☆「 Cα℘Ꭵʈʊʆꪮ 19 」♡

[Narrador/a POV]

La tensión que había entre los reinos del Nether y del End finalmente se disipaba con cada palabra intercambiada. Las conversaciones, aunque difíciles, sacaban a la luz verdades que habían estado enterradas durante años.

Purple y Green continuaron hablando sobre las brujas, revelando secretos que habían sido ocultados. La confesión de Green sobre que las brujas en realidad no habían sido asesinadas dejó a Orange impactado, su rostro reflejaba una mezcla de sorpresa y decepción.

—No puedo creerlo… pensé que habíamos terminado con esa amenaza hace años —dijo Orange, su voz temblorosa por la revelación.

Antes de que la tensión creciera más, Blue intervino, colocando una mano firme pero reconfortante en el hombro de Orange.

—Sé que no puedo reparar lo que pasó, pero… lo siento por lo de Gold. Él era alguien especial para ti, para todos nosotros.

El silencio que siguió fue pesado, lleno de emociones no expresadas. Sin embargo, Dark, quien había permanecido al margen, decidió hablar.

—Gold… una vez lo vi en mi reino. No era más que un niño curioso, con una luz en sus ojos que rara vez veo. Pero… —Dark bajó la mirada, su tono sombrío— no pudimos salvarlo. Cayó en la lava antes de que pudiéramos llegar a él.

Las palabras de Dark cayeron como un peso sobre todos los presentes. Orange cerró los ojos, tragando el nudo en su garganta. Había pasado tanto tiempo culpando al Nether por la pérdida de su hijo, pero ahora se daba cuenta de que no había sido por malicia.

—Dark, lamento… lamento haber llevado esta guerra tan lejos. Mi dolor me cegó. Te culpé por algo que nunca estuvo en tus manos.

Dark asintió, con una expresión de comprensión en su rostro.

—El dolor puede hacer eso. Pero ahora lo importante es que hemos dejado ese pasado atrás. No más guerra entre nuestros reinos. Solo unidad para enfrentar lo que viene.

Ambos se estrecharon la mano, un gesto simple pero cargado de significado. El resentimiento de años finalmente se disolvía, dejando espacio para una nueva alianza.

Mientras los demás observaban, Purple y Green intercambiaron miradas. Green susurró:

—¿Crees que realmente estamos listos para esto?

Purple respondió con una pequeña sonrisa, aunque sus ojos reflejaban preocupación.

—No lo sé. Pero por primera vez en mucho tiempo, siento que estamos en el camino correcto.

Con la paz finalmente alcanzada entre los reinos, las preparaciones continuaron. Las conversaciones difíciles habían sanado viejas heridas, y los dos reinos, antes enemigos, ahora compartían una causa común. La lucha contra Chosen sería ardua, pero ahora tenían algo más poderoso que cualquier arma: la fuerza de la unión y el perdón.

---

En el centro de la gran sala del castillo del Ender Kingdom, un momento de reconciliación llenaba el aire. Red y Purple se miraron fijamente, sus ojos reflejaban todo el peso de los años de conflicto que ahora quedaban atrás. Eran príncipes de dos reinos que habían estado enfrentados durante generaciones, pero ahora, en ese instante, solo eran dos jóvenes decididos a forjar un futuro mejor.

Sin decir una palabra, se abrazaron, sus diferencias quedando en el pasado. La calidez de ese gesto marcó un nuevo comienzo. Por fin, ambos reinos podían caminar hacia la paz, y no habría necesidad de ser enemigos nunca más.

Mientras tanto, Blue abrió un portal en el centro de la sala, y, poco a poco, las figuras de su tribu comenzaron a aparecer. Las brujas que habían estado escondidas por tanto tiempo regresaban al mundo. Entre ellas estaba Zephyra, quien se adelantó con una mezcla de lágrimas y alegría al ver a Blue.

—Estás bien… Mi niño, estás bien —dijo Zephyra mientras lo abrazaba con fuerza.

Blue correspondió el abrazo, sus ojos brillando con alivio. Sabía cuánto había significado para Zephyra y cuánto había hecho por él. Este reencuentro era el cierre de un capítulo doloroso y el inicio de algo nuevo.

No muy lejos, Purple caminó hacia Second, quien observaba todo con una mezcla de esperanza y determinación. Purple, sin dudarlo, lo abrazó. Second, aunque sorprendido al principio, devolvió el gesto con un leve suspiro de alivio.

—Todo va a salir bien —dijo Second en voz baja.

