13. Confianza

Capítulo 13

Tony despertó con toda la pereza que ello conllevaba. Pero no era una pereza por haber dormido poco, porque eso era pan de cada día, era una pereza de tener que levantarse y ver a sus compañeros, un cansancio mental.

Miró el reloj, las 7:23 am.

Desde que se fue a vivir en la base su reloj biológico se había ido a la mierda y siempre despertaba entre las 4 y las 8 de la mañana, las razones eran entre las pesadillas y nervios de por fin dormir tranquilo, sí, tenía miedo de lograr dormir bien. Ni él mismo lo entendía.

Se puso el auricular que lo conectaba con Jarvis.

–J, ¿la diva con cuernos sigue en su habitación?

–Sigue durmiendo, señor.

–Bien.

Estaba agradecido de que no haya intentado nada para faltarte al respeto a la querida mujer que siempre observa y que ahora era explícitamente dueña de sus vidas.

Se quedó mirando el techo en un punto infinito.

–¿Y James?

–Acabó su revisión por los médicos hace 3 minutos ¿Quiere conectarse con el micrófono?

–Si fueras tan amable —sonrió el castaño—. Hola compañero, ¿cómo te sientes?

–Ah, señor Stark. Buenos días —sonó la voz de Bucky por el auricular.

–Buenos días a ti también, pero te dije que me dijeras Tony.

–Lo siento —el menor soltó una risa sincera.

–Así que... ¿te fue bien en rehabilitación?

Sí, los médicos me dijeron que estoy mejorando bastante. Dentro de poco... Creo que podré volver a la sociedad.

–Genial. Muy buen trabajo.

Gracias a usted por salvarme.

Tony sonrió ampliamente.

–De nada, James.

Era irónico que tuviera el mismo nombre que su mejor amigo, pero prefería eso a llamarlo Bucky sin que él le haya dicho que ese solía ser su apodo.

Se levantó luego de unos minutos añorando su dosis de café, y para eso tenía que ir a la fea cocina de la base. Se cambió de ropa y se dispuso a ir, cuidando de no despertar a nadie.

Cuando se estaba preparando, deseaba no encontrarse con nadie del equipo y simplemente escapar al taller común con Jane y Selvig.

Una voz lo sobresaltó.

–Te desperaste temprano —se giró y allí estaba la pelirroja de ojos azules. Tony la miró un momento y luego se volvió a concentrar en servirse su elixir mañanero.

–No podía seguir durmiendo simplemente, ¿y usted?

Ella ladeó un poco la cabeza levantando un poco los hombros. Se acercó con toda la feminidad y gracia que una mujer podría mostrar.

–Como agente tengo un horario concreto.

–Ajá... —Tony sabía que ella quería sacarle información, y debatía mentalmente con dejarla en su lugar con la información que sabe, no muy linda, sobre ella. Así que la dejó continuar y ponerla a prueba.

–¿Desde hace cuánto tienes esas visiones?

–Hace un par de meses.

–Entonces... Tienen que ver con tu ayuda en Sokovia, ¿no?

–Sip —Natasha alzó las cejas, de seguro estaba esperando una negación—. Soy genial, lo sé ¿Algo más?

–Puede ser... —se sentó encima de la mesa, dejando ver sus atributos. Usaba un short deportivo corto y una camiseta con mangas largas muy apretada enmarcando su admirable figura. Tony recordaba que ella usaba esa ropa para usualmente entrenar cuando estaban en la torre.

Quizás de más joven hubiera caído en su telaraña, o si no tuviera la información que sabe ahora.

No iba a negar de que su cuerpo era atractivo, pero en ese momento sólo le causó un gran rechazo el pensar que intentaba seducirlo.

Él era papa casada. Eso era lo que pensaba con gracia para poderle sonreír sinceramente y no siguiera preguntando o sospechando que aún no había caído.

–¿Qué desea, agente? —preguntó Tony con voz inocente luego de darle un gran sorbo a su café.

–¿Qué desea usted de nosotros? —se levantó para acercarse un poco al hombre.

–Tengo novia, señorita Romanoff.

–¿Quién ha dicho algo sobre eso?

Sí, definitivamente estaba intentando sacarle información. Buscaba distraerlo para que soltara algún secreto para la agencia.

Miró de reojo su reflejo en el vidrio del microondas al otro lado de la habitación. La Muerte estaba allí en su posición, sonreía ampliamente.

–Señorita Romanoff.

–¿Dígame?

–Ya sé lo que usted podría hacer.

–¿Qué cosa?

–¿Qué tal... Si empieza por cuidarse las espaldas? —Natasha lo miró extrañada—. Las visiones no sólo me hablan del futuro, Nat. Sé muchas cosas del pasado...

–Tú no sabes nada.

–¿No? Crees que sabes mucho de mí, ¿no? Que crees que te daré la información que tus jefes quieren par saber si soy peligroso o no —Natasha quedó en silencio completamente—. Hablemos de usted un rato —ahora él se apoyó en la mesa sin dejar de sostener su taza—. ¿Qué tal de su nombre, Viuda negra? ¿Sao Pablo? ¿El incendio del hospital? ¿Sus incontables víctimas?

