50. Locura

Capítulo 50

–Tony... Tony tranquilo, es una pesadilla. Despierta, pequeño.

Escuchó la dulce voz de su madre llamándole, mientras su suave mano acariciaba su hombro.

Abrió los ojos llenos de lágrimas. La miró muy confundido.

–Ma... Mamá —sollozó con su pequeña y tierna voz. Estiró sus manos hacia ella, y la mayor lo recibió en un abrazo—. Mamá —sollozó una vez más—. No me dejes —vio entre el abrazo unas extrañas marcas en el cuello de su madre.

–Vamos Tony, el internado no es tan malo. Nos veremos los fin de semana.

–¿Lo prometes?

Al abrir los ojos estaba en la parte de atrás de un auto. Se sentía pequeño y fuera de lugar, asustado.

–¿Mamá?... ¿Papá? —habían chocado. Ambos adultos estaban débiles y no respondían bien a sus sollozos.

Alguien abrió la puerta.

–Ayuda... Ayuda a mí esposa —Tony vio por la ventana con horror quien había sacado a su padre del auto—. ¿Sargento Barnes...?

–¡Papá! —gritó el pequeño, pero nadie lo escuchaba.

Golpe tras golpe, asesinó al Stark mayor para luego dejarlo sentado nuevamente.

Luego una mano rodeó la garganta de la mujer, y la estranguló.

Sus gritos y lloriqueos no se escuchaban. Estaba atrapado en su propio ser, ajeno a todo.

Sintiéndose un niño pequeño queriendo ayudar a su madre, pero no pudiendo.

No haberse despedido, no haberlos acompañado. No haberles dicho que los amaba antes de que partieran a aquel viaje.

El brazo del soldado del invierno rompió el vidrio y lo tomó del brazo fuertemente.

Gritó. Pero la sensación de dolor desapareció a los segundos, por una sensación cálida.

–No llore, señor Stark —susurró aquella voz que tan bien conocía. Su mayordomo... Su amigo.

–No estoy llorando —Tony tomó su mano arrugada fuertemente, sintiendo su fría y enferma piel—. ¿Jarvis? No me dejes.

–No soy... Jarvis —volteó.

Visión estaba mirándolo, y terminó por darle la espalda y alejarse, dejándolo sólo.

–Hay muchos usos para una parálisis temporal... Ay, Tony. Cuando ordené que te asesinaran... Estaba preocupado de estar... Matando a la gallina de los huevos de oro. Pero, verás, fue... —sintió un profundo dolor en el centro de su pecho—... Obra del destino que sobrevivieras. ¿Crees que sólo porque tienes una idea, significa que te pertenece? Tú padre nos ayudó a crear la bomba atómica. ¿En qué clase de mundo viviríamos si hubiera sido tan egoísta como tú? Lástima que involucraste a Pepper, me hubiera gustado que viviera.

–¿Tony? ¿Tony?

Escuchó la voz de su prometida a lo lejos, pero no se podía mover, estaba totalmente paralizado.

–Ton-

Un láser atravesó su estómago y el castaño vio cómo su cuerpo caía inerte de nuevo, ojos pegados hacia su dirección, sin vida. Y él sin poder hacer nada. Quieto y sentado, muriendo por la falta de su reactor.

Todo pasaba frente a él sin poder hacer nada.

Escuchó la risa sínica de Obadiah antes de ver lo que quedaba de su cadáver a medio explotar.

–¡Morirás!

–¡Hazlo!

El dolor y los síntomas de su envenenamiento por el paladio. Los Hammer-droides... La muerte de un pequeño niño con una máscara de Iroman por no haber llegado a tiempo a salvarlo.

Ver su cadáver frente a él. Ver el cadáver ensangrentado de un niño que no pasaba de los 7 años con la máscara de juguete del traje que se supone lograría salvarlo.

–¿Qué queremos? No... ¡¿Qué quieres tú?! —la voz de Fury.

El Tesseracto.

La única cosa por la que realmente peleas es por ti mismo... No serías capaz de recostarte sobre el alambre y dejar que las personas pasen sobre ti. Quizás no seas una amenaza, pero será mejor que no pretendas ser un héroe.

Loki.

Caer desde la torre Stark, sin saber si el traje lograría atraparlo. La sensación del golpe contra el asfalto. El vértigo y la muerte antes de la pelea.

–Ustedes, están por debajo de mí.

El misil.

Perder el conocimiento en el frío espacio y nunca despertar. Que hubieran cerrado el portal antes de poder caer.

O peor.

Una ciudad totalmente destruida.

Los cadáveres de los Vengadores destruidos por la radiación, y él parado en medio de todos. Los Chitauri no se detenían, el misil no los destruyó, pero sí a su gente... A sus amigos.

Sangre manchaba su ropa. No era suya.

Killiam, el extremis.

