ɪ : ᴅᴇᴠɪʟ

Un lugar destruido, eso fue lo primero que vio. Podía ver cuerpos ensangrentados tirados en el suelo y todo hecho trizas, como si un huracán hubiese entrado en esa gran habitación blanca.

Las luces parpadeaban y había cristales rotos esparcidos por todas partes, nadie daba señales de vida.

Él pestañeo un poco aturdido, no recordaba nada, no tenía idea de qué estaba haciendo ahí o cómo llegó y mucho menos sabía en qué clase de situación se encontraba. Dejó de mirar sus alrededores y su vista se posó en sus muñecas donde reposaban cosas extrañas de metal rotas que aún se aferraban a él, supuso entonces que eran una especie de esposas o algo similar. No tenía ni idea.

Luego observó el resto de su cuerpo encontrándose completamente desnudo y con esas mismas esposas ahora en sus tobillos, también rotas. Todo eso parecía tan surreal y extraño, su cabeza le punzaba mareándolo aún más y desorientándolo, ¿qué estaba pasando?

Escuchó entonces en medio de sus pensamientos gritos alterados y pisadas rápidas y fuertes desde fuera de la habitación, parecía como si una estampida estuviese por llegar y derribar aquella puerta metálica en cualquier momento. Se alteró, no sabía porque pero su instinto solo le dijo una cosa: escapa.

Miró a su alrededor, la habitación no tenía ni una sola ventana y la única salida posible era aquella puerta. Maldijo en voz baja, aún estaba aturdido y, por supuesto, muy confundido pero no tenía tiempo de resolver cualquier duda solo tenía que salir de ahí o al menos esconderse, que no lo atrapasen, que no lo viesen.

Observó a su lado izquierdo lo que parecía ser un escritorio de metal pesado con varios botones y cosas extrañas encima suyo que no se dio el tiempo de identificar, lo único que le interesó de ahí era el hueco que había debajo de este donde no dudó en correr y refugiarse justo en el momento en el que escuchó las voces anteriores gritar ahora detrás de la puerta. Estaba jodido.

Su respiración estaba agitada y no podía pensar con coherencia, intentaba idear algún plan que lo sacase de ahí pero realmente ni siquiera sabía porque se estaba escondiendo, sólo le hizo caso a sus instintos. De igual forma toda la situación no parecía nada buena así que, ¿podrían culparlo por estar asustado?

Tanto era un desastre su cabeza que no se dio cuenta del cadáver que estaba a su costado desparramado en el suelo, un charco de sangre le rodeaba de a poco. Al verlo su corazón dio un vuelco haciendo que quisiera apartarse por el susto más no se movió, quedó casi inmóvil como aquel cuerpo. Era de una mujer y los ojos de ella estaban fríamente puestos en el techo, se notaba que su alma ya la había abandonado sin embargo poco a poco que sus ojos delineaban las facciones de la mujer dejaba de estar aterrado por estar cerca de ella, de hecho su cerebro parecía estar haciendo corto circuito al observar detenidamente aquel rostro.

Se arrastró el poco espacio que lo separaba de ella y por inercia su mano viajó a la mejilla pálida de la mujer acariciando con suavidad. Era extraño, como si su cuerpo la reconociera pero su cerebro no y por ende se vio en la necesidad de abrazarse al cadáver con fuerza, una sensación pesada en su pecho lo inundó pero no supo como describirla exactamente y le abrumó aún más.

Entonces varias imágenes sin orden ni sentido para él empezaron a bombardear su memoria, una sonrisa con labios rojos, una jeringa, manos ásperas apresando su brazo, el sol, las estrellas y...vacío, o lo que parecía serlo.

Tuvo que encorvarse apretando aún más a la mujer por lo abrumador que se volvió ese ataque, todas esas imágenes se repetían como bucle y sonidos extraños comenzaron a zumbar en sus oídos haciendo que se alterase aún más y comenzara a sollozar. No podía hacer otra cosa más que aferrarse tanto como podía a aquel frío cuerpo que parecía reconocer de algún lado, cerrando los ojos con fuerza y hasta enterrando sus uñas en la ropa de la mujer inerte.