–Cállate.

–Oh, se te cayó el respeto y las ganas de saber de mí. Pues lo siento, cariño, no caeré otra vez en tus encantos. Si me disculpas —y simplemente se retiró sintiéndose un completo ganador, pero luego se dio cuenta de todo lo que dijo y jadeó—. Puta madre.

«¿Qué pasa, cariño?

–Me estoy juntando demasiado contigo —murmuró—. Me vi como un maldito psicópata.

«Es lo que tiene revivir. Ganas una deliciosa apatía por la gente que consideras indigna de tú entendimiento.

 –Señor, Loki despertó. Al parecer quiere salir de su habitación.

–Gracias J.

Tony dirigió sus pasos hacia aquella habitación y tocó un par de veces.

«¿Qué harás ahora?

–Rey del drama, ¿estás despierto? —se aseguró. Luego de unos segundos le respondieron.

–Te ordeno sacarme de aquí. Estoy aburrido.

–Claro, claro. Ya te saco, cuernitos —puso la clave y allí estaba el Dios del engaño con la misma vestimenta de ayer—. ¿Quieres dar un paseo antes de que nos molesten?

–¿Me dejarás salir así sin más?

–¿Por qué no? No es que puedas hacer mucho —le palmeó la espalda amistosamente y Loki frunció el ceño y terminó por asentir.

Como esa base en específica era muy apartada del resto de la civilización, el patio era muy amplio, aunque de cemento la gran mayoría.

Estaban sumidos en un gran silencio, y la duda que carcomía a Loki terminó por surgir.

–¿Por qué confías tanto en mí?

–Digamos... Que confío en ti y al mismo tiempo no. He tenido bastantes traiciones en mí vida, cada una peor que la anterior... Una que me haga el Dios del engaño no es nada —levantó los hombros.

–Ésta es tú segunda vida...

–Exacto, eres muy listo. Agradécele a nuestra amiga.

–¿Qué sucedió en tú otra vida?

–Pues... Morí.

–Eres increíblemente imbécil... —suspiró molesto—. Hablo enserio, Stark ¿Qué sucedió tan terrible como para odiar a tus compañeros de equipo?

Tony suspiró y puso las manos en sus bolsillos.

–Muchas cosas... Peleas, traiciones, errores, apatía e ignorancia. Todo lo que no debería haber en un equipo que se transformó en tú familia luego de 5 años.

–Ya veo...

–Supongo que soy imbécil ¿No? Por no perdonar. Thor te sigue amando a pesar de haberlo traicionado.

–¿Cómo estás tan seguro de eso?

–Fueron criados juntos. De seguro pasaron por mucho. En cambio para ellos... Yo sólo era un tipo más en el equipo, una amenaza a sus ideales, un error de liderazgo y un bastardo egoísta.

–¿Y lo eres? —Tony lo miró largamente y luego la desvió, deteniéndose.

–Ya no estoy muy seguro de eso... Egoísmo es una palabra con la que siempre me han definido, supongo que debe haber algo de verdad en eso.

Loki suspiró.

–Los humanos pueden ser muy poco evolucionados a veces.

–Supongo que sí. No tenemos miles de años como tú.

–En eso tienes un poco de razón —sonrió de lado—. Aún así... ¿Cómo sabes que el yo que estás viendo ahora no es una ilusión, y que el real está robando la gema de la mente?

–Sería muy estúpido que lo hagas. Tienes un dispositivo en el centro de tú espalda que te electrocutará si das un sólo paso a esa sala —sonrió Tony con naturalidad y Loki abrió los ojos por la sorpresa—. Además, —le dio una palmada en la espalda fuertemente—, no soy tan idiota como para caer en eso, ni tú tan suicida como para intentarlo.

–¿Suicida?

–Cuernitos, la Muerte me llama cariño y me abraza sin quitarme mí alma. Soy irresistible.

–¿Estás feliz porque la Muerte está siendo muy cercana a ti?

–No lo digas así que suena mal.

Eso logró una risa sincera del pelinegro, seguida del menor.

Se escuchó un trueno y los dos se giraron a ver la base.

–Creo que me esperan —exclamó Loki con desgano e incluso con un poco de asco.

–Vamos allá, nos tomamos un café, y luego te irás a enfrentar a tú padre.

–No es mi-

–Callado, es tú padre y ambos se disculparán el uno al otro, se darán un abrazo y serán felices para siempre.

–Eres... Un hombrecillo extraño, Stark.

–Me lo dicen mucho. Mejor vamos.

El castaño sonrió una última vez antes de ser el primero en caminar de vuelta, seguido luego de unos segundos por el pelinegro.

Pero al llegar sólo se encontraron miradas molestas, claro, excepto de Thor, quien tenía una gran sonrisa al ver a su hermano aún allí.

Allí estaba Steve, Natasha, Clint y por supuesto Thor.

–¿Me perdí de algo? —preguntó el castaño, sabiendo casi con exactitud de por qué estaban tan molestos.

–¿Cómo se te puede pasar por la cabeza sacar a Loki de la base? —preguntó Steve molesto.

