օղϲҽɑѵɑ ԹɑɾԵҽ

—Capítulo 11—

AQUÍ EMPIEZAN LOS SPOILERS DE AVENGERS ENDGAME.

(no recuerdo mucho los diálogos exactos, así que no me maten)

—·•·—

Las actividades de las gemas volvieron a suceder en algún planeta lejano.

    –¿Alguna idea de lo que signifique? —preguntó Natasha en voz alta al ver el holograma de aquel planeta.

    –El único propósito de Thanos era erradicar la mitad del universo —dijo Tony sin apartar la mirada del holograma.

    –No tendría sentido que las usara para otro propósito —le siguió de inmediato su compañera.

El resto se sorprendió por la conexión que tenían Nébula y Tony.

    –Lo que sea, significa que las gemas ae encuentran allí.

    –Podemos usarlas. Las recolectamos y traemos a todos de vuelta.

    –Wow, wow, si hacemos esto, ¿cómo sabemos que no terminará como antes? —dijo Bruce preocupado.

    –Por que no me tenían a mí —respondió Carol de forma neutral.

    –Es justo —le siguió Tony luego de unos segundos ignorando las demás voces, centrándose en aquel chico Peter, del cual su foto estaba entre los desaparecidos por el chasquido.

    –Vayamos a por ese hijo de perra —exclamó Steve con rabia.

——·•·——

El titán loco estaba viviendo en aquel planeta cual granjero en su campo, lo que llenó con mucha más rabia a los recién llegados.

Rápidamente fue inmovilizado por Carol y Thor le cortó el brazo con el guante, pero... Estaba vacío, sin gemas.

    –¿Dónde están? —preguntó Steve una vez todos lo rodeaban.

    –Las destruí.

    –Eso es imposible.

    –Usé las gemas para destruir las gemas. Si quieren matarme, háganlo, mí propósito está hecho, puse orden al universo.

    –Debe estar mintiendo, busquemos por todo el planeta, debió esconderlas —exclamó Rhodey.

    –No, él puede ser muchas cosas, pero no es un mentiroso —dijo Nébula con desgano. Ella y Tony intercambiaron miradas un momento.

    –Hasta mí hija sabe que soy inevitable —ahora mira hacia el castaño, quien estaba a su lado, estático y silencioso—. Y Letalis... ¿Enserio ya no estás de mí lado? ¿Luego de todo lo que hice por ti? Te salvé de ellos y te converti en tú mejor versión.

Tony lo miraba con ojos vacíos, inexpresivo totalmente. Luego miró a Nébula y la tomó de la mano, metal con metal y le dijo al resto, más que nada a Thor.

    –Sólo acaben con él de una vez —y salió junto a Nébula con el sonido de la cabeza del titán loco siendo cortada por el hacha del Dios del trueno.

La chica lo miraba con curiosidad y lástima, al igual que con un poco de confusión.

    –No estás bien.

Susurró ella pero él no respondió, y ambos volvieron a la nave a la espera del resto.

No hace falta decir del dolor que sintió Tony al tener que decirles a MJ y Harley que no habría forma de traer al resto de vuelta. Esa pequeña luz de esperanza que aún quedaba dentro de ellos se había esfumado completamente.

    –Papá —dijo Morgan corriendo con sus pequeños pies hacia el hombre, quien la recibió con mucho gusto, aunque seguía con una mirada algo demsiado seria. Ella tomó su rostro con sus pequeñas manos al notar su pequeña aura de tristeza.

    –¿Tienes hambre? —ella asintió.

Y ambos se alejaron.

    –¿Eso es todo? —preguntó Rocket con desgano, intercambiando miradas con Nébula.

Todo se quedó en silencio hasta que Carol habló.

    –No. Éste planeta aún hay personas que defender, al igual que muchos otros que necesitan especialmente ayuda —miró al grupo, aún miradas serias y tristes—. Tenemos que seguir adelante, no por los que ya no están, sino por los que aún quedan.

——·•·——

    –¿Qué me dices Nebu? ¿Te gustaría vivir con nosotros un tiempo? —preguntó la mujer amablemente.

    –No es una buena idea. Aún no me acostumbro a la Tierra —respondió la menor con la misma seriedad de siempre.

    –... Tienes a Morgan en tus brazos.

    –Aún así es peligroso —no la soltó. La niña estaba muy acomodada en sus brazos, dormitaba.

    –Hagamos algo, puedes vivir con nosotros un par de meses, y ya luego se verá —insistió Pepper. Nebula la miró un tiempo, pero luego asintió lentamente—. ¿Tú qué opinas Tony?

    –Me parece excelente. Pero tengo que hacer algo antes.

    –Claro, te esperamos afuera.

