41. Ayuda

Wn, ya son 41 capítulos.  T^T

(me da cosita que se haya alargado tanto, pero no quiero dejar agujeros en la trama (–∆–") )

Se pueden saltar el capítulo, es pinshi relleno mayoritariamente.

Capítulo 41

Nébula había llegado al lugar donde llegaban las naves a que depositaran la basura.

Se bajó y mató al guardia para poder tener el botón de libre acceso y la ropa para poder avanzar sin tener que pelear o pasar mejor desapercibida..

Ya estaba anocheciendo, y no tenía ni idea dónde se encontraba exactamente.

–Hey, alguien que me de alguna señal —dijo por el comunicador entre susurros.

–Pues... Thor está a punto de hacer su exhibición —habló Gamora.

–¿A qué te refieres? —un trueno se escuchó fuertemente, y un rayo provino de un estadio al centro de la ciudad, pero alejado de donde estaba Nébula—. ¿Cómo está el resto?

–El tipo se hace llamar el gran maestro —habló Quill—. No es tan mala persona, creo. Nos dijo cosas buenas.

–Gamora, el tipo está coqueteando con tú novio.

–No es cierto.

–¿Qué más ha hecho? ¿Dónde está Mantis? —preguntó Nébula seriamente.

–Estamos cenando —contestó Mantis bastante alegre—. Sólo estamos Quill y yo mientras él y los demás se fueron.

–Supongo que no querían que quedaran traumados el primer día —dijo Rocket.

–¿Traumados?, ¿Por qué? —preguntó Mantis.

–Por nada —respondió Gamora—. ¿Qué tan lejos estás, Nébula?

–Como a 1 kilómetro. Estoy a las afueras de la ciudad. El estadio está al centro.

–Nosotros también vemos el estadio. Pusieron ventanas con buena vista —le siguió Rocket—. Pero no se emocionen, no hay forma de salir de aquí, no sin mis herramientas.

–Llegaré hasta ustedes y los sacaré —dijo Nébula seriamente.

–A no ser que mates a todos aquí de forma misteriosa y callada, dudo que puedas —exclamó Rocket. 

Algo importante que le había enseñado Tony implícitamente, era el intentar a pesar de que pueda fallar si con ello logras hacer una diferencia entre perder a quienes amas o salvarlos.

Bajó del edificio y caminó entre las casi desoladas calles de Saakar, y al llegar al centro de la ciudad, la mayoría de personas ha se habían ido, y los edificios cerrado.

–¿Viernes?

–Al parecer cerraron todas las puertas. No hay forma de entrar y sus códigos de seguridad me son desconocidos por ahora —respondió la voz de su auricular.

–Entraré igualmente —exclamó Nébula en un susurro.

–No es recomendable. Puede activar una alarma no deseada y ser descubierta. Puedo activar mis sensores y analizar la estructura si gustas —la voz de la I. A era tranquila—. Pero podría tardar un par de horas.

–No tengo un par de horas —al subir su brazo, éste dio un fallo y gruñó del dolor—. ¿Qué sucede?

–Al parecer tu brazo sufrió severos daños por la agitación y maltrato previo. Te recomiendo descansar y recuperarte mientras yo analizo los códigos.

–No tengo tiempo para eso. Tengo que volver a la Tierra.

–Jarvis me mandó el informe, el señor Stark sigue inconsciente, pero está totalmente ileso.

–No me importa.

–Nébula —exclamó Rocket casi regañándola—. Busca un lugar para descansar, nosotros no nos iremos a ningún lado y eres inútil con un sólo brazo.

–¿Qué acabas de decir?

–No podrás volver a la Tierra si también te atrapan y no podemos salir de aquí. Debes descansar —Nébula frunció los labios y Rocket suspiró—. ¿No lo harás?

De nuevo silencio. Pero se escuchaba el esfuerzo de la cyborg por reparar temporalmente su brazo.

–Nébula... —la voz suave de Mantis habló—. Estaremos bien, sería mejor si duermes un poco y descansas.

–Todos deberíamos dormir —continuó Gamora.

–Yo soy Groot.

–Está bien —gruñó la chica—. Viernes, analiza los códigos.

–Claro, Nébula.

La chica buscó alrededor y encontró un espacio vacío dentro de una pared. Se sentó allí sintiendo el dolor en su brazo metálico por las diversas fallas, y no pudo evitar pensar en sus días en aquella nave sola con aquel humano con quien nunca creyó poder tener tanto afecto.

Apoyó su cabeza en la pared y cerró los ojos para descansar.

Una pequeña alarma en su auricular la despertó un par se horas más tarde.

–Nébula, ya calibré los códigos. Puedes tener libre acceso a la estructura sin activar la alarma —dijo la voz de Viernes.

–Gracias.

–Cuando quieras.

La cyborg se levantó y fue hacia la gran puerta. Apretó el botón y ésta simplemente se abrió casi sin hacer ruido.

–Guíame.