—Sí, esta vez lo lograremos juntos —respondió Purple con una sonrisa suave.

La sala se llenó de actividad mientras los líderes organizaban a sus guerreros. Purple reunió a sus guardias del Ender Kingdom, explicándoles el plan con una claridad y autoridad que inspiraba confianza. Sus soldados lo escuchaban con atención, sabiendo que el joven príncipe había heredado el corazón valiente de su madre, Orchid Rose.

Al otro lado de la sala, Red hacía lo mismo con los guerreros del Nether, mientras Yellow permanecía a su lado, brindándole apoyo. Ambos trabajaban en perfecta sincronía, como si sus lazos rotos nunca hubieran existido.

Blue coordinaba con su tribu, asegurándose de que todos estuvieran listos para el combate. Green, aunque no tenía su propia gente, se mantenía cerca, dispuesto a ayudar en lo que fuera necesario.

En un rincón de la sala, King Orange observaba a Purple con una mirada de orgullo. Era evidente que, para él, Purple había superado todas las expectativas como líder del End. Del mismo modo, Dark miraba a Red, satisfecho de ver cómo el príncipe del Nether había madurado hasta convertirse en un verdadero rey en potencia. Ambos reyes intercambiaron una breve mirada y una inclinación de cabeza, reconociendo el crecimiento de sus hijos y el esfuerzo compartido para lograr la paz.

La unión entre los reinos estaba consolidada, y aunque la batalla contra Chosen aún les esperaba, el futuro parecía más brillante que nunca. Con sus corazones alineados y sus fuerzas combinadas, avanzaban hacia el siguiente desafío, sabiendo que esta vez no estarían solos.

---

Cuando todo estaba en calma antes de partir, Red se detuvo un momento. Notó a Dark junto a una de las enormes ventanas del castillo, su silueta recortada contra el suave resplandor del atardecer. Su postura rígida y el brillo apagado en sus ojos no dejaban lugar a dudas: algo lo atormentaba.

Red, dejando de lado sus propios pensamientos, se acercó lentamente.

—¿Estás bien? —preguntó con suavidad.

Dark permaneció en silencio por unos instantes, sus ojos fijos en el horizonte, como si intentara encontrar algo en la distancia. Finalmente, dejó escapar un suspiro y respondió:

—Es Chosen... Pensé que... tal vez había algo entre nosotros, algo más que amistad. Pero me equivoqué. Él eligió otro camino.

La voz de Dark estaba cargada de una mezcla de decepción y nostalgia. Red lo observó en silencio, entendiendo que, a pesar de todo, incluso alguien tan fuerte como Dark podía sentirse vulnerable.

—Te entiendo —dijo Red al cabo de un momento—. Pero también sé que esto no es el final. A veces las cosas no salen como esperamos, pero todo puede cambiar. Todavía hay esperanza, y tú tienes a todos nosotros. No estás solo en esto.

Dark volteó lentamente hacia él, sus ojos encontrando los de Red. Había un agradecimiento silencioso en su mirada, una chispa de fuerza que comenzaba a regresar.

—Gracias, Red.

Ambos se quedaron en silencio unos momentos, hasta que el ruido del resto del grupo preparándose para partir rompió la quietud.

---

Unas horas después, el grupo estaba listo. Habían reunido sus armas y su determinación. Cada uno lucía preparado, aunque sus expresiones dejaban claro que entendían la magnitud de lo que estaban por enfrentar.

Red ajustó su arma, su firmeza evidente en cada movimiento. King Orange sostuvo su bastón de comandos con autoridad, la luz del objeto reflejándose en los mosaicos del castillo. Dark llevaba su imponente vira-sword, cuyo filo parecía brillar con una intensidad ominosa. Blue comprobó sus pociones una última vez, asegurándose de que estuvieran listas para cualquier eventualidad, mientras sujetaba su arco con destreza. Green, con su espada real, permanecía atento, su postura mostrando disciplina y valentía.

Purple, por su parte, cargaba su espada gigante sobre el hombro, una herramienta tan impresionante como él mismo. A pesar de su tamaño, la manejaba con una gracia que hablaba de su experiencia.

Por último, Second observaba sus propias manos. Aunque no tenía un arma física, sabía que dentro de él habitaba un poder inmenso, uno que aún no sabía controlar del todo. Pero eso no lo detenía; estaba dispuesto a descubrirlo en el camino.

