20. Llegada

Capítulo 20

Tony ni siquiera tenía abierto los ojos, pero de alguna manera podía ver toda la habitación, como si estuviera soñando la realidad.

La Muerte estaba a sus pies, lo mira con lástima.

–¿Estás feliz? —escupió Tony con rabia desde su mente.

–No lo sé —susurró su compañera—. Estás a punto de llegar a tú límite.

–¿Límite de qué?

La mujer sólo negó con la cabeza un par de veces antes de desaparecer, y con él, aquel sueño real.

–¡¿Qué es lo que te pasa?! —gritó Pietro furioso hacia Steve una vez Tony fue dejado sólo con Bruce en la enfermería.

–¡Que no hice nada!

–¡No te hagas el inocente! Tú le hiciste algo... ¡Estoy seguro! —estaba cegado por la rabia. Ese Stark estaba sufriendo, y era obvio que ese anciano era la base del problema—. ¡Confiesa! ¡¿O se te congeló el puto cerebro también?!

–¡Que no he hecho nada! ¿Qué quieres que diga? —gritó de vuelta.

–Pietro, tienes que calmarte —dijo Natasha tocando su hombro. El chico la miró un rato, y terminó por aparartarse. Se cruzó de brazos y aún miraba con molestia al mayor.

No se daban cuenta que Tony los escuchaba gritar mientras sus signos vitales eran revisados por Bruce. Aunque este último no sabía que el contrario estaba despierto.

–¿Cuánto tiempo me fui?

–¡Dios! —Bruce casi se le cayó el estetoscopio de su mano—. No me asustes así.

–Lo siento —rió Tony y se sentó en la cama, estuvo a punto de salir de ésta, pero el doctor lo detuvo.

–Hey, ¿a dónde vas?

–A mí casa. Dum-E debe estar preocupado.

–Te desmayaste luego de tener un ataque de pánico y alucinar —exclamó el mayor preocupado—. ¿Has ido a ver a algún especialista?

–¿Para qué? —levantó los hombros indiferente—. ¿Para que me diga que estoy loco? ¿O que me cobre más de lo que me ayuda simplemente porque soy millonario? No gracias, nope. No tengo ganas de ser material para imbéciles.

Afuera seguían discutiendo.

–Dijo que sacrificó su propia cordura para estar aquí —acotó Sam.

–¿Serán por las visiones? —preguntó Clint.

–No lo creo —negó Visión—. Por cómo lo dijo no podría ser.

–Lo dijo como si... Nosotros lo hubiéramos traicionado —dijo Bucky triste y serio.

–No creo que sea algo así de simple... Sabe algo más —continuó Thor—. Es raro que un mortal tenga visiones tan precisas y vívidas... Aunque sigo eternamente agradecido por lo que hizo.

–Wanda —dijo el androide hacia la castaña, quien se había mantenido a raya de la conversación, perdida en sus pensamientos—. Tu puedes ver recuerdos, ¿cierto?

–Si —asintió ella, con miedo al entender hacia dónde se dirigía esto.

–¿Podrías-

–De ninguna manera —negó rotundamente—. No me puedo meter a sus recuerdos a la fuerza, no sería correcto —dijo cruzándose de brazos—. Además... Si se pone así con recordarlo por encima, no quiero imaginar el dolor que sentiría al volver a vivirlo —susurró.

–Por favor Wanda... Necesitamos saber qué es lo que le hizo daño —insistió Steve.

–Debemos preguntarle —dijo Sam y Rhodey asintió, dándole la razón.

–No indagarán en mis recuerdos —la voz de Tony sonó desde el marco de la puerta. Atrás Bruce hizo una mueca con los labios que decía: "Lo siento".

–Señor Stark, yo-

–Detente ahí, capitán —dijo Tony deteniendo al rubio que quería hablar—. Perdón por alterarme así —soltó sin más. Su voz era apagada y sus ojos tristes, pero sonreía—. Si me disculpan, tengo que regresar a casa. Permiso.

–¿Hace cuánto tienes esos ataques? —preguntó Sam haciendo que se detuviera.

–Eso... No importa —respondió melancólico.

–Claro que importa —siguió Visión, notoriamente preocupado por su mentor—. Usted no está bien de salud. Quizás las visiones o algo más lo tenga en ese estado, pero no puede estar solo, no tiene por qué estar solo si estamos nosotros.

El cuerpo de Tony tembló ante el recuerdo.