Perder a Pepper.

Perder a Happy.

Perder a Rhodey.

Perder.

Perder.

Perder y perder.

–"Eres superior, Tony".

Se giró ante una presencia.

Se vio a sí mismo. Una sonrisa arrogante y con un traje azul y blanco. Era su cara, su expresión arrogante y sonrisa sínica.

–No eres real.

La mano de su contra parte le agarró del cuello fuertemente.

–Tú no puedes saber qué es real.

La imagen se deformó y cambió a cada enemigo que se ha enfrentado.

Obadiah.

Ivan.

Loki.

Killian.

Ultrón.

Thanos.

Bucky...

... Steve.

Cerró los ojos fuertemente, y al volverlos abrir no había nadie frente a él. Era él mismo quien se estaba agarrando el cuello.

Separó sus manos de su propia garganta y miró sus palmas temblorosas en completo pánico.

–Tony —la voz de su padre—. Podrías aprender un poco más del chico de Brooklyn. Te haría bien.

–Tony ¿Por qué no hiciste más? —se giró. De nuevo estaba la imagen de Yinsen. Su cuerpo estaba pútrido y las manchas de sangre decoraban su perfecta camisa—. Te dije que no desperdiciaras tú vida, y aún así lo hiciste.

–Tony —la voz femenina—. Me prometiste que dejarías todo esto de lado —Pepper tenía el rastro se extremis en su cuerpo, pero le faltaba un brazo y parte del pecho y cara—. Nunca debí aceptar tú propuesta, siempre logras decepcionarme.

–Tony. Sabes que yo te estimé mucho, pero sé que nunca estuviste listo para hacerte cargo —Obadiah con la mitad del cuerpo destrozado por la explosión. Sonreía sádicamente.

–Tony, ¿eres un héroe o no? —la voz de Coulson, tenía manchas de sangre por el costado se su camisa—. Creo que no. Por eso el capitán América merece ser llamado héroe, no tú.

–Tony, se supone que me salvaste... Nunca hiciste lo suficiente —Loki. Lo miraba con decepción. Su cuerpo golpeado y sangre saliendo de su labio, su piel aún más pálida que de costumbre—. Sólo eres un débil,  arrogante y patético humano.

–Tony —la voz de Pietro—. No debes fingir, sabes que todo esto es tú culpa —su cuerpo estaba repleto de balas y sangre.

–Tony —Bruce—. Lo sabes. No niegues lo innegable. Me fui por tú culpa. Tú creaste a Ultrón y me arrastraste contigo.

–Tony —Visión—. Sabes que escapé porque en verdad nunca quise estar contigo para ahogarme en tú propia soledad. No mereces compañía.

–Tony. Tú me llevaste a esto —Rhodey. Estaba sentado en una silla de ruedas—. Todo esto es tú culpa. No sé por qué eres mí mejor amigo. Me arruinaste la vida.

–Tony —la voz de Natasha—. Después de tantos años, sigues sin dejar tú ego de lado.

–Tony —Clint —. El futurista, señores. Maldito traicionero. Tengo familia y por tú culpa nunca más la volveré a ver.

–Tony —no podía ser. Ya era demasiado. Era la voz de Peter—. Nunca debió entrometerme. Sólo era un niño —su rostro estaba totalmente ensangrentado al igual que su cuerpo. Tenía puesto el traje que él había hecho—. Todo esto es tú culpa, Tony —vio las partículas se polvo irse lentamente con el viento del cuerpo del menor.

–Tony. Todo esto es tú culpa —la voz de Wanda. Sus ojos brillaban en carmesí y su rostro reflejaba sólo odio puro—. Eres un arrogante egoísta. Me quitaste todo lo que amaba y finges ni ser culpable.

–Tony —la voz de Harley, pero era la imagen de la primera vez que lo vio, aquel niño de 9 años—. Me abandonaste como mí padre. No eres distinto a él... Ni a Howard.

–Tony —la voz de Nébula—. Sólo quieres protegerme porque no quisiste estar sólo, en verdad nunca te preocupaste por mí. Eres igual a Thanos. Me querías usar a tú conveniencia.

–Tony —la voz de Steve—. Él es mí amigo.

El castaño sintió unas manos rodear su cuello. Una sostenía su cabeza y la otra tenía una navaja.

Lo atacó con un láser.

Era Bucky, pero ahora no estaba armado.

Steve rodeó su cuello y lo alejó. Tony activó los propulsores para intentar zafarse.

No podía contra ambos super soldados... O quizás sí.

Destrozó el brazo del castaño, pero no cayó al suelo como esa vez. Sólo sonrió.

–Mí misión era acabar con los Stark... Eso te incluye a ti también —Steve no se inmutó ante el comentario, aún así lo protegía.

No quería dañarlo, y terminó por tener el escudo golpeando su pecho una y otra vez.

