5. Cargo
Capítulo 5
Tony logró controlar sus expresiones de sorpresa y pudo mantener un rostro serio, intentando parecer indiferente. La risita nuevamente.
«¿Qué pasa, cariño? Parece que viste a un muerto.
–Buenas tardes a usted —dijo Tony con normalidad fingida, pero en su mente estaba recordando vívidamente la pelea contra el titán. El cómo aquel mago fue aplastado por los poderes de la gema y Thanos le quitaba la gema de su cadáver por desistir entregarla.
–Haré una observación y daré mí opinión al respecto —siguió el contrario con indiferencia.
Tony se sentó en la silla sin su camisa puesta para que lo examinara. Estaba nervioso, no por el resultado de su diagnóstico, sino por saber qué ocurrirá ahora que lo conoció en persona antes de la guerra del infinito.
Stephen hizo todos los exámenes que ya se imaginarán. Observó el reactor y las venas, sacó una muestra de sangre y revisó sus signos vitales.
Más doctores lo revisaron, los mejores. Querían asegurarse de los resultados para saber exactamente qué pasaría.
El núcleo de paladio lo estaba envenenando lentamente. Le dieron una receta para intentar aminorar los síntomas, pero no le dieron ni siquiera un año de vida.
«Wow, me pregunto por qué estarás tan tranquilo.
Eso se sumó a que era muy peligroso sacar su reactor si su sangre estaba intoxicada.
–Hey... Ya encontrarás un buen trabajo —sonrió Tony al ver a su asistente tan afligida.
–No sabes lo difícil que es buscar trabajo en este tiempo. Ya rechacé muchas ofertas cuando volvió.
Tony rió sin mostrar los dientes.
–Hagamos algo. Te haré presidenta ejecutiva de Industrias Stark —Pepper abrió más los ojos y quedó sin palabras.
–No... Yo no podría-
–Pepper, no conozco a nadie más capaz que tú para ese cargo ¿Qué me dices? Tengo muchas ideas antes de retirarme oficialmente de todo...
–Está bien. Si es lo que usted quiere.
Tony tocó su hombro unos segundos y luego se dispuso a salir a la rueda de prensa que su, ahora, ex-asistente le había preparado.
Se sentía un mentiroso por tener que actuar como si en verdad fuera a morir y no tuviera esperanza. Aunque sabía que no había otra opción para no tener a S. H. I. E. L. D sobre sus talones.
–El reactor que me tiene con vida es lo que me está envenenando lentamente... La Industria Stark junto con todos sus proyectos estarán ahora en manos de mi ex-asistente, Virginia Potts. Ella será ahora la presidenta ejecutiva hasta nuevo aviso, si es que logramos encontrar una cura para esto. El proyecto Centinela seguirá en pie y pronto estarán como ayudantes para la autoridades designadas —guardó silencio y notó el rostro de la Muerte entre la multitud, sonreía levemente—. También se abrirán otros proyectos que intentarán buscar mayor comodidad a la gente necesitada de recursos.
«Muy mal, cariño. Estás mintiendo a la gente con tú vida...
Eso fue el resumen de aquella rueda de prensa, junto con las preguntas sobre el futuro y su opinión sobre estar muriendo. Frente a estas últimas, Tony sentía la risa de la Muerte en sus oídos, cual niña pequeña que se quiere burlar de alguien, lo que le daba muchos escalofríos.
—·•·—
A pesar de todo, tuvo que defenderse el el juzgado unos días después, y allí se encontró cara a cara con Hammer. La cosa es que él ya estaba preparado para lo que se venía.
No podía cambiar su pasado, pero podía hacer algo en aquel presente y mejorar el futuro.
Hammer no era un mal hombre, sólo fue un chico malcriado. O al menos así lo que quería ver Stark.
Justin era demasiado competitivo, tanto que la codicia lo cegó y Tony estaba dispuesto a revelarle la verdad e intentar evitar que haga la locura de aliarse con Vanko.
Así que usó sus cartas.
Declaró que oficialmente uno de sus trajes estarán en manos del coronel James Rhodes y del ejército. Siendo él el único con autorización de usarlo y probar que no necesitan las manos de externos en ellos.
Y luego de firmar todo y lograr lo que ya hizo en su vida pasada. Agendó una reunión con Hammer, calculando su tiempo para saber cuándo se hubo contactado con Ivan.
