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─Kuroo-san lo siento mucho por llamar tan tarde, ¿Bokuto-san se encuentra con usted?─ sin quererlo, escuchar la voz de Akaashi le produce escalofríos a Kuroo, que asiente en lugar de contestarle─... ¿Kuroo-san?

Sintiendo cómo la sangre tiñe su rostro, Kuroo se cubre la boca al notarse perdido en la voz de Akaashi.

─Ah-ah─ tartamudea, intentando encontrarle sentido a las palabras que le muchacho anteriormente había pronunciado─ ¿Bokuto? Está aquí, ¿necesitas algo?

A su lado, Bokuto gira el rostro para que su amigo no sea capaz de observarle. Sus ojos se habían llenado de lágrimas de emoción, notando como su poco ético plan comenzaba a dar frutos sobre Kuroo.

Y decían que él era el idiota mayor de la relación.

─Quería preguntarle si podíamos vernos en algún lugar o en su casa mañana por la tarde─ del otro lado, Kuroo consigue escuchar teclas siendo presionadas constantemente─. Colóqueme en altavoz, por favor.

Kuroo no duda un instante en hacerlo, jalando de la oreja a Bokuto para que el chico prestara atención.

─Ya estás, Akaashi─ su apellido tenía un gusto dulce al ser pronunciado.

Estaba notando muchas cosas nuevas desde el momento en que la esencia del frasco había sido liberada. Dios, solo podía esperar a que eso se esfumara en cuestión de días, seguramente era solo la sugestión por realizar todo el ritual.

─Bokuto-san─ es el saludo que recibe─, dejó sus rodilleras entre mis cosas de nuevo, ¿cuando puedo devolvérselas?

El rostro de Bokuto se llenó de resplandor en ese momento, una sonrisa enorme partiendo su rostro, los inmensos ojos de búho brillando incandescentes.

─Creí que las había perdido de nuevo ¡Eres un ángel, Akaashi! ¡Por eso te bendeciré con el amor de mi br...!─ Kuroo se lanza a cubrirle la boca cuando capta el mensaje que Bokuto deseaba darle a Akaashi, consiguiendo dejarlo mudo durante un par de segundos.

─Bokuto quiere darte el amor de sus brazos, Akaashi-kun─ la voz con el tono burlón no daba ni un signo de la tensión que sentía en ese momento─. Dice que él llegará mañana temprano a tu casa para recoger sus rodilleras, no te preocupes.

─¡Akaashiii!─ el grito emocionado de su mejor amigo resuena entre sus dedos, casi sin poder amortiguar su emoción desternillante─ ¡Kuroo irá por ellos!

El mencionado no pudo soltar palabra alguna antes de que la suave risa de Akaashi resonara por el alto parlante del teléfono móvil.

─Lo estaré esperando─ promete─. Ya los dejo seguir con su pijamada, siento interrumpirlos.

Cuelga sin más, dejando a Kuroo con un sentimiento oprimiéndole el pecho.

El chico con apariencia de búho toma por los hombros al de ojos afilados, zarandeándolo con toda la emoción que es capaz de transmitir en plena madrugada. Kuroo le escucha cantar algunas estrofas de viejos éxitos (estrofas que seguramente Oikawa podría secundarle) hasta que su cerebro termina de organizar la información recién adquirida.

─¡¿Por qué demonios tengo que ir yo a traer tus rodilleras apestosas?!─ es el grito indignado del chico.

─¡Por que esas podrían ser las rodilleras de Cupido! No puedes perder la oportunidad del siglo para encontrarte con Akaashi cuando recién abres el frasco del amarre.

Kuroo, por primera vez en todos los años de amistad con Bokuto, sintió verdadero terror al ver los ojos del muchacho. Solo le quedaba ir e intentar no hacer le ridículo frente al chico de ojos lindos.

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