–Segunda puerta del segundo piso se encuentran las jaulas. Rocket y Groot se encuentran al fondo junto a los ventanales —habló la I. A.

Nébula siguió las instrucciones y dio con las jaulas con muchos animales exóticos, muchos de ellos nunca los había visto en toda su vida.

Fue hacia el fondo, y encontró a Rocket y Groot durmiendo. Golpeó suavemente la pared para despertarlos.

–Wow, sí lo lograste —dijo Rocket sonriendo sarcásticamente.

–Ya cállate —respondió la chica molesta—. ¿Viernes?

–Por supuesto.

El pestillo de la puerta se desactivó y Nébula lo abrió.

–¿Cuál es el plan ahora? —preguntó Rocket.

–Ir a buscar al resto —respondió Nébula casi de inmediato.

–Mh, buen plan, pero necesitamos armas.

–Yo soy Groot.

–Nos conseguiremos en el camino. Primero hay que llegar donde Mantis y Quill.

–Mala idea —objetó Rocket—. Aquel lugar debe estar plagado con guardias y sirvientes. La única forma en que ella escapen, es que ellos convenzan al tipo de dejarlos salir un rato.

–Pero-

–Si nos atrapan de nuevo, quizás no podamos salir en mucho, mucho tiempo. Y no quieres eso, ¿verdad?

–... No.

–Bien —Rocket apresuró un poco el paso. Ambos salieron del edificio y Nébula le pidió a Viernes en volver a poner la seguridad—. ¿Todavía tienes el disco de obediencia?

Nébula tocó su cuello, lo tenía muy cerca a la clavícula.

–Aquí.

–¿Tienes alguna herramienta? —la cyborg buscó y en su bolsillo había un pequeño destornillador que tenía para emergencias—. Bien, eso servirá.

Nébula se sentó en el suelo, en un lugar apartado y escondido mientras Rocket intentaba sacar el disco de su cuello.

–¿Yo soy Groot?

–El obvio que no podríamos salir con esta cosa en el cuello. No quiero ser electrocutado de nuevo —Rocket ya tenía el disco entre sus garras y haciendo palanca con el destornillador—. Esto dolerá.

Y tiró fuertemente. El dispositivo se había despegado, pero había dejado una marca notoria y circular. Nébula apretó los dientes y se acarició el cuello.

–Gracias.

–Ni lo menciones. Estas cosas pueden ser de utilidad —Rocket guardó el disco en su bolsillo—. Hey, ¿están despiertos?

–Yo sí —dijo Gamora—. Estoy en una habitación compartida con Drax. A todos los peleadores secundarios nos mandaron aquí.

–¿Y Thor?

–Los veo —dijo el Dios—. Estoy en una torre extraña, a la 4 de ustedes —ambos se giraron en su búsqueda—. No, al otro 4.

Nébula y Rocket dirigieron su mirada a una gran torre, y sus ojos al llegar arriba, encontraron a Thor en la lejanía saludando.

–Ya te vimos. ¿Puedes bajar?

–Lo intenté, pero esta cosa en mí cuello no me deja —respondió el rubio.

–¿No es un poco irónico que controles rayos, pero que puedas ser electrocutado?

–Yo tampoco lo entiendo, liebre. ¿Creen que puedan venir?

–De poder, podemos. Pero la seguridad debe ser mayor allá —dijo Rocket—. ¿Viernes?

–No puedo quebrantar la seguridad de aquel establecimiento. Está mucho más protegido que el previo, lo lamento.

–Mh, ¿alguna idea?

–La Valquiria —dijo Gamora.

–Ella debe tener algo para quitar los discos —continuó Nébula.

–Vimos su nave cuando Thor peleó. Debe observar las luchas seguido, allí podrán interceptarla —finalizó Gamora.

–Bien, con eso tenemos el 13℅ de un plan —exclamó Rocket en un suspiro.

–¿Cuál es el otro 87℅? —preguntó Thor.

–Los detalles.

La noche volvió a caer, donde Rocket, Groot y Nébula estuvieron escondidos a las afueras de la ciudad y volvieron al atardecer. Subiendo y escondiéndose entre la multitud, intentando dar con aquella nave, hasta que por fin la encontraron en la distancia.

–Nébula —la cyborg detuvo el paso abruptamente al escuchar aquella voz. Se giró, allí estaba Mantis junto a Quill—. Están aquí —sonrió feliz.

–¿Estás herida?

–No, no lo estoy —sonrió la contraria. Estaba usando un traje parecido al que usualmente usaba sólo que era un poco más excéntrico y con detalles amarillos.

–¿No tienen uno de estos discos? —preguntó Rocket mostrando uno de los discos que había sacado.

–Sí, tengo uno aquí —Mantis señaló debajonde su mentón. Allí estaba el disco. Quill mostro el reverso de su cuello, allí estaba el suyo.

–Debemos sacárselos —dijo Nébula.

–No podemos, el tipo se dará cuenta.

