7. Acciones

Capítulo 7

–Al parecer todo está correcto —dijo Stephen terminando de ver los reportes—. Felicidades, oficialmente no estás muriendo.

«Me cae bien.

–Gracias por las felicitaciones —respondió Tony con gracia—. También estuve pensando de que si es posible sacar este reactor junto con la metralla.

–Por supuesto, cualquier buen cirujano podría.

–Tú eres el mejor cirujano del hospital ¿No? —el mayor sonrió arrogante.

–Aunque no tendría ninguna dificultad hacer esa cirugía. Quiero retos, señor Stark. Cualquiera de mis colegas podría encargarse de eso.

Y salió de la sala.

–Es más arrogante de lo que recordaba —mencionó Tony en voz baja.

«Lo dice el que se denomina a sí mismo como genio.

–Ah, cállate.

Al salir, Pepper lo esperaba con una gran sonrisa.

–¿Y?

Tony mostró triunfante el reporte que indicaba que estaba más sano que una lechuga.

–¿Ahora sí me gané la cita? —Pepper sonrió. Le quitó el reporte y le dio un beso en la mejilla.

–Por supuesto.

—·•·—

Unos pocos días pasaron luego de su operación, hasta que una llamada de Fury alertó a Tony que ya tenían al soldado del invierno en su base.

El castaño no tardó en ponerse su traje e ir al lugar, usando la máxima velocidad y casi sin haber dado el aviso de que iba a salir.

Llegó con la gracia que le permitía el traje y por cómo recordaba aterrizar. Fury lo esperaba con sus manos detrás de su espalda y típica mirada seria.

Tony salió de su traje y lo dejó allí.

–¿Tardé mucho?

–Bastante —contestó Fury con bastante sarcasmo y empezó a caminar. Tony le siguió de cerca dejando que el traje caminara cerca de él—. Logramos infiltrarnos y destruir la base desde dentro... Pero los de Hydra son mucho más peligrosos de lo que ya pensábamos —llegaron frente a una celda, con algunas pantallas de la parte de afuera con distintas perspectivas.

–¿Qué ha hecho desde que llegó?

–En un principio parecía drogado, pero bien. Hacía sus necesidades, comía, y sólo se quedaba sentado en el colchón mirando el suelo —intercambiaron miradas un momento y volvieron a mirar la celda—. Pero hubo un momento que explotó en cólera. No hubo nadie ni nada que lo provocara... Simplemente intentó romper la celda. Se necesitaron 6 agentes y un buen sedante para dormirlo, desde ahí ha estado así. Tuvimos que amarrarlo por seguridad, le rompió la nariz al más fuerte.

–Ya veo. ¿Han intentado hablar con él? —Fury negó con la cabeza.

–Lo único que sabemos es que se llama James Buchanan y que fue secuestrado en la segunda guerra mundial.

–Eso es bastante poco para ser agentes especiales —Tony se sobresaltó cuando la voz de la Muerte se escuchó a su lado. Allí estaba ella, mirando la prisionero con indiferencia.

Tony suspiró y Fury lo miró extrañado.

–Dame espacio, quizás pueda intentar algo.

El mayor lo miró un largo rato, y terminó por asentir. Le indicó dónde estaba el micrófono y salió de la sala. Al castaño le extrañó la confianza.

–¿Qué vas a hacer?

El castaño no respondió ante la evidente provocación. Era obvio que ella no manejaría el espacio para hacerlo parecer cuerdo y no hablar al aire.

Activó el micrófono.

–Buenos días —saludó con voz clara. El soldado no se movió—. Vale, sé que no me puedes responder, pero sí escuchar —continuó ya un poco nervioso—. Eres James Buchanan Barones. Ex soldado de la Infantería 107... Mejor amigo desde la infancia de Steve Rogers —el prisionero movió su brazo en señal de reacción a lo que decía. Tony sonrió y recopiló roda la información que investigó y que el propio Steve le había contado en sus largos años como Vengador.

–Cállate —murmuró el soldado, sus manos estaban apretando el colchón fuertemente.

–Fuiste capturado por Hydra durante la guerra y el Capitán América te salvó. Formaron los Comandos Aulladores para seguir deteniendo instalaciones Hydra.

–Detente —el mayor se agarró la cabeza fuertemente. Tony continuó.