De fondo se escuchaba como aquellas personas golpeaban con algo pesado la puerta una y otra vez haciendo un estruendo terrible, casi se podía sentir el suelo temblar con cada impacto y las paredes resonar unas con otras.

Él demasiado distraído como para darse cuenta que habían tirado la puerta y comenzaron a entrar varias personas con uniformes negros y armas en su búsqueda.

–¡Vamos, vamos, vamos!, ¡que no se les escape! —gritaba alguien.

Pasaban por encima de los cadáveres y tiraban el resto de escritorios o muebles, acercándose cada vez más a donde se encontraba.

Entonces el rostro de la mujer apareció en su mente como si fuese una proyección deteniendo el bucle que lo perturbaba, la diferencia entre quien estaba abrazando en ese momento y quien se proyectaba en su cerebro era que ésta parecía viva y aún tenía brillo en sus ojos. Le miraba con una calidez genuina y con sus labios pronunció una palabra que no pudo entender muy bien en ese momento.

"L.. Jeno."

–¡Lo encontré señor!

Logró escuchar y la imagen desapareció esfumándose como vapor, dejando una cortina negra en su lugar.

Escuchó como varias pisadas fuertes se acercaban a él y sonidos como de "clics" sonaban con cada par de botas que se detenían a sus espaldas. Su respiración se volvió pesada y de repente sintió calor.

–¡Levanta las manos ahora mismo donde pueda verlas! —gritó la primera voz que había resonado en la habitación al entrar— ¡Es una orden, levántalas ahora!

Algo en él comenzó a quemar y una especie de adrenalina era bombeada desde su corazón esparciéndose por sus venas hasta todo su cuerpo. Podía sentir algo crecer dentro suyo y cuando volteó lentamente hacia aquellas personas una nueva oleada de gritos se escuchó por toda la habitación y el pasillo por donde habían llegado.

Sólo que éstos eran de puro terror.

Las calles estaban desoladas, solo se escuchaban gotas caer a cierto ritmo desde los tejados producto de una pequeña tormenta que había azotado la ciudad hacía un momento.

Sus pisadas rápidas se escuchaban chapoteando por toda la calle, trataba de pasar desapercibido y se ocultaba lo más que podía en la aún oscuridad de la madrugada, eran quizás las 5 de la mañana. De vez en cuando se detenía observando su alrededor, verificando que no le estuviesen siguiendo o si había alguien que se diese cuenta de su presencia en aquel lugar, después de todo se encontraba en una zona prohibida.

La calle estaba por completo abandonada, solo edificios grandes y desolados con un poco de maleza creciendo en ellos se podía contemplar. Era un escenario hasta bello y melancólico pero terrorífico a su vez.

¿Qué hacía entonces en ese lugar un muchacho a las 5 de la mañana?

Fácil, estaba en una búsqueda y su objetivo principal era llegar al vertedero de aquella zona.

Llegó a la calle dónde se ubicaba su objetivo observando el enorme enrejado al final del camino, sigilosamente fue acercándose, era casi un suicidio estar ahí y más aún si iba por la calle como si nada pero Jaemin sabía que nadie se acercaba a ese lugar y toda la ciudad estaba abandonada. Sin embargo aún había vigilancia por aquellos que se creían listos y pasaban la frontera para adentrarse a la zona prohibida, no lo iba a negar él era uno de esos y por lo tanto debía estar atento.

Rápidamente se escondió detrás de un auto volcado, que parecía llevar ahí lo mismo que toda la maleza creciente, cuando al fin se había acercado lo suficiente a las rejas. Corrió la capucha que llevaba encima de su cabeza dejando a la vista su cabello celeste un poco descolorido y se trepó al auto hasta tener una buena vista del perímetro, se acomodó los lentes que antes reposaban en su coronilla para ponerlos en sus cuencas acomodándose de paso su mascarilla negro, luego los encendió.

–Cámaras. —indicó y los lentes comenzaron su trabajo.

Empezaron un escaneo de todo el lugar, luego de tener la imagen completa tres puntos rojos aparecieron en el campo de visión.