–Tranquilo capitán, no ha hecho nada malo.

–Tú mismo lo dijiste, eso es por ahora. Fue sumamente irresponsable lo que hiciste. Teníamos instrucciones específicas de no sacarlo de la habitación.

–Eso será a ti, pero no a mí —Tony se puso las manos en los bolsillos—. Además de que me cae bien y no me caen bien las reglas.

–Me estás hartando, Tony —lo tomó del brazo, pero el contrario le quitó la mano de un movimiento brusco.

–Soy señor Stark para usted, capitaleta.

–Estás colmando nuestra paciencia —dijo Barton fuertemente—. ¿Cómo mierda Fury no te ha encerrado?

Era obvio que Natasha le había contado, y como era su mejor amigo, no había dudado en desplegar todo su enojo contra el mayor.

–Légolas, te aconsejo no colmar mí paciencia —habló tranquilo.

–Amigos... Creo que es mejor tranquilizarnos —habló Thor suavemente.

–Déjalos continuar, ahora sí se puso interesante éste lugar —le siguió Loki.

–¿Por qué? ¿Crees que te tengo miedo? —ahora era Barton quien estaba poniéndose violento.

Tony sintió la ansiedad subir rápidamente. Nadie estaba de su lado y Loki simplemente miraba todo, él y Thor seguramente estaban neutrales. Estaba sólo, como siempre ha estado.

«No lo estás...

Sintió la mano delgada de su compañera tomando la suya, pero era un fantasma, no se materializó a su lado, sólo escuchó su voz clara y perfecta.

«No dejes que te vean débil, no se lo merecen.

Tony suspiró.

–Relaja tus cejas, Robin Hood. Dejemos esto hasta aquí, quiero desayunar.

–No, no, no, tú no te vas de aquí. Dime, ¿por qué debería tenerte miedo? —insistió Barton poniéndose en su camino.

"El futurista, caballeros, el futurista está aquí. Él lo ve todo, sabe qué es mejor para todos, les parezca o no..."

–No fastidies —soltó sin pensar.

–¿O si no qué?

"Cuídense la espalda con él, o tratará de traicionarlos".

El ataque venía, sintió sus manos entumecidas y el dolor en su brazo izquierdo. Terminó por activar su método de defensa que acababa haciendo peor la situación.

Y se arrepintió al momento de abrir la boca.

–Sino puede que la hermosa Laura y sus pequeños salgan a la luz pública.

Recibió un golpe en todo el rostro que lo obligó a retroceder. Thor fue quien detuvo a Barton de seguir avanzando.

–¡¿Cómo sabes de ellos maldito bastardo egoísta?!

El castaño se sostuvo el rostro. Suspiró y lo miró sin enojo, de hecho no tenía ninguna expresión en el rostro.

–Te dije que no fastidiaras —dijo Tony calmado.

La figura de la Muerte se materializó y se puso entre Clint y Tony, pero ellos aún no podían verla, sólo Loki alzó las cejas un poco nervioso.

–Eres peligroso, Stark. Me importa una mierda si son tus visiones, eres un egoísta mal nacido. No deberías estar aquí —escupió Clint con rabia.

Tony negó levemente con la cabeza cuando la Muerte se volteó a verlo, y ella respondió dando un paso al lado. Loki soltó el aire que había contenido al ver el odio en los ojos de la mujer.

El castaño se limpió la sangre de la nariz sin cambiar su expresión neutral.

–Te lo había advertido, lamento que no me escucharas ¿Ahora sí me puedo ir?

–¿Acaso todo es un juego para ti? —ahora Steve se había acercado, y Tony no lo pudo evitar.

–Si me hacen reír, sí.

–Debes dejar de pretender ser un héroe, porque es claro que no lo eres.

–Dile eso a Sokovia, o a la cantidad de traficantes que encerré, o a los jefes de Hydra que ayudé a desenmascarar ¿Quieres que siga?

–Y todo es para alimentar a tú ego, ¿no? En verdad no serías capaz de sacrificarte por nadie.

La Muerte apretó los puños y Tony lo notó. Puso una mano al frente para calmar a ambas partes.

–Hey, capitaleta, mejor retrocede —habló serio, pero en verdad estaba muy preocupado por la seguridad de aquel rubio.

–¿O qué? ¿Me golpearás con tú traje de metal? No eres nadie sin él.

Tanto el Stark como el Dios del engaño sentían el aura que tenía la Muerte en ese momento. Loki tenía genuina curiosidad del desenlace, y Tony se estaba muriendo por dentro pensando de que Steve moriría en ese mismo instante.

No tenía ansiedad en ese momento, sólo un terror absoluto de tener más sangre manchando sus manos, y ésta vez sería de aquel soldado.

–Capitán, es la última advertencia. Si no retrocedes te arrepentirás.

–¿Crees que le tendría miedo de alguien como tú?

–Retrocede Steve... Por favor... —susurró al borde de las lágrimas, lo que desconcertó totalmente a Steve.

–¿Steve? —dijo una voz a las espaldas. Todos se voltearon.

Un castaño con un brazo de metal.

–¿Bucky?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top