⊹ ֶָ ¡ 𝙵𝚁𝚄𝚃𝙸𝙻𝙻𝙰𝚂 ! ♡

No pudo evitar el gruñido que salió desde lo más profundo de su pecho al ver a Jisung, su omega, en brazos de Bang Chan, el médico que le salvó la vida, otro Alfa.

Su lobo estaba como loco, todo su cuerpo entero estaba tenso y sentía que todo dentro suyo daba vueltas.

Apretó los puños pero volvió a gruñir cuando observó que Bang Chan acariciaba los cabellos de Jisung.

No podía evitarlo, su lobo era el que luchaba por salir y destrozar a ese humano.

—¿Quiénes son? –preguntó Jungkook en voz profunda, imponiéndose entre sus centinelas.

Bang Chan levantó su cabeza e iba a responderle pero Minho comenzó a acercarse hacia ellos lentamente.
Gruñó un poco a su padre y un centinela, que hicieron el ademán de seguirlo. Ambos retrocedieron sorprendidos.

Los dos se miraron unos segundos antes de dirigir la mirada hacia Jisung, quien frunció su ceño levemente entre sueños.

Sus manos picaron y estaba en una guerra interna con su lobo cuando se arrodilló junto a ellos y agarró el menudo cuerpo del hombre en sus brazos, acercando su nariz con disimulo cerca al cuello del omega.

«Está demasiado delgado. Demasiado débil» pensó, inhalando un poco más el notar lo débil aroma que se arremolinaba en su pecho y que parecía calmar un poco a la bestia (su lobo). Y, a pesar que su corazón le pertenece a Seungmin, no pudo evitar sentirse culpable, querer protegerlo de todo el mundo. Inclusive de sí mismo.

—Min, hijo, es mejor que llevemos a ese hombre con... –Intentó acercarse Jimin, preocupado, pero no pudo dar otro paso más. Minho soltó un bajo gruñido de advertencia, enseñando sus colmillos.

No podía evitarlo, su lobo estaba irritablemente sensible y territorial. Ahora que su omega estaba junto a él, no quería que nadie más se acerque a ellos.
Sus manos se aferraron al cuerpo de Jisung y lo apretó contra su pecho. Una sonrisa se curvo inevitablemente en sus labios cuando él pareció reconocerlo

Los ojos de Jisung se entre abrieron, con en violeta luchando contra el chocolate. Su omega estaba despertando lentamente.

—A-afa...

—Omega –se reconocieron. Sus narices se rozaron–. Hola.

Él le sonrió y un bajo chillido escapó de sus labios.

—Pensé que no querías saber de mi –susurró–. Te fuiste. Me rechazaste.

El alfa soltó un gruñido, odiando no poder estar bajo su verdadera forma para así lamer su pelaje y envolverlo con su aroma.

—No. Eres mi omega. Mío –exclamó, dejando un pequeño beso a un costado de su cabeza–. Descansa. Ya estamos juntos. Estaré contigo cuando despiertes.

El omega le sonrió y asintió despacito antes de volverse a dormir contra su pecho.

El Alfa suspiró, dejando que su parte humana volviera a tomar el control.
Minho no dijo nada, simplemente acomodó mejor a Jisung contra su cuerpo y se levantó sin mucha dificultad con él en brazos.

Miro a sus padres con determinación.

—Lo llevaré a mi habitación, dejaré mi aroma allí. –Su voz estaba ronca–. Así que por el bien de todos espero que ni se les ocurra poner un pie allí sin mi permiso. Sólo les pido que preparen una habitación de huéspedes para ellos –Miro a Bang Chan y Felix sobre su hombro–, y una para mi.