ɪɪ: ᴀɴɢᴇʟ
Después de lo que parecieron horas de caminata en esas viejas alcantarillas salieron de ellas justo unas calles de distancia de la frontera sin embargo se mantuvieron escondidos en una casa pequeña por el mismo elicoptero que estaba vigilando la zona.
Después de que el peligro real hubiese pasado y tenían tiempo para descansar Jaemin tuvo tiempo para pensar un poco en lo ocurrido hacia un momento, le hizo un poco de gracia que al final no se iba técnicamente con las manos vacías pero le hubiese gustado haberse ido con lo que realmente fue a buscar y no con un loco que intentó salvar.
Toda la situación era extraña y ni hablar de lo que vio, no se había dado el espacio de procesar qué había sucedido realmente pero tampoco era como si tuviera miedo de el chico sentado a unos centímetros de él, estaba más curioso que asustado o incómodo.
Le volteó a ver encontrándolo con los ojos cerrados y abrazando sus piernas con un poco de fuerza, sabía que no estaba dormido pero sí que debía estar completamente cansado. Observó el cuerpo entero del chico, usaba sólo esa bata sucia y destrozada ni siquiera tenía zapatos puestos, pensó por un momento que sus pies debían estar muy lastimados y tuvo compasión de aquel pobre chico.
Su inspección fue interrumpida cuando el chico se removió un poco haciendo que la bata se deslizara unos centímetros pero suficiente para dejar a la vista gran parte de su desnudez, fue entonces que Jaemin cayó en cuenta que todo ese tiempo había estado casi desnudo y estuvo entre los brazos de ese sujeto de esa forma. Un poco de rubor coloro sus mejillas al darse cuenta de ese pequeño detalle.
Tratando de ignorar ese pensamiento se quitó su propia chaqueta y la dejó caer en los brazos cruzados del chico quien al sentir el repentino movimiento volvió a sobresaltarse para luego mirar extrañado la prenda que ya hacía en él.
–Póntela, es mejor a lo que andas ahora mismo. Además, no creo que quieras entrar a la ciudad enseñando a tu amiguito tan abiertamente, eso te cubrirá.
–Gracias. —logró escuchar lo que le hizo sobresaltarse esta vez a él.
–¡Oh por dios, sabes hablar!. Y todo éste tiempo creí que eras mudo o quizás muy tímido. —el chico le ignoró mientras se ponía la chaqueta cerrándola de paso— Pero supongo que no eres de muchas palabras.
Se deslizó en la pared quedando sentado a la par del chico. Él también estaba agotado, no había ido preparado para enfrentarse a tantos uniformados y menos para ayudar a alguien a escapar de la ley. Al llegar a su casa se merecía una buena cerveza luego de matar a su amigo por dejarlo sin armas, le había dicho bien en claro que él se ocuparía de mejorarlas.
–Por cierto, creo que no nos hemos presentado adecuadamente. —dijo mientras volvía a sacar de su bolsillo lo que antes había buscado con desesperación— Soy Jaemin. —le sonrió.
El peli-blanco sólo se abstuvo a observarlo, sin decir alguna palabra.
–Es tu turno de presentarte blanco. Sabes cómo funciona una presentación ¿verdad?, yo digo mi nombre y tú el tuyo fácil. —el chico apartó su mirada y esta vez la posó en sus manos notándose entonces cómo su humor cambió— ¿Qué ocurre?, ¿no quieres decirlo o se te ha olvidado tu nombre?
Claro que el peli-azul estaba sólo bromeando en ese momento, incluso había soltado un pequeña risa, pero cuando el contrario le devolvió la mirada se dio cuenta entonces que quizás no era realmente una broma, dejó de jugar con lo que tenía en su mano y se enfocó entonces en aquel chico.
–Oh...acaso...¿no sabes tu nombre? —este asintió dudoso— ¿Si lo sabes entonces?
–No recuerdo muy bien. —habló por fin— Pero era algo como Jen...Jeno, Jeno algo.
