🥧. ! 005 » OS
ᵗʳᵉˢ ᵖᵃˢᵗᵉˡⁱᵗᵒˢ 🥧
︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵
One-Shot
Los pobres trabajadores del local perseguían a los tres jóvenes por todos lados, no porque estuvieran haciendo desastre, sino porque siempre que llegaban se llevaban una cantidad de ropa exagerada.
Uruguay ya tenía una pila de ropa que paseaba un pobre hombre por todo el local. Cada que encontraba algo más lo acomodaba en la pila. El hombre soltó un suspiro, ya sentía los brazos débiles de tanta ropa, y tampoco podría decir que faltaba poco así que debía armarse de paciencia hasta que el uruguayo se dignara a decir que ya no quería comprar más nada.
Uruguay pudo notar de reojo como al hombre le estaban temblando las piernas por solo llevar un poco de ropa, eso lo hizo reírse y burlarse de él con la mirada. Dejó de tomar más ropa un segundo para cruzar su brazos y mirarlo fijamente, alzando una ceja mienstras observaba sus minis quejas.
— " ¿Te estás quejando por un poco de ropa, flaquito? Deberías ir un poco al gimnasio me parece.. " —
Ni siquiera le importó ni se molestó en seguir la charla. Retomó su búsqueda de ropa e ignoro lo que quiso haberle dicho el pobre hombre. Uruguay era de esos compradores arrogantes que trataba de cualquier manera a los vendedores, excusándose con un "el cliente siempre tiene la razón".
Argentina, mienstras, estaba en los vestidores. Desde hacía rato que le estaba "desfilando" prendas de ropa a otro hombre de la tienda. Se probaba uno, salía, le preguntaba que tal le quedaba y el hombre daba su gentil opinión. Ya estaba tan acostumbrado a eso que ni siquiera tenía que fingir que le gustaba como le quedaba para que se lo llevara, era como una extraña confianza entre ellos.
— " Este? " — salió del vestidor con aquel lindo pantalón que hacía juego con la remera blanca que llevaba puesta. El hombre, examinando su outfit, solo pudo soltar una leve risita mienstras mordía su labio. Asintió con su cabeza luego de divagar por el cuerpo del chico, terminando su búsqueda en los ojos ámbar de Argentina. Este otro suspiro, volviéndose a ver en el espejo para encontrarse alguna imperfección, cosa que no tardo en encontrar. Se disgustó por su apariencia y volvió a meterse en la cabina del vestuario, listo para su nuevo cambio.
Paraguay era el más tranquilo de los tres. No le gustaba molestar tanto a los trabajadores por lo tanto no se llevaba la misma cantidad de ropa que sus amigos, pero lo que le agradaba era escuchar los lindos comentarios del joven que lo ayudaba a elegir su ropa. Si, quizás lo hacía solo para que comprara la prenda y lo dejara tranquilo, pero la linda manera en que lo halagaba lo hacía sentir más tranquilo. Lo ayudaba ya que siempre llegaba tenso a los locales. No era fan de salir a espacios publico, siempre se sentía observado y hasta juzgado con miradas de los extraños, terminaba mirando el piso mienstras jugaba con sus manos o tomaba la de uno de los chicos para calmarse.
El hombre el sonrió al tomar por cuenta propia un buzo oversize y se lo mostró al paraguayo.
— " Creo que te lo deberías probar. Es largo como te gusta y super calentito. ¿Que dices? " —
Paraguay sonrió sutilmente observando la prenda. Si, no mentiría, era de su agrado y tenía un color que llamaba su atención, tal vez y seguramente se lo llevaría. Asintió tímidamente con su cabeza, haciendo sonreír así al vendedor que lo ayudaba y añadiéndo el lindo buzo a su pequeña acumulación de ropa.
...
Luego de un largo rato decidieron terminar con su día de compras. Al pagaer claramente se notó que gastaron demaciado, pero eso no les importaba ya que eran jóvenes y según ellos para eso era la plata. Más a mitad del mes empezarían a quejarse de que se quedan sin plata.
Terminaron merendando en un café para hablar de lo que compraron acompañado de unos ricos pastelitos dulces y cafesitos a elección. Felices contaban pequeñas anécdotas del día, causando un poco de bullicio en la mesa.
— " Me miraba más el culo que la ropa. Me daba una bronca, boludo.. " —
Uruguay y Paraguay carcajearon por aquello. Siempre tenía problemas con ese mismo hombre cada que iba a la tienda, y siempre terminaba quejándose en el mismo café todos los meses.
— " Boe.. para la próxima chamuyatelo y te regala toda la ropa que quieras. " —
Argentina sonrió, mirándolo con cara de no saber si reírse o suspirar cansado.
— " A mi me cayó bien quien me ayudó " —
— " Siempre te caen bien, Paraguay. " —
Hizo un pequeño puchero con sus labios al escuchar eso, pero ¿Quién puede culparlo? Todo comentario bonito le hacia sentir bonito. Uruguay terminó dándole un tierno besito en la cabeza como consuelo, Argentina apoyo su cabeza sobre su hombro, ambos haciéndolo sonreir feliz. Los mimos de sus amigos siempre serían mejores que los comentarios de los desconocidos.
Quedaron en un cómodo silencio mienstras comían lo que habían pedido. Estaban exhausto por comprar y solo querían llegar a sus casas y descansar. Aún comentaban un par de cosas más, pero ya no con la misma emoción que al principio. Por lo menos terminaron bien su día, no podían quejarse.
...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top