–De hecho, cuando ve las peleas no puede prestar atención a nada más —dijo Quill—. Thor, ¿puedes dar un espectáculo aún mejor? Debemos distraer al viejo.

–Por supuesto, amigo —respondió la voz de Thor.

–Allí viene, debemos escondernos —exclamó Rocket al ver a la distancia al gran maestro. Él, Nébula y Groot se escondieron entre los demás, la cyborg observando con recelo la escena.

No escuchaban qué decían, pero apretó los dientes al ver a aquel tipo acariciar la mejilla de Mantis, y luego tocar su nariz con su dedo de forma juguetona.

También le había acariciado el mentón a Quill, a ella no le importó, pero Rocket tuvo que ayudar su carcajada.

Cuando la pelea empezó y los gritos y pares de ojos estuvieron posados en el estadio, Mantis y Quill se escabulleron hacia la salida junto a los escondidos.

–Dolerá —dijo el mapache para luego quitar el disco del cuello de Mantis, y luego de Quill.

Ya eran libres.

Usaron sus trajes para arribar por el punto ciego en la nave de la Valquiria. Ella ni siquiera se había dado cuenta porque estaba ocupada bebiendo y observando la presentación del Dios del rayo.

Mantis se acercó lentamente y le tocó el hombro, durmiéndola de inmediato.

La registraron y encontraron aquel dispositivo que activaba los discos de obediencia. Sonrieron aliviados, claro, excepto Nébula, quien sólo hizo una mueca extraña.

El resto fue más sencillo de lo esperado. Con la ayuda de Mantis quebrantaron la seguridad al dormir a los guardias mientras el lugar de los luchadores aún estaba "abierto".

–Amigos —Thor había hecho una gran sonrisa, con una emoción que sólo un cachorro podría emanar.

Gamora fue a abrazar a su hermana amistosamente y Drax empezó a molestar a Quill por su trabajo como "musa de harén".

–Ya son libres, hagan lo que quieran. Nosotros nos vamos —dijo Rocket al apretar el dispositivo y desactivar los discos.

–Korg. Si alguna vez quieren visitarme ve a Asgard, o la Tierra, es más fácil de ubicar. Por la vía Láctea como le llaman —exclamó Thor hacia el hombre de roca.

–Claro que voy a ir. Pero hay que hacer la revolución. Luego iremos. Estaremos felices de volver a verte.

–Yo también —sonrió Thor.

Llegaron al basurero con una Valquiria desmayada, siendo cargada en el hombro de Drax.

La dejaron desarmada y sentada en el suelo. El Milano aún estaba en órbita.

La mujer lentamente recobró la consciencia, quedó confundida unos momentos, pero luego gruñó con pereza.

–¿... Es una broma? —exclamó.

–Okey. Ésta es tu última oportunidad para venir con nosotros —espetó Rocket con aburrimiento.

–¿Y por qué querría ir con ustedes?

–Porque hay algo mucho mayor en juego —dijo Quill—. Y porque le prometimos a alguien que te convenceríamos.

–El universo completo corre peligro —le siguió Gamora—. Thanos está reuniendo la gemas del infinito, y la fecha de su llegada está demasiado cerca. Necesitamos tú ayuda para luchar.

–Yo soy Groot.

–No gracias. Estoy bastante segura que estarán bien sin mí —la chica se levantó—. Si me disculpan.

–Soy un ser con poderes de empatía —dijo Mantis al dar un paso, deteniendo con éste gesto el paso de la asgardiana—. Puedo sentir tú tristeza sin necesidad de tocar tu piel... Estás intentando olvidar algo, unos recuerdos que se clavan a tú mente y se aferran a tú corazón.

–No sabes de qué estás hablando.

–¿Por qué perdiste tanto? —Mantis dio otro paso.

La Valquiria pareció dudar un momento, se mordió la mejilla interior intentando pensar. Y finalmente apuntó a Thor.

–¿Eh?

–Una riña familiar —dijo ella—. Tú hermana ocasionó un gran caos. Odín mandó a las Valquirias a detenerla... Y lo perdí todo allí —Mantis dio otro paso y logró tocar su mano con ambas suyas, y la contraria se dejó al dejarse llevar por la curiosidad.

Las antenas antepasados brillaron y unas lágrimas cayeron por sus mejillas.

–Estás en un constante luto... Lo lamento tanto —exclamó la menor.

–Sé que ya no quieres luchar. Pero alguien nos dijo que eres una pieza importante para lograr esto. Eres fuerte —dijo Thor también acercándose—. Te necesitamos en ésta lucha.

–¿Acaso te gustaría que tus compañeras hubieran muerto para nada? Si el tipo logra lo que quiere, no habrá mitad qué salvar —soltó Drax agarrando su cinturón en la típica pose que hacía.

–Yo soy Groot.

Las antenas de Mantis brillaron aún más cuando la contraria empezó a pensar.

Quitó la mano del agarre suave de la menor, y finalmente asintió.

–Bien, iré con ustedes.

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