25. Salida

Capítulo 25

–Así que es cierto... Vienes del futuro.

–Loco, ¿no? Pero sigo siendo el mismo Tony.

–No puedo creerlo... ¿Cuántas cosas cambiaste?

–Meh, unas cuantas pocas —acercó su mano junto a la herramienta al rostro de la Cyborg—. Nebs, quédate lo más quieta posible —y obedeció, no se movió ni un centímetro mientras Tony sacaba con cuidado las partes mal hechas del metal adherido a su cráneo—. ¿Hace cuánto que no cambias esto? —preguntó mirando el metal corroído en la pinza.

–Nunca.

–Wow —Tony dejó el metal en la mesa y buscó el reemplazo que él hizo mientras revisaba qué necesitaba más atención en el cuerpo de la chica—. Bueno... Ese metal era de muy mala calidad —tocó suavemente alrededor de donde había sacado el metal—. ¿Te duele?

–Sí, todo el tiempo.

–Mh, ojalá que con esto ya no. Avísame si duele —el castaño tomó la parte que iba a reemplazar aquel metal y empezó a ensamblarlo—. Por cierto, no las he presentado.

–Ya la conozco.

–¿Si? —preguntó Pepper ladeando su cabeza.

–Tony me contó sobre ti antes de que sucediera todo esto. Eres la razón por la que se negaba a morir, quería verte antes de perecer.

–¿Qué acaso todos quieren arruinar mí reputación? —Pepper rió honestamente mientras que el castaño tenía las mejillas levemente ruborizadas.

–Nunca en toda mí carrera como tú asistente te había visto sonrojado. Es bonito.

Tony no respondió y sólo terminó de ensamblar y colocar la parte de metal en el cráneo de Nébula.

–Listo, ¿cómo lo sientes?

–Bien.

–Perfecto ¿Alguna otra molestia? ¿Dolor? —movió delicadamente su cabeza de un lado a otro para ver si había otro fallo. Nébula le quitó las manos de su rostro amistosamente.

–Estoy bien.

–Okey, okey... ¿Segura?

–Tony, ella está bien, ya te lo dijo —rió Pepper tomando sus hombros.

–Vale... —suspiró y empezó a guardar las herramientas—. Eso me recuerda... No hemos almorzado.

–¿Es enserio?

–¿Qué? Tengo hambre —sonrió el Stark—. ¿Quieres salir a comer, Nebs?

–¿Aquí en la Tierra?

–Claro, ¿por qué no?

–Tony no sé si te has dado cuenta, pero... Es una Cyborg...

–¿Y?

–Y tú tienes la ropa rota.

–¡Tienes razón! Hay que comprar primero.

Pepper suspiró largamente, mientras que Nébula sólo observaba todo con curiosidad y serenidad.

—·•·—

–¿Enserio Nébula y Tony simplemente salieron? —preguntó Fury.

–Pues parece que sí —respondió Natasha—. Creo que se llevaron a la chica de las antenas.

–Se llama Mantis —exclamó Gamora.

–Di la orden explícita de que no se pueden ir.

–Lo siento, director Fury —la voz de Jarvis sonó más burlesca de lo usual—. Pero gracias a la señorita Viernes y mis habilidades, fue muy fácil burlar la seguridad —Rocket sonrió, dispuesto a ir al taller a hacer algún desastre, y se empezó a escabullir—. Yo no haría eso, Rocket. El señor Stark no lo dejará entrar al taller si él no se encuentra aquí.

–¿Y quién iba al taller? —la criatura se cruzó de brazos, molesta.

–Aunque tienen suerte. Me dijo que cuando les diera hambre les mostrara el menú que se puede traer a domicilio con sus personas de confianza —un dispositivo de hologramas brilló y Quill lo accionó—. Dijo que pidieran lo que quisieran.

–Wow, eso es... Muy amable —sonrió Gamora.

–Esto también va para usted, director Fury, y el resto del equipo también. Sean libres de elegir.

—·•·—

–Les queda genial —sonrió Tony al ver a ambas extraterrestres con ropa terrícola.

–Les queda al menos 2 tallas más grande.

–¡Les queda genial, dije!

Ambas tenían un pantalón de buzo y una sudadera que les quedaba grande ya que eran de Tony. Básicamente porque tenían que tapar tus rostros con el gorro.

–¿No te duelen las... —preguntó Pepper recordando la cosas que tenía Mantis en la cabeza.

–Nop. Todo bien —respondió ella con una sonrisa.

–Sigo sin creer que me estés apoyando en esto —dijo Tony con una gran sonrisa.