–Pero en tú última misión caiste de un tren y fuiste capturado de nuevo por Hydra, transformándote en el soldado del invierno.

–¡Cállate! ¡Cállate! —gritó James llegando a deformar su voz por lo fuerte que lo había hecho. Con su brazo de metal golpeó la pared, deformándola alrededor de su puño.

Se lanzó a seguir golpeando la pared, y antes de que los agentes fueran enviados a detenerlo, Tony hizo un gesto a la cámara para que no lo hicieran.

Casi partió la pared, sí, pero luego de 1 minuto se tranquilizó y se quedó quieto, sentado de nuevo en el colchón. La Muerte miraba con una pequeña sonrisa a ambos castaños.

Tony apagó el micrófono y sonrió triunfante.

–Te faltó mencionar asesino de padres —Stark frunció el ceño y la miró de reojo con desaprobación, a lo que ella sólo sonrió ampliamente.

–A eso se le llama deslavado de cerebro. Sólo hay que dejar que sus neuronas hagan sinopsis y vuelvan a sacar sus viejas memorias, reemplazando las puestas a la fuerza —explicó Tony bastante más alegre de lo que cabría esperarse, sabiendo que lo estaban escuchando.

Salió de aquel sala con su siempre fiel compañera muy cercana a su cuerpo, casi rozando ambos hombros.

–Me impresionas, Stark —dijo Fury apenas lo vio.

–Como siempre ¿Ahora soy de S. H. I. E. L. D o qué? Les hice todo un trabajo de investigación básica que ustedes no pudieron descifrar.

–¡Eso es! Pónelo en su lugar.

El mayor suspiró pesadamente y pasó una de sus manos por su cara.

–Hablaré con unos cuantos superiores a ver si te puedo hacer oficial. Te avisaré cuando lo logren. Sería... —se notaba que se estaba arrepintiendo de sus palabras. Ahora habló más bajo—. No puedo creer que diré esto. Pero en verdad sería útil si trabajaras aquí.

–Pff, claro. Si ya hiciste todo esto sin ser oficial, a saber lo que harás cuando estés dentro. Ahora pregunta por el Tesseracto.

Tony estuvo a punto de revelar algo que ni debía, así que con toda la voluntad que cargaba, terminó con la conversación.

–Gracias. Aprecio el comentario, pirata, qué mal que no lo grabé —rió—. Nos vemos.

Se subió a su traje y partió de vuelta a su hogar rápidamente.

Apenas aterrizó empezó a pelear con su compañera, sabía que ella escucharía.

–¿Puedes dejar de hacer eso?

–¿Hacer qué? —preguntó la Muerte apareciendo a su lado.

–Oh, sabes muy bien el qué. Si quieres divertirte, hazlo, pero no me hagas decir estupideces. Ya me ha pasado muchas veces, acabarán por tratarme de loco.

–Mh, tú eres quien habla sólo.

–Escúchame —le apuntó con un dedo y eso fue un detonante.

–No, escúchame tú —todo alrededor de tornó de un negro completo y el cuerpo de Tony se sintió flotar. La Muerte desapareció, pero seguía escuchando su voz en su oído. Su voz ahora era más imponente—. Tú sigues existiendo gracias a mí poder, y puedo quitarte la vida si se me da la gana —ahora todo volvió a la normalidad, excepto que la Muerte seguía estando frente a él con la manos en sus hombros—. Pero no lo hago porque me causas demasiada curiosidad. Voy a seguir jugando contigo te guste o no, cariño, así que vete acostumbrando.

–Aún así... —se atrevió a hablar el menor—. ¿Es necesario estar presente incluso cuando voy al baño? No te hagas la que no sabe, te he escuchado hablarme mientras meo.

La Muerte, lejos de molestarse, soltó una pequeña carcajada y se acercó más a él, casi rozando sus casi inexistentes labios con los ajenos.

–Quizás a partir del 2014 me verás menos —ronroneó.

Y simplemente desapareció.

Al pestañear y volver a la realidad, se dio cuenta que aún tenía el traje puesto. Esa mujer había cambiado el tiempo a cuando recién estaba llegando.

–Wow... Necesito un trago —murmuró saliendo del traje y, recogiendo lo poco que le quedaba de cordura, se dirigió al penthouse.