El grupo, ahora unido por un propósito común, comenzó a marchar. Dejaron el castillo atrás, sus pasos resonando con determinación. Frente a ellos, el mundo se extendía, lleno de peligros, pero también de la posibilidad de un nuevo comienzo.

Y así, con las esperanzas y los miedos entrelazados, salieron en busca de Chosen. Cada uno llevaba no solo sus armas, sino también la fe en que, juntos, podrían cambiar el destino que los aguardaba.

---

Desde lo alto de su improvisado trono de cristal, Chosen observaba la tormenta que desataba. Los cristales chispeaban con energía inestable, como si lucharan contra su control, pero Chosen no se detenía. Su obsesión por abrir las dimensiones lo cegaba, sin darse cuenta de que su propia realidad empezaba a fragmentarse.

De repente, el horizonte se llenó con el imponente ejército de los dos reinos unidos. Caballos de esqueletos cargaban a reyes, príncipes y guerreros, mientras un rugido de determinación resonaba en el aire. Pero Chosen, en lugar de alarmarse, sonrió con una calma inquietante.

—¿Creen que pueden detenerme tan fácilmente? —susurró, mientras sus dedos jugueteaban con la Nether Star que sostenía.

Con un movimiento de su mano, activó a los virabots, que emergieron como sombras del suelo, sus estructuras negras y rojizas brillando con un poder oscuro. Eran mucho más avanzados que los originales de Dark, con mejoras imbuidas directamente por los cristales. Se movían con precisión y fuerza devastadora.

—Acaben con ellos —ordenó Chosen con una voz fría y firme.

Los virabots cargaron contra el ejército. Espadas chocaron, flechas volaron, y explosiones resonaron mientras los guerreros de ambos reinos se defendían con todo lo que tenían. Dark, observando desde el frente, estaba sorprendido.

—No puedo creer que Chosen haya logrado controlar los virabots... y mejorarlos de esta forma —murmuró, ajustando su vira-sword mientras se lanzaba al combate.

Mientras tanto, Chosen elevó la Nether Star, murmurando un hechizo. El aire alrededor se volvió pesado, y un chillido gutural rompió el caos del campo de batalla. Un Wither emergió del suelo, sus tres cabezas girando hacia Purple, quien ya se encontraba volando con sus elytras, liderando a los suyos desde los cielos.

—¿Crees que puedes enfrentarte a mí, príncipe del End? —gritó Chosen desde su posición elevada.

Purple apenas tuvo tiempo de girar cuando el Wither lanzó su primer ataque. Con movimientos rápidos y elegantes, Purple esquivó las explosiones, respondiendo con golpes precisos de su espada gigante.

—¡Todos, mantengan la formación! —gritó desde los cielos, mientras daba una vuelta acrobática para alejar al Wither del resto del ejército.

Abajo, el caos seguía desatándose. Second, que apenas comenzaba a entender su poder, sentía que Abyss intentaba emerger. Sus manos brillaban intermitentemente con una luz que no lograba controlar del todo.

—Tienes que mantenerte enfocado —le dijo Yellow mientras peleaba a su lado, cortando un virabot con su espada real.

—¡Estoy intentando! —respondió Second, frustrado, mientras una explosión de energía se escapaba de él, destruyendo varios virabots pero dejando a algunos aliados sorprendidos y preocupados.

El enfrentamiento entre Purple y el Wither se intensificaba en los cielos, mientras el ejército se esforzaba por resistir los virabots. Chosen, desde su trono, disfrutaba del espectáculo, confiado en que su poder era insuperable.

Sin embargo, lo que no sabía era que las grietas en su dimensión empezaban a extenderse, cada vez más grandes, amenazando con consumirlo a él y todo lo que estaba construyendo.

---

Second corría a toda velocidad junto a Yellow, esquivando explosiones y virabots que se interponían en su camino. Cada paso lo acercaba más al caos que se desataba en el centro, donde Chosen luchaba por mantener el control sobre los cristales que lo rodeaban.

—¡Second, espera! —gritó Yellow mientras luchaba por mantenerse a su lado—. ¡No podemos acercarnos sin un plan!

—No voy a pelear con él, Yellow. ¡Tengo que hablar con Chosen, tiene que haber otra forma! —respondió Second, con desesperación en su voz.

Mientras tanto, Red se teletransportaba entre los virabots, usando su energía para desmantelarlos uno por uno. Pero incluso con sus habilidades, los enemigos parecían interminables. Desde arriba, Dark descendió rápidamente hacia el trono improvisado de Chosen, su vira-sword brillando con una intensidad mortal.