No alcanzó a levantar las manos, y el escudo se incrustó en su garganta, sintiendo un vacío y el sabor metálico de la sangre en su boca.

Miró a Steve simplemente alejarse a ayudar a Bucky a levantarse, y el escudo ensangrentado tirado en el suelo.

Vacío absoluto. Sin miedo, sin tristeza, sin decepción.

Nada por segundos completos.

Hasta que empezó a reír.

Eran unas carcajadas con muchas histeria, rabia y euforia.

Se levantó sintiendo que su cabeza ya no colgaba de su cuello, se había repuesto totalmente.

Steve y Bucky volvieron a atacarlo, pero fue diferente.

Acertó un láser en el cuello del soldado castaño, pateando su cuerpo a la pared contraria, sin dejar de reír en ningún momento.

El rubio se llenó se rabia y odio, y Tony sólo podía sonreír con locura y éxtasis.

Ahora él estaba golpeando una y otra vez al capitán América en el suelo.

Recordando cada vez que su padre lo comparaba con aquel chico de Brooklyn que se transformó en un héroe. Cómo le decía en sus borracheras que le gustaría que fuera como él.

Steve Rogers esto. Steve Rogers lo otro.

¿Es este el héroe del que tanto hablar padre? —gritó Tony con rabia.

Cada recuerdo doloroso se transformó en satisfacción mientras más dejaba deformado el rostro del rubio.

Ya no sentía miedo. Absolutamente nada.

Steve había dejado de respirar muchos golpes atrás, pero Tony seguía golpeando una y otra vez, no quería que se terminara.

Lágrimas de su parte cuerda bajaron por sus mejillas, pero su otra parte predominaba y lo hacía reír a momentos.

–Tienen razón... —jadeó al levantarse y admirar su obra de arte. El charco de sangre del rubio—. Tantas veces que me lo han dicho... —dijo con una gran sonrisa y volteó a mirar cada uno de los rostros—. Obtendrán lo que quieren... Obtendrán lo que tantas veces me acusaron. ¿Quieren que sea un maldito egoísta? Bien, lo tendrán. ¿Creen que soy una amenaza? Jaja, ahora sí que lo soy. ¿Creen que soy indigno de ser llamado héroe?... —rió con muchas ganas, y suspiró luego de unos segundos de puras carcajadas—. No tienen una idea. No soy como ustedes... Soy mejor que ustedes... Soy superior. Crearé mí propia maldita realidad en las cenizas de esta, ¡¿qué les parece?!

—·•·—

–Doctor Strange —habló el capitán apenas vio al mago aparecer en el complejo—. Necesitamos hablar.

–¿Sobre qué?

–Sobre la gema de Vormir —Stephen guardó silencio para que continuara—. ¿Usted puede llegar hasta allá?

–Claro.

–Creo... —miró su escudo unos segundos—. Que podemos conseguirla.

–No es necesario, capitán. Thanos no será capaz de obtener todas las gemas, eso lo sabe.

–Aún así... Es mejor asegurarse.

–Creí que usted no actuaba antes de que sucedan las cosas.

–Ésta vez es diferente. Thanos puede encontrar la manera de separar la gema de Tony, quizás tiene más conocimiento sobre ambos que nosotros.

–¿Qué sugiere?

–¿Puede hacer... Un portal a Vormir?

–Claro. Ahora sé la posición y pude ver el lugar en mí investigación.

–Lléveme hasta allá. Tengo un plan para obtenerla.

–No puedes pelear contra Red Skull.

–Lo sé.

–¿Entonces?

–Sólo abra el portal cuando todos estén ocupados y no le diga a nadie. Necesito comprobar si la puedo obtener por mí cuenta.

–Pero-

–Por favor —Steve volvió a mirar su escudo—. Tengo que intentarlo. Tengo que intentar hacer algo más.

—·•·—

El brillo en los ojos de Tony pasó a hacerse más potente, para luego transformarse de un color azulado y ser absorbida por sus pupilas.

Su rostro estaba empapado en lágrimas, pero su expresión tenue en el sueño era de felicidad.

El cuerpo del millonario bajó poco a poco hasta quedar parado en el suelo.

Cerró los ojos mientras el reactor apagaba su luz roja.

Unas pequeñas risas salieron de él, que en segundos se transformaron en carcajadas llenas de histeria y euforia, completas carcajadas que casi eran gritos.

Se sostuvo el estómago mientras carcajada y abundantes lágrimas salían de sus ojos.

Logró calmar su risa y suspirar largamente.

Miró hacia al frente con una sonrisa de suficiencia. Allí estaba Thanos y Ebony.

–Buenos días... —habló con gracia y estiró su cuerpo—. Eso fue intenso, ¿no? —observó el rostro de confusión de ambos seres y no pudo estallar en risas histéricas—. ¿Cuándo empezamos?

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