–Bueno... Esto es de locos —miró a ambas chicas quienes se miraban al espejo gigante de aquel baño excéntrico del millonario—. Pero digamos... Que no es lo peor que te he visto hacer.

–Supongo que tienes razón —rió el Stark y le dio un beso—. Gracias, Pep.

–¿Por qué?

–Por estar conmigo siempre... Y por ayudarme a cubrir a estas dos alienígenas.

Pepper rió y le dio un beso encima de su nariz.

–Tonto.

Mientras ambas chicas conversaban entre ellas.

–¿Te considerabas amiga de Tony en tú otra vida? —Nébula no la miró, porque no sabía qué responder—. ¿Qué sucede?

–No sé —respondió seca.

–¿Puedo...? —preguntó la contraria suavemente y ofreciendo su mano. Nébula tuvo la intención, pero vacilaba. Y entre su indecisión, Tony volvió a hablar.

–¿Ya nos vamos?

–Sí —respondió Nébula apartando su mano.

—·•·—

Steve pensaba en todo lo que ha pasado mientras entrenaba en el gimnasio dentro de aquella base. Cada golpe era un pensamiento distinto.

La proyección de aquellos recuerdos del Stark estaban pegados a sus retinas y las veía a pesar de cerrar los ojos fuertemente.

Las palabras que se escuchó a sí mismo decir, y las que dijo en persona lo estaban persiguiendo.

¿Enserio era así?

Él odiaba a los abusivos, y ahora se estaba convirtiendo en uno. Orillar a Tony a temerle, a evitarlo y... Quizás incluso odiarlo.

Recordó verse a sí mismo incrustando el escudo en el pecho del castaño, la determinación en su propio rostro de detenerlo... Incluso pareciera que lo fuera a matar para lograr su propósito.

Odiaba el recuerdo. El pensar que él fue capaz de hacer eso. Incluso si no congeniaba demasiado y su personalidad chocaba con la del castaño, ¿llegar a una guerra civil? Eso era demasiado.

Ya había escapado de una guerra, fue muy estúpido empezar una nueva.

¿Y ocultarle algo así? ¿Qué tenía en la cabeza?

Terminó por destruir el saco con sus golpes llenos de cólera por sí mismo.

Aún así Tony era amigo de la Muerte, ¿qué podía pensar sobre eso?

¿Qué podía hacer?

No tenía ni idea.

Todo daba vueltas a dos mismas ideas.

¿Tony y los guardianes en verdad serán de confianza en ese presente?

Y si es así, ¿qué debía hacer exactamente?

—·•·—

–Así que... ¿Eres hija de Thanos?

–Algo así —Gamora suspiró pesado mientras tomaba la taza con té recién preparado por la espía con quien hablaba.

–Debe ser duro, ¿hum? Tener un padre así.

–Sí, bueno... En verdad no es mí padre real, tampoco el de Nébula. Él asesinó a la mitad de mí raza y me quitó de mí planeta natal como aprendiz y sirviente de sus planes —tomó un sorbo de aquel líquido. Ya sería su tercera taza de té de yerba—. Me entrenó para ser la mujer más peligrosa de la galaxia en contra de mí voluntad, una simple asesina para servirle.

–Ah... Creo que somos parecidas en ese punto —sonrió Natasha. Gamora la miró con curiosidad—. Bueno... Yo también fui tomada desde pequeña y fui entrenada como asesina... Quizás no de la galaxia pero sí a favor de sólo unas pocas personas.

–No creí que aquí, el planeta de donde viene alguien como Quill, pudiera existir algo así.

–No tienes ni idea —Natasha tomó un poco de su té negro entre una sonrisa—. Aquí hay tiranos, asesinos, terroristas, conquistadores, dictadores, héroes... Creo que todo de lo que puedas encontrar allá afuera, pero quitando gran parte de animales y plantas que hablan, viajes espaciales y comunicación interestelar.

–Es más tranquilo, supongo.

–Ya creo que sí.

—·•·—

Groot estaba jugando entre las cosas que Wanda estaba levantando con su magia. Pietro estaba literalmente sentado al revés en el sillón, completamente aburrido. Mientras que Rocket estaba interrogando a Visión, aunque lo negara.

–Así que eres un Cyborg. 

–Soy un androide.

–Y supongo que todo en ti está hecho de metal.

–Está hecho de titanio, cobre y hierro sintético.

–¿Y esa cosa?

–Es la gema de la mente que se encontraba en el cetro de Loki.

–¿Loki? ¿Qué es un Loki?

–Es mí hermano, liebre —sonrió Thor entrando a la sala—. Él trajo esa gema a la Tierra cuando intentó conquistarla.