[ᴛʀᴇs ᴄᴀ́ᴍᴀʀᴀs ᴅᴇᴛᴇᴄᴛᴀᴅᴀs]

Se podían apreciar las letras en la esquina superior derecha señalando cada punto donde se encontraban las cámaras.

[2 ᴅᴇsᴀᴄᴛɪᴠᴀᴅᴀs 1 ᴇsᴛᴀ́ ᴇɴ ғᴜɴᴄɪᴏɴᴀᴍɪᴇɴᴛᴏ]

Los lentes hicieron acercamiento hacia una cámara escondida detrás de un pilar en una de las construcciones cercanas a las rejas.

–Excelente. —sonrió de lado.

De su bolsillo sacó un celular el cual al encenderlo una proyección holográfica se presentó ante él. Sacó un cable que se podía extender tanto como quisiese y lo conectó de su celular a los lentes haciendo que en el holograma se viese la cámara que buscaba. Comenzó a teclear rápidamente, le hizo un acercamiento para poder identificar el tipo de cámara y siguió tecleando cuando pudo saber el número de serie. En un abrir y cerrar de ojos ya tenía acceso al funcionamiento de ésta y con un clic más la desactivó.

Satisfecho con su trabajo dejó salir una sonrisilla orgullosa de lado.

–Eres lo máximo Jaemin, si eres increíble. —se felicitó a sí mismo.

Apagó su celular y lo desconectó de los lentes llevándose estos atrás en su cabeza nuevamente y el aparato en su bolsillo junto con el cable. Volvió a ponerse la capucha encima y se aseguró de que su mascarilla seguía bien puesta, sería terrible si todo saliese mal y le pudiesen identificar sólo porque su cara era muy pequeña y esa maldita mascarilla le quedaba grande.

Salió de su escondite y corrió hacia las rejas, estando ya ahí le dio un vistazo más a sus alrededores para luego arremangar un poco su chaqueta en su mano derecha mostrando así un reloj, presionó un botón para luego ingresar una contraseña, después de que se desbloqueara fue a su menú de opciones donde oprimió la opción de "láser" activando esta.

Un láser salió del reloj apuntando hacia la reja comenzando a cortarla, sin embargo no pudo seguir con su trabajo ya que a lo lejos escuchó sirenas de policías.

–¡Mierda! —maldijo en voz alta y comenzó a correr por donde había llegado.

Se metió a uno de los edificios y se escondió detrás de la pared con la respiración errática. ¿Lo descubrieron?, eso no tenía sentido él se había asegurado de que no hubiese nadie y sabía que a esa hora de la mañana las patrullas de vigilancia aún no pasaban por esa zona.

¿Qué estaba pasando entonces?

Asomó su cabeza por la ventana esperando ver algo, las sirenas aún se escuchaban pero cada vez más cerca, se escuchaban varias al mismo tiempo por lo que no sólo era por vigilancia, había ocurrido algo seguro.

Sus pensamientos quedaron en segundo plano cuando en su campo de visión logró observar a un chico correr en la misma calle donde él estaba. Se quedó desconcertado, no realmente por la presencia de alguien más ahí sino por el estado en el cual se veía aquel chico, tenía lo que parecía ser una bata de laboratorio muy destruida puesta y...nada más. El chico se había ocultado detrás de un edificio al parecer para retomar aire, se veía muy asustado, completamente sucio y lastimado. A Jaemin le dio curiosidad.

No era la primera vez que presenciaba una persecución, al haber ido tantas veces a aquel lugar ya se ha topado con inexpertos que querían pasar la frontera e ir al área prohibida, la mayoría sólo por diversión, pero terminaban siendo vistos por las cámaras o las patrullas. Él, sin embargo, conocía el lugar casi como la palma de su mano y sabía los trucos y horarios de cada cosa por lo que ésta persecución en cuestión le parecía interesante. Además era muy temprano para que alguien más estuviese ahí y a juzgar de dónde había venido el desconocido no podía ser otro lugar que el vertedero.

Otra vez sus pensamientos fueron interrumpidos cuando divisó las luces de las patrullas, sin embargo el muchacho no se movía de donde estaba. Se había arrastrado en la pared hasta el suelo terminando sentado y con la cabeza gacha, no sabía si se había desmayado o seguía intentando recuperar fuerzas pero si seguía dónde estaba lo descubrirían. Maldiciendo en voz baja asomó más la cabeza sin saber porqué estaba haciéndolo realmente y gritó.

