ժéϲíʍօ զմíղԵɑ ԹɑɾԵҽ
—Capítulo 15—
Tony había sido lanzado gracias a un golpe del martillo de Thor por accidente y quedó completamente noqueado.
El Dios estaba en problemas, Thanos estaba a punto de atravesar su pecho con su propia arma, pero el martillo fue levantado y golpeó el rostro del titán.
Voltearon a ver quién había atacado. El martillo volvió a la mano de Steve.
–Lo sabía —exclamó Thor feliz, pero Thanos lo noqueó con un golpe potente en su rostro.
A pesar de todo, el escudo no era más fuerte que la gran espada del titán loco, y su ejército estaba ganando terreno.
Un sólo soldado frente a todo el ejército. Determinado a enfrentar antes de retroceder, antes de rendirse. Dispuesto a morir, hasta que...
–¿Steve? —escuchó en su oído un voz muy conocida. Su amigo Sam—. Steve soy yo —tocó el auricular. Llegó a pensar en que se había vuelto loco—. A tú izquierda.
El Rubio se giró, y portales amarillos empezaron a aparecer. Primero uno, luego otros tres, luego cientos.
Guardianes de la galaxia renacidos. Hechiceros supremos y aprendices preparados. Vengadores determinados. Wakandianos guerreros. Asgardianos honorables.
Thor sintió una presencia conocida cuando pudo volver a la consciencia completamente.
–¿Loki...? —uno de los portales tenía una brisa muy helada. De allí surgió el pelinegro, su piel azulada adquiría su color pálido común conforme se alejaba del portal. Una sonrisa pequeña en sus labios.
–Te dije que el sol se brillaría por nosotros de nuevo, hermano.
A su espalda salían gigantes de hielo y criaturas de Jotunheim, listas también para enfrentarse al ejército de Thanos.
–¿Son todos?
–¿Acaso querías más? —la joven con traje de Ironman a su lado, soltó una pequeña risa nerviosa, entre la ansiedad y determinación que la consumían, su primera batalla gigante esperando vivir y que esos 5 años de espera hayan valido la pena.
Un Scott gigante destrozó los escombros de la base y dejó a máquina de guerra, Rocket y Doctor Hulk seguros en el techo.
Dos trajes de Ironman aterrizaron frente a Tony, uno mirando hacia él y el otro mirando hacia Thanos, procurando no se acercara.
Levantaron sus cascos.
–¿Pepper? —susurró Tony reconociéndola y sintiendo que su corazón daba un vuelco. Ella le sonrió y le ofreció su mano.
–No vuelvas a asustarme así —dijo ella dándole un pequeño golpe en el pecho como regaño.
El otro traje volteó su cabeza y desactivó su casco, era Harley.
–Si preguntan, yo ya sabía que estabas vivo —bromeó el chico. Tony tardó, pero logró recordar a aquel revoltoso e inteligente chico que les ayudó a crear la máquina del tiempo.
Steve observó a todos, sintiéndose aliviado de los tantos aliados que habían. Ahora sí harían que Thanos cayera, y todos serán testigos.
–¡Vengadores! —gritó Steve fuertemente mientras todos se preparaban. Mjolnir llegó a su mano—. Unidos.
Los gritos de guerra se hicieron presentes. Ejército contra ejército y el ganador decidía el destino del universo.
Era un caos, una verdadera guerra. Sangre corría y los corazones agitados, muchos felices por la lucha y por su causa, salvar a quienes los atacaron o proteger a quienes perdieron un vez, indispuestos a perderlos otra vez. Otros desesperados por cumplir con su deber y complacer a su amo.
Pepper y Tony tenían una combinación perfecta, como si hubiera estado años practicando para ese momento.
Harley y esa joven no se quedaban atrás, aunque ambos buscaban a otra persona.
En un momento, Tony se alejó por los múltiples ataques y estuvo a punto de ser aplastado por una enorme criatura, pero unas telarañas lo detuvieron antes y ese destino fue hecho por el pie gigante de Scott.
