Capítulo Veinte

Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.

"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena

Mira Onii-chan — se acercó a su hermano emocionada, con Pakkun en brazos — ¿No es lindo? —

Si... claro, dattebasa — ni siquiera había volteado a mirarla, lo que le causó cierta molestia.

Estaba harto, Pakkun estaba harto de lo mismo. Él no había sido entrenado para ser la mascota personal de esa niña, y luego de varios días en la misma rutina, probando distintos atuendos como si fuera un juguete de adorno había llegado al límite de su paciencia. 

No, no soy lindo — se quejó, confundiendo a la pequeña peliazul.

¿Ehh?  —

No tuvo tiempo de preguntar qué le pasaba, pues el can procedió a morderla para soltarse de su agarre, desapareciendo después en una nube de humo, no sin antes mirarla enojado repitiendo las mismas palabras - No soy lindo -

¡Ita... Itaiii! — se quejó al borde de las lágrimas — ¿Viste lo que hizo, Onii-chan? — cuestionó a su hermano, quien parecía muy entretenido para prestarle atención — El perro malo me mordió — utilizó uno de sus pucheros lastimeros, con tal de que el rubio volteara a verla.

Por supuesto... se ve muy bien  

"Ni siquiera me estás escuchando, Boruto" pensó indignada. Si su hermano quería jugar sucio, ella podía sacar provecho de eso también.

¿Me darás tu mesada de este mes, Onii-chan? — preguntó con segundas intenciones, si aquello funcionaba, tendría el doble de dinero la semana entrante.

Si Hima, lo que quieras — fue una respuesta vaga, pero debía asegurarse.

¿Sin devolución? 

Si... sin devolu... ¡! — algo pareció hacer click en la mente del rubio — Espera... ¿qué? — 

Volteó en su dirección por fin, encontrándose con una gran sonrisa en el rostro de la menor, de esas que usaba cuando lo molestaba o le sacaba provecho a su descuido

Hasta que por fin reaccionas, O-nii-chan — deletreó con sorna lo último apropósito, riéndose de él.

Oye Hima... —

No, te lo mereces por ignorarme — le interrumpió orgullosa de haber ganado dinero extra.

Eres una tramposa, dattebasa — suspiró derrotado, causando en ella risas divertidas.

Por cierto, ¿qué era lo que mirabas, Onii-chan? — el joven apuntó y miró hacia adelante, indicando que hiciera lo mismo.

¿Lo ves? — apuntó hacia Kakashi, quien estaba junto a su madre.

Hai — asintió — ¿Qué pasa con él? —

Ese anciano... siempre vive cerca de Okaa-san, dattebasa — argumentó mosqueado — Viene casi todos los días, le trae regalos, roba su atención — a los ojos de la peliazul, parecía estar celoso — Me pregunto qué se trae 

Ambos miraron en silencio a los dos adultos, quienes parecían estar muy concentrados en una divertida conversación, pues las sonrisas por parte de su madre no pasaban desapercibidas.

¿Y si ... le gusta mamá? — agregó Boruto de repente, con cara de espanto.

¿Huhg? — la menos ladeó la cabeza, y al entender lo que quería decir abrió con desmesura los ojos — ¿Crees que quiera ser nuestro Otō-san? —la emoción era palpable en sus palabras.

¿Ehh? ¡¿Ese anciano?! — no podía creer lo que su hermana estaba diciendo — No... no juegues 'ttebasa. Podría ser nuestro abuelo — un escalofrío recorrió su espina, obligándole a abrazarse a sí mismo.

No exageres, no es tan viejo — la vio entrelazar sus manos tras su espalda, y mecerse en dirección al patio — Además... es guapo —

Se quedó un momento paralizado, viendo como huía después de decir aquello, y cuando su cerebro hubo procesado la información, su mandíbula cayó al piso de la impresión y el horror.

"¿Qué acaso se había vuelto loca?" no pudo evitar pensar.

¡Oi, Hima! — soltó su consola y fue tras ella, tendrían un seria conversación — ¡Vuelve aquí, dattebasa! 

●●●●

No tenía que molestarse, Kakashi-sensei — mientras tanto, ambos adultos seguían con su conversación, ajenos a las especulaciones de ambos niños.

Deja de llamarme Sensei, Hinata — le corrigió con cariño — Puedes decirme sólo Kakashi. Y sobre lo otro, no es nada —

¿D-De verdad no le molesta? — recibió una negativa de su parte, haciéndola asentir resignada  — B-Bueno... está bien —

Se había aparecido al caer la tarde con algo especial para la cena, la cual planeaba preparar él mismo. Y aunque apreciaba su amabilidad, llegaba un punto en que le incomodaba tanta atención.

¡! — el grito de Boruto llamando a su hermana captó su atención, sí que se apresuró a mirar en su dirección.