Nuevamente desvió su mirada y la dejó en un punto fijo frente a él dando a entender que no quería hablar más de ello ni profundizar. Jaemin sólo asintió tratando de ser comprensivo pero aún confundido, toda la situación se volvía cada vez más extraña.
–Bueno, si no recuerdas bien tu nombre yo te daré uno.
–No recuerdo todo mi nombre, pero ya te dije lo que sé-
–Sssh, no me interrumpas. Estoy pensando. —llevó su mano a su barbilla y puso a trabajar su cerebro tratando de que se le ocurriera algo, volteó a ver al chico y le observó por un largo tiempo— Ángel. —soltó— Te llamaré ángel.
—Jeno parpadeó confundido— Pero no soy un ángel.
–Pero pareces uno, es lo primero que se me viene a la mente cuando te veo. —se encogió de hombros restándole importancia.
–Pero-
–Nada de peros señorito, te llamaré ángel y ya está. Digo, tu nombre es lindo, o lo que crees que es tu nombre, pero ángel te queda bien. —se volvió a levantar sacudiendo el polvo de sus pantalones mientras volvía a juguetear con lo que tenía en su mano y le extendió la otra al contrario— Vamos, ángel. Tenemos que salir de aquí.
Aún un poco desconfiado Jeno le tendió su mano y éste le ayudó a pararse para luego acercarse a la salida del lugar y verificar que los helicópteros ya se hubiesen ido.
–Traes la bata que te quitaste, ¿no? —el contrario negó— Pues tráela con nosotros, ¿qué crees?. Es cierto que sirve más como un trapo sucio pero no podemos dejar evidencia que estuvimos aquí, cuando lleguemos a la ciudad si quieres la quemamos.
—el pelo-blanco bufo regresando por la prenda destruida— Que mandón.
–Oh pero para insultarme si tienes voz ¿no?
Luego de recoger la bata salieron del lugar, el peli-azul dejó de jugar con el aparato que tenía en su mano resultando ser un juego de llaves con un botón donde llamó a su vehículo.
–Lo hubiese llamado cuando estábamos allá pero aún no inventan máquinas que viajen a la velocidad de la luz ¿sabes? , hubiese tardado un poco en encontrarnos además de que lo hubiesen visto. —comenzó a explicar— Normalmente lo dejo justo en la frontera camuflado.
En eso una motocicleta un poco grande negra con varias luces celestes llegó hasta ellos derrapando en el proceso y quedando justo a los pies de Jaemin.
–Sube ángel, tenemos que irnos.
Ambos habían llegado a la frontera por fin. Jaemin había ido con cautela, asegurándose de que no los estuvieran persiguiendo o si el helicóptero estuviese cerca.
Su motocicleta era rápida, muy rápida y tenía un escudo que podía hacerlos invisibles sin embargo se le estaba acabando la batería y no podía darse el lujo de desperdiciar la por lo que la usaban en puntos estratégicos nada más. Por un segundo recordó una de las razones por las que había cruzado la frontera en primer lugar, ahora no tenía de otra que buscar a sus contactos para que le hicieran el favor. Que agobio.
–Bueno ángel, nos toca bajarnos aquí. —anunció cuando estaban a unos metros de una enorme muralla metálica— No hay forma de que pasemos con esta enorme cosa desapercibidos así que nos toca caminar. ¿Tienes algún problema con eso? —sólo hubo silencio de parte del contrario quien admiraba la gran construcción— Excelente, me encanta que haya buena comunicación entre nosotros.
Ambos bajaron de la moto, luego Jaemin sacó su llavero y apretó otro de los botones que tenía el aparato haciendo entonces que la moto se comenzará a re armar hasta quedar como un tubo metálico. Se acercó a el y lo tomó, luego se acercó a Jeno para tomarlo de la chaqueta que le había prestado y guardar el tubo ahí.
–Escucha bien, si pierdes esto yo mismo te rebano y le entrego tus restos a los uniformados. ¿Quedó claro?
–Descuida. —habló entonces— Tendré cuidado.
