★°○『 Ꮯᾰ℘!ɬʊʆꪮ 4 』○°★

[Narrador/a POV]

A la mañana siguiente, Blue estaba terminando de poner los platos en la mesa después del desayuno. Todos los chicos habían comido ya, y las voces animadas llenaban el comedor. Second, Red, y Yellow reían y charlaban sobre planes futuros, disfrutando de ese raro momento de tranquilidad entre todos. Pero, aun así, uno de los lugares en la mesa permanecía vacío.

Green no había salido de su cuarto, y aunque los demás decidieron que ya no valía la pena insistirle en que bajara a compartir con ellos, Blue seguía sin poder evitar preocuparse. Miraba de reojo la puerta del pasillo, esperando que en cualquier momento Green apareciera. Con un suspiro resignado, Blue se dirigió a la cocina y preparó un plato especial de ramen, sabiendo que era la comida favorita de Green, con la esperanza de que eso pudiera animarlo, aunque fuera un poco.

Cuando todos terminaron de comer, se levantaron de la mesa y se dirigieron a la sala para ver televisión. Justo en ese momento, Green bajó finalmente las escaleras, pegado a su celular como de costumbre, sus dedos moviéndose de manera automática por la pantalla, sin apenas levantar la vista para ver si alguien lo estaba esperando.

Al llegar al comedor, Green notó que todos se habían ido. No hizo ningún esfuerzo por buscarlos o preguntar dónde estaban; simplemente se encogió de hombros, se sentó en la mesa y encontró el plato de ramen frente a él. Sin pensar demasiado, comenzó a comerlo, pero su atención estaba casi por completo en el celular, dándole solo un par de bocados automáticos. Pronto la sopa comenzó a enfriarse. Al cabo de unos minutos, Green dejó de comer, fastidiado de la comida tibia que había descuidado. Con desgano, empujó el plato hacia un lado y, sin pensarlo dos veces, se levantó y regresó a su cuarto, sin imaginarse que alguien había preparado ese plato con cariño.

Mientras tanto, en la sala, los demás ya estaban cómodos en los sillones, y la televisión sonaba de fondo. Pero la charla, lejos de ser ligera y alegre, estaba teñida de preocupación.

-No sé qué le pasa a Green últimamente -dijo Second, cruzando los brazos-. Casi parece que ni le importamos. Es como si solo existiera para su celular.

-Es frustrante -murmuró Red, suspirando-. Ni siquiera podemos hablar con él sin que esté tan... ausente.

Yellow asintió, con el ceño fruncido.

-Ha cambiado demasiado. No sé si todo esto es por el canal o qué, pero... cada vez parece menos él mismo.

Blue estaba allí, escuchando en silencio mientras los demás compartían su frustración. Miraba al suelo, jugando con sus manos, sin participar en la conversación. Sabía que ellos tenían razón, pero una parte de él todavía tenía la esperanza de que Green volviera a ser el amigo que conocieron.

Second lo notó y puso una mano en el hombro de Blue.

-Tú siempre has sido cercano a él, Blue. Sabemos que te preocupa tanto como a nosotros. Pero... no tienes que cargar tú solo con esto.

Blue levantó la vista, forzando una sonrisa que no llegaba a sus ojos.

-Sí, lo sé... Solo... quisiera que volviera el Green que conocimos.

Y mientras hablaban, el plato de ramen frío seguía en la mesa, el pequeño esfuerzo de Blue pasando desapercibido, al igual que sus sentimientos por alguien que parecía haberse alejado demasiado para notarlo.

...

Al pasar los días, la tensión en la casa se volvía cada vez más palpable. Cada uno intentaba seguir adelante con sus actividades, pero el vacío que Green dejaba entre ellos era inevitable. Blue, especialmente, sentía cómo ese espacio se hacía más grande y difícil de ignorar. Había intentado acercarse una y otra vez, con pequeños gestos como el ramen o invitándolo a actividades, pero cada intento parecía desvanecerse en el aire.

Una noche, mientras todos estaban en sus habitaciones, Blue se quedó en el comedor, sus pensamientos girando en torno a la situación con Green. La escena del plato de ramen medio comido, que había tenido que tirar él mismo, no dejaba de repetirse en su mente. ¿Qué había cambiado tanto en su amigo para que estuviera tan ausente y, en ocasiones, tan frío? Esa noche, Blue se prometió que intentaría una última vez llegar a Green, incluso si significaba enfrentarse a la actitud distante de su amigo.

Al día siguiente, esperó hasta que Green terminara de grabar un video en la sala. Los demás estaban fuera, y era su oportunidad de hablar sin interrupciones.

