ᴏʙꜱᴄᴜʀɪᴛÉ
JungKook había sido egoísta y lo sabía.
JungKook no quiso recibir ayuda porque no deseaba ser la carga de nadie.
JungKook pensaba que no tenía sentido seguir un tratamiento contra el cáncer que lo consumía si de todas maneras ya tenía los días contados.
No le quedaba mucho, así que, ¿para qué alargar lo que más temprano que tarde, sucedería?
Le dolía dejar todo lo que amaba, pero no tenía las fuerzas para seguir.
Su cuerpo se había convertido en una bolsa de debilitados huesos, el apetito lo había abandonado y esperaba con impaciencia el momento de su partida.
Ya no tenía nada por lo que luchar.
Excepto a alguien.
Alguien que aún lo anclaba al mundo de los vivos...
SeokJin. Su amado y hermoso esposo...
JungKook había sentido vergüenza de sí mismo y decidió alejarse, SeokJin no merecía un esposo moribundo, alguien que ya no podía acompañarlo a sus cenas de negocios con personas importantes, alguien que ya no le podía componer canciones con las cuales avivaban las llamas de su amor...
SeokJin no merecía tener de esposo a un cadáver, prácticamente.
Así que lo mejor, era separarse antes que lo inevitable sucediera, de esa forma, SeokJin podría estar acostumbrado a su ausencia con mayor facilidad.
«Pero yo quiero estar contigo... No te dejaré, eres mi esposo y te amo. Así tú me apartes, aquí estaré, porque juré ante Dios amarte y cuidarte aunque las cosas no estuvieran a nuestro favor. Esta enfermedad no te hace menos a mis ojos, Kookie... Por favor, déjame permanecer a tu lado.»
Claro y firme, SeokJin le había dicho que no lo dejaría y así fue, él se quedó muy a pesar que JungKook prácticamente lo echó de su vida.
¿Cómo es que había tenido la dicha de enamorarse de alguien tan hermoso por dentro? Jin era un ángel que merecía lo mejor.
Y no era él.
—Estarás bien sin mí. –Apenas pudo murmurar en la soledad de su habitación mientras sostenía la foto de su boda, donde Jin sonreía radiante y él lo abrazaba con fuerza por la cintura, recordaba ser el hombre más orgulloso y feliz del mundo al tener a su lado a una persona maravillosa e inigualable. Entonces JungKook lloró, se odió por ser tan débil y no soportar más tiempo. —Perdón por hacerte sufrir tanto, mi amor...
Ya no quería seguir.
No, Jin no merecía eso, él lo veía, por las noches lloraba por su culpa, ¿qué clase de vida era esa? Sufriendo tanto por alguien que no lo valía.
—Pronto dejarás de sufrir, mi príncipe...
Abrazó la foto contra su pecho, recordó los bellos momentos vividos, si algo agradecía era el haber conocido a SeokJin.
La persona que más amó y a la que cuidaría desde donde estuviera.
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