—le observó por un momento hasta asentir— Más te vale.
Comenzaron entonces a caminar hacia la gran muralla, Jaemin nuevamente utilizó sus lentes y celular para desactivar las cámaras que vigilaban no hubiese ningún intruso. Lo había hecho tantas veces que para él fue tan rápido hacerlo como dar un chasquido.
Luego se acercaron a unas escaleras que habían pegadas a la muralla, estás subían hasta una puerta donde arriba de ésta se leía "Salida de emergencia".
El peli-azul se acercó a un panel donde se debía ingresar una contraseña para poder pasar. Sorpresivamente para el peli-blanco, Jaemin ingresó la contraseña sin dudar permitiéndoles el paso.
–Es increíble que después de todos estos años la contraseña siga siendo la misma. Desde la primera vez que la hackee, ja. —se burló— Que poca seguridad.
Pasaron entonces por aquella puerta ingresando a un pasillo largo que representaba el grosor de la muralla. Al llegar al otro extremo Jaemin volvió a ingresar otra contraseña abriendo así la última puerta y llegando por fin a la ciudad.
–Bien ángel, bienvenido de nuevo a esta pocilga de humanidad. —dijo estando aún en lo alto de la puerta, donde se podía observar toda la ciudad.
El peli-blanco quedó maravillado.
No era realmente la mejor vista del mundo, varios edificios eran muy altos debido a la sobrepoblación ahora la humanidad tenía que construir hacia arriba, aquellas edificaciones se notaban todas desgastadas y deterioradas por el tiempo y el poco mantenimiento. Debido también a las alturas de la mayoría de aquellas construcciones se utilizaban ascensores externos que ayudaban a transportarse hacia los pisos más altos. Se podía ver como constantemente esos ascensores estaban subiendo y bajando sin descanso, cumpliendo con su trabajo.
El ambiente de la ciudad tenía una vibra triste, pesada y un poco oscura a pesar de ser las 12 de la tarde en un día muy soleado. Por las ventanas se podían apreciar señoras tendiendo la ropa en los marcos de éstas, algunas personas gritándose desde diferentes pisos quizás por algún inconveniente, personas caminando hacia diferentes direcciones sin detenerse ni un segundo o niños corriendo por las calles sin supervisión alguna.
En la parte más cercana a la muralla podía ver desde ahí a personas hambrientas pidiendo en las aceras y creyó ver corriendo a un ladrón con una cartera. También se dio cuenta que los edificios de esa zona eran incluso más deplorables que el resto y no eran tan altos. Supuso entonces que era la peor zona de todas.
Había tráfico en muchas partes según se alcanzaba a ver, habían calles sobre calles como si fueran enredaderas y varios letreros con luces brillaban a pesar de ser de día ya que los edificios altos opacaban la mayoría de la luz en las partes bajas.
Era un caos, una absoluta distopia cayéndose a pedazos pero de alguna forma a Jeno le pareció una imagen para retratar.
–Oye. —le llamó después de un momento de haber contemplado la vista.
–¿Qué? —dijo mientras buscaba con sus lentes cámaras o escondites de uniformados que estuvieran acechándolos.
–¿Qué año es?
Jaemin volteó a verle con la confusión pintando todo su rostro. Tuvo que quitarse los lentes para mirar mejor fijamente al contrario, quizás le estaba haciendo una broma, sin embargo en aquel rostro no había ni pizca de burla. Había algo más que no pudo descifrar.
–2130...¿por qué?
Habían bajado de la muralla con éxito sin ser captados por nadie y ahora estaban por fin dentro de la ciudad.
Como se había mencionado antes la zona que estaba más cerca de la muralla era la peor de todas, llena de delincuencia, ilegalidades y cosas de mal augurio. Varias personas se les habían acercado ya ofreciendo servicios cuestionables o mercancía desconfiable, por suerte Jaemin se podía todos los trucos que estos poseían y conocía a una que otra persona que sabía era mejor evitar. Tuvo que ir arrastrando a Jeno del brazo para evitar que esas alimañas se lo comieran vivo.
