— ¿Él está bien? —Hak Yeon llegó agitado, claro, venía lo más rápido que pudo.

—Está en operación ahora mismo, solo hubo 1 pequeña complicación, pero al parecer ya se arregló. —Respondí ofreciéndole una botella de agua— La subasta de SBS Company de Ottawa debe terminar hoy, ¿la cerraste bien?

—Sir Leonard la compró por 57 millones de dólares, hubo mucha competencia al final, pero él fue quien la ganó sobre todos los millonarios asiáticos, quienes hervían de coraje por no haber ganado. —Bebió de la botella— Yerin lucía preocupada.

—Ni que lo digas, me siento horrible por no decirle, ahora que sé que es mi hermana me siento peor que horrible. —Confesé pasando la mano por mi cabello.

—Tenemos todo bajo control hasta ahora, después de la semana de reposo podrá volver a Seúl, todo saldrá como el joven Kim ordenó.

—Por cierto, Hak, —voltee a verlo— ¿qué harás después de que la compañía de Seúl sea subastada? 

—Supongo que agradecerle al joven Kim por todo, iré a Ilsan con mi esposa. No trabajaré, el joven Kim tiene una cuenta de ahorros por mi trabajo de 15 años. Claro que no será lo mismo verlo como alguien normal, mucho menos me atreveré a llamarlo por su nombre, pero estaré bien, ¿y tú, Soohyun?

—Pensaba ir a Japón, tomar unas largas vacaciones recorriendo el mundo sin rumbo. —Sonrió observando al vacío— Pienso ir con mi padre, el también, vaya que las necesita.

—Que bien. —Asentí— Solo espero que el joven Kim también cumpla sus sueños después de la operación, quiero verlo feliz y sin preocupaciones ni tristeza.

Yo también quiero verlo así, pensé sonriente. Me senté exhausta, Joy debe estar en Gwacheon en su casa, debe estar destrozada por la noticia del trasplante…

—Nadie debe saber que el joven Kim está aquí, —Hak Yeon me sacó del mar de pensamientos— ¿no le dijiste a nadie? Corremos el peligro de que alguien le diga a Yerin y termine mal su embarazo.

—Nadie lo sabe. —Mentí. 

🌙

— ¿Cómo ha estado Yuki y la pequeña Yeein? —Pregunto Yerin sonriente, toda bella y preciosa como siempre.

—Pues, todo va bien. —Sonreí.

—Es alivio saberlo. —Asintió, estaba por decir algo cuando su teléfono sonó— Lo siento, es mi hermana, solo dame un minuto.

—Claro. 

Su vestido lila la hacía ver como una princesa. Su escote no era muy pronunciado, pero dejaba ver la bella linea que se formaba en medio, no podía evitar verla. Su cabello recogido con una cebolla, sus labios rojos y sus ojos algo pequeños por no tener maquillaje; todo lo que veía en ella lo adoraba. Ella sonreía al teléfono mientras hablaba, sus mejillas blancas y algo ruborizadas, la palabra perfecta no encajaba lo suficiente en ella. 

—Yerin, —una chica tomó asiento en nuestra mesa— perdona por llegar tarde. 

— ¿Disculpa? —Dije algo confundido.

—Oh, que tonta, —rió— soy Hye Ji, enfermera y asistente personal de Yerin, ¿puedo  saber tu nombre y que relación sostienes con Yerin?

—Song Minho, me gusta que me llamen Mino. Soy amigo cercano de Yerin.

Voltee al lugar de Yerin, quien ya no estaba ahí. Había salido del restaurante con su teléfono en su oreja. La chica, a quien conocí como Hye Ji, no dejaba de verme. Su rostro analítico hacia que me sintiera incómodo.

— ¿Eres el novio de Yukiji, no? —Preguntó sin prudencia.

—Soy su hermano. —Dije rápidamente.

—Tranquilo, no soy el FBI, —rió, se acercó un poco para luego susurrar— si eres hermano de Yukiji, ¿por qué tu apellido es Song? No quiero saber que pasa realmente, pero créeme, te conozco Mino, más de lo que crees.

—Nunca te había visto jamás en mi vida, —traté de intimidarla— no te creas la mujer maravilla creyendo que sacarás algo malo de mí.

—No soy una mujer maravilla, —sonrió arrogante— soy una reina. Y de la reina no te escondes, así que deja tus ridiculeces y sal del juego antes de que provoques un gran desastre.

—Dijiste que no eras el FBI, ¿por qué debo temerte?

—Porque tu arruinaste la vida de alguien hace mucho tiempo, —sonrió— y aunque no soy nada suyo, cobraré lo que se debe.