—¡Chosen! —gritó Dark, aterrizando frente a él.

Chosen levantó la vista. Su rostro reflejaba un extraño vacío, como si estuviera siendo consumido por algo mucho más grande que él mismo. Los cristales flotaban a su alrededor, parpadeando de manera errática mientras la dimensión comenzaba a distorsionarse, con fracturas visibles que se extendían por el cielo y el suelo.

—No tienes idea de lo que estás haciendo —dijo Dark con una voz fría mientras levantaba su espada—. Esto no es poder, es destrucción.

Chosen no respondió de inmediato. Su mirada se desvió hacia los cristales que giraban fuera de control. Por un breve momento, pareció dudar, pero rápidamente se corrigió.

—No entiendes, Dark. Esto es lo que necesito. Esto es lo que me dará lo que siempre me fue negado —respondió, su voz teñida de desesperación.

Antes de que Dark pudiera atacar, Chosen apretó la Nether Star en su mano y, con un destello de energía, la consumió. El cambio fue instantáneo. Un mechón de su cabello se volvió completamente blanco, mientras que sus ojos adquirieron un rojo brillante que irradiaba pura malicia. Su cuerpo parecía más fuerte, y la energía que lo rodeaba era casi insoportable.

—¿Ahora qué, Dark? —dijo Chosen, su voz resonando como un eco distorsionado—. ¿Sigues creyendo que puedes detenerme?

Dark no respondió con palabras, sino con un ataque. Pero el nuevo poder de Chosen lo hacía más rápido y letal. El enfrentamiento comenzó, con explosiones de energía y el choque de espadas llenando el aire.

A lo lejos, Second seguía intentando llegar a ellos, esquivando virabots y ayudando a Yellow a mantenerse en pie. Pero el camino era cada vez más difícil. Fue entonces cuando Green apareció a su lado, empuñando una espada real que brillaba con un aura verde.

—Second, necesitas esto más que yo —dijo Green, pasándole la espada—. Si vas a enfrentarte a Chosen, no puedes ir desarmado.

Second tomó la espada con un agradecimiento silencioso. La sensación de su peso en sus manos le dio una extraña seguridad, aunque su intención no fuera luchar.

—Gracias, Green. Pero espero no tener que usarla.

Con la espada en mano y el corazón lleno de incertidumbre, Second continuó avanzando. Su único objetivo era llegar a Chosen antes de que fuera demasiado tarde.

---

Second apenas tuvo tiempo de respirar cuando varios vira-bots se abalanzaron sobre él. Su cuerpo, antes tembloroso e inseguro, comenzó a reaccionar de forma instintiva. Cada golpe que daba, cada enemigo que derrotaba, hacía que algo dentro de él se fortaleciera. Su energía aumentaba con cada movimiento, como si el caos a su alrededor despertara un poder latente.

El cambio comenzó con un destello. Un mechón de su cabello adquirió un intenso tono verde brillante, y sus ojos reflejaron la misma energía, resplandeciendo como esmeraldas encendidas. De repente, rayos láser de color verde salieron disparados de sus manos, destruyendo a los vira-bots con una precisión calculada. Sus pies dejaron de tocar el suelo mientras, casi sin darse cuenta, comenzó a volar.

—Esto… no puede ser —murmuró Second, atónito ante la fuerza que lo consumía, aunque aún sentía el miedo de no controlarla completamente.

Sin pensarlo más, se dirigió a toda velocidad hacia el lugar donde Chosen y Dark se enfrentaban. Lo que encontró al llegar le heló el corazón. Dark estaba en el suelo, gravemente herido pero aún luchando por levantarse. La oscuridad en él era evidente: su mechón de pelo negro y sus ojos del mismo color emanaban una energía siniestra que apenas lo mantenía consciente.

—Dark… —susurró Second mientras aterrizaba.

Chosen, por otro lado, estaba en su punto máximo de poder. Los cristales brillaban intensamente alrededor de él, y la Nether Star parecía fusionarse con su propio ser. Su mirada se dirigió a Second con desprecio, como si lo considerara una molestia menor.

—Second… finalmente te unes al juego —dijo Chosen con una sonrisa torcida—. Aunque llegas tarde.

Second alzó una mano, intentando calmarlo.

—Chosen, no quiero pelear contigo. Escúchame, por favor. No tienes que hacer esto.

Pero Chosen no estaba dispuesto a escuchar. Con un movimiento rápido, lanzó una ráfaga de energía directamente hacia Second, quien apenas tuvo tiempo de esquivarla. La batalla comenzó.