Pero antes surgió algo.
–Señor Stark.
–Ah, hola director Fury. Creí que llegaría más tarde ¿Cómo le va todo?
El mayor frunció el ceño, y tomó su tiempo para contestar.
–Iré al grano ¿Cómo supiste quiénes exactamente eran parte de Hydra?
–Ya le respondí. Tengo presentimientos y un buen ayudante electrónico.
–Aún así... Encontraste hasta los menos sospechosos ¿Qué es lo que haces? —el castaño levantó los hombros con indiferencia.
–Un mago no revela sus secretos —buscó en su bolsillo, otro pendrive—. Tengo más si los necesita.
Fury se acercó con el propósito de tomarlo, pero Tony retiró la mano antes.
«Sabía que no me decepcionarías.
–¿Qué sucede ahora?
–Tengo condiciones para seguir ayudando —sonrió de lado al ver que el mayor no objetaba nads—. Quiero ser un aliado concreto de S. H. I. E. L. D. Y quiero las pertenencias que guardó mí padre para mí.
–¿Qué? ¿Te volviste loco?
–Estoy más cuerdo que nunca, pirata. Ahora... Que me quedan tan pocos meses de vida, tengo que hacer algo más que preparar robots y ayudar a una organización protectora de la Tierra ¿No?
–Aún no me has dado una respuesta final sobre la iniciativa Vengadores.
«Quieras o no tiene un buen punto. ¿Qué harás?
–La Tierra no necesita Vengadores, director. Necesita protectores, y eso es lo que voy a hacer. Pero tiene que ajustarse a mis condiciones para lograrlo.
Fury tardó, pero terminó por asentir y Stark le pasó el pendrive con la información.
–Tenga cuidado con eso. Tiene información valiosa sobre un soldado.
–¿Cuál?
–Si mis fallos no están equivocados, y nunca lo están. Aquí está triangulada la base donde tienen al Soldado del Invierno.
—·•·—
«¿Enserio cambiarás ésta situación con Hammer?
La figura de la Muerte se hizo presente frente a él al día siguiente. Lo miraba con la misma curiosidad desde el principio.
–¿Por qué no debería?
–Bueno... Fue gracias a esa situación que pudiste estar con tú querida Pepper, ¿qué pasaría si ella nunca se enamora de ti?
–Eso no lo sabes. Logré volver con ella una vez y pedirle matrimonio, ¿qué me dice que no ocurrirá de nuevo? —la figura empezó a andar alrededor de él. Le tocó el reactor suavemente.
–Tus mismas acciones, Tony —una risa burlesca y coqueta—. Es una pena que no sepas qué pasaba en el futuro en el que llegabas a la Tierra antes de fallecer.
–¿Qué... Qué es lo que ocurría?
–Eso algún día te lo diré. Pero no ahora. Quiero ver qué harás sin esa información.
Le regaló un beso en la mejilla antes de desaparecer de su vista y volver a su espacio y tiempo reales.
Ahora tenía que arreglar un asunto con cierta pelirroja con nombre falso.
—·•·—
Luego de despedir sin previo aviso a Natalia Rushman, la reunión con Hammer estaba año vuelta de la esquina y él estaba tranquilamente en una cita.
Pepper tomaba de su copa de forma nerviosa y feliz a la par. Los ojos de Tony estaban en ella reflejando dulzura, nada de lujuria como solía hacerlo cuando intentaba llegar a algo con una chica. Y es porque justamente ese algo era distinto aquella vez.
Lograron olvidarse del gran detalle de que Tony estaba muriendo de intoxicación por minutos enteros en los que conversaban.
El castaño ya no se abstenía a dirigirse a ella como Pepper, ni ella a él como Tony.
–Has cambiado mucho éste último tiempo, Tony. Y la verdad... Estoy orgullosa.
«Ahora te quiere dar tú estrellita dorada.
–Pff, ¿como madre o qué? —Pepper negó con la cabeza mientras sonreía.
–Como amiga... Y... Bueno...
Tony ladeó la cabeza, divertido de la actitud tímida que la contraria presentaba. Estiró su mano y tocó la otra ajena. Pepper levantó la mirada asombrada por la situación y la retiró rápidamente. La risa burlona se escuchó en su oído.
–¿Qué sucede?
–No puedo hacerlo, Tony —el castaño frunció el ceño y una risa sonó a lo lejos—. Fui una estúpida al aceptar tú cita. Eras mí jefe... La gente pensará que me aproveché de tú situación para subir de puesto.