Pero ¿podían culparlos de su desesperación?, después de todo estaban en un agujero profundo todos ellos. ¿Quién no se vuelve un desquiciado en la oscuridad?
–¿Te duelen los pies? —se atrevió a preguntarle cuando ya tenía un tiempo de caminar. No había podido sacarse esa espina desde que se había dado cuenta de ese detalle.
–¿Disculpa?
–Tus pies. —recalcó— ¿No te duelen?, digo no tienes zapatos y haz andado de aquí para allá descalzo.
–Mm supongo.
–Supones. —repitió irónico— Sólo di si o no, no es complicado.
Jeno sólo se encogió de hombros. La verdad que si le dolían mucho, ya llevaba incrustandose mil piedras y parándose en otras mil cosas que prefería no saber procedencia pero no había nada que se pudiese hacer, al menos eso pensaba él.
–Te prestare los míos. —dijo parando de andar y comenzando a sacar sus propios zapatos.
–¿Qué?, no no hagas eso.
–Ángel descuida, yo al menos tengo calcetines tú no tienes nada. Ya haz caminado mucho descalzo.
–Jaemin-
–Ten. —empujó el calzado al pecho del peli-blanco— Sólo póntelos.
Jaemin sacó su celular y marcó a un número mientras seguía caminando por las pobladas calles de los barrios bajos y seguía jalando a Jeno de la mano. Sonó dos veces hasta que la persona que había llamado atendió.
–¿Hola?
–¡Tú maldito infeliz!, ¡te mataré cuando te vea!
–Buenas tardes para ti también Jae, ¿ya vienes de camino?
–No estoy jugando idiota, te dije que no tocaras nada de mi reloj.
–Oye en mi defensa eso estaba defectuoso, te lo reparé. —se escuchó como del otro lado de la línea rechinaban los resortes de una cama probablemente muy vieja y gastada.
–En primera lugar yo lo iba a reparar, por eso mismo te dije que no tocaras nada y en segunda ¿aún sigues en la cama?. Lele creí haberte dicho que limpiaras el taller. —dijo enojado, doblando una esquina y evitaba que una moto golpeara a Jeno de paso quien estaba muy distraído tratando de verlo todo.
–Y eso hice, la adorable banda sonora que escuchas de fondo son Mark y Hyuck importandoles poco que yo esté aquí.
–Ugh, no quiero más detalles- ¡Cuidado imbécil, ¿no ves que hay un idiota distraído aquí?! —gritó cuando a un señor por accidente casi se le cae una enorme caja pesada encima del peli-blanco quien admiraba una vitrina sin prestar atención a su alrededor ni al hecho de casi morir aplastado.
–Oh, parece que alguien de verdad anda de malas. ¿Qué pasó allá Jae? —dijo con un tono divertido.
—Jaemin suspiró observando el perfil del chico que había ayudado todo ese tiempo, preguntándose exactamente lo mismo— Te explico todo después, ahora mismo necesito transporte.
–¿Y tú moto?
–Estoy muy cansado ahora mismo como para conducir además tengo dos problemas. Uno, la moto tiene algunos fallos y el otro...lo verás cuando vengas así que mueve tu trasero ahora mismo y ven para acá.
–Iré solo porque tengo excusa para no escuchar a ese par teniendo complejo de conejos. —se pudo escuchar como apretaba botones rápidamente mientras hablaba— Ya te rastree, voy para allá.
–No tardes.
La llamada finalizó entonces, Jaemin guardó su celular nuevamente y se apoyó en la pared detrás de él mientras esperaba a que llegase su amigo.
Por el otro lado Jeno seguía viendo todo con ojos curiosos. Sentía que todo era nuevo y nunca antes visto pero a la vez su cerebro pareciese intentar recordar algo pero no sabía qué exactamente. Se estaba abrumado un poco con esa sensación extraña y a la vez mientras más pensaba más le molestaba el hecho de no recordar nada más que esas imágenes extrañas que vio antes.
