1
El cantar del gallo resonaba en toda la pequeña colonia de humildes recursos, una joven stick recién despertaba de su siesta, se quitó su gran camisón para dormir y se coloco un vestido decente y un mandil simple, trenzo su largo cabello púrpura y al terminar de colocarse sus zapatillas bajo a la planta baja de la casa, se apresuró a preparar la comida para su padre ya que en cualquier momento el despertaría. El adulto de cabello azul marino recién despertó, camino hasta la cocina y saludo de manera áspera a su hija y ella le devolvió el saludo mientras le terminaba de servir el desayuno; el adulto comió, bebió y luego tomo en sus manos un morral y una vara, debía ir a pastorear unas ovejas que un cercano suyo le había pedido, no ganaba mucho con ese trabajo a medias pero ya era algo.
— regreso en la noche, no quiero que hagas alguna estupidez mientras no estoy, ya eh tenido suficiente con estas tres semanas
— no te preocupes padre, estaré aquí, limpiando la casa
— eso espero — abrió la puerta — te lo vuelvo a repetir, no quiero que hagas algo estúpido Purple, no tienes que hacer que me preocupe de más
— lo sé, no pierdas cuidado, no haré nada de lo que te haga enojar
— hmph, bien — camino hasta perderse de la vista de la joven —
...
— sigh... La casa ya no es lo mismo sin ti mamá... — cerró la puerta, tomo la escoba y se dispuso a barrer —
{En otra parte muy lejos de ahí}
El trote de los caballos resonaban en el casi interminable camino, el jinete que se encontraba comandando al caballo trataba de no caerse a pesar de encontrarse muy herido por el incruste de una flecha en su hombro. El grito de sus atacantes exigiéndole que se detuviera solo mantenían al stick en mantenerse insistente, noto a su cercania un pueblo pequeño y no dudo en dirigirse ahí, el alboroto en las calles por el ruido de los cascos del caballo eran estruendosos, los atacantes se la pensaron dos veces, no entrarían en territorio enemigo, siendo obligados a volver a su reino correspondiente.
El stick de armadura plateada cabalgó hasta llegar a las puertas del castillo, aún con la herida y la sangre goteando entre la fría armadura tomo en sus manos un libro y camino hasta llegar a dónde la corte real y presentarse ante su rey. Le entrego el preciado libro y salió de ahí, debía quitarse aquella flecha y curarse esa herida.
Sus pasos eran pesados y la armadura chocaba entre si, lo cual hacía eco en el largo pasillo hasta llegar con la médica del castillo y sin palabra alguna, la stick atendió al guardia.
En cuanto al rey... El se había dirigido a sus aposentos para tener privacidad y poder leer el libro que su guardia le trajo, pero no era un libro cualquiera... No... En ella había antiguas leyendas, encantamientos y objetos encantados que para muchos es un mito... Para el, es una esperanza... Una con la que podría traer de vuelta a su pequeño niño.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top