📉 Capítulo 35 📉

El dolor me hacía imposible dormir, repetía en mi mente las palabras de la doctora Anderson una y otra vez. Tuve que levantarme de la cama al no soportarlo. Una breve caminata por el vecindario me ayudaría un poco, así que me vestí con cuidado tratando no despertar a Yerin. No quería ni imaginarme la idea de tener que hablar con ella, no quería lastimarla más de lo que ya le había hecho antes, ella sufrió mucho por mi culpa. Mi celular vibró, era Soohyun,

—Hey, Taehyung, ¿adivina qué? —Me impresionaba como podía estar perfectamente despierta con ese tono de voz animado a las 3 de la madrugada.

— ¿Tienes algo...? —Lancé un pequeño quejido, deteniendo mi caminata para sentarme en una banca.

— ¿Qué estás haciendo, puerco? —Comenzó a reír.

—Sali a caminar un poco, ¿tienes algo o no?

—Bueno sí, tengo un donador. Sé que quizá Yerin no lo sepa aún, pero, se necesita la firma de tu esposa para llevar a cabo el trasplante... uhm, ¿Taehyung?

Mi pecho dolía más de lo normal, había bajado el celular en busca de algo de silencio. Nadie podía estar por aquí, si me desmayaba podría despertar sin celular ni reloj. Tuve que caminar hasta casa.

—Perdona, Soohyun, ¿podrías llamar a Hakyeon y decirle que rastree mi celular? —Me detuve a la entrada del edificio de apartamentos.

—No te muevas de ahí. —Colgó.

Rogaba a los dioses existentes e inexistentes que Yerin aún siguiera durmiendo, y que no se diera cuenta de que no estoy. Me sentía helado, mis manos se tornaron muy pálidas. Apenas vi a Hakyeon correr hasta mi cuando no pude permanecer más tiempo de pie.

— ¡Joven Kim! —Me ayudó a levantarme— ¿Ha estado tomando su medicamento?

Negué con la cabeza, me llevó hasta su auto, al cual le había puesto un par de sirenas sobre el, siempre traía ese auto para emergencias.

—No le digas a Yerin. —Fue lo último que dije, en ese momento solo me importó la felicidad de mi amada esposa.


                                                                         ( ab )


—Debió irse temprano al trabajo. —Me dije al ver que no estaba junto a mi.

Mi vientre había crecido, sonreí al ver como sobresalía debajo de las sabanas. Una de las ventajas de estar embarazada es que tus pechos crecen ligeramente, así que ya no entraba en la clasificación de "planas". Mi celular sonó.

—Hola, buen día. —Saludé alegre.

—Buenos días, Yerin, soy Hakyeon, solo llamaba para pedirte un gran favor. ¿Podrías firmar las hojas que Taehyung dejó en la cocina y traerlas contigo? Él joven Kim me pidió que pasara por ti.

—Ah, claro. Bajaré en un segundo. —Colgué.

Estaba tan emocionada que ni siquiera leí las hojas, solo firme alado de la firma de Taehyung. Estaban en ingles, así que menos las leería.











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