Volteó a ver al peli-azul, era un chico delgado y parecía que tenían casi la misma estatura, su cabello celeste estaba un poco desteñido indicando que le faltaba un retoque y sus pestañas eran tan largas que llegó a pensar que si el chico las batía a prisa podrían crear una ventisca.
Sin darse cuenta se fue acercando cada vez más al chico, curioso por ver a más detalle aquellas largas y pobladas pestañas, haciendo que Jaemin se percatase de su cercanía y le voltearse a ver totalmente extrañado.
–¿Se puede saber qué estás haciendo? —le preguntó con el ceño fruncido— Si intentas besarme te golpeare, esa no es forma de ligar primero pídeme una cita ¿no?
—el peli-blanco le observó confundido— ¿Cita?
–Oh ya veo, eres los de una sola noche. Pues no amigo, o me tienes para siempre o no me tienes nunca así son las cosas.
–¿Qué?
Justo en ese momento se escuchó a lo lejos una corneta ser soplada haciendo que todo el mundo se quedara quieto, congelados en su sitio mientras observaban el punto de donde provino el sonido. Luego alguien gritó:
–¡Militares!
Sólo eso bastó para que todo el mundo se pusiera como loco, comenzaron a correr de un lado a otro huyendo de las calles de esa zona. Adentrándose a los diferentes locales o casas de los alrededores, se volvió un desastre de un momento a otro en el segundo en que los militares llegaron corriendo armados por todas partes.
–¡Mierda! —gritó Jaemin— ¡Tenemos que irnos ahora!
Varios militares empujaban a las personas que se interponían en su camino, parecían buscar algo y no le fue difícil adivinar a Jeno qué era lo que buscaban, o mejor dicho a quién.
Está vez fue Jeno quien tomó del brazo a Jaemin y lo jaló hacia su cuerpo cuando una persona iba corriendo rápidamente y casi choca contra él. Con la mirada empezó a buscar una salida lo más rápido que pudo logrando divisar entonces un callejón muy estrecho.
–Ven. —le dijo al contrario jalándolo consigo.
Los arrastró entre todas la masa de gente guiándolo hasta ese lugar. Tuvo que apartar bruscamente a varias de las personas y quizás incluso tiro a alguno al suelo, pero no había tiempo.
Al llegar, sin decir nada tomó al peli-azul de ambos brazos e intentó hacer que pasea por ese estrecho callejón, sin embargo el chico comenzó a forcejear.
–¡¿Pero qué crees que estás haciendo?! —le gritó tomándolo también de los brazos— ¡Tenemos que irnos idiota no ocultarnos!, ¡suéltame!
–Jaemin. —le llamó— Me buscan a mí, no a ti ni a nadie más, no tiene caso que huyas sólo quédate aquí y no salgas hasta que se hayan ido, ¿entendiste?
—el peli-azul le miró incrédulo— ¿De qué estás hablando ahora?, Lele viene en camino sólo tenemos que salir de ésta zona y nos encontrará.
—negó pausadamente y agregó— Tú puedes irte cuando tu amigo llegue.
–¿Y tú qué? —dijo casi escupido.
–Yo estaré bien.
Observó al peli-blanco por un momento con el ceño totalmente fruncido antes de darle un golpe detrás del cuello con un poco de fuerza haciendo que éste se quejara.
–Pero qué-
–¿Crees que soy imbécil Ángel? —le tomó de la camisa acercándolo a él— Ésta no es una puta película romántica donde salvas a la chica, tú vienes conmigo.
–Jaemin-
–Jaemin nada. —le interrumpió nuevamente— Vienes conmigo y punto.
–¡Jaemin! —gritó entonces antes de cubrirlo con todo su cuerpo cuando unos militares dispararon en su dirección.
Después de eso, un caos más empezó.
¿Saben algo gracioso?
El soundtrack de Tron se ha repetido como bucle en mi cabeza en todo el tiempo que llevo escribiendo la historia xd creo que cuando pueda modificarla le agregaré el soundtrack para que entren en ambiente conmigo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top