo, ella simplemente impide que me acerque.

Ella desea morir.

— ¡No! — Me exalté después de ese terrible sueño.

Miré hacía un costado, ella no está. Me levanté, extrañado, si hubiese atacado un demonio me habría despertado. ¿Acaso salió a buscarlo? Debo averiguarlo.

Recorrí el área sin poder encontrarla, esta logrando preocuparme. ¿En serio habría ido hasta Akitoba sola?  Aumenté la velocidad.

Me detuve en un claro que estaba iluminado ampliamente por la luz de la luna. A lo lejos pude distinguir una silueta así que me acerqué más para comprobar de quién se trataba.

Para mi tranquilidad, era ella. Esa pequeña y delicada figura no podría ser de otra. Estaba tomando un baño. Me sorprendí al notar que se encontraba completamente desnuda, tragué saliva y me propuse contemplarla, si se da cuenta va a matarme, pero debo admitir que me gana la curiosidad. Al distinguir su curvilínea silueta bajo la luz de la luna sentí un calor recorrer por todo mi cuerpo debido a las ideas que venían a mi mente.

Pero, al escuchar los sollozos que provenían de la pequeña sentí su tristeza.

— Kanae... — Susurraba bajo la luz de la luna.