42. Sentidos

Capítulo 42

Pepper en estaba desesperada. Habían pasado meses completos y Tony no parecía mejorar, de hecho, pareciera que cada vez estaba más y más sumido en su sueño profundo.

–Pepper... Ya te dije, tenemos que esperar.

–¿Cuánto Yinsen? ¿Cuánto más? Ya son 5 meses, maldita sea... —exclamó ella entre sollozos—. ¿Sigues sin poder quitarle el reactor, o la gema... O la mierda que tenga?

–Están adheridos. El reactor es parte de su piel, cuando intentamos quitarlo, su corazón y signos de dolor se aceleran, no podemos —explicó el doctor tocando su hombro suavemente—. El doctor Stephen ya lo dijo, debemos esperar. Él y... Y la gema se hicieron uno.

–Mierda... —sollozó la mujer y se tapó el rostro—. Nos dijo que nos casaríamos cuando todo esto termine —miró a Yinsen. Sus ojos rojos y cabello despeinado por el evidente estrés—. ¿Y si esto nunca termina?

–Tranquila —el hombre la rodeó con sus brazos para abrazarla e intentar consolarla, era lo único que podía hacer—. "Stark... Por favor despierta, debes hacerlo" —pensó acariciando el cabello de la menor.

—·•·—

–¿Están seguros de que esto es una buena idea? —susurró la chica.

–No/Sí —los tres chicos que la acompañaban habían respondido al mismo tiempo.

–Tú siempre estás inseguro, pequeño Petey.

–Soy mayor que tú, Harley.

–Y yo soy el mayor de todos aquí, perdiste, araña —exclamó Pietro con una gran sonrisa.

–Cierren la boca los tres o los haré soñar con payasos asesinos —dijo Wanda molesta—. Ya no sé si hacer esto, el señor Stark se puede enojar.

–Ya lo discutimos —dijo Pietro.

–Si la gema se fusionó con el señor Stark y lo dejó en coma, quizás él esté soñando o intentando comunicarse con nosotros —continuó Harley.

–Eres la más capaz —sonrió de nuevo su mejillzo.

–Bien —asintió ella.

Quedaron frente al guardaespaldas que resguardaba la entrada. Pietro golpeó el brazo de Peter con su codo para que él hablara.

–Hola Happy. Vinimos a visitar al señor Stark, ¿nos puedes dejar pasar?

–¿Qué están planeando?

–N-Nada —titubeó el chico—. S-Sólo queríamos visitarlo, es todo... Quizás... Quizás despierte y queremos estar allí para él.

Happy frunció el ceño, y suspiró largamente. Se movió hacia un lado.

–Bien, pueden pasar.

–Muchas gracias.

–Sí, sí, niño. Ya pasen, tienen 10 minutos.

Pietro le acarició la cabeza fuertemente a Peter cuando lograron entrar.

–¿Quién es el buen chico? ¿Quién hizo un buen trabajo? ¿Eh? —exclamó el mayor mientras reservaba sus nudillos en la cabeza contraria.

–Ya suéltame —lo empujó Peter.

–¿Podrían callarse? —susurró Harley fuertemente. Wanda estaba al lado contrario de la cama donde él se encontraba—. Bien, brujita. Métete con la suavidad de una pluma en su mente para saber qué está soñando.

–Lo siento, señor Stark, pero debemos saber —susurró ella poniendo una mano suavemente sobre su frente. Cerró los ojos y enseguida los abrió en un destello rojo.

Miles de imágenes pasaron frente a ella, vidas pasadas, futuras, externas, diferentes, únicas, raras, trágicas. Todo de golpe y alcanzando a observar muy poco, pero ver demasiado.

Sintió que fue una eternidad, pero sólo fue un segundo en su realidad.

Cayó sentada y casi se golpea la cabeza en el suelo, pero su hermano la logró sujetar.

–¿Wanda?, ¿Wanda estás bien?

–Dije con la suavidad de una pluma, ¿qué carajos? —exclamó Harley.

–Sólo... Sólo lo toqué —respondió ella—. No está... No está soñando —Pietro la ayudó a levantarse.

–¿Cómo que no está soñando? —preguntó Peter.

–Está... Está viviendo —dijo ella sin lograr creerlo—. Está observando otra vidas.

–¿Otras vidas? —corearon Peter y Harley. Pietro seguía acariciando su espalda para calmarla.

–Otras realidades.

Todos los chicos se sorprendieron.

–Debemos avisarle a Sherlock Potter.

–¿Sherlock Potter?

–Al mago, idiota. Hay que movernos.

–Perdón por eso, señor Stark, prometo volver en la tarde sin ellos —susurró Peter hacia el aún inconsciente Tony.

–Ya vamos, arañita —lo llamó Harley y Peter fue tras ellos.

Creyeron que sólo lograron eso, pero el monitor cardíaco se aceleró.

Llegaron al templo rápidamente. Habían corrido todas esas cuadras y tocaron la puerta.