Tony volvió a dirigirse entre los pasillos, hasta que se encontró con quienes buscaba, MJ y Harley.

    –Veo que vas de salida —dijo el chico. El mayor asintió.

    –¿Qué harán ustedes?

    –Bueno... Las clases en la Universidad se reanudarán pronto, así que tengo que volver a la ciudad —respondió MJ. Tony dirigió su mirada a Harley.

    –Me quedaré aquí a ver que no hagan ninguna tontería.

    –Gracias por eso —Tony puso sus manos en sus bolsillos, un gesto que ahora hacía involuntariamente—. Son bienvenidos cuando quieran, eso lo saben.

    –Claro que sí Tony, gracias —dijo el chico con una sonrisa—. Tú también serás bienvenido cuando quieras aquí.

El castaño asintió un poco, esbozando una muy leve sonrisa. Giró sobre sus talones y se dirigió a otra parte de la casa.

    –Hola —saludó Bruce al levantar la vista de lo que sea estuviera viendo por el microscopio—. ¿Ya te vas?

    –Sí, quería despedirme. Quizás no nos veamos por un tiempo.

    –No te preocupes por eso —hizo un gesto con su mano para que se relajara, aunque ya lo estuviera—. Te veré pronto —puso su mano al frente y Tony correspondió a los segundos.

    –Te veré pronto... Hermano de ciencias —Bruce lo miró sorprendido, y luego sonrió ampliamente.

    –Lo... Recordaste.

    –Hace unos días que estoy empezando a recordar todo. Ya sabes la dirección, te recibiremos con gusto si decides visitar.

La siguiente era Natasha. Ella estaba prácticamente tirada en uno de los sillones mientras miraba perdida al techo. Desgraciadamente, Steve estaba junto a ella.

    –¿Ya te vas? —preguntó la rubia sentándose mejor en el sillón.

    –Sí. Mantendremos en contacto —ella asintió levemente. Tony miró a Steve unos momentos y él le devolvió la mirada. Simplemente asintió y se fue del lugar.

    –¿Enserio te quedarás en la Tierra? —preguntó Rocket a Nébula cuando él le propuso ya irse en la nave.

    –Quiero hacerlo por un tiempo. Me es extrañamente cómodo estar aquí.

    –Ja, sí claro. ¿Ahora eres niñera?

    –Ésta es una segunda oportunidad que no puedo rechazar. Tú puedes quedarte si quieres.

    –No gracias, ayudaré al ángel pirata a buscar a su gente viva. Espero que cambies de opinión. La nave se sentirá aún más vacía sin ti.

    –Sólo será por un tiempo. Mantendremos el contacto —hizo un gesto con su dedo a la nueva parte de su cráneo de metal, y el animal asintió.

    –No soy bueno con las despedidas —por primera vez y para su enorme sorpresa, Nébula le dirigió una leve y fugaz sonrisa que lo dejó en completo shock.

    –Yo tampoco —él también sonrió.

——·•·——

    –¿Todo bien Tony?

    –Sí, todo bien, no te preocupes —le sonrió. Miró hacia al frente para ver un auto negro estacionado y a un hombre de contextura gruesa mirándolo—. Te conozco.

    –Sí, uh... S-Soy Harold, yo soy-bueno era-

    –¿Happy, no es así? —el hombre se sorprendió, pero después sonrió.

    –Aún recuerdas... Después se todo.

    –¿Cómo me iba a olvidar de mí guardaespaldas favorito?

Todos los presentes sonrieron. Pepper y Happy más que las otras dos chicas. Era increíble aquel cambio, la barrera mental se había roto y estaba dando paso a su verdadera personalidad y recuerdos.

Él fue quien los llevó a la cabaña a las afueras de la ciudad. Habían cosas empacadas en cajas afuera, al igual que muebles sin terminar de acomodar adentro.

    –Hay que ponernos a trabajar —dijo Pepper animada.

——·•·——

    –¿Papá?

    –Te escucho.

    –¿Por qué tú y Nebs tienen cosas de metal en el cuerpo y mami no los tiene?

Tony se quedó callado.

Resulta que esos par de meses, se extendieroen a dos años. Los suficientes para que Morgan recordara con detalle a aquella cyborg y preguntara por ella cada vez que va a misiones en el espacio.

    –A tú padre y a ella les pasaron un par de cosas hace unos años.

    –¿No les duele?

    –Ya no demasiado —la niña miró su mano de metal y la acarició con cuidado.

    –Las pegatinas de animales me hacen sentir mejor siempre. ¿Quieres alguna?

    –Claro —le sonrió levemente y Morgan salió de a su lado del sillón, corriendo escaleras arriba en busca de lo que había dicho. Tony suspiró moviendo sus dedos y observándolos, y después se tocó el reactor.