–¿Y por qué no lo logró?

–Mí amigo de hierro lo detuvo apenas supo que venía.

–¿Tú? —preguntó hacia Visión. Él negó con la cabeza.

–El señor Stark.

–¿Qué acaso ese humano hace todo en éste planeta?

–En defensa del resto. Tiene ventaja porque viene del futuro o lo que sea —contestó Pietro aún con su cabeza colgando por su posición en el sillón.

–¿Por qué tienes la misma voz que el mayordomo invisible? —apuntó hacia el techo.

–El señor Stark y el doctor Banner copiaron la matriz de Jarvis y la unieron a éste cuerpo sintético y usaron la gema de la mente para crearme.

–Mh, son listos, creo que podré entenderme con ellos bastante mejor de lo que imaginaba.

–¡Nerds! —gritó Pietro en su lugar.

–Cuida tus palabras, mocoso.

—·•·—

–¿No crees que ya has pedido demasiada comida?

–¿Qué? La voz sirviente del hombrecillo dijo que podíamos pedir lo que quisiéramos.

–Sí, pero-

–Descuida, nada de esto me hará gordo como tú, todo esto se irá a mis músculos de roca.

–¡¿Disculpa?! ¿A quién le llamas gordo?

–A ti, ya te lo dije.

Y le dio una mordida a su sándwich de carne sin dejar de mirar a Quill.

El menor suspiró resignado y empezó a navegar por el holograma, buscando más que nada música.

–Hey, tú, ¿puedes ayudarme aquí? —preguntó hacia el hombre que había entrado por casualidad.

–Ah, eh... Claro, ¿con qué?

–¿Dónde puedo buscar nueva música? Quiero saber qué está de moda hoy en Terra.

–Bueno... No le pediste al más indicado —rió James y Quill lo miró extrañado—. Tengo mucha más edad que tú, me veo así porque fui congelado un largo rato —aún así empezó a mover sus dedos torpemente en la pantalla—. Pero creo que esta canción te podría gustar.

–¿Smash Mouth. "All Star"?

–Un clásico.

—·•·—

–Y luego tuve que hacer equipo con un grupo de personas que parecen compartir una sola neurona.

–¡Yo también! Es cansador ¿No?

–Bastante.

Ambas rieron honestas por la conversación.

–Permiso, lamento interrumpir —dijo Bruce entrando a la cocina y dirigiéndose rápido a buscarse un café.

–Te ves cansado —mencionó Natasha.

–Lo estoy —suspiró—. Estoy intentando analizar lo que dijo Tony y buscarle alguna explicación de lo que podría pasar en el futuro considerando cómo había viajado, pero llego a la nada... Y la gema de la realidad tampoco es que sea muy informativa que digamos.

–El explicó bastantes cosas.

–Y dijo que la Muerte los había traído a él y a Nébula —le siguió Gamora.

–¡Lo sé! Lo sé —suspiró y pasó una mano por su rostro—. Pero eso no me da demasiada información. Si pudiera hablar con ella o con eso o lo que sea, podría entenderlo quizás mejor —se revolvió el cabello—. No es como en la películas. Literalmente la realidad se dobló sobre sí misma y se reinició desde un punto. Pero el destino ya se escribió y me estoy rompiendo la cabeza intentando entender lo que ocurrirá exactamente —Natasha se levantó y le tocó el hombro para relajarlo.

–Tranquilo... Cuando Tony regrese puedes preguntarle, pero ahora es mejor estar tranquilo y tomar tú café calmado —la agente prácticamente lo obligó a sentarse mientras Gamora servía el café que había preparado en la máquina, en una taza limpia.

—·•·—

Pepper había tenido que ir a atender asuntos de la empresa, así que dejó sólo a Tony con ese par de chicas.

Suerte que le había dado guantes a Mantis, puesto que literalmente tuvo que sujetar su mano gran parte del trayecto porque se emocionaba fácilmente con la cosas de la Tierra y quería ir a ver a todas partes. Poco más y Tony le colocaba una correa.

Eran tres personas ocultas, porque tampoco es que el Stark le gustara la idea de que lo reconocieran y preguntaran quiénes eran esas dos chicas. Aunque Tony usaba un gorro y unos lentes y ropa totalmente de civil.

Era obvio que Mantis iba a escoger un plato totalmente vegetariano, pero fue curioso como Nébula empatizó y pidió un plato parecido. Y Tony acabó siendo arrastrado, dejando su primera opción de hamburguesa por un sándwich de lechuga y tomate.

La verdad no le importó mucho. Ambas chicas estaban felices, y eso valía el sacrificio de su dieta.

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