☆「 Cα℘Ꭵʈʊʆꪮ 16 」♡

[Narrador/a POV]

Second caminaba por los pasillos del castillo como si estuviera en un trance oscuro, con la espada de uno de los guardias firmemente empuñada. Su respiración era pesada, pero su mirada vacía. No era él quien estaba al mando, sino Abyss, esa entidad oscura que surgía de lo más profundo de su ser. Cada paso que daba dejaba caos a su paso: paredes destrozadas, muebles reducidos a astillas, y guardias caídos, algunos muertos, otros apenas conscientes. La energía oscura que emanaba de él parecía una barrera impenetrable, como si incluso el aire se hubiera vuelto denso y opresivo a su alrededor.

Finalmente, llegó a la zona más resguardada del castillo: la sala de los EnderCrystals. Las imponentes estructuras brillaban con un resplandor etéreo, llenando el lugar con un aire solemne, casi sagrado. Sin embargo, para Abyss, eran simplemente herramientas. Con un movimiento rápido y decidido, tomó uno de los cristales, sintiendo cómo la energía crepitante se fusionaba con la oscuridad que lo envolvía.

No pasó mucho tiempo antes de que King Orange irrumpiera en la sala acompañado de sus guardias. La presencia del rey era imponente, y su expresión, una mezcla de ira y preocupación.

—¡Detente ahora mismo, Second! —exclamó el rey, aunque parecía saber que las palabras serían inútiles.

Pero el que estaba allí no era Second. Abyss levantó el cristal como si fuera un trofeo, sus ojos brillando con un fulgor oscuro. Sin decir una sola palabra, utilizó otra fuente de poder, algo que parecía surgir de lo más profundo de su ser, para abrir un portal frente a él. Un remolino de llamas y oscuridad se manifestó en el aire, y antes de que los guardias pudieran acercarse, Abyss dio un paso al frente y desapareció en el portal.

—¡No! —gritó King Orange, extendiendo una mano como si pudiera detenerlo.

El portal se cerró con un estruendo, dejando tras de sí solo el eco de su desaparición y la rabia del rey. Abyss había logrado escapar, llevándose el EnderCrystal consigo, y ahora estaba en el Nether, un lugar donde las reglas del mundo parecían torcerse y desvanecerse.

King Orange apretó los puños, su rostro endurecido por la frustración y el enfado.

—Esto no quedará así... —murmuró entre dientes, mientras sus guardias comenzaban a reorganizarse. Sabía que la oscuridad que controlaba a Second era peligrosa, pero permitirle vagar libremente con un poder tan destructivo era algo que no podía permitirse.

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Second continuaba caminando por el bosque del Nether, sosteniendo el EnderCrystal en sus manos. Cada paso dejaba un rastro oscuro en el suelo calcinado. Mientras avanzaba, se detenía brevemente, observando el cristal como si este le hablara. Finalmente, al llegar a un claro, levantó la mano libre y liberó un rayo de energía oscura que impactó el cristal con fuerza.

El EnderCrystal salió disparado hacia lo alto, flotando como un faro negro en el cielo rojizo del Nether. En ese instante, una onda de poder misteriosa se expandió desde el cristal, recorriendo cada rincón del inframundo. Era como si el aire ardiente y pesado hubiera cambiado de alguna forma. Second no pudo soportar más; cayó al suelo, inconsciente. Abyss, agotado, ya no podía seguir controlando su cuerpo.

En otra parte del Nether...

Sobre un par de lavagantes, Freedom y Hangman avanzaban lentamente por un río de lava. Sobre uno de los lavagantes descansaba el cuerpo inerte de Red, quien lucía quemaduras graves, su ropa destrozada y su apariencia al borde de lo irreconocible. El silencio era apenas roto por el sonido del magma burbujeando bajo ellos.

—Ugh… casi me quemo vivo sacando al príncipe —se quejó Hangman, sacudiendo el sudor de su frente—. ¿Quién nos contrató para este trabajo, de todas formas?

Freedom, calmado como siempre, apenas desvió la vista hacia su compañero mientras controlaba su montura.
—Dijo ser un viejo amigo suyo. El Rey del Nether lo escondió en la lava para revivirlo en el futuro… Nuestro cliente quiere que lo saquemos del alcance del Rey del Nether y de sus amigos nigromantes.

Hangman alzó una ceja, claramente desconfiado.
—¿Cómo supo nuestro cliente sobre esto de la lava?

Freedom suspiró, como si la conversación le resultara más pesada que el calor que los rodeaba.
—Ni idea… Escuché que ni siquiera Victim tiene los recursos para algo así. Haría falta mucho poder, eso es seguro. Como la energía combinada de un cristal del Starlight Nexus y un EnderCrystal solo para hacer que su corazón vuelva a latir.

Hangman frunció el ceño, cambiando a un tono más serio.
—¿Y por qué querría nuestro cliente que hagamos esto?

Freedom se encogió de hombros, sin perder la calma.
—El príncipe le salvó la vida. Tal vez quiera devolverle el favor.

Antes de que pudiera terminar su explicación, la onda de energía liberada por el EnderCrystal los alcanzó. Fue como un temblor silencioso, que hizo que los lavagantes se agitaran brevemente mientras la energía pasaba por ellos. El cuerpo de Red flotó ligeramente en el aire, como si algo intentara levantarlo, pero luego volvió a caer con un golpe sordo sobre la montura.

Freedom fue el primero en romper el silencio, hablando con aparente despreocupación:
—Huh… debe haber sido la serpiente de magma. —Agitó su caña para que los lavagantes avanzaran—. Vamos, sigamos adelante.

Hangman lo miró con incredulidad.
—¿¡La serpiente de magma!?

Freedom rio ligeramente, encogiéndose de hombros.
—Relájate, no es como si fuera a comernos.

—¡¿Qué?! ¡Es un monstruo gigante!

—Estás exagerando —respondió Freedom con una sonrisa burlona.

—Eso ni siquiera tiene sentido… Ugh, olvídalo. No me pagan lo suficiente para este trabajo —murmuró Hangman, frustrado.

De pronto, el cuerpo de Red se movió bruscamente. Sus ojos se abrieron de golpe, llenos de confusión y un atisbo de desesperación. Su respiración era irregular, como si acabara de regresar de la muerte.

—¿Qué… qué pasó? —preguntó Red con voz ronca, tratando de enfocarse en los dos hombres frente a él.

Freedom y Hangman lo miraron, atónitos. Finalmente, Freedom dejó escapar un suspiro y, con su característico tono sarcástico, comentó:
—Bueno… creo que el trabajo acaba de volverse más interesante.

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[Continuará...♡]

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