Recordó cuando se lo quitó junto a los pedazos de metralla, sintiendo que se sacó un peso de encima, y hora nuevamente era parte de él. Literalmente. Era la batería de su vida, su corazón.

    –Volví, ¿me extrañaste?

    –Claro —le sonrió. Extendió el brazo y Morgan empezó a colocar las pegatinas.

Una enojada Pepper entró a la sala, sosteniendo un casco de Ironman, sólo que azul claro.

    –Anthony Stark, ¿qué es esto? —exclamó mostrándolo.

    –¿Estás muerto? —susurró Morgan a su oído.

    –Bastante —le susurró su padre siguiendo el juego—. Lo hice hace unos días. Desde que recuerdo cómo hacer los trajes, se me hizo imposible resistirme.

    –Sí, ajá. ¿Entonces por qué es femenino?

    –Es para ti —Pepper suavizó su expresión—. Es un traje de rescate.

    –Tony... —Pepper se sentó a su lado, contrario al de Morgan—. Estás seguro aquí, no necesitas a nadie que te rescate, estás a salvo. ¿Lo sabes no?

    –Sí... Lo sé —susurró. Pepper lo acercó y apoyó el rostro del contrario en su hombro.

    –Si ya no lo quieren, ¿me lo puedo quedar?

    –No.

    –Sólo el casco —Pepper le golpeó en el brazo con el codo a modo de regaño.

    –¡El lo dijo! Ahora es mío —y desapareció por la escalera rumbo a su habitación.

    –La estás malcriando —Tony levantó los hombros con una pequeña sonrisa y Pepper no se resistió en besar aquellos labios.

——·•·——

    –Se ve bien.

    –No es como en Asgard pero... —suspiró el rubio con un poco de tristeza.

    –Hey, es mejor que nada. Anímate —la chica le golpeó el brazo.

    –Sí, sí.

    –Hey, Thor. Soy yo. Te quería decir que ya pudimos conectar el wifi. Descargamos un juego genial. ¿Quieres venir? —Korg se había acercado con su típica simpatía de siempre.

    –Ustedes vayan, yo me encargo de terminar esto —el rubio le sonrió como agradecimiento y fue junto a su amigo de roca a una de las casas. Valquiria suspiró y revisó la lista de materiales.

    –Todo va bien por aquí al parecer.

    –Carol, hola. Pues sí. Un par de quejas por aquí y allá, pero en general bien.

    –Un lugar como este no puede compararse con Asgard, me imagino.

Valquiria suspiró profundo.

    –Pues no... ¿Pero qué le vamos a hacer? Ya tenemos todo listo para ser una aldea funcional y de tradición Midgardiana —la morena se giró a ver a la capitana—. ¿Y tú? ¿Algo nuevo que declarar?

    –No mucho. Sólo vine de pasada para asegurarme que los otros dos llegaran bien.

    –Y saludarme, claro —Carol rodó los ojos, aunque con una sonrisa divertida.

    –Y saludarte.

    –¿Y los Vengadores? —ésta vez Carol suspiró y puso sus manos en su chaqueta.

    –Pues ahí están. Cumpliendo misiones aquí y allá. Nat está buscando a su amigo, y Steve está haciendo las juntas de apoyo.

    –¿Y el grandulón?

    –Sigue siendo extraño, pero agradable —la morena hizo una mueca que asemejaba una sonrisa—. Bueno, me tengo que ir. Fue un gusto hablar contigo.

    –Igualmente —Carol se puso el casco, pero antes de partir, la morena volvió a hablar—. ¿Te gustaría tomar algo algún día? Vamos a abrir pronto el bar del pueblo —la menor la miró un largo rato, y esbozó una sonrisa sincera.

    –Próximo viernes, 7 p.m.

Y salió volando con la gracia que siempre traía consigo.

——·•·——

    –Listo, ¿estás cómoda?

    –Sipi. ¿Cuándo vuelve Nebs?

    –Pronto, Morgan. Ahora duerme.

    –¿Me cuentas con cuento para dormir? —Tony la miró un momento. Ella tenía una mirad de súplica mezclada con juguetona.

El castaño indagó entre sus recuerdos felices, hasta que se topó con el rostro de aquel chico. Peter.

    –Está bien, te contaré uno.

    –El mundo se va a acabar. Tú nunca quieres contarme un cuento.

    –Muy graciosa. Entonces no te cuento nada.

    –¡No! Sí quiero, sí quiero. Cuéntame.

    –Bien, bien. Pero acuéstate —la niña hizo caso y se volvió a acomadar entre las mantas—. Ésta es la historia de un chico que conocí hace un tiempo...

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