Al tercer golpe fueron teletransportados dentro.

–¿Qué necesitan? —preguntó Stephen desde las alturas de sus estantes llenos de libros.

–¿Es necesario ser tan diva?

–Cállate, Harley —regañó Peter—. Señor doctor, ocurrió algo.

El mago bajó lentamente y quedó frente a ellos.

–¿Algo malo?

–N-No lo sabemos —Peter miró a los mellizos.

–Fuimos donde el señor Stark para probar algo —comenzó explicando Pietro, y miró a su hermana.

–Pensamos... Que si era posible que estuviera soñando, nos daría alguna señal para entender cómo sacarlo del coma.

–¿Viste algo? —preguntó el mayor.

–Sí —asintió—. Vi... Vi demasiadas imágenes, de... Otras vidas.

Se transportaron a otra zona de la extensa biblioteca.

–Especifica.

–No eran otras vidas de él mismo, si no... De sus otros yos, y no de sólo él. De muchos más. De nosotros —dijo ella mientras Stephen buscaba y rebuscaba en sus libros—. Otros-

–Universos —finalizó Stephen sacando un libro antiguo—. No creí que se pudiera, fui estúpido —los transportó frente a una mesa para poder apoyar el libro y abrirlo—. Existen una variedad inmensa de multiversos, líneas de tiempo y realidades alternas —abrió el inmenso libro, encontrando una imagen antigua de la gema de la realidad, con muchas letras en algún otro idioma desconocido—. Hay algunas cosas en los libros que parecen inciertas, debo dejar de pensar eso.

–Deberías —corearon Pietro y Harley.

–¿Podría explicarnos mejor, señor Stephen? —preguntó Wanda tranquilamente.

–Tony está viendo cada una de las realidades existentes en un espacio y tiempo diferente a nosotros. Aquí se traduce en unos meses, para él serían milenios completos —el grupo de menores callaron completamente—. Observará cada uno de los multiversos existentes, y cuando no quede ninguno, despertará.

–¿Cuándo sería eso? —preguntó Peter.

–Es incierto. Cada vez existen más y más. La cantidad del universo es como intentar multiplicar el infinito.

–Eso... No se puede calcular —dijo Harley.

–Exacto —respondió el mayor.

–Wow, eso... Eso es jodido —exclamó Harley.

Peter se puso inquieto, y se frotó el brazo derecho en un escalofrío.

–¿Qué sucede, Pet? —preguntó Wanda.

–Tengo... Un mal presentimiento. Creo... Creo que ya está por llegar —contestó el menor y miró a Stephen. Él entendió de inmediato lo que se refería.

–¿Cuánto tiempo le das? —preguntó el mago.

–No lo sé... Días, horas —sonó más a pregunta—. N-No lo sé. Es... Una sensación extraña.

–¡Mierda! Verdad que ya estamos en 2018 —exclamó Pietro.

–Hay que avisarle al resto.

–¿Cómo? La tostadora está en Wakanda junto a la mayoría.

–Los portales, idiota —dijo Harley rodando los ojos hacia Pietro.

–¡Hey-!

–Yo voy, ustedes avísenle a Bruce y al resto —respondió Wanda.

–No te dejaré sola.

–Sé cuidarme,  Pietro.

–Si kiidirmi, Piitri —su hermano se puso a su lado—. Iré contigo te guste o no.

Wanda rodó los ojos y Stephen suspiró largamente.

–¿Ya? —preguntó el mayor aburrido de la situación con esos 4 jóvenes.

–Abra el portal por favor —Stephen asintió y lo hizo, allí se mostró el hermoso reino de Wakanda—. Nos veremos, los llamaremos si ocurre algo.

–Nosotros también —asintió Peter y ambos mellizos atravesaron el portal.

–Deberíamos irnos —dijo Harley—. Sherlock, atento al celular que te entregamos.

–Claro, niño —el mayor rodó los ojos—. Y que no me llames Sherlock.

–Claro, Sherlock.

–Eso es todo, adiós —Stephen los transportó fuera del templo.

–¿Ves lo que haces?

–Sereno, añarita. Vamos a decirle a la tía Pepper sobre esto. Después de todo... La mayoría son buenas noticias.

–Supongo —la mala sensación seguía en cada célula de Peter, que le gritaba que estaban muy pronto a peligro.

Además...

Nébula no había llamado en bastantes días. Pero no quería llamarla porque podría interrumpir alguna misión suya, al igual que no quería molestar a Viernes.

–Jarvis, ¿dónde está Pepper? —preguntó Harley sacando su auricular.

–En la casa que comparte con el señor Stark.

–Que Bruce y el tío Rhodes vayan allá.

–Sí, joven Harley —respondió la I. A.

Y así lo hicieron. Fueron hacia allá usando el transporte público. Happy no los podía ir a buscar porque resguardaba la entrada de la habitación de Tony cual perro guardián, y no querían molestarlo, porque casi no se había movido de ese lugar por varias semanas.

–¿Qué dices?

