★°○『 Ꮯᾰ℘!ɬʊʆꪮ 8 』○°★
[Narrador/a POV]
Al día siguiente, Green despertó más cansado que de costumbre. La noche anterior había sido un caos en su cabeza, y aunque había tomado el primer paso para hablar con Blue, sentía que no había logrado nada. Había tantas cosas que quería decir, pero ninguna de ellas salía correctamente.
Se levantó de la cama sin ánimo alguno, su cuerpo pesado y su mente cargada de pensamientos confusos. Bajó a la cocina sin siquiera saludar a nadie, abrió un cajón y sacó un pan. Mientras lo mordía, se quedó apoyado contra la pared, mirando al suelo, perdido en su propio mundo.
Blue lo encontró allí, con una expresión que mezclaba preocupación y esperanza. La noche anterior había significado mucho para él, pero sabía que algo en Green no estaba bien. Decidido a intentarlo, se acercó con cautela.
-Green -dijo suavemente, tratando de no invadir demasiado su espacio-, creo que ayer no terminamos de hablar. Tal vez... ¿podemos intentarlo otra vez?
Green levantó la mirada hacia Blue, sus ojos apagados. Lo último que quería era hablar. No estaba de humor para lidiar con sus propios sentimientos, mucho menos con las expectativas de los demás.
-¿Hablar? -repitió con un tono seco y sarcástico-. ¿Hablar de qué? ¿De cómo todo el mundo aquí espera que sea alguien que no soy? ¿De cómo no importa lo que haga, siempre estoy equivocado?
Blue parpadeó, sorprendido por el tono frío de Green. Había esperado algo de resistencia, pero esto era diferente. Sin embargo, decidió mantenerse firme.
-No estoy aquí para juzgarte, Green. Solo quiero entenderte. Sé que estás pasando por algo, y-
-¿Entenderme? -interrumpió Green, dejando caer el pan sobre la mesa-. Blue, no puedes entenderme. Nadie puede. Así que, por favor, deja de intentar arreglar algo que no tiene solución.
Las palabras golpearon a Blue como un balde de agua fría. Sintió cómo su pecho se apretaba y su garganta se cerraba, pero no quería llorar frente a Green.
-Solo... quería ayudarte -susurró Blue, con la mirada baja. Y sin decir más, dio media vuelta y salió de la cocina, tratando de mantener la compostura.
Desde el pasillo, Red había visto todo. Aunque no escuchó cada palabra, entendió lo suficiente para saber que Green había lastimado a Blue. Sus manos se cerraron en puños, y el enojo comenzó a burbujear en su interior. No iba a permitir que Green siguiera lastimando a alguien como Blue, que siempre había intentado ayudar a todos, incluso a Green.
Sin pensarlo dos veces, Red irrumpió en la cocina. Green apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que Red lo agarrara del cabello y lo arrastrara hacia su habitación.
-¿Qué demonios estás haciendo? ¡Suéltame, Red! -gritó Green, forcejeando, pero la fuerza de Red era superior.
Red lo empujó dentro de la habitación y cerró la puerta de un portazo. Green intentó levantarse del suelo, pero antes de que pudiera siquiera ponerse de pie, Red le dio un golpe en el brazo.
-¿Qué te pasa, Green? -gruñó Red, con una furia contenida en sus ojos-. ¿Por qué sigues lastimando a todos los que te rodean? Especialmente a Blue.
Green se sobó el brazo, levantándose lentamente. Miró a Red con frialdad, intentando mantener la calma.
-Esto no es asunto tuyo, Red. No tienes idea de lo que está pasando -dijo Green, girando la cabeza hacia un lado para evitar la mirada intensa de Red.
-¡Claro que es mi asunto! -exclamó Red, dándole otro golpe en el mismo brazo-. Porque me importa Blue, y porque no puedo quedarme quieto viendo cómo lo destruyes con tus palabras y tu actitud de mierda.
Green apretó los dientes, pero no respondió. Se cruzó de brazos y se dio la vuelta, ignorando a Red por completo. Sin embargo, eso solo encendió más la rabia de Red.
-¿De verdad vas a darme la espalda ahora? -dijo, tomando a Green del hombro para obligarlo a mirarlo-. ¿Es eso todo lo que sabes hacer? ¿Huir de tus problemas? Porque, déjame decirte algo, Green: eres un cobarde.
La palabra "cobarde" golpeó a Green como un balazo. Giró su rostro hacia Red, con los ojos llenos de una mezcla de enojo y dolor.
-¿Y qué si lo soy? -espetó Green, con la voz temblando ligeramente-. ¿Qué sabes tú de lo que es estar en mi lugar? ¿De lo que es intentar complacer a todos y aún así fallar?
Red retrocedió un paso, pero no dejó que la intensidad de Green lo intimidara. En cambio, cruzó los brazos y lo miró fijamente.
-Lo único que sé, Green, es que estás perdiendo a las únicas personas que realmente se preocupan por ti. Si sigues así, no te quedará nadie.