–¡Hey tú, muévete de ahí!

Pero no obtuvo respuesta alguna y cuando estuvo a punto de gritar nuevamente una patrulla derrapo y el chico levantó la cabeza con pesadez. Por instinto volvió a esconderse y pensó en quedarse ahí, solo escuchando como agarraban al tipo y se lo llevaban, de todos modos ya era hombre muerto no podía hacer nada pero algo en él le hizo volver a asomar la cabeza encontrándose con el chico ya levantado, se había despegado del edificio y ahora se encontraba a mitad de la calle con muchos policías apuntándole con sus armas.

El muchacho parecía aún más asustado y confundido, se había quedado parado ahí casi petrificado mientras que más patrullas llegaban de respaldo. ¿Tanto drama para sólo un idiota que cruzo la frontera?, era la primera vez que veía a tantos policías por un simple chico.

–¡Ésta es tu última advertencia!, ¡date por vencido o abriremos fuego! —escuchó decir.

Pudo observar como el chico cayó de rodillas, se veía demasiado cansado, casi podía ver el temblor de su cuerpo dando pequeños espasmos, y luego por un segundo el chico levantó la mirada y sus ojos conectaron. Una corriente eléctrica le recorrió todo el cuerpo y le hizo sobresaltarse, aquellos ojos estaban brillando.

–¡Uno! —gritó aquel hombre.

Los ojos de aquel muchacho eran de un morado lila brillante, como si fueran dos focos en sus córneas y le estaban mirando fijamente. Se sentía paralizado, como hipnotizado por aquellas iris resplandecientes y un escalofrío le recorrió la espina dorsal.

–¡Dos! —se escuchó el eco de las armas siendo recargadas por todo el desolado lugar.

Aquel chico a pesar de sus temblores y el claro miedo que reflejaban sus ojos, no se movió ni un centímetro. Aún tenía la mirada fija en el peli-azul, parecía que ambos estaban en una extraña conexión electrizante que ninguno estaba realmente al tanto de su alrededor.

Pero en un abrir y cerrar de ojos Jaemin pudo escuchar:

–¡Tres!, ¡disparen!

No supo como o de dónde encontró la valentía y fuerza para salir de su escondite y correr hacia aquel muchacho de cabellos blancos. Sólo lo hizo.

Corrió lo más rápido que pudo mientras que ingresaba a su reloj y apretaba la opción de "escudo". Se abalanzó hacia el chico mientras un escudo se proyectaba desde su reloj al mismo tiempo que los disparos comenzaron, todo pasó demasiado rápido.

Sin pensar bien las cosas tomó al muchacho del brazo e incitó a que se levantase, éste parecía aturdido y le miraba extrañado, supuso que su cerebro estaba intentado procesar todo pero ni siquiera él sabía que estaba ocurriendo.

–¡Vamos maldita sea, tenemos que irnos! —le gritó.

Antes de que lograse levantarlo los disparos cesaron y la voz de aquel hombre se volvió a escuchar.

–¡Ciudadano!, ¡no tiene permitido estar en esta zona y no debería intervenir en los asuntos de la policía este asunto no le compete a usted!, ¡aléjese del chico ahora mismo y le permitiremos irse sin cargos!

–¿Creen que soy idiota? —soltó en voz baja con un tono burlón— Dejarme ir, cómo no. —dijo mientras soltó el brazo contrario y apretaba botones en su reloj buscando algo.

–¡Ésta es su última advertencia!, ¡aléjese de él o volveremos a abrir fuego!

–Tsk le dije a Lele que no quitara esa opción, ahora mismo me vendría genial. —nervioso seguía buscando en su reloj pero parecía que efectivamente ya no estaba lo que tanto buscaba.

–¡Como quiera, tuvo su advertencia ahora asumirá las consecuencias!

–¿Este tipo no se calla nunca?, no me deja concentrarme.

–¡En posición!