–Eso.

Ambos jóvenes les había explicado a los mayores sobre la situación.

–¿Me estás diciendo que Tony está viviendo otras vidas? —preguntó Bruce intentando comprender.

–No, no. Está observando otras vidas —dijo Harley.

–Wanda vio en su mente unos pocos segundos, y con el señor Stephen concluimos eso —continuó Peter.

–¿Dónde están ellos ahora? —preguntó Rhodey.

–Wanda fue con Pietro a Wakanda a avisarle al rey y a los del equipo de allí.

–El mago está en su templo investigando —finalizó Harley.

–¿Estás bien, Petey? Te ves preocupado —dijo Pepper al ver al chico nervioso.

–No lo sé... Es una sensación rara.

–¿Tú sentido arácnido? —preguntó Bruce.

–S-Sí... Es eso —estaba ansioso, nunca antes había tenido una sensación tan fuerte ni esa cantidad de escalofríos—. Y-Yo sólo... No lo sé.

–Tranquilo, Petey, todo estará bien pronto —Pepper le tocó el hombro suavemente, y logró calmarlo un poco con aquel gesto.

Pero no era suficiente.

Era una sensación que crecía y crecía en su pecho, muy desagradable y preocupante. Ese presentimiento que algo horrible va a pasar muy pronto, o que está pasando en ese mismo instante, un peligro inminente, un desastroso clímax que por cada segundo que pasaba, se acercaba más y más como el fuego que consume la madera seca y abandonada.

Apretó su pecho con una mano intentando fingir que nada pasaba pero los escalofríos eran más y más fuertes insoportables.

Ni siquiera se había dado cuenta de cuánto rato estuvo Harley llamándolo en el taller mientras trabajaban.

–Tierra a araña, ¿vas a responder o no? ¡Hey!

–¿Q-Qué?

–Ya me estás asustando. ¿Qué te ocurre?

–Tengo... Tengo miedo —confesó finalmente. Harley suavizó su rostro enojado y se acercó un poco más para que se sintiera seguro.

–¿De qué?

–No lo sé... Siento que algo se acerca, algo demasiado grande, poderoso para nosotros. Tengo mucho miedo, Harley, y ni siquiera sé de qué exactamente —guardó silencio un momento—. No sé si es Thanos, no sé si es el futuro, no sé... —tomó aire—. No sé si es el señor Stark.

–¿El señor Stark?

–Con todo lo que ha pasado y está por pasar, mis sentidos están vueltos locos.

–¿Estás... Paranoico? —el mayor asintió.

–E-Eso creo.

–Escucha, sea lo que sea, vamos a poder salir de eso. Tenemos todo un equipo de super héroes, fuerzas de agentes de SHIELD, soldados y extraterrestres apoyándonos para esto. Todo saldrá bien.

Peter le sonrió levemente.

–Está teniendo una arritmia

–Gracias, Harley.

–Cuando quieras, hermano. 

–Tiene algo de metal en su pecho, ¡no puedes-

–Si no lo hago, le dará un ataque cardíaco, ¡Despejen!

Enseguida cayó al suelo tomándose el pecho y garganta, como si algo quisiera salir de allí aunque no hubiera nada.

Tosió fuertemente y su cuerpo temblaba demasiado.

Una sensación fantasma de un peligro inminente, pero no era para él, era uno ajeno, una conexión que le gritaba que algo importante se desconectaba.

–¡Peter! Peter, ¿qué sucede? —Harley se arrodilló a su lado—. Mírame, ¡mírame! —le tomó de las muñecas fuertemente para que dejara de presionar su garganta—. Tranquilízate, ¿me escuchaste? —el mayor jadeó fuertemente, para luego dar suspiros logrando respirar y regularlo.

–No sé... N-No sé qué sucedió.

El celular empezó a sonar unos minutos después, y Harley lo tomó de inmediato sin dejar el lado de Peter. Lo puso en alta voz para que el mayor no se sintiera aislado.

Dejó el celular tirado a unos metros, su principal preocupación era Peter.

–¿Diga?

–Harley.

–Happy —ambos chicos se pusieron nerviosos—. ¿Qué sucedió? ¿Está todo bien?

Todo bien —su voz era alegre y aliviada—. De hecho... Son buenas noticias.

–Adelante.

Tony despertó. Un poco desorientado y luego de un par de complicaciones, pero sano —Peter y Harley intercambiaron miradas—. Le harán unas revisiones, en unas horas podrán verlo.

–Asombroso, te veremos allá —Harley se estiró para colgar la llamada. Se miraron nuevamente—. ¿Estás mejor?

–Sí...

–¿Qué fue todo eso?

–No lo sé... Ya te lo dije.

–¿Aún lo sientes?

–Es... Es más leve —Harley tomó el celular entre sus manos mientras pensaba.

–¿Quieres ir?

–Por favor —sonrió Peter.

La sensación seguía siendo molesta, pero soportable. Lo suficiente como para no preocuparse por ahora.

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