Las palabras de Red resonaron en la habitación como un eco. Green quería responder, pero no pudo. Algo dentro de él se rompió al escuchar esas palabras, porque sabía que eran verdad. Se quedó en silencio, mirando al suelo, mientras Red lo observaba con decepción.
-Arréglalo, Green -dijo Red finalmente, con un tono más tranquilo pero firme-. Porque si no lo haces, no te quejes cuando termines completamente solo.
Con eso, Red salió de la habitación, dejándolo solo con sus pensamientos. Green se dejó caer en la cama, con la mirada perdida en el techo. Por primera vez en mucho tiempo, empezó a cuestionarse si realmente era culpa de todos los demás... o si todo estaba en él.
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Green permaneció en la cama, inmóvil, mientras las palabras de Red resonaban en su mente como una sentencia. Se llevó las manos al rostro, intentando contener algo que desde hacía tiempo había estado acumulando en su interior: frustración, culpa, y sobre todo, soledad. Su pecho comenzó a sentirse pesado, como si todo el aire del cuarto se hubiera ido, y de repente, las lágrimas empezaron a caer, calientes y silenciosas.
No quería llorar. No podía permitirse ser débil, no ahora, no después de todo lo que había pasado. Pero las emociones lo abrumaron por completo. El peso de sus errores, de sus palabras hirientes hacia Blue, de su incapacidad para conectar con los demás... todo lo golpeó de golpe.
Se sentó en la cama, con la cabeza entre las manos, sollozando como un niño perdido. Cada lágrima parecía llevar consigo un pedazo de la máscara que llevaba puesta todo el tiempo. Esa máscara de seguridad, de orgullo, de indiferencia... ahora estaba rota, y lo único que quedaba era él, vulnerable y herido.
-¿Por qué no puedo hacer nada bien? -susurró entre lágrimas, su voz apenas audible en el silencio del cuarto. Pensó en Blue, en cómo lo había amado en silencio, pero nunca tuvo el valor de admitirlo ni de tratarlo como merecía. Pensó en Red, en cómo siempre lo enfrentaba porque sabía que había algo mal en él. Y pensó en los demás... en cómo los había alejado uno por uno, sin darse cuenta de que al final, solo se quedaría consigo mismo.
Quería culpar a todo el mundo por lo que estaba pasando, pero no podía seguir negándolo: él era el problema.
Golpeó la almohada con ambas manos, en un intento desesperado de liberar toda esa rabia contenida, pero no sirvió de nada. Las lágrimas seguían cayendo, y su pecho dolía más con cada sollozo.
-Lo arruiné todo... -murmuró, cerrando los ojos con fuerza, como si eso pudiera detener el llanto. Por un momento, deseó que alguien estuviera allí con él. Tal vez Blue, o incluso Red. Pero sabía que no merecía su compañía. No después de lo que había hecho.
Los minutos pasaron y su llanto comenzó a calmarse, aunque el vacío seguía ahí. Se levantó lentamente y fue hacia el espejo que estaba en la esquina del cuarto. Su reflejo era un desastre: ojos rojos, cabello despeinado, y una expresión de alguien completamente derrotado. Pero no podía quedarse así. No podía seguir hundiéndose.
Green limpió su rostro con las manos, aunque sus ojos aún brillaban por las lágrimas. Miró su reflejo con seriedad, intentando encontrar algo de valor dentro de sí mismo.
-Tengo que arreglar esto... -dijo, su voz más firme esta vez. No sabía cómo, pero sabía que no podía seguir huyendo. Blue merecía más. Todos merecían más.
Decidió que necesitaba pensar con claridad, pero también sabía que no podía quedarse encerrado en ese cuarto todo el día. Salió al balcón para tomar aire fresco, dejando que el viento frío le despejara un poco la mente. Desde allí, pudo escuchar risas lejanas en la sala: los demás estaban disfrutando la película.
Por un momento, quiso bajar y unirse, pero sabía que aún no estaba listo. Sin embargo, ahora tenía algo claro: ya no podía seguir evitando a los demás. Si quería arreglar las cosas, tendría que empezar por dejar de lado su orgullo... y admitir lo que realmente sentía.
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Green volvió a su habitación y permaneció en su balcón, mirando el horizonte, mientras el viento jugaba con su cabello. Sus pensamientos eran un torbellino, cada vez más oscuros y pesados. Las palabras de Red seguían resonando en su cabeza, pero había algo más que no podía ignorar. Esa presión constante que lo mantenía despierto por las noches, esa insatisfacción que no podía sacudirse, sin importar cuántas vistas, comentarios o likes recibiera.
¿Por qué seguía con esto? Esa pregunta llevaba años rondándole, pero siempre la ignoraba. Porque las vistas eran buenas. Porque los comentarios lo hacían sentir importante. Porque los números lo hacían creer que estaba logrando algo. Pero ahora, todo se sentía vacío.
-Mis fans... -murmuró con amargura, apoyando la frente contra la barandilla-. Solo quieren contenido. No les importa si estoy cansado, si estoy roto por dentro. Solo quieren que sea perfecto, que sea gracioso, que sea "el mejor". Ni siquiera se molestan en decir "por favor". Solo exigen más... y más.