–He estado sólo toda mí vida. No debería por qué afectarme todo eso —levantó los hombros indiferente, sin tener el coraje de ver a alguno al rostro—. ¿No podemos... Simplemente olvidarnos de lo que pasó?

–Levantaste a Steve y el pesa mínimo 200 libras. Eso es difícil de olvidar —soltó Rhodey exasperado y se acercó al castaño—. ¿Qué se parece si hablamos nosotros? Tu y yo en un lugar más privado. Eres hablar con alguien.

Tony lo miró largamente.

"Chicos... Estoy cayendo sin energía"

"¡Rhodes!"

Cerró los ojos y desvió la mirada.

–No tengo nada que hablar contigo.

Le dolía en el alma tener que hablarle así a su mejor amigo, pero tenía que hacerlo por si eso lograra a pasar en el desdobles de realidad. Quizás si ocurre la guerra civil, él no salga lastimado.

–Tony, por favor —rogó Rhodey notando cómo se marchitaba más y más la personalidad alegre de su mejor amigo.

–¿Soy yo el problema? —preguntó Steve acercándose—. Si es así dime... ¿Qué fue lo que hice para hacerte tanto daño?

El castaño lo miró largamente.

–Eso... Ya no importa —dijo—. Cualquier cosa que haya pasado fue mí culpa —susurró más para sí mismo.

–No podemos ayudarte si no nos dices —habló Pietro, preocupado y molesto.

Tony lo ignoró de la mejor forma que pudo para no recordar ver su cuerpo lleno de balas ni el grito de dolor que lanzó Wanda.

–Me llaman si necesitan ayuda en algo. Yo... Necesito pensar.

Iba a salir del lugar y nadie se sintió capaz de detenerlo, excepto una chica.

Unos brazos lo rodearon por la cintura desde la espalda. Suspiró desganado, a punto de no importarle hablar a la Muerte frente a sus compañeros, pero al girarse no vio una mujer delgada y de rostro pálido, vio a una chiquilla castaña y ojos llorosos.

–Por favor señor Stark... Usted nos salvó, déjenos ayudarlo al menos —exclamó Wanda mirándolo, y Tony no pudo hacer más que sentirse muy culpable.

Iba a decir algo hasta que las alarmas sonaron por todo el lugar.

–J, ¿qué pasa? —habló alto, para que su inteligencia artificial hablara por la sala.

–Algo se está adentrando a la atmósfera. Parecen ser 3 naves desconocidas.

–¿Thanos? —preguntó Steve.

–Mierda, comunícame con Fury.

–Ya está en línea señor.

–Los demás alísense, no sabemos si debemos atacar o no —dijo Tony mirando a Steve para que él liderara, y este asintió entendiendo.

El castaño activó su nanotecnología y se dirigió a donde se presumía sería la zona donde iban a aterrizar.

Tony.

–Pirata, ¿lo estás viendo? —el castaño sólo podía ver a tres grandes figuras de metal adentrándose a la atmósfera, las figuras estaban muy lejos como para diatinguirlas, necesitaba acercarse.

–Sí, lo veo. Tres misteriosos ovnis acercándose a la Tierra —respondió Fury desde el comunicador—. Sólo danos la señal y disparamos.

–Intentaré comunicarme con él.

¿Le hablarás?

–Lo intentaré. No hagas nada a no ser que yo les diga.

Yo soy el jefe aquí, se hace lo que yo ordene.

–Cállate, siéntate, muestrate bonito, y escúchame. No hagas nada ¿Me oíste? —sólo se escuchó un suspiro—. Tomaré eso como un "Sí, señor Stark" —rió el menor finalmente—. J, intenta conectar su conexión contigo y el auricular del resto.

–Claro, señor.

Tony tenía la esperanza, pero al mismo tiempo mucho miedo.

Si Thanos se adelantó 4 años, estarían completamente fritos, y quizás... Tenga que regresar todo de nuevo.

–H.... Hola... ¿Al.... ien allí?

Sonrió completamente aliviado al escuchar esa voz de hippie.

–Sí, los escuchamos —respondió Tony, sabiendo que a ese punto todos estaban conectados a la señal.

–Nece... tamos un lugar do... e aterrizar —la señal era muy mala porque eran tecnologías muy poco compatibles y estables. Pero poco a poco dejaba de escucharse estática.

–Claro, claro. Déjenme llegar hasta ustedes —respondió el castaño. Activó sus mega-propulsores y voló hacia la nave.

–Tony, ¿qué haces? —preguntó Fury.

–El primer contacto con un extraterrestre —respondió el menor divertido.

