—Ay no, —Taehyung estaba a punto de cerrar la puerta.

Joy alcanzó a detenerla, tenía mucho que decir, y no iba a desperdiciar los 10 minutos que le había dado Yerin. Sus manos sudaban por los nervios de verlo en carne y hueso luego de varios meses.

No había sido una buena chica, y tampoco merecía ver a su amor imposible, pero Yerin le había tenido algo de misericordia.

Ambos estaban frente a frente a pocos metros de la puerta, la cual Taehyung había dejado abierta por precaución. Yerin no tardaba en llegar, y no quería que pensara que estaba en una situación comprometedora con su antigua secretaria.

—Quiero disculparme por lo que hice. —La pelinegra hizo una reverencia breve, su rostro se mantuvo cabizbajo.

— ¿Por lo que hiciste, provocaste e ideaste? No creo que unas simples palabras sean suficientes para todo. —Taehyung se cruzó de brazos, en realidad, tenía razón.

—Me entregaré a la cárcel, con 10 o 15 años de prisión, ya que Yerin no quiso culparme creo que serás tú el que presente los cargos a mi contra...

—Joy. —La voz de Taehyung provocó escalofríos en la mencionada— Me hubiera encantado verte feliz con una familia, esposo o esposa, e hijos. Y lo echaste a perder todo.

—Ella fue quien...

— ¿Soohyun te obligó a meter las manos en el fuego?, ¿ó acaso Yerin te causó tu propio infierno?

—No tienes idea de cuanto soñé estar a tu lado, Taehyung, años y meses de 11:11 en los relojes, pétalos de rosas en el piso para descifrar si me amabas o no... Sufrí por ti, pero tu me rechazaste y quisiste a alguien que no tenía ni la menor idea de tu problema del corazón, de tus manías y máscaras psicópatas, —las lágrimas caían recorriendo las mejillas de Joy— yo te amé, no quería que cambiaras tu antiguo yo. Aquel que reía ante la muerte y hacía cosas inimaginables para lograr sus caprichos, ¿no lo entiendes? Ella te cambió, te hizo ser quien no eras...

—Ella me abrió a su paraíso, —la interrumpió sin expresión alguna en su rostro— ella me enseñó a vivir y no a sobrevivir. Eso es lo que nunca entenderás, y nunca lograrás hacer en mí. Ella me hizo amar cada respiración, cada despertar de un nuevo día. Me hizo odiar lo que antes amaba. Ella es un ángel que se apiadó de un demonio, porque ella me quiso y amó, hasta que me amé a mí mismo e hizo  que amara a los demás.

Los labios de Joy temblaban. Es cierto, pensó. La vida de Taehyung no había mejorado porque Yerin lo hizo cambiar, sino porque él cambió por su propia cuenta, porque quería ser una mejor persona para ella, un buen esposo y un buen padre. Joy ahora lo entendía.

—Espero que encuentres alguien así en la cárcel, o a donde sea que vayas. —Concluyó Taehyung dejándola sola.

Verlo caminar hacía su habitación era como quemar cada uno de sus dedos con cada paso que daba. Le dolía ver que no la necesitaba, y que no le importaba lo que hacía. Ahora entendía que Taehyung vivía su propia vida, que ya no era aquel CEO mimado que pagaba casi noventa mil dólares para una boina de diseñador. Es como un nuevo ser.

—Se acabaron tus diez minutos. —Yerin la pasó de largo entrando a la misma habitación en la que Taehyung.

Le dolía ver que alguien más podía tocar cada centímetro de la piel de Taehyung y no ella.