Second era ágil, moviéndose con precisión y esquivando cada ataque que Chosen lanzaba. Pero mientras luchaba, no dejaba de intentar razonar con él.

—¡Esto no eres tú, Chosen! —gritó mientras bloqueaba un golpe con su espada verde—. ¡No tienes que destruirlo todo para demostrar tu valor!

—¡Cállate! —rugió Chosen, sus ataques volviéndose más intensos—. ¡No sabes lo que es estar siempre a la sombra de los demás! ¡Este poder me pertenece!

La lucha entre ambos era un espectáculo de luces y energía, con cada golpe haciendo que la dimensión se fracturara aún más. Los cristales parecían alimentarse del caos, brillando más y distorsionando el entorno.

Mientras tanto, en el suelo, Dark logró ponerse de pie con dificultad, su espada temblando en su mano. Observó a los dos con una mezcla de frustración y tristeza.

—Second… no puedes razonar con él —murmuró para sí mismo—. Pero tal vez… tú seas nuestra única esperanza.

El resto del campo de batalla era un caos. Los vira-bots seguían atacando sin descanso, enfrentándose al ejército combinado de los dos reinos. Explosiones, gritos y luces llenaban el aire mientras todos luchaban por sobrevivir.

Second sabía que no podía dejar que esta guerra se prolongara. Pero mientras los ataques de Chosen se intensificaban, también lo hacía su propia energía, una que aún no comprendía del todo. A pesar de todo, seguía resistiendo. No por su propio bien, sino por Chosen, y por la esperanza de que todavía había una forma de salvarlo.

---

Second y Chosen estaban frente a frente, la tensión era palpable. Los cristales brillaban con una intensidad cegadora, reflejando la furia en los ojos de Chosen y la determinación en los de Second.

—Chosen, escucha. El mundo está colapsando, ¿no lo ves? —Second intentó razonar, su voz cargada de urgencia—. No tiene que terminar así. Podemos arreglar esto, pero tienes que detenerte.

Chosen apretó los dientes, su mirada encendida por el odio.

—¡Cállate! Tú no entiendes nada. ¡Siempre tienes que ser el héroe, Second! ¡Pero yo no voy a detenerme!

Con un grito de furia, Chosen lanzó un golpe directo a Second. Esta vez, Second lo detuvo con facilidad, sosteniendo su puño con una fuerza inesperada.

—Por favor, Chosen, detente… —Second insistió, pero su voz fue ignorada.

Chosen se liberó del agarre y volvió a atacar, obligando a Second a defenderse. La batalla se reanudó, pero esta vez, algo en Second comenzó a cambiar. Una oscuridad profunda emergió en su interior, una presencia que había intentado mantener a raya. Era Abyys.

La transformación fue inmediata. Los ojos verdes brillantes de Second se tornaron de un negro abismal, su aura se volvió pesada, y su fuerza aumentó exponencialmente.

—No hay tiempo para palabras vacías, Second —la voz de Abyys resonó en su mente—. Yo me encargaré de esto.

Second intentó resistir, pero Abyys tomó el control por completo. El aire se llenó de una energía oscura y opresiva mientras Abyys desataba todo su poder contra Chosen. Cada golpe era devastador, cada movimiento implacable. Chosen apenas podía mantenerse en pie, sus heridas multiplicándose con cada impacto.

Desde el suelo, Dark observó horrorizado lo que ocurría. Se levantó tambaleándose y voló hacia Abyys, intentando intervenir.

—¡Second, basta! Esto no es lo que querías. No puedes dejar que Abyys lo destruya todo.

Abyys giró lentamente hacia Dark, su voz fría y amenazante.

—No te metas, Dark. Esto es necesario.

Dark retrocedió, pero su preocupación no disminuyó. Dentro de su propia mente, Second luchaba por recuperar el control. Observaba con desesperación cómo Abyys destruía todo lo que él había intentado proteger.

—¡Abyys, detente! —gritó Second, su voz resonando en su mente—. Esto no es lo que somos.

—Esto es por el bien de todos, Second. Si él sigue, no quedará nada —respondió Abyys, aunque en su tono había una ligera duda.

Second cerró los ojos, concentrándose en llegar a la esencia de Abyys.

—Hay otra forma. Siempre la hay. No necesitamos más destrucción.

Abyys permaneció en silencio, sus acciones vacilantes.

—Confía en mí, Abyys. No somos solo oscuridad. Podemos ser algo más.