–Mierda. —dejó lo que estaba haciendo y en su lugar comenzó a tantear sus bolsillos.

–¡Apunten!

–Mierda, mierda, mierda. —tanteó sus bolsillos traseros apresuradamente al fin encontrando lo que buscaba— ¡Aja!, te encontré

–¡Fuego!

–Maldición.

Pudo escuchar algunos disparos al mismo tiempo que algo le agarraba de la cintura fuertemente y era jalado por ello hasta chocar con algo más. Sintió la corriente eléctrica nuevamente pero esta vez con más potencia, recorriéndole desde la punta de los dedos de sus pies hasta la punta de sus cabellos y sin saber porqué se aferro a eso que tanto lo estaba sosteniendo.

Aún aturdido por toda esa sensación se obligó a levantar la vista y en su campo de visión apreció el perfil de aquel chico, los ojos de éste estaban brillando incluso más que antes y sus venas se resaltaban completamente azules. No sabe en qué momento pero ambos estaban de pie abrazados el uno al otro, un rayo de razonamiento apareció en sí y quiso apartarse mientras se le ruborizaban las mejillas por alguna extraña razón sin embargo la realidad le cayó encima.

No se escuchaban más disparos.

Volteó a ver al frente y todos aquellos policías ya no se encontraban ahí sino que se encontraban tirados y dispersos por todo el suelo, algunos aplastados en las paredes de los edificios y algunos otros aplastados por las patrullas que ya hacían volcadas por todas partes. Habían solo dos patrullas que se salvaron y algunos policías que intentaban ponerse de pie. ¿Qué había pasado?

–¡Oye tú, monstruo! —gritó uno de los policías que habían sobrevivido. ¿No sabía algo más que gritar?, se preguntó el peli-azul— ¡Maldito infeliz, te mataré!

Varios otros policías que aún estaban en buenas condiciones se le unieron y todos comenzaron a apuntarles con armas más pequeñas que las anteriores pero no quitaba el hecho de que podían matarles.

Sintió entonces como el chico le apretó más la cintura apangándolo aún más a él si era posible, tratando de ocultarlo con su propio cuerpo a pesar de que Jaemin era quien había llegado a su rescate. Una sonrisa burlona salió de sus labios ante tal ironía pero la borró al instante al recordar en la situación que se encontraba.

Los policías se acercaron más a ellos con la ira nublándoles la razón, recargaron sus armas y entonces Jaemin quiso volver a intervenir para detenerlos, sin embargo no fue necesario.

–¡Te vas a morir! —volvió a gritar otro más corriendo hacia ellos.

Sin embargo ante los ojos del peli-azul pudo presenciar algo que creía sólo podía ver en cómics o películas viejas. Sus ojos presenciaron cómo del chico de cabello blanco pareciese que salió disparada una onda poderosa que envió a volar a todos los policías restantes haciendo que se estrellaran en diferentes partes matándolos a todos.

Con su mano libre se restregó los ojos, ¿estaba soñando a caso?, ¿realmente nunca se despertó y sólo era un sueño dentro de otro sueño?. La humanidad había alcanzado mucha tecnología en todos esos años, la mayoría de libros de ciencia ficción se habían hecho realidad así que y casi nada podía sorprenderle pero, ¿ese chico había derribado a todas esas personas y patrullas con alguna clase de poder?

Sus ojos, tan abiertos como podía tenerlos, se volvieron a posar en el muchacho que parecía seguir alerta. El agarre que tenía en su cintura seguía siendo fuerte y le empezó a doler un poco, las venas del chico estaban un poco más sobresaltadas que antes y con un tono más oscuro, tenía la mandíbula apretada con tanta fuerza que podía imaginar como se podrían romper sus dientes.

Parecía u demonio en ese momento pero por alguna razón no quiso huir.

–Oye, blanco. —le llamó, su tono salió suave esta vez— Me vas a romper la espalda.

Sólo entonces el chico pareció reaccionar y su mirada cayó en el peli-azul. Jaemin sintió como se le cortó por un momento la respiración cuando volvió a tener esos iris resplandecientes encima suyo, el morado lila brillando como un farol.

–¿Me vas a soltar o...?