Parecen divertirse —

Siempre lo hacen — el peligris notó sus ojos brillar con lo que supuso era amor y calidez maternal — Es bueno verlos tan felices después de... todo esto —

Dicen que los niños tienen gran capacidad de adaptación —

Mmm... madre dice lo mismo — susurró para sí misma, recordando a la mujer que la había acogido en su hogar y su familia como una más. La extrañaba, a todos ellos.

Fueron a la cocina, y a pesar de la insistencia por parte de él para que se relajara, la pelizaul no dio su brazo a torcer, le ayudaría a preparar la cena.

Cuatro manos es mejor que dos — ese había sido el comentario que lo dejó totalmente derrotado, no podría hacerle cambiar de parecer.

Entre pequeñas charlas y varios silencios, la hora avanzó al punto de caer la noche, momento en que el timbre sonó, anunciando la presencia de un invitado inesperado.

¿Esperabas visitas? — inquirió el peliplata extrañado, pocas personas sabían la ubicación de la mujer como para venir sin avisar, y por la cara que veía ella parecía estar en la misma situación.

N-No... 

Iré a ver entonces — 

Se quedó en la cocina mientras él iba a echar un vistazo, preguntándose silenciosamente quién sería la persona en la puerta. Sus preguntas fueron contestadas al escuchar la voz de la fémina, reclamando a Kakashi sobre por qué estaba ahí.

¿Dónde está mi Onee? ¿Y qué hace aquí Rokudaime? 

Este es mi hogar — respondió el mayor como si fuera lo más obvio del mundo.

¿Hanabi? — salió en dirección a la puerta, donde ambos aún discutían.

¡Onee-sama! — pasó de largo, ignorando las advertencias del peligris, lista para abrazar a Hinata — ¿Dónde estabas?, llevo días buscando tu rastro... —

Okaa-san... — 

... ¿quién es ella? — al ver el alboroto, los gemelos se acercaron, completando de forma natural la oración del otro. La castaña se quedó de piedra. 

"¿Okaa-san?" volteó a ver a su hermana, quien apenada le devolvía la mirada a la par que intentaba explicarse con sus hijos. Estaba pasmada, pero sobre todo quería echarse a llorar.
¿Acaso su hermana había huído por ellos? ¿Pasar por eso totalmente sola? ¿Cuánto habría sufrido su querida Onee? 

Al ver la expresión en su rostro, se acercó a ella y le tomó la mano con cariño, confortándola con su dulce calor, ante dos curiosas y azuladas miradas.

¿Y? ¿Quieres acompañarnos a la cena, tía Hanabi? —

●●●●

¿Padre? — 

No esperaba verte por aquí a estas horas, Naruto — 

Mentía, Umino Iruka mentía como un canalla. Sabía que lo encontraría en ese lugar, y justo por eso era que se encontraba allí. Además era normal para un padre, título que se ganó en el momento de su casamiento, preocuparse por su hijo.

Sólo... pensaba

¿Tenía que ser justo aquí? — miró la lápida a los pies del joven, la cual aún tenía restos de incienso — ¿Algo te preocupa? 

N-No... — vaciló por un momento, y ante la mirada del mayor decidió admitir — Bueno, sí. Las cosas con Sakura-chan no van del todo bien, el trabajo se vuelve más exigente y...

¿Y? — no contestó, sólo se quedó callado, sintiendo el soplar de la fría brisa en su piel.

Para el castaño, aunque no lo dijera, era algo obvio. Si no, no estuviera frente a la tumba del genio Hyūga, a la espera de respuestas que no llegarían. Sabía que se sentía culpable de lo sucedido con Hinata, y luego de ser informado por Kakashi, entendía el actuar de la joven. Personalmente estaba un poco decepcionado del rubio, aunque no era el único culpable de su situación.

Está bien sentirse perdidos algunas veces — captó la atención del Uzumaki, quien miraba a la luna perdido en sí mismo — Los problemas pueden abrumarnos, pero es acertado enfrentarlos y no salir huyendo de ellos — se acercó y tocó su hombro de forma paternal, ejerciendo un poco de presión para enfatizar lo que diría — Ni de los problemas... ni de los secretos, podrían darte sorpresas si los dejas crecer 

Se sostuvieron la mirada un tiempo, hasta que el castaño palmeo su espalda a modo de despedida, debía volver a casa pronto o Anko podría armar un escándalo.

Sorpresas... — suspiró al viento una vez quedó sólo.

No dio importancia a esas palabras hasta días después, cuando apareció en su oficina sin aviso. Tan diferente a como la recordaba, tan hermosa como siempre había sido, tan determinada que le causó escalofríos.

"Hinata..." porque sí, ella había vuelto y esta vez lo hacía acompañada.


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El gran reencuentro ya está cerca, ¿Qué hará Naruto cuando vea a Hinata y se entere que es padre?

Nos leemos (✿◠‿◠)

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