En un acto de valentía y fe, Second se acercó a Abyys en su mente y lo abrazó. La oscuridad que los rodeaba comenzó a disiparse. Abyys, sorprendido, correspondió al abrazo.

—Tal vez tienes razón, Second… tal vez aún hay esperanza.

El control regresó a Second, y su cuerpo volvió a brillar con su luz característica, aunque ahora con un equilibrio entre la oscuridad y la claridad. Chosen, herido pero consciente, lo miró con confusión y algo de temor.

—Chosen, por favor… podemos detener esto juntos. Aún podemos salvar lo que queda.

Por primera vez, Chosen parecía dudar. La batalla se había detenido, y un silencio tenso llenaba el aire. La esperanza, aunque frágil, comenzaba a surgir entre ellos.

---

Second se acercó a Chosen lentamente, el aura de poder de los cristales iluminaba la dimensión fragmentada. El caos y los glitches aún dominaban el paisaje, pero había un momento de calma entre ellos.

—Chosen, míralo —dijo Second con un tono firme, pero no agresivo—. Mira lo que tus acciones han causado. Esta dimensión no solo es un reflejo de tu poder, sino de tu dolor y resentimiento.

Chosen bajó la mirada, lágrimas rodando por su rostro.

—No lo entiendes, Second… Yo fui destinado a ser el portador. Todo esto… —se llevó las manos a la cabeza, incapaz de sostener la culpa—. Todo esto era mío. Pero tú… tú me lo quitaste sin saberlo.

Second suspiró y dio un paso más cerca.

—¿De verdad piensas que los cristales son solo poder? Ser el portador significa sacrificio, significa poner a los demás por encima de tus deseos. Esto nunca fue sobre nosotros, Chosen. Siempre fue sobre proteger a quienes no pueden protegerse.

Chosen cayó de rodillas, sosteniéndose el pecho.

—Lo siento… Todo este tiempo… Ayudarte, trabajar contigo… Solo lo hice esperando el momento para tomar los cristales. Mi envidia, mi ambición… me convirtieron en esto.

Dark, quien observaba en silencio, se acercó y se arrodilló junto a él.

—Chosen… No estás solo. Todos cometemos errores. Lo importante es aprender de ellos. Aún puedes cambiar.

Chosen levantó la vista hacia Dark, las lágrimas continuando. Por primera vez en mucho tiempo, sonrió, aunque con tristeza.

—¿De verdad crees que puedo cambiar?

Dark asintió con firmeza y le ofreció una mano. Chosen la aceptó y, en un gesto que nadie habría esperado, lo abrazó con fuerza.

—Gracias, Dark… gracias.

Mientras los dos compartían ese momento de reconciliación, Second miró sus manos, donde los cristales brillaban con un poder vibrante. Los levantó hacia el cielo y cerró los ojos, concentrándose profundamente.

—Es hora de reparar lo que se ha roto —murmuró para sí mismo.

Los cristales comenzaron a brillar con una intensidad cegadora, y una energía envolvió la dimensión. Fragmentos del espacio comenzaron a alinearse, los glitches desaparecieron, y el equilibrio lentamente regresó. Los cristales flotaron alrededor de Second, como si reconocieran su propósito.

Cuando la luz disminuyó, la dimensión estaba restaurada. Todo parecía en paz, aunque las cicatrices del conflicto aún eran visibles. Second bajó las manos y miró a los demás.

—Esto no lo hice solo. Fue porque todos decidimos cambiar —dijo, mirando a Chosen directamente—. Ahora, es momento de construir algo mejor juntos.

Chosen asintió, sintiendo un peso inmenso levantarse de sus hombros. Había mucho por hacer, pero por primera vez, veía un camino hacia la redención.

---

Second estaba rodeado por sus amigos, quienes lo abrazaban con alegría y gratitud. Red, Yellow, Green, Blue y Purple no podían evitar sonreír al ver que, después de todo, Second había logrado lo que parecía imposible. El reino estaba salvado, la dimensión restaurada, y su amigo, el portador de los cristales, había encontrado su verdadero propósito.

—¡Lo lograste! —exclamó Yellow, abrazando a Second con fuerza.

—Eso fue increíble —agregó Green, admirado, mientras chocaba la mano con él—. ¿Cómo lo hiciste?

Second sonrió de vuelta, sin saber bien cómo responder. Pero antes de que pudiera articular una palabra, una voz suave lo interrumpió.

—Second, lo has hecho bien —dijo una figura que emergió desde las sombras. Era Victim, un ser con una presencia tranquila, pero llena de sabiduría.