–¡Señor Stark! Oh, hola... —dijo el chico jadeando. Lo ayudó a levantarse—. ¿Recuerda en ese planeta, cuando me convertí en polvo? Pues parece que me desmayé, porque cuando desperté ya no estaba. Pero Doctor Strange estaba allí y nos dijo que habían pasado 5 años, y luego empezó a hacer esos portales con sus dedos y-
–¿Pe... Peter? —susurró el mayor sin llegar a creerlo. Recuerdos felices inundaron su mente con aquel revoltoso chico de Queens, desconcertandolo un poco al ver que ya tenía 19 años y no 15.
–S-Sí, sí soy yo —Tony lo tomó y lo envolvió por abrazarlo firme. La mezcla de desesperación ante el recuerdo de haberlo perdido y el alivio de haberlo traído de vuelta le inundaron el pensamiento en tan pocos segundos que casi se desmayaba.
El joven correspondió casi de inmediato.
–Debí irme por mucho tiempo.
Tony acarició su cabello antes de soltarse. Detrás de él llegó esa joven con el traje de Ironspider, pero con colores más claros y tonos pasteles.
–¿Peter? —el chico reconoció su voz de inmediato. La mujer desactivó su máscara, era su novia.
–MJ, estás... —La chica lo abrazó por el cuello. Peter supo que estaba diferente en apariencia, estaba más madura, pero su perfume le recordó que era la misma chica de la que se enamoró. Se aferró a su espalda dejando que su corazón se tranquilizara poco a poco. Se separaron levemente y se dieron un beso en los labios. Peter sonrió—. Tienes un traje de Ironman.
–Alguien tenía que ser el vecino amigable mientras no estabas.
–¡Oigan tórtolos! Lucha ahora, buscan habitación después —gritó Harley desde la alturas.
–¿Ese es... Harley? —MJ asintió—. ¡El traje está increíble!.
–Gracias.
Y todos se separaron para seguir luchando en la guerra.
–¡Chicos, tenemos el guante! —habló Clint por el auricular.
–Hay que enviar las gemas a donde pertenecían —siguió Natasha.
–Podemos usar la van —acotó Hulk.
–¿Alguien que haya visto una fea van en el campo? —preguntó Steve, y la música de una bocina sonó a la distacia—. Escuchen, nuestra prioridad es llevar las gemas al pasado, sólo así ganaremos.
–Copiado, cap —sonó la voz de Hope a la distancia, habiéndolo dicho cerca del auricular de Scott.
Tony se encontró con Stephen, y lo reconoció a los segundos. Su mirada de confusión hacia el mago y luego de curiosidad desesperada lo invadieron.
–¿Enserio ésta es la realidad donde ganaremos? —el mago se quedó callado un segundo, pero finalmente asintió.
–Lo es.
Clint era quien tenía el guantelete con las gemas, Natasha estaba a su lado defendiendo de las criaturas y el ejército de Thanos. Estaban en problemas. Los enemigos supieron del plan e intentaban quitarles por todos los medios la gemas.
–¡Clint! —T'Challa había llegado—. Lánzalo.
El arquero obedeció y el guantelete fue atrapado por el rey.
Corrió tan rápido como sus piernas lo permitían y más. Esquivando más que defendiéndose de las criaturas. Pero eran demasiados, y Ebony estuvo a punto de adueñarse del guantelete.
Un destello rojo aterrizó frente a Thanos. Un mirada de odio que haría temblar a cualquier titán que la conociera en lo más mínimo.
–Me quitaste... Todo —escupió con rabia.
–Ni siquiera sé quien eres.
–Ya lo harás —dejó que el odio la consumiera y tomó a Thanos con toda la fuerza de su poder, dispuesta aplastarlo con su magia como un zapato destroza a una cucaracha.
Ebony tenía prisionero al rey de Wakanda en los escombros, pero una voz joven se escuchó.