-Green... -empezó Blue, caminando hacia él con una seriedad que no solía tener-. ¿Podemos hablar un momento?

Green, sin apartar los ojos del celular, asintió sin mucho interés.

-Claro, ¿qué pasa? -respondió, aún sin levantar la vista.

Blue sintió un nudo en la garganta, pero continuó.

-Es que... últimamente te has alejado mucho de nosotros. Ya ni siquiera compartes momentos con el grupo como antes... y me preocupa. Nos preocupa a todos.

Green soltó un suspiro pesado y finalmente miró a Blue, aunque con una expresión que bordeaba en la impaciencia.

-Mira, Blue. Solo estoy concentrado en el canal, ¿vale? Todo este trabajo y los comentarios... es algo importante para mí. No entiendo por qué se preocupan tanto, estoy bien.

Blue tragó saliva, sintiendo que, a pesar de las palabras de Green, no había en ellas el mismo sentimiento de antes.

-Sabemos que es importante para ti, Green. Pero también solíamos ser importantes. Me cuesta aceptar que ahora parezca que todo lo demás ha dejado de importar... que yo he dejado de importar -dijo en voz baja, y sus palabras apenas pudieron ocultar la tristeza que le embargaba.

Green bajó la vista al escuchar esto, incómodo por la sinceridad en la voz de Blue. Sin embargo, algo en él no se dejaba convencer fácilmente, como si estuviera aferrado a ese mundo digital al que tanto valor le daba.

-No es así, Blue... Pero entiéndelo, es... mi prioridad. Y no puedo dejarlo, no ahora. Hay mucha gente que me sigue y espera cosas de mí. Ellos me importan.

Esas últimas palabras resonaron en Blue como una punzada. Se obligó a respirar hondo y asentir, a pesar del dolor que sentía.

-Entiendo... -respondió al fin-. Si eso es lo que realmente quieres, entonces... supongo que no puedo hacer nada para cambiarlo.

Y, sin esperar una respuesta, Blue se giró y se dirigió hacia la puerta. Green lo observó irse, con un ligero peso en el pecho, pero sin comprender realmente la magnitud de lo que acababa de suceder. Blue, por su parte, sintió como si una parte de él se rompiera, sabiendo que, tal vez, el Green que había conocido y querido ya no era el mismo.

Después de aquella conversación, Blue comenzó a alejarse de Green con una frialdad que sorprendía a todos. Antes, siempre era él quien intentaba mantener al grupo unido, quien se preocupaba y hacía pequeños gestos para recordarle a cada uno cuánto los valoraba. Pero ahora, sus palabras hacia Green eran escasas y sus gestos, cada vez más cortantes. Blue, el que antes lo miraba con admiración, ahora apenas lo miraba a los ojos.

Al principio, Green lo ignoró. Pensó que era una simple molestia pasajera y que eventualmente se le pasaría. Sin embargo, con cada día que pasaba, la actitud de Blue parecía endurecerse. Cuando Green entraba a la sala, Blue apenas levantaba la vista; cuando intentaba decirle algo, le respondía con monosílabos o simplemente lo ignoraba, como si fuera invisible.

Una noche, mientras todos cenaban, Green intentó hacer un comentario gracioso sobre algo que había visto en las redes. Los demás rieron, menos Blue, quien continuó comiendo en silencio, sin siquiera esbozar una sonrisa. Green se dio cuenta y sintió una punzada en el estómago. No podía recordar la última vez que había visto a Blue reírse sinceramente de algo que él decía.

Al final de la cena, cuando todos se levantaron de la mesa, Green alcanzó a Blue en la cocina, decidido a enfrentar esta frialdad de una vez por todas.

-Blue, ¿podemos hablar? -preguntó, tratando de sonar relajado.

Blue le lanzó una mirada que mezclaba cansancio con indiferencia.

-¿Qué quieres? -respondió sin rodeos, mientras guardaba los platos con movimientos tensos.

-Es que... he notado que estás... distante conmigo. ¿Pasa algo? Porque, si hice algo que te molestó, quiero arreglarlo -dijo Green, intentando sonar sincero.

Blue soltó una risa amarga, pero sin rastro de humor.

-¿Que si pasa algo? -repitió, sin mirarlo-. Green, he intentado todo para hablar contigo, para que estés más con nosotros, para que seas parte del grupo, pero parece que todo lo que importa para ti son esas malditas redes y los seguidores. ¿De verdad te sorprende que me haya cansado?

La dureza de sus palabras golpeó a Green como un balde de agua fría. Se quedó sin palabras, sin saber qué decir. No esperaba una reacción tan fuerte.

-Blue, yo... no es que no me importen ustedes... -intentó justificar.