–¿Acaso te sientes así?
–No lo sé... Pero-
–¿Crees que yo pienso así? —Pepper guardó silencio.
–Lo siento, Tony. Pero no puedo intentarlo si estás muriendo... Simplemente no puedo.
«Qué discriminadora.
El castaño suspiró y pasó una de sus manos en su cabello.
–Si no estuviera muriendo, ¿qué me dirías en este caso?
–Yo... No lo sé.
Tony sonrió con un poco de lástima.
–Si salgo de esta, ¿aceptarías otra cita? —ésta vez Pepper sonrió.
–Claro, me encantaría.
Eso lo dejó satisfecho.
La reunión con Hammer llegó, y la Muerte no se iría del lado de Tony. Su objetivo era solamente molestarlo e intentar que fallara sólo para su diversión... O quizás ayudarlo, es difícil saber si te pones en distintas perspectivas.
–Buenas tardes señor Stark —saludó el menor con una sonrisa fingida y se dieron la mano.
La Muerte estaba al lado de Hammer y pasó una de sus manos huesudas por el cabello del menor. Lo que se tradujo como una comezón en la vida real.
–No puedes aliarte con Vanko —soltó Tony de inmediato aún en el saludo.
«Qué directo.
–¿Qué?
–Sé que le pediste ayuda, y créeme, no es buena idea.
–¿Q-Qué dices?
Tony suspiró. Era obvio que él mentía en no saber nada.
«¿Seguro que quieres hacer esto? Menos mal que no querías llamar la atención.
Ignoró sus palabras a pesar de mirarla. Buscó en su bolsillo de chaqueta un dispositivo con un gran botón.
–Vanko utilizará tus androides para crearlos en armas de destrucción. Depende de ti detenerlo y hacer lo correcto —tomó su mano y postró el dispositivo en su palma—. Esto ya no es mediciones de egos, es hacer lo correcto, Hammer. No puedes pretender que con tal de demostrar que puedes ser superior a mí, tengas que aliarte con un terrorista —el menor guardó silencio—. Cuando vas que algo no anda bien en tú presentación, tienes que apretar éste botón y se desactivarán sus funciones.
–¿Cómo estás tan seguro que lo haré?
La Muerte se recargó en el hombro de Tony, cual novia reclamando lo que es suyo frente a alguien.
–Porque aún tengo confianza de que harás lo correcto.
—·•·—
Tony fue a comprar donas y viajó en su traje. Estaba esperando reunirse con Fury y la agente pelirroja para ver qué le dirán.
La Muerte estaba al lado de él, igualmente recargada en la dona gigante.
–¿No tienes nada más qué hacer? —ella levantó los hombros—. No lo sé. Chupar almas, destrozar vidas, joder tiempos.
–Ya lo estoy haciendo —ronroneó.
–¿No quieres una dona? Sé que definitivamente no necesitas comer, pero me siento culpable al ser el único haciéndolo.
La Muerte sonrió y tomó una de la donas de la caja que el contrario le extendió.
–Al parecer te acostumbrarse a mí bastante mejor de lo que me imaginaba.
–Soy una caja de sorpresas, preciosa.
–Es complicado acostumbrarse a mí presencia tan fácilmente. Tú siempre me buscaste pero nunca me quisiste cerca —Tony dio una gran mordida a su dona mientras la miraba—. En cada misión grande estuve presente y casi acariciando esa barba que tienes, incluso antes de los Vengadores. Me sorprende que nunca dieras el paso por ti mismo.
–¿Te puedo hacer una pregunta?
–Ya la estás haciendo.
–¿Dónde se va exactamente la gente que muere? Solía ser agnóstico... Pero supongo que eso ya no puede ir conmigo.
–Eso depende mucho de la circunstancias... Pero tú lo quieres saber por tus padres, ¿no? —Tony frunció los labios, le había dado en el clavo—. Según la ética no podría decirte, pero eso no aplica conmigo.
–¿Entonces?
–Dejaré que tú mismo lo descubras.
–Señor Stark ¿Podría dejar de hablar sólo y bajar de la dona por favor? —dijo la voz conocida desde abajo. Tony lo miró y luego volvió a mirar a su compañera. Ella sonrió levantando los hombros mientras le daba una mascada a su dona.
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