–¡Lo tengo! —gritó Peter desde las alturas. T'challa lanzó el guantelete—. Activar modo de matanza instantánea —las patas de araña de su traje se activaron y lograron mantenerlo frente a decenas de enemigos.
Thanos tenía miedo de morir, no se podía mover y sentía un dolor que nunca ha sentido antes, como ser aplastado de cada centímetro de su cuerpo.
–Disparen —dijo entre los gruñidos de dolor, y sus lacayos accedieron a pesar de que matarían también las tropas.
Peter estaba siendo perseguido por demasiadas criaturas, no le daría tiempo de cubrirse de los rayos que lanzaban las naves. Steve lo notó.
–¡Peter! —lanzó el martillo y el chico envolvió una telaraña en este, logran dos salir se los agarres. Pero otro rayo cortó el hilo y cayó abrazando el guantelete. Una mano lo sostuvo, Pepper.
–Te tengo Petey —dijo ella dejándolo encima del pegaso de Valquiria.
–Hola —saludó cordialmente el chico, pero enseguida los rayos terminaron por desestabilizar y él cayó al suelo fuertemente. No dejaría que se llevarán el guantelete, lo tenía abrazado, recibiendo golpes y arañazos salvajes.
Los rayos pararon de pronto y empezaron a atacar al frente. Nadie sabía lo que pasa, hasta que un destello amarillo atravesó la gran nave y reveló la majestuosa figura de la capitana Marvel.
Atravesó el campo, llegando a un golpeado joven araña abrazando el guantelete hasta con las uñas.
–H-Hola, soy... Peter Parker.
–Hola Peter Parker —le sonrió dulcemente—. ¿Tienes algo para mí?
El chico se levantó, y mientras le entregaba el guantelete notó el ejército enemigo impidiendo el paso.
–No sé cómo lo harás para atravesar eso —una mano golpeó su hombro.
–Tranquilo —era MJ. Le dio un beso en la mejilla.
–No está sola —dijo Natasha al lado de Wanda mientras sacaba sus armas. Le sonrió de lado al muchacho y luego a la chica.
–Tiene ayuda —terminó Okoeye.
Todas las mujeres hicieron una formación, su propio ejército. Determinadas y dispuestas a luchar.
Espadas, golpes, láseres, dagas, patadas, pistolas. Todas ayudaron para que Carol atravesara sin problemas. Eso hasta que Thanos la atacó con su espada bumerang, causando una gran explosión que alejó a la capitana del guantelete.
Thor atacó antes de que lo recuperara, pero estaba en desventaja. Una gran criatura helada golpeó a Thanos, y lo logró desestabilizar.
Ahora era turno de Loki, usó su fuerza de gigante de hielo, su piel azulada, fría y dura podía resistir los golpes. Además de que estaba encima de aquella criatura de Jotunheim. Sus ojos rojos miraban con burla y determinación al titán.
–Tú... Eres un traicionero —espetó Thanos con rabia recordando cuando lo reclutó y controló para liderar a los Chitauri.
–No eres el único que piensa eso. No eres especial —sonrió el pelinegro.
Antes de poder volver a atacarlo, uno de los hijos de Thanos, del orden negro, lo golpeó fuertemente, alegando a él y su mascota.
Thor y Steve lo inmovilizaron cortos segundos, hasta que él los alejó con golpes que matarían a un simple mortal.
El titán loco tomó el guantelete y se lo colocó, preparando sus dedos.
–No pueden hacer nada, yo soy... Inevitable —estuvo a punto de chasquear, pero Carol lo detuvo sosteniendo su mano.
Thanos intentó alejarla de un cabezazo, pero ella ni se inmutó ante el golpe. El titán loco se asustó cuando vio que le ganaba por mucha más fuerza, y ante el pánico, tomó la gema de poder y la golpeó con esta, lanzándola a kilómetros de distancia.