Second levantó la vista, algo confundido, pero sonrió al reconocerlo.

—Te he estado observando, Second. Tienes un gran potencial, mucho más del que imaginas —Victim continuó mientras se acercaba con una sonrisa cálida—. Sabes, eres The Star, el portador de la esperanza.

Second frunció el ceño, no entendiendo del todo.

Victim, viendo su confusión, continuó explicando con calma.

—The Star no es solo un título o un poder. Representas la luz en medio de la oscuridad, la esperanza cuando todo parece perdido. Aquellos que tienen esa capacidad pueden restaurar lo que se ha roto, como lo has hecho tú. El poder no es solo para destruir, sino para sanar, para guiar a otros hacia un futuro mejor.

Second escuchó con atención, dándose cuenta de que todo lo que había vivido, todo el dolor y la lucha, lo había llevado a ese momento de claridad. No era solo un portador de cristales. Era algo más grande: el reflejo de la esperanza misma.

—Lo comprendo ahora —dijo con una sonrisa tranquila—. Haré lo mejor con este poder.

Con esas palabras, Second se acercó a sus amigos, quienes lo miraban con orgullo y respeto.

—Gracias a todos —les dijo con sinceridad—. Ustedes también fueron parte de esto. Sin ustedes, no habría sido posible.

Pero aunque sus amigos se sentían felices de verlo tan fortalecido, un sentimiento de tristeza se apoderó de ellos. Sabían que, aunque la batalla había terminado, Second debía regresar a su hogar. Era el momento de volver.

Second dio un último vistazo a sus amigos, sintiendo que algo dentro de él cambiaba. No importaba la distancia que los separara, lo que importaba era el lazo que habían formado.

—Es hora de regresar a casa —dijo, su voz llena de determinación.

Con un gesto tranquilo, Second levantó las manos y abrió un portal brillante frente a él. La luz del portal reflejaba su poder y su nueva comprensión de sí mismo. Los demás lo miraron en silencio, algunos con una pequeña tristeza, pero todos con el corazón lleno de gratitud.

---

Second se despidió de cada uno de sus amigos con una profunda gratitud y una calidez en su corazón que reflejaba todo lo que había vivido con ellos. Había aprendido tanto de cada uno y sabía que, aunque los caminos ahora se separaban, siempre tendrían un lugar especial en su vida.

Se acercó a Chosen primero, quien lo miraba con una mezcla de gratitud y pesar. Second lo abrazó con fuerza, apretando un poco más al sentir la carga que Chosen llevaba sobre sus hombros.

—Haz lo correcto, Chosen —le dijo con voz suave, pero firme—. Hay tiempo para la redención, pero depende de ti.

Chosen asintió con los ojos llenos de lágrimas, reconociendo la oportunidad de cambiar que le había sido dada. No dijo nada, solo correspondió al abrazo, agradecido de tener una segunda oportunidad.

Second luego se giró hacia Dark, quien estaba un poco alejado, pero observando todo con su mirada característica, fría pero llena de un profundo entendimiento. Second caminó hacia él, su mirada fue más suave esta vez.

—Cuídalo, Dark —le dijo, mirando a Chosen desde lejos—. Tú sabes cómo proteger lo que es importante. Cuídalo por mí.

Dark, con su mirada fija y seria, asintió sin decir una palabra. No necesitaba más. Las palabras entre ellos no siempre eran necesarias; el respeto y el entendimiento mutuo lo decían todo.

Luego, Second se acercó a Red. Le dio unas palmaditas en la espalda con una sonrisa orgullosa.

—Eres un gran príncipe, Red —le dijo con sinceridad—. Siempre has sido fuerte, pero ahora sé que serás aún más. Tu reino está en buenas manos.

Red, con una mezcla de orgullo y humildad, sonrió levemente, sintiendo el peso de las palabras de Second.

A continuación, Second fue hacia Purple, el príncipe del End, quien lo observaba con una mezcla de tristeza y gratitud. Second lo miró fijamente, como si estuviera viendo no solo al príncipe, sino a un futuro lleno de esperanza.

—Serás un gran rey, Purple —le dijo, tocándole el hombro—. Tu reino te necesita, y te hará sentir orgulloso de ti. Recuerda, siempre lucha por lo que es justo.

Purple asintió, la mirada decidida, aunque su corazón estuviera algo pesado por la despedida. Sabía que Second tenía razón, y estaba listo para lo que venía.