Sin decir nada el chico retiró su brazo despacio, aún con su penetrante mirada puesta en él, y ambos se quedaron en un extraño silencio. No era incómodo pero tampoco era realmente cómodo, sólo era raro y había un poco de electricidad en el ambiente que a Jaemin no le importaba mantener pero sabía que debía romper ese momento inusual.

Justo cuando sus labios se abrieron para decir algo otras sirenas de patrullas se escucharon a lo lejos más el típico sonido de las hélices de helicópteros estando muy cerca y supo que era momento de irse. Tomó el brazo ajeno rápidamente y comenzó a jalar lo sin mucho esfuerzo parecía que el peli-blanco ya no tenía muchas fuerzas.

Lo llevó al mismo lugar donde se había escondido anteriormente y se escondieron ahí. Ambos se deslizaron por la pared hasta quedar sentados en el suelo, el chico parecía que en cualquier momento se desmayaría y no era buena idea intentar correr lo más cerca a la frontera en ese momento pero tampoco podían quedarse ahí, al llegar a la escena los policías no dudarían en buscar cada rincón para encontrarlos.

Por suerte él conocía la zona.

Volvió a tomar del brazo al chico quién se sobresaltó por el toche, sin embargo nuevamente no hizo nada más que seguirlo cuando este volvió a arrastrarlo hacia el interior del edificio abandonado.

–Camina agachado, podrían verte por las ventanas. —le indicó.

Caminaron hacia otro espacio separado por una larga pared destruida, luego doblaron a la izquierda por un largo pasillo hasta llegar a la última habitación. Ingresaron en esta cerrando la puerta de paso, por fin pudieron pararse decentemente al estar ahí, no era una habitación muy grande pero tampoco pequeña y estaba destruida como el resto del edificio sin embargo ésta estaba un poco más completa.

El peli-azul se dirigió hacia una vieja cama polvorienta para luego agarrarla y comenzar a arrastrarla hasta el otro extremo de la habitación sin mucho esfuerzo. Luego se acercó a la pared que antes era bloqueada por la cama y le empezó a dar golpecitos hasta que escuchó hueco, entonces empujó con un poco de fuerza haciendo que la pared se abriera revelando que en realidad había una puerta escondida.

–Ven. —le dijo, sin embargo éste no se movió— Ven maldita sea, no tenemos mucho tiempo.

El chico se le acercó aún con cautela pero con la misma cara seria que había mantenido todo ese tiempo.

–Métete ahí, nos llevará a las alcantarillas y podremos salir a una calle que está cerca de la frontera. —aún vio duda en aquellos brillantes ojos así que prosiguió— Escucha, sé que soy un extraño y que han pasado cosas raras y ni siquiera nos conocemos y ni yo sé porque estoy haciendo esto pero te puedo decir que antes bien pude irme y dejarte a tu suerte y podría hacerlo justo ahora también así que o te metes ahí y confías en mí o te atrapan los uniformados. Tú eliges.

La expresión del muchacho nunca cambió sin embargo acató sus ordenes y se introdujo en aquel agujero sin rechistar, el peli-azul le siguió después no sin antes con su mismo reloj disparó una cuerda que se enganchó en una de las patas de la cama anterior y la arrastró como pudo de vuelta en donde estaba antes para después cerrar justo cuando la policía entraba a ese edificio a inspeccionar.

Estaban a salvo, por ahora.

Primer capítulo, tardé como 6 días en poder hacerlo y aún así le he ido modificando cosas a lo largo de los días.

Sinceramente este realmente fue un reto para mí ya que en mi vida he hecho una historia cyberpunk y uff crear una historia así lleva trabajo. La canción que se me asigno de hecho hace mucho tiempo cuando a penas había salido el video irónicamente pensé "algún día me gustaría hacer una historia basada en esta canción" y pues...enos aquí.

No es lo que tenía planeado en ese entonces pero es lo que es, este fue el fruto que salió de la canción y no hay arrepentimientos.

Igual creo que esto ha sido la cosa más larga que he escrito en toda mi vida con casi 4000 palabras omg, ni yo sé de donde salió tanto.

Anyways

Espero les guste y se vayan enamorando tanto como yo.

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