–¿Qué está ocurriendo? —exclamó Nébula al ver a la distancia. Quill había llegado a su lado
Tony se arrastró al ver esto y su mirada se topó con la de Strange a lo lejos. Le hizo una seña con el dedo índice y el humano lo entendió. Un último sacrificio por el universo, por su mundo, por sus amigos, por su familia.
Corrió a intentar quitarle el guante, sintiendo que la nanotecnología de éste se funcionaba con su brazo de metal. Thanos lo golpeó y lo alejó.
Nébula sabía lo que quería intentar, ya lo perdió una vez, y ahora en verdad esta horrorizada de pensar que lo vería morir de nuevo frente a ella.
Chasqueó, pero no ocurrió nada. Tony le había arrebatado las gemas.
–¿Qué hace? —preguntó Quill.
–Va a usar el guante —susurró Nébula. Quill entendió de inmediato. El mismo supo lo que era tener en su mano desnuda una de las gemas, ese humano no lo soportaría.
–Sostente. Tienes que tomar su mano —la cyborg accedió sin dudar y el humano la tomó del brazo. Activó sus propulsores para acercarse a Tony.
El castaño miró a Thanos a los metros de distancia directamente a los ojos. El titán estaba estupefacto al ver cómo la gemas se fusionaban con el brazo que él mismo colocó en el cuerpo de aquel hombre. Un encaje perfecto, como si la gemas lo hubieran elegido.
Tony ni siquiera hizo un gesto que indicara que estaba sintiendo dolor, sólo hizo la cabeza hacia atrás en señal que sentía la energía fluyendo en él.
Él estaba seguro.
No era hijo de Thanos.
No era lo que él quería que él fuere.
No era un guerrero.
No era un soldado.
No era hijo de nadie más que Howard Stark y María Stark.
No era el mercader de la muerte.
El era un Vengador.
Un padre.
Un amigo.
Un líder.
Un mentor.
Un protector de la vida.
–Yo soy... Ironman.
Sintió una mano tomar la suya humana, una mano metálica a su piel, al momento de chasquear.
•
·
Thanos estaba derrotado, completamente derrotado, lo sabía cuando uno de sus más fieles desapareció frente a él. Aquel que intentó hacer a un humano como Tony, un fiel seguidor de su señor. Ebony.
Todos los Vengadores lo supieron. Habían ganado. Habían ganado la batalla más importante de sus vidas.
Thanos se sentó, dispuesto a desaparecer. Steve y Thor lo miraban esperando que se convirtiera en polvo, pero no ocurría.
El titán miró su brazo, nada ocurría. Sólo tenía el sentimiento de derrota, pero aún no lo estaba.
–¿Por qué...? —exclamó confundido.
–Porque no soy quien debe matarte —susurró Tony débilmente, sentado en el suelo. Su mitad cansada y la otra mitad de su cuerpo destruido.
Antes de poder responder, alguien atravesó el cuello de Thanos por la espalda. La daga le era conocida, la daga de Nébula, su otra hija.
De quien ha estado torturando durante años desde que era muy pequeña, de quien intentó hacer perfecta tantas veces torturándola en el proceso.
De quien se había ganado su desprecio desde el día uno en que le hizo daño, pensando que era fiel a él simplemente porque ella no tenía opción.
Miró breves segundos sus ojos llenos de odio y determinación, antes de que girara el mango sobre su eje, desgarrando las arterias de su cuello y finalmente matándolo.
Se manchó con su sangre. No fue como antes. Ahora ambos disfrutaron verlo muerto. La cyborg ni se dignó a cerrar sus ojos sin vida. Se quitó la sangre de su rostro con su manga, disfrutando cada segundo en que sus retinas se grababan el rostro sin vida y asustados del que alguna vez fue su torturador.
Rhodey vio el cuerpo cansado de Tony a la distancia, recostado sobre su lado derecho. No se podría decir si estaba vivo o muerto. Corrió hacia él y volteó el cuerpo con cuidado.