Luego, Second se acercó a Green, quien estaba cerca, observando todo con su usual seriedad. Second extendió la mano y le chocó las palmas.

—Haces un buen trabajo, Green —le dijo con una sonrisa—. Proteges a todos como un verdadero protector. No olvides que siempre puedes confiar en nosotros.

Green asintió, una pequeña sonrisa de satisfacción cruzando su rostro, aunque sus ojos mostraban la preocupación por la despedida de su amigo.

Después, Second se acercó a Blue, quien estaba algo distante, mirando el horizonte. Second lo abrazó con calidez, apretando a su amigo contra su pecho.

—Siempre cuida a los tuyos, Blue —le dijo, su voz grave, pero llena de emoción—. Nunca bajes la guardia. Tú eres su protector, y sabes que el mundo necesita gente como tú.

Blue abrazó a Second con fuerza, las palabras de su amigo calando hondo en su corazón. Sabía que las despedidas siempre eran dolorosas, pero lo que Second le decía era más que palabras, era un consejo de vida.

Finalmente, Second se acercó a Yellow, su primer amigo en esta dimensión, quien siempre estuvo a su lado desde el principio. Los dos se miraron con una comprensión mutua que no necesitaba más explicaciones.

—Gracias, Yellow —le dijo, tocándole el hombro con cariño—. Desde que llegué a esta dimensión, nunca me dejaste solo. Has sido mi apoyo incondicional, y por eso, te estoy eternamente agradecido. Eres un amigo verdadero, y siempre te llevaré en mi corazón.

Yellow no pudo contener las lágrimas. En todo ese tiempo, nunca pensó que vería a Second partir, y la emoción lo invadió al saber lo profundo de la amistad que habían compartido.

Second, con una sonrisa triste, pero satisfecha, miró a todos sus amigos una última vez. Había cumplido su misión, y aunque su corazón estaba lleno de amor por cada uno de ellos, sabía que era el momento de regresar a su hogar.

---

Second miró a Yellow una última vez, su rostro lleno de emoción. Se acercó y le dio un abrazo rápido, sabiendo que Yellow era uno de los amigos más importantes que había hecho en esta dimensión.

—Sigue luchando, Yellow, y jamás te rindas. Sé feliz, sé tú mismo, y no olvides que el amor siempre será parte de tu viaje, sobre todo con Red —le dijo, mirando con cariño a su amigo. Sus palabras fueron sinceras, cargadas de esperanza, como siempre lo había hecho por cada uno de sus amigos.

Yellow lo miró, sin poder evitar la emoción que se reflejaba en sus ojos. Asintió y con voz temblorosa le respondió:

—Nunca lo olvidaré, Second. Gracias por todo.

Second se giró lentamente hacia el grupo, mirando a cada uno de ellos. En sus ojos brillaba una mezcla de gratitud y amor por todo lo que habían compartido, pero también la serenidad de saber que su misión había llegado a su fin.

—Gracias a todos por acompañarme en este viaje. Sin ustedes, no hubiera sido posible... pero ahora es mi momento de regresar a casa.

Las palabras eran simples, pero impregnadas con todo lo que había vivido junto a ellos. Todos los amigos, aunque tristes por la despedida, comprendían que era lo mejor para Second, y aunque la distancia los separaría, su vínculo sería eterno.

Second dio un último vistazo a sus amigos y sonrió con tristeza. Sin más palabras, dio un paso hacia el portal que se había abierto frente a él. Con el corazón lleno de emociones, entró en él, dejando atrás la dimensión que lo había cambiado, y con la esperanza de que el futuro de sus amigos estaría lleno de luz y felicidad.

Mientras tanto, Chosen observaba cómo los cristales permanecían en su mundo, preguntándose cómo Second había regresado sin necesidad de ellos. La confusión llenó su mente, pero la respuesta llegó con las palabras de Victim.

—Second nunca necesitó esos cristales —dijo con una sonrisa enigmática—. Él era la verdadera fuente de esperanza. El cristal estaba dentro de él todo el tiempo.

Los amigos se quedaron mirando por donde el portal se había cerrado, viendo cómo el último vestigio de Second se desvanecía en la distancia. Aunque el vacío de su ausencia se sentía, todos sabían que había dejado una huella imborrable en sus corazones.

Y con ese pensamiento, cada uno de ellos regresó a su mundo, sabiendo que, a pesar de todo lo vivido, la esperanza no se había ido. La luz que Second había dejado en ellos perduraría para siempre.

---

[Continuará...♡]

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top