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Kuroo no podía creer lo que se encontraba realizando en plena casa a oscuras.
—Bokuto, ¿por qué mierda estoy siguiendo uno de tus planes? Esto es estúpido.
Y, sinceramente, ¿quién no se asustaría teniendo a su mejor amigo cabeza hueca rodeándolo con un hilo rojo a una fotografía de Akaashi?
─Es uno de los amarres más fiables, no te queje─ repone el otro, dejándolo sin poder moverse por la fuerza de los nudos─. Esto dice que debes quedarte así por lo menos unos cinco minutos mientras yo te "lanzo gotas de lluvias previas".
─¿De donde demonios sacas todas esas mierdas, Bokuto?─ en lugar de enfadarse, a Kuroo comenzaba a darle risa─. Ya, basta, no quiero que me mojes, suéltame y te buscaré uno más práctico.
Bokuto se da por vencido al instante, dejando sus ánimos por los suelos mientras que el astuto gato se recuesta en el suelo con un libro entre los brazos, leyendo alguno de los consejos que una extraña mujer daba para que el amarre fuese efectivo.
─Oye, Bokuto, ¿tu madre aún tiene rosas plantadas en el jardín?
─Sí, tiene 12 rosas afuera, pero dijo que pronto iban a morir─ le cuenta, sin comprender a qué venía su pregunta.
─Trae seis y préstame tu computadora, también ve por esencia de lila y un frasco─ son las ordenes que le da a Bokuto, rezando porque las acate de forma correcta.
Un par de minutos después, ambos chicos se encuentran de nuevo sentados en el suelo de la habitación del mayor, manteniendo frente a ellos todo lo que ese ritual de amarre les pedía.
─Tenemos las fotos, el cordón, el frasco, la esencia y las seis rosas─ anota Kuroo, revisando de nueva cuenta los pasos que debe seguir ahora─. La mujer dice que es efectivo, así que... No perdemos nada intentándolo.
─¿También dice que se hace un viernes? ¿O puede ser cualquier día?
─Dice que se tiene que hacer un viernes─ mientras hablaba, comenzaba a trabajar en lo que debía hacer para ese ritual─. Mientras coloco los pétalos de las rosas en el frasco tengo que decir "Te quiero enamorar"─ el lento proceso de deshojar a las plantas dio inicio en ese momento, con cada pétalo que caía dentro del recipiente, Kuroo soltaba la misma frase, siendo cada vez más consciente de lo que pedía─. Ahora dejo caer la esencia de lila y enredar el cordón rojo con su foto y la mía─ poco a poco, el rostro de Akaashi y el suyo iba desapareciendo detrás del hilo rojo que los unía con fuerza mientras su corazón latía con rapidez, ya fuesen por los nervios o porque el amarre se encontrara surtiendo efecto─. Meto las fotos al frasco y...
─Tenemos que esperar ocho días para abrirlo.
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