-¿Ah, no? Porque eso es exactamente lo que parece. Has estado tan absorto en ese mundo que, en algún punto, dejaste de vernos. Dejaste de ver... -Blue dudó, sus ojos brillaban con un dolor contenido- ...a quienes realmente se preocupan por ti.

El silencio se hizo pesado entre los dos. Green trató de buscar las palabras correctas, pero nada le salía. Cualquier cosa que intentaba decir parecía inadecuada ante la intensidad de lo que Blue estaba sintiendo.

-Lo siento... -logró decir al fin, con un tono débil que no convencía a nadie, ni siquiera a él mismo.

Blue cerró los ojos un momento, como si estuviera recogiendo fuerzas, y luego lo miró directamente, con una frialdad que jamás había mostrado antes.

-Green, no necesito tus disculpas. Necesitaba a mi amigo... al que estuvo ahí para mí tantas veces. Pero parece que ese Green ya no existe.

Y sin esperar respuesta, Blue se dio la vuelta y salió de la cocina, dejando a Green paralizado, sintiendo cómo una barrera invisible había caído entre ellos. En el silencio de la cocina, la realidad le cayó encima con un peso que lo dejó casi sin aire. Había perdido a su amigo... y quizás, en el proceso, algo más profundo que solo una amistad.

...

Green bajó las escaleras con la intención de empezar de nuevo, de reconectar con Blue y de, esta vez, prestar verdadera atención a quienes estaban a su alrededor. Al llegar a la cocina, se dio cuenta de que la mesa estaba vacía; no había desayuno esperándolo como en otras ocasiones. Sintió una punzada de incertidumbre y, aunque intentó no darle importancia, algo dentro de él lo inquietaba. ¿Blue se habría olvidado de prepararle el desayuno... o simplemente decidió no hacerlo?

Decidido a resolver sus dudas, salió de la cocina y se dirigió hacia la sala, donde encontró a Red viendo televisión tranquilamente. Intentó sonar casual al preguntar:

-Oye, Red, ¿Blue cocinó esta mañana?

Red ni siquiera giró la cabeza para mirarlo, pero respondió de manera indiferente.

-Sí, cocinó. Todos ya comimos -dijo, con un énfasis en la palabra "todos" que hizo que Green sintiera un ligero peso en el pecho.

Green frunció el ceño, sintiendo cómo esa palabra retumbaba en su mente. Pero intentó ignorar la incomodidad, queriendo asumir lo mejor.

-¿Sabes dónde está Blue? Quería hablar con él -dijo, tratando de sonar despreocupado.

Red suspiró y esta vez lo miró directamente, aunque con una mezcla de indiferencia y algo de desdén.

-Blue salió temprano a la ciudad. No nos dijo la razón.

Green se quedó en silencio un momento, asimilando la respuesta. Solía ser Blue quien siempre estaba ahí, pendiente de él, incluso cuando los demás se distanciaban o tenían sus propios asuntos. Ahora, ni siquiera había esperado para desayunar juntos o dejarle algo en la mesa. Era una señal más de la distancia que él mismo había creado. La situación lo confundía y lo hacía sentirse extraño, como si algo en su vida ya no encajara en su lugar.

-Oh... ya veo, gracias -murmuró antes de dirigirse de vuelta a su habitación, resignado a pasar la mañana con el estómago vacío.

Al llegar a su cuarto, cerró la puerta y se dejó caer en su cama. Sacó el teléfono por inercia, abriendo automáticamente las redes, buscando distracción en los likes y comentarios. Sin embargo, esta vez no encontraba el mismo consuelo. Las notificaciones de siempre estaban ahí, pero en lugar de llenarlo de satisfacción, le parecían vacías, insignificantes frente al vacío que sentía en su interior.

Comenzó a preguntarse si valía la pena, si realmente estaba logrando algo significativo, o si simplemente estaba perdiendo lo más importante en el proceso. Por primera vez en mucho tiempo, el silencio en su habitación le pareció opresivo, y se dio cuenta de que, a pesar de todo el ruido y la popularidad que había ganado en línea, había perdido algo insustituible en su vida real: la cercanía y el cariño de alguien que realmente lo apreciaba.

Green, fiel a su costumbre, desvió su atención de ese incómodo vacío en el estómago y el pecho. "Mejor centrarme en algo productivo", pensó mientras encendía el celular para revisar los comentarios en sus últimas publicaciones. Entre los mensajes encontró uno que le llamó la atención: una sugerencia de broma con "lava" como tema central. Inmediatamente, su mente empezó a maquinar ideas. "Sí, seguro que esta broma sacará unas buenas risas", se dijo a sí mismo, entusiasmado con la posibilidad de otro video viral. Ignoró cualquier atisbo de duda y se lanzó de lleno a planear la broma, pensando que así podría olvidar lo ocurrido esa mañana.