Cerró los ojos con fuerza, recordando los mensajes que llegaban a diario. Algunos eran amables, sí, pero la mayoría no. "Haz más bromas", "queremos algo nuevo", "come pasto en el próximo video", "sé más divertido". Todo eran órdenes. Expectativas que lo aplastaban, una tras otra. Había días en los que ni siquiera quería levantarse de la cama, pero lo hacía de todos modos porque sabía que si no cumplía, perdería todo lo que había construido.
¿Pero qué había construido realmente?
-Solo fama... y vistas -se dijo en voz baja, con un nudo en la garganta-. Eso es todo lo que he ganado. Pero mientras más gano, más pierdo.
Se pasó una mano por el cabello, frustrado, mientras las lágrimas amenazaban con volver. Había perdido tanto por perseguir esa fama. Su tiempo, su energía, y lo más importante, sus amigos. Antes de todo esto, las cosas eran diferentes. Tenía a Blue, a Red, a Yellow, a Second... incluso a Purple, aunque siempre fuera un poco distante. Pero ahora... todo se sentía tan lejano.
¿Por qué siguió con esto cuando sabía lo que realmente importaba? Esa era la pregunta que lo carcomía. Había tenido tantas oportunidades para detenerse, para bajar el ritmo y priorizar su amistad con los demás. Pero no lo hizo. Y ahora, todo lo que le quedaba eran números en una pantalla... y un vacío en el pecho.
Green respiró hondo, intentando calmarse, pero la verdad era ineludible: lo había arruinado. Había elegido la fama por encima de sus amigos, y ahora estaba solo. Su orgullo lo había cegado, y su obsesión por cumplir las expectativas de desconocidos lo había llevado a un lugar donde ni siquiera sabía quién era.
-¿Qué estoy haciendo con mi vida? -susurró, sus palabras perdiéndose en el viento.
Por primera vez, se permitió admitir que no estaba bien. Que no era feliz. Que toda esa fama, todo ese reconocimiento, no significaba nada si no podía compartirlo con las personas que realmente le importaban. Pero ahora... ¿cómo iba a recuperar lo que había perdido? ¿Cómo iba a enfrentar a Blue, después de todo lo que había hecho? ¿Cómo iba a demostrarles a todos que quería cambiar?
Green sabía que no tenía las respuestas, pero una cosa era segura: ya no podía seguir como estaba. Había llegado el momento de dejar de correr y enfrentar las consecuencias de sus acciones. Si quería recuperar a sus amigos, tendría que empezar por demostrarles que su amistad valía más que cualquier vista o comentario.
Con ese pensamiento, regresó al interior de su cuarto. No sabía cómo lo haría, pero estaba decidido a encontrar una forma de arreglarlo... antes de que fuera demasiado tarde.
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「Minutos después...」
Green suspiró, sentado frente a la cámara con una sonrisa forzada. Había pasado horas preparando el video promocional, tratando de cumplir con las expectativas de la aplicación que patrocinaba. Su corazón no estaba en ello, pero su obligación pesaba más que sus emociones. Cada palabra que decía frente a la cámara sonaba vacía, automática, como si no fuera realmente él quien hablara.
De pronto, un fuerte ¡BOOM! retumbó en la casa, tan intenso que hizo vibrar las paredes de su habitación. Green se detuvo en seco, con el corazón acelerado. Miró hacia la ventana, donde las cortinas ondeaban por la fuerza de la explosión. Algo dentro de él le decía que debía ir a revisar, pero apretó los dientes y negó con la cabeza.
-No puedo... no ahora -murmuró, regresando su atención a la cámara.
Cerró las cortinas para bloquear cualquier distracción y trató de retomar el video. Su voz temblaba ligeramente, pero intentó mantener la compostura. No era la primera vez que algo pasaba afuera; sus amigos siempre estaban haciendo algo ruidoso, probablemente era un accidente. No podía permitirse dejar este trabajo a medias.
Sin embargo, mientras hablaba, otro ruido lo interrumpió, esta vez un estruendo que parecía venir de las escaleras. Un golpe seco, seguido de voces alzadas. Green se quitó los audífonos, sus sentidos ahora más alerta. La culpa empezó a arrastrarse por su mente, pero decidió ignorarla una vez más. No es mi problema, pensó. Terminó de grabar su última frase y apagó la cámara.
Mientras guardaba sus cosas, un tercer sonido, más fuerte, hizo que su cuerpo se tensara. Esta vez no era solo un golpe; eran pasos apresurados, gritos, y algo que sonó como vidrios rompiéndose.
-¿Qué demonios está pasando? -se preguntó en voz alta, poniéndose de pie.
Green abrió un poco las cortinas y miró hacia abajo, pero la vista desde su ventana no revelaba nada fuera de lo normal. Apretó los puños. No podía concentrarse en su trabajo con ese caos, pero no quería involucrarse. De todos modos, no tenía derecho a decirles qué hacer. Ellos tampoco me necesitan... ¿cierto?
Pero lo que Green no sabía era que sus amigos... estaban en peligro.
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[Continuará...♡]
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