Allá…
en la negrura de mi conciencia,
donde mi mente se desvanece en mi rostro,
ella, me envuelve con sus brazos invisibles.
Me rodea con su suave y dulce presencia.
Una brisa que acaricia mi piel.
Mi alma en éxtasis;
Me sumerjo en los flujos trasparentes,
donde el tiempo va conmigo
en combinación con las palpitaciones.

La realidad se distorsiona,
como un espejo roto.
Los colores explotan sobre el iris,
en un caleidoscopio de locura.
Mi corazón late fuertemente,
como un tambor en el baúl mental.
Las melodías de las esferas
me llevan a la eternidad
de monólogos internos.

Y más allá…
Con su poder ancestral.
Un viaje a la conciencia,
donde la mente se desata
en paralelismo en un río de visiones
que fluye como un torrente,
llevándome a los confines
del universo y del tiempo.

Vejo la cara de Dios
en la geometría del cosmos.
La danza de las moléculas
en las sinfonías de la creación,
la muerte y el renacimiento;
Por el ciclo perpetuo,
me siento uno con todo,
en la unidad de las líneas doradas
que me conectan con mis antepasados.

Ella, me muestra la belleza de la nada,
del vacío que late
con la pulsación de mis neuronas.
El tren de la salida
me lleva a las puertas de la percepción,
donde la realidad se cristaliza
y la conciencia se expande,
sin límite del tiempo.

Animals As Leaders