—·•·—

Le quedaban alrededor de 2 años para la llegada de Loki y los Chitauri, así que dejó ese tema aparte y centrarse en otros temas también importantes.

Los gemelos Maximoff y el miembro de Hydra, Wolfgang von Strucke.

Revisó cada noticia y cada documento aún no mandaban los misiles a nombre de Industrias Stark. Los hermanos aún no cumplían los 10 años, estaba a tiempo de hacer algo.

Puede que Wanda fuera poderosa. Stark lo sabía demasiado bien, ella podría contra Thanos sin dudas, pero... Seguía siendo una niña. Pelearía una batalla que no le pertenecía, y si hace lo correcto, no requerirían arruinar su vida normal para utilizarla como arma.

Así que preparó todo.

Mandó a construir refugios para los de Sokovia. Invirtió gran parte de su fortuna en sólo la reconstrucción de los pueblos y traslados de los más necesitados a lugares más seguros.

Administró y se aseguró de encontrar a cada terrorista que había comprado de su mercancía letal, lo que se tradujo como noches enteras sin dormir, administraba cada movimiento a pesar de que Jarvis le dijo en varias ocasiones que él se podía encargar. No quería dejar nada por alto.

Recordó a Wanda y lo rota mentalmente que se veía en aquella celda. Recordó la culpa porque Ultrón asesinó a Pietro. La impotencia al ver que Bruce no podría volver, a pesar de que...

Bruce.

La taza de café que tenía en sus manos se resbaló.

¿Hace cuánto que no recopilaba la información de sus recuerdos así?

–¡Mierda! —exclamó al darse cuenta que se había quemado.

–Mis sensores detectan que sufrió quemaduras de tercer grado en su mano izquierda.

–Sí, yo también lo noté. Gracias.

–Por nada, señor.

Tony pudo sonreír. Extrañaba esa voz sarcástica de su amigo virtual. Pero de inmediato recordó al doctor.

Aquel que compartió el espacio de la torre y las noches en el laboratorio. El  que podía mantener conversaciones interesantes sobre teorías, postulados y de ciencia... Aquel que se quedó dormido cuando él quiso abrir sus sentimientos e intentar desahogarse sobre lo que le pasó luego de Nueva York.

«Duele, ¿no es así?

La figura de la Muerte estaba frente a él una vez más. Estiró su delgada mano y tocó la contraria suavemente.

–A pesar de que es tú hermano de ciencias... Sigue siendo muy desconsiderado.

–Detente, me volverás loco.

 Yo sólo te recuerdo lo que estás pensando, nada más —ronroneó y le tocó el rostro suavemente.

–Voy a conseguirte un novio o algo.

La Muerte rió y desapareció, sólo para aparecer sentada en un escritorio lejano mientras seguía observando.

Tony suspiró largamente y siguió a lo suyo, intentando ignorar su mano quemada y el líquido derramado en el suelo.

Lo logró, tal y como en sus cálculos.

Viajó a Sokovia a pesar de la ansiedad que eso le provocaba. Ya había pasado la fecha de la muerte de los hermanos y el ataque terrorista que originaría el rencor justificado de los gemelos. Los misiles habían explotado en el anterior lugar, la gran mayoría de la gente que lo escuchó, sobrevivieron.

Y él estaba en el nuevo pueblo para verificarlo.

Fue recibido por aplausos, halagos y algunos abrazos de los más pequeños o los padres de familia. Pero en su mente sólo estaba la búsqueda de aquellos gemelos.

Y los encontró.

Ambos lo miraron con una gran sonrisa, volteando a ver a sus padres y preguntando con la mirada si estaba bien ir a saludarlo, a lo que los mayores asintieron.

Ambos chicos acercaron rápidamente.

Pietro se mantuvo inmóvil, pero con una gran sonrisa. Mientras que Wanda hizo algo que Tony nunca pensó recibir de ella. Un abrazo.

La pequeña se aferró a su torso, repitiendo una y otra vez en su idioma natal: "Gracias".

Tony correspondió al abrazo hasta que ella se decidió alejar. Volteó su mirada a su hermano, y a éste le revolvió el cabello felizmente.

Ambos niños volvieron con sus padres y Tony no podía estar más feliz.

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