Llegó frente a la nave e hizo señales con su mano para que lo vieran, y cuando supo que era un sí, voló más tranquilo hacia la Tierra nuevamente, a la gran zona despejada del patio del cuartel.

Estaba feliz. Era esa nave que intentaron reparar para regresar a la Tierra.

Los había encontrado.

Las tres naves aterrizaron en el pasto suavemente al mismo tiempo en que los compañeros de Tony salieron del cuartel con sus trajes y armas, preparados para cualquier cosa.

El Stark aterrizó frente a estas, también esperando cualquier cosa, quizás alguna trampa o un engaño de su propia mente descompuesta.

La puerta de la nave principal se abrió lenta y majestuosa, y de allí salió quienes más esperaba.

–Wow, es justo como recordaba —exclamó aquel rubio de chaqueta roja.

–Starlord, bienvenido —Quill miró a Tony sorprendido, y sonrió ampliamente.

–¡Al fin alguien que me reconoce de inmediato! —dijo emocionado—. Chicos, es seguro vengan —detrás de él empezaron a bajar sus compañeros guardianes, pero Tony sólo pudo reconocer a Mantis y Drax.

El castaño se acercó ante la mirada extrañada de sus propios compañeros y ofreció su mano al mismo tiempo que desactivaba la nanotecnología.

–Un gusto conocerlos... Guardianes de la Galaxia, ¿no? —Quill sonrió más amplio y correspondió al saludo.

–Gracias —se separó y se giró hacia Gamora, ella entendió el gesto y se adentró a la nave de nuevo.

Tony miraba esperanzado aquel movimiento de la mujer, y casi se puso llorar de felicidad cuando vio bajar nuevamente a Gamora junto a la Cyborg.

Nébula.

Sintió el impulso de querer abrazarla fuertemente, pero se controló para comprobar que ella también lo recordaba. Quedándose en su lugar con una expresión extraña.

El resto del grupo se acercó, ya no con guardia arriba, pero así atentos a cualquier cosa.

La Cyborg miraba atenta a Tony, también esperando algo. Nunca le han mostrado empatía, así que le costaba mucho saber cómo se sentía alguien frente a ella que no fuera miedo.

Nunca le han abrazado, pero sentía la necesidad de intentarlo con aquel triste hombre. Seguía con esa expresión que detonaba tristeza y cansancio a estar de ocultarlo, y eso ella lo sabía de alguna manera.

Se acercó frente a la mirada desconfiada de los compañeros del castaño.

Tony ladeó un poco la cabeza mientras la miraba ponerse tan seria.

–Hola Nebs —ya no le importaba que sus compañeros estuvieran allí, no le importaba ser más sospechoso, sólo quería saludar a quien lo acompañó en sus últimos momentos y le mostró piedad sin hacerlo sentir débil.

Nébula asintió por el apodo, se acercó y rodeó su cuello de forma rígida para abrazarlo y ocultar su rostro en el hombro ajeno.

Todos, absolutamente todos quedaron en shock, incluso Gamora y el castaño.

Tony rodeó su espalda lenta y suavemente y la atrajo más hacia él, profundizando el abrazo con cuidado.

–Tony —susurró ella. Sonaba como un sollozo sin serlo, estaba realmente agradecida de ver a ese humano, mucho más de lo que nunca ha estado, casi el mismo nivel de cuando vio a Gamora de nuevo en aquella nave de Ronan.

–Tranquila, todo estará bien... Estoy bien —dijo el hombre de vuelta apretando más el cuerpo ajeno, como queriendo protegerla de todo mal con aquel gesto.

–¿Es él el humano del que nos hablaste? —preguntó el más grande de esos 6—. Me lo imaginaba menos enano.

–Yo soy Groot —dijo la pequeña criatura en el hombro de Drax.

Nébula y Tony se separaron y el castaño miró al grupo sin separar su mano del hombro de la chica.

–Tú lo has dicho amigo —el humano miró al mapache de dos patas.

–Por un segundo pensé que eras un peluche.

–Quizás lo soy —dijo el animal sarcástico.

–Tony, ¿qué está ocurriendo? —habló Fury desde el auricular.

–Tranquilo Fury, falsa alarma. Baja todas las pistolas de juguete —sonrió el castaño y se sacó el auricular luego de colgar—. De todas formas, ¿por qué hay tantas naves? Creí que sólo era esta.

–Sí, bueno —dijo Quill y miró a Nébula y ella miró al Stark.

–Son más aliados.

–¡Hey, Yondu! Ya puedes bajar a saludar.

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