ᴀ + ʙ
—Ah, la alarma. —Me incorporé luego de escuchar el sonido irritante de la alarma.
Había ropa en el piso. Comencé a levantarla antes de que la pereza me obligara a no hacerlo.
— ¿Despertaste? —Preguntó Eunha desde la cocina.
—Sí. —Respondí tallando mis ojos.
Mi mente seguía atormentándome. Esto no es correcto, me decía una y otra vez como si se tratase de una grabadora. Eun Bi se había ido a la corte, según ella, para darle apoyo a Yerin. Una y otra vez había intentado dejar este mal hábito, pero siempre terminaba cediendo ante los deseos de Eunha, e incluso a los míos. Amaba a Eun Bi, pero Eunha era la grieta que nos separaba. Una grieta que se había hecho tan extensa como para romper por la mitad un edificio. Los mismos mensajes de Eun Bi remordían mi conciencia.
EunBee 💕
¿Ya comiste?
Te extraño mucho~ ¿estás ahí?
Lo siento, trataré de no molestar tanto~
Seguía viendo como llegaba uno tras otro. Me recosté de nuevo. Tiré a un lado la ropa interior de Eunha que estaba detrás de mi espalda. Eunha entró con una galleta en su boca y un vaso de leche en su mano, sonrió al verme, como si todo estuviera bien. No respondí a su sonrisa.
—Ya, está bien. —Se sentó a mi lado dando palmadas en mi muslo derecho.
—Nada está bien, también lo sabes.
—No, no está bien. —Río— Pero, ¿sabes? No todo en la vida será perfecto.
—Me siento fatal. Eun Bi...
—Eun Bi está en la corte, está con Yerin. Dudo que regrese temprano.
—Esto está mal, Eunha. —Me incorporé.
—Lo sé, ambos nos arriesgamos por...
— ¿Por amor? —La interrumpí frunciendo el ceño— Cielos, Eunha, sabes perfectamente que no correspondo. No quise hacerlo.
—Pero al final lo hiciste. —Besó mi mejilla.
—Un impulso no es amor. Acéptalo.
—No quiero sacar de nuevo el tema, Jungkook.
—Bien, ¿sabes qué? Olvídalo. No quiero meterme contigo de nuevo. —Me levanté de la cama justo para salir de aquella habitación.
—Eun Bi lo sabrá. —Me detuve en seco.
Esto era un desastre. Un simple "accidente" se había convertido en un caos. Eunha fingía tener una excusa para pasarse por mi departamento casi todos los días. Las excusas cada vez fueron más patéticas y la amistad se transformó en "beneficios".
—Yo se lo diré. —Apreté los parpados esperando que no dijera nada.
—Haz lo que quieras. —Suspiró.
Yo te quería amar, pero no así.
Eunkook team
" No me gustan las mentiras porque al final duelen más que la verdad "
— E. Alighieri
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top