15. Asgard
Capítulo 15
Incluso si Visión nació años antes de lo que debería y tenía un cuerpo un poco más pequeño por la falta de materiales, no había cambiado en nada a cómo Tony lo recordaba. Incluso había copiado la capa y un poco el traje de Thor, lo que encontró adorable y nostálgico.
Aún así se sentía un poco culpable. Él ya no tendría esos sentimientos de amor adolescente hacia Wanda porque ella no estaba allí y puede que nunca lo estaría... O tal vez sí.
Pensó con culpa que quizás así nunca lo abandonaría.
–¿Cómo te sientes? —preguntó Tony con una sonrisa de lado.
–No... No lo sé —se miró las manos.
–¿No sientes ninguna irregularidad? ¿Molestia?... ¿Dudas existenciales?
–No, yo... Creo poder decir que me siento bien, gracias —Tony sonrió más amplio—. Creo... Poseer información sobre las gemas.
–¿Enserio? —gracias a la sorpresa tan notoria del castaño, el doctor se sorprendió aún más y Thor prestó atención, preocupado.
El androide asintió.
–Pero poca... Gracias a que una parte de mí sabe un poco de las gemas, la otra parte se encargó de entenderla y procesarla —era obvio que la matriz de Jarvis era la base y la gema el conocimiento extra—. Sólo sé que hay 3 gemas aquí en la Tierra incluyendo ésta —hizo una señal con la cabeza.
–¿A qué te refieres?
–El éter y el ojo de Agamotto. Gemas de la realidad y tiempo —los tres presentes intercambiaron miradas.
«Vaya, eso es interesante, ¿no lo crees?
–¿A qué te referías exactamente cuando dijiste que Thanos usa las gemas para erradicar a la mitad de la población? —preguntó Bruce.
–Las 6 gemas del infinito son las más poderosas singularidades del universo, una vez reunidas sólo basta con chasquear los dedos para que desintegren a la mitad del universo —explicó Visión.
–Si hay 3 aquí y una en Asgard, ¿dónde están las otras 2? —preguntó Bruce.
–No lo sé —dijo Tony frustrado.
–Deben estar repartidas por el cosmos. Padre debe saber algo de eso.
–Perfecto, Thor. Ve a pregunta-
–Debes ir conmigo.
–¿Qué?
–Tú eres el único que tiene esas visiones, quizás podamos ayudarte a visualizar más, o al menos tú puedes ayudarnos a buscar las gemas en los otros 8 mundos. Eres el único midgardiano que padre se dignaría mantener una platica.
–¿Por qué?
–Salvaste a mí madre —todo se quedó en silencio—. Hubo un fallo en las celdas y unos pocos escaparon. Gracias a tú aviso los guardias llegaron a tiempo a ayudarla.
Tony sintió una calidez inmensa y que nunca antes ha sentido en su pecho, como si todo el dolor se hubiera ido de golpe y ahora sólo estuviera esa satisfacción de por fin haber hecho algo bien.
–Si lo pones así... Quizás pueda ir.
–Genial, partiremos hoy mismo.
–Lo siento, fortachón, pero tengo una cita con mí increíble novia —repuso el castaño—. Tú también deberías ir a visitar a Jane, ella aún está en la base esperando por ti, y créeme, no quieres ver a una mujer molesta luego de dejarla plantada. Relájate un poco, hombre. Hasta los dioses necesitan descansar.
–De acuerdo —Thor le sonrió amistosamente.
El resto del día se resumió con Bruce siendo de niñera para Visión y estudiándolo. Thor visitando a Jane en la base y Tony estando toda la tarde con Pepper, e incluso, como Banner estaba ocupado con el androide, Pepper se quedó a "dormir" en la casa del millonario.
Incluso así y con toda la felicidad de esas horas, Tony se despertó en medio de la noche. No por una pesadilla, sino porque sintió que alguien lo vigilaba.
La figura de la Muerte estaba a los pies de la cama, sonreía levemente, simpática.
–Qué linda jornada tuvieron. Nunca creí que alguien llamada Virginia fuera tan poco virgen.
–Ja-Ja —susurró Tony con sarcasmo y buscó sus pantalones. Si tenía que seguirle la conversación tenía dos condiciones: Estar vestido y estar en un lugar sólo por que no lo tomaran por loco. Se fue al baño y cerró la puerta—. ¿Sólo querías verme sin ropa, verdad? ¿Enserio viste todo?
–Puede ser —ronroneó apareciendo sentada en el gran lavamanos. Lo mira pícaramente y con una pizca de burla.