Mientras tanto, lejos de la casa y de Green, Blue caminaba por la ciudad al lado de Purple, quien, como buen amigo, le había notado apagado y decidido que la distancia sería la mejor manera de ayudarlo a sanar. Purple se había ofrecido a llevarlo a un carrito de corn dogs en el centro de la ciudad, regentado por un amigo suyo. La idea era sencilla: distraer a Blue de sus pensamientos y recordarle que había más en su vida que la tensión en casa.

Al llegar, Blue vio el carrito y la persona que lo atendía, un joven de aspecto desaliñado pero simpático, que parecía irradiar confianza con una sonrisa cálida. Era Rust, el amigo de Purple y Orange. Al ver a Purple y a su acompañante, Rust los recibió con un entusiasmo contagioso.

-¡Ey, Purple! ¡Ya era hora de que trajeras compañía nueva! -bromeó Rust, mirando a Blue con curiosidad.

Blue sonrió tímidamente y estrechó la mano de Rust. Este, sin perder tiempo, le ofreció un corn dog de cortesía.

-Para el amigo de Purple, va por cuenta de la casa -le guiñó el ojo, mientras le pasaba el corn dog.

A pesar del gesto amigable, Purple notó que Rust parecía interesarse en Blue un poco más de lo normal. Observaba sus reacciones, hacía preguntas sobre sus gustos y se mostraba demasiado atento. Incluso Blue comenzó a notarlo, sintiendo una mezcla de timidez y confusión ante la atención.

-Gracias, Rust, eres... eres muy amable -dijo Blue, un poco abrumado pero agradecido por el gesto.

Purple le lanzó a Rust una mirada de advertencia, entre divertida y recelosa, como diciéndole que no se pasara de listo. Rust, captando la indirecta, simplemente rió y levantó las manos en señal de paz.

-¡Tranquilo, Purple! Solo estoy siendo amigable. ¿Qué puedo decir? Blue parece alguien que merece ser bien tratado -contestó Rust con una sonrisa que lograba mantener el límite entre la amabilidad y el interés.

Blue, que aún llevaba encima el peso de los días recientes, sintió una pequeña chispa de alegría al compartir ese rato con personas que lo hacían sentir valorado, lejos de las fricciones con Green. En medio de una conversación ligera y bromas con Rust y Purple, se permitió relajarse un poco, disfrutando del momento y de la compañía sin presiones.

El día pasó entre charlas y risas, y todos notaron la energía renovada con la que Blue regresó de su salida a la ciudad. Estaba de buen ánimo, y eso alegró a los demás. Sin embargo, Green seguía en el sofá, con sus audífonos puestos y concentrado en su celular, como si nada más importara.

Blue se sentó junto a Red y comenzó a contarle todo lo que había hecho durante el día. Red lo escuchaba atentamente, interesado en los detalles que Blue compartía. Green, al escuchar de reojo, no pudo evitar sentirse algo molesto, aunque no lo demostró.

Cuando Blue se levantó para ir a su habitación y ocuparse de sus cosas, Green decidió que era momento de intentar arreglar las cosas. Se levantó y, al intentarlo, Yellow lo detuvo.

-Déjalo en paz, Green -le dijo Yellow con seriedad-. Blue está feliz, no vayas a arruinarle el día.

Green lo ignoró, decidido a hacer las cosas a su manera, y fue directo a la habitación de Blue. Al entrar, encontró a Blue concentrado, anotando algo en su libreta sin siquiera mirarlo. Tomando aire, Green se acercó y propuso:

-¿Qué te parece si salimos a caminar por el parque? Podríamos pasar un rato juntos, como antes.

Blue ni siquiera levantó la vista de su libreta. Su tono fue frío, distante.

-Tengo cosas más importantes que hacer, Green.

El rechazo fue directo y claro, y dejó a Green sin palabras por un momento. Antes de que pudiera procesarlo, Blue añadió, en un tono bajo y sin mirarlo:

-Se siente feo, ¿verdad?

Green sintió cómo esas palabras le pesaban en el pecho. Había algo en su tono, en la indiferencia, que lo golpeaba más fuerte de lo que quería admitir.

-Sí... lo es -respondió Green, su voz apenas un susurro.

Sin más que decir, Green dio media vuelta y salió de la habitación, con un peso en el corazón que no supo cómo quitarse. Blue, por su parte, siguió escribiendo, sin detenerse ni un instante, con una calma que ocultaba el dolor que le había costado decir aquellas palabras.

[Continuará...♡]

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