Nada. Estaba suelto, inerte. Sus ojos cerrados y el ojo de metal que brillaba siempre estaba apagado.
–¿Tony? —preguntó suavemente al tocar su hombro humano.
Estaba en un reinicio. La luz del ojo de metal, ahora fundido, brilló tenuemente antes de que abriera el ojo. Parpadeo varias veces para que los códigos se acomodaran en su cabeza.
–Hola... —susurró Tony con dificultad, hizo una pequeña sonrisa al darse cuenta que era su mejor amigo. Lo logró reconocer y le sonrió —. ¿Me veo tan mal?
–Eres increíble —en otra ocasión hubiera rodado los ojos. Se limitó a ayudarlo a sentarse. Pepper y Peter suspiraron aliviados. En vez de querer llorar por pensar que lo habían perdido, ahora se secaban las lágrimas de felicidad.
Pepper se arrodilló frente a él.
–Hola Tony —sonrió ella y él le imitó. Una sonrisa dulce, de las que le dedicaba siempre luego de mudarse juntos en aquella cabaña cerca del lago—. Viernes, análisis.
–Signos vitales mejorando cada segundo.
Los tres presentes suspiraron largamente, completamente aliviados.
–¿Cómo es que...?
Tony miró su brazo de metal, totalmente fundido y desactivado, no podía moverlo. Era simplemente un pedazo de metal adherido a sus nervios. Luego miró al frente, y buscó a Nébula. Miró su brazo, también estaba fundido.
–Gracias, Nebs —susurró Tony—. Lo que me hizo Thanos no fue del todo malo... El material absorbió la energía y Nébula me hizo compartir la que me hubiera matado.
Pepper se giró a ver a la cyborg, y notó su brazo dañado, al igual que Tony, ella no lo podía mover del todo, era sólo metal, pero no una extremidad funcional. Apenas y sentía los dedos.
–¿Le duele? —preguntó Peter.
–Bastante... —dijo Tony con algo de dificultad por la misma razón.
Sentían dolor, después de todo, estaban configurados con sus nervios que les mandaba las señales a su cerebro, pero era soportable.
Nébula se acercó con expresión neutral hacia Tony y tocó el brazo fundido. Le dio un escalofrío al recordar cómo el otro humano, su otra versión en Vormir, se había cortado el antebrazo sin pensar para obtener la gema del alma y traer de vuelta a todos. Funció los labios para evitar cambiar su expresión, y con un pequeño cuchillo cortó el brazo de raíz de un solo movimiento.
Tony cerró el ojo fuertemente por el dolor, pero luego no sintió nada, se había desconectado y el dolor incesante fue reemplazado por un hormigueo suave.
–Ahí está. Cuiden de no tocar las gemas sin protección —dijo seriamente y dejando caer el brazo de metal que antes era de aquel humano.
Nébula al girarse notó a Pepper caminando hacia ella. No dijo nada ni se movió un milímetro. Y ella la envolvió en un abrazo muy firme, lleno de agradecimiento.
–Gracias... —le susurró ahogando sus lágrimas—. Lo salvaste.
–Para ser justos. Yo los salvé primero —exclamó Tony mientras era ayudado por Rhodey y Peter a levantarse. Pepper rodó los ojos pero con una gran sonrisa—. Salgamos de aquí...
Susurró al ver a su alrededor. Estaba cansado, y sólo quería dormir. Su cuerpo y mente fatigadas por la lucha tanto externa como interna. Miró a lo lejos el cuerpo sin vida de Thanos y sintió náuseas, pero al mismo tiempo estaba tranquilo, en paz.
Buscó con la mirada a sus demás compañeros. Su vista se topó con la mirada azulada de cierto soldado.
Él le sonrió en la lejanía.
Y Tony respondió de la misma manera.
Estaba en casa.
Wow, 3000 palabras. ¿Coincidencia? No lo creo.
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