–¿Enserio tenías que materializarte así? Parecías el demonio que aparece en mis parálisis de sueño.
–Lo tuve que hacer para lograr molestarte —y rió un poco. Estiró la mano para acariciar la cicatriz del reactor.
–Hace tiempo que no me visitas así. ¿Ocurrió algo?
–¿Quieres saber dónde está la gema de la realidad?
–¿Tú sabes dónde está?
–Cariño, yo lo sé todo —sonrió y cambió de pierna coquetamente—. Lo sé porque yo soy la que tiene el poder de las gemas.
–Dime más.
La contraria sonrió y con su mano creó ilusiones que mostraban las gemas del infinito.
–Puedo viajar como el Tesseracto. Puedo controlar e inducir como la de la mente. Puedo dominar almas y quitarlas como la piedra del Vormir. Puedo destruir planetas como el orbe. Puedo modificar el tiempo como el ojo de agamotto. Y la realidad puede ser como yo quiera como el éter.
–Bueno... Si eres más poderosa que la Diosa de la Muerte, tiene sentido —Tony se cruzó de brazos y se impacientó—. ¿No podrías simplemente matar a Thanos por mí?
La Muerte desapareció y fue dando vueltas alrededor del humano lentamente.
–No te excedas, cariño. Eres lindo, pero no tan lindo —sus caras quedaron frente a frente—. Tienes que hacerlo por ti mismo.
–Pues por tú actitud me haces entender otra cosa.
–Así lo sientes porque me has sentido en carne propia y me deseabas —cruzó sus manos detrás de su nuca—. Ahora me ves como una salvadora y una salida.
–Puede ser... —sonrió Tony—. Pero también eres mí amiga ¿No?
La Muerte sonrió, sumamente complacida con la respuesta.
–En un tiempo más, verás la gema y dónde estará... Tengo curiosidad de saber lo que harás con ella —le acarició el rostro y desapareció.
Tony, por alguna razón, se sintió en completa calma. Lo más calmado que se puede estar al saber que era amigo de la Muerte.
Regresó a la habitación. Era de madrugada todavía.
Se metió dentro de las sábanas y abrazó a Pepper. Ella, aún dormida, se acomodó más hacia el calor de su pareja, y el Stark se quedó dormido plácidamente al sentir el amor y la exquisita desnudez del amor de su vida pegada a su cuerpo.
—·•·—
Al día siguiente viajaron a Asgard. Bruce se quedó con Visión en la Tierra, obligado en parte porque Tony no le dejó opción ni él tuvo muchos argumentos para objetar algo.
–¿El portal duele? —preguntó Tony con gracia cuando se preparaban.
–No, amigo de metal. Es completamente inofensivo. No hay de qué asustarse.
–¿Quién dijo que estaba asustado?
–Yo sólo te decía —sonrió Thor divertido y levantó su arma.
Todo fue extraño. Fue como un viaje instantáneo pero al mismo tiempo Tony pudo sentir todo su cuerpo flotar y volar a demasiada velocidad, kilómetros y kilómetros hacia arriba. Thor le sostuvo el brazo y al dar un sólo paso, llegaron a Asgard.
–Bienvenido de nuevo, Thor —saludó un hombre de piel negra y un gran casco con cuernos dorado, se veía imponente, y su semblante era uno muy serio.
–Hola de nuevo, Heimdall. Él es el hombre de metal del que te hablé.
–Hey —bien hecho Tony. Hiciste un saludo de puberto ansioso a un tipo que parece muy importante allí.
–Un placer conocerlo, hombre de metal —Heimdall inclinó un poco la cabeza—. Odín y Frigga los esperan.
–Gracias amigo. Acompáñame —Thor hizo un gesto con la cabeza a Tony y éste asintió.
El puente era enorme, todo el pueblo era enorme, y el castaño se sentía incómodo y feliz al ver tanta arquitectura tan distinta y un ambiente que desentonaba con su traje medio-formal y sus gafas.
–¿No crees que es un poco extraño que use esto aquí?
–Eres de distinta cultura —sonrió el rubio—. Es más raro lo enano y banal que eres que tus ropajes.
–Te estás juntando demasiado con Darcy.
–Tal vez...
Tony se sentía intimidado en todo ese ambiente. Los asgardianos se quedaban mirándolo con curiosidad, mientras que él intentaba quedarse lo más pegado posible a Thor para procurarse de no perderse. Dudaba mucho que allí tuviera señal de teléfono y más que Thor tuviera uno para llamarlo y decirle dónde mierda estaba.
Y ver el castillo fue peor, le dio un vértigo enorme. Más considerando que Thor simplemente entró y él no tuvo más opción que seguirlo de cerca como cachorro asustado.
Siguieron por los pasillos hasta dar con la sal principal.
Allí había un anciano sentado en un enorme trono y una mujer mayor parada a su lado.
–Padre, aquí está el hombre de hierro que me relató sobre sus visiones —exclamó Thor elevando la voz para que se escuchará fuerte y claro.
–¿Cuál es tú nombre, midgardiano? —Tony salió del trance y sacudió la cabeza para espabilar.
–Anthony... Anthony Stark —logró que su voz saliera con parecido volumen al de Thor.
La mujer sonrió y se acercó elegante y maternal hacia el castaño, al mismo tiempo que Odín se levantaba y bajaba majestuoso con su bastón la escalera del trono.
–Anthony —la mujer tomó sus manos con suavidad y le sonrió ampliamente—. Quiero que sepas que estaré siempre agradecida de tu hazaña. Salvaste mí vida sin esperar nada a cambio.
–Eres valiente, hombre de metal. Para ser un mortal tienes agallas y al parecer eres suficientemente digno para que un poder tan especial como las visiones te eligiera —ahora habló Odín. Mantenía su semblante serio y porte de rey, pero se notaba que sentía ese agradecimiento que decía—. Debo invitarte a un bufete hoy en la tarde como agradecimiento inicial de lo que hiciste.
–No, señor... No es necesario.
–Salvaste a mí esposa, es lo menos que puedo hacer.
Tony no sabía qué decir. Odín pasó de ser un Dios todo poderoso, digno de temer y respetar, a un abuelito que le quería invitar galletas con té.
–Con gusto aceptaré.
–Bien, te daré el honor de usar nuestras cascadas termales para acicalarte y prepararte como es debido con la ayuda de nuestras
El humano sólo pudo asentir, y se fue junto a Thor y Frigga de aquella sala.
–Esto es raro —le susurró a Thor.
–No estás acostumbrado —aseguró Thor.
–Mis sirvientas te acompañarán y te entregarán ropa limpia —habló Frigga mostrando a 4 bellas mujeres.
–Claro, eh... Gracias —la mujer asintió con una sonrisa y se fue junto a su hijo.
–Venga, por aquí —habló una de las sirvientas para guiarlo.
Tenía pánico.
Unió las frases acicalarse con la acción de un gato al lamerse para limpiarse, y cuando mencionaron a sirvientas, su mente de playboy fantaseó con que esas chicas lo limpiaran con la boca, y su mente de novio fiel le golpeaba internamente una y otra vez, causando un revoltijo de ideas.
Igual, ellas simplemente lo guiaron a una hermosa cascada dentro de una habitación privada que funcionaba como ducha y caía a una piscina natural de aguas termales. Absolutamente hermoso.
Cuando lo dejaron sólo, procedió a desvestirse sumamente nervioso y a meterse rápidamente a aquella ducha tan peculiar y sumergirse en el agua templada.
Cerró los ojos sintiendo esa plena calma, y al abrirlos sólo encontró a la Muerte del otro lado también sumergida hasta encima del pecho, ya no usaba su típica capucha que parecía ser hecha de humo, ahora sólo se veía su blanca piel y marcada clavícula.
–¿Es enserio?
–No me mires así, siempre me han gustado las aguas termales de aquí —respondió ella con simpleza.
–Me estás intentando seducir.
–Cariño, ese es mí trabajo —guiñó el ojo juguetonamente.
–Pepper me va a matar un día de estos —suspiró Tony.
–Y yo estaré presente cuando ocurra, cariño —sonó más siniestro de lo que el contrario esperaba.
–¿Lord Anthony? —Tony giró su cabeza para ver a una de las sirvientes con un conjunto de telas en sus manos—. Aquí está su ropa y unas toallas.
–Claro, gracias linda.
Ella sonrió por el cumplido y se fue, nuevamente dejándolo sólo.
Suspiró una vez más y salió del agua a secarse y vestirse mientras la Muerte observaba todo el espectáculo dentro se la tina natural.
–¿Tú noviecita no se pone celosa de que te comas con la mirada a un mortal?
–Nos peleamos hace unas décadas —respondió con simpleza—. No hemos hablado mucho desde entonces.
–Ya veo —eso le hizo sentir raro, pero ignoró el sentimiento.
Con mucho esfuerzo y adivinanza logró ponerse la gran cantidad de tela que le habían traído. Ahora parecía uno de esos asgardianos, claro, sin contar el pelo largo y la barba descuidada.
Era hora de hablar un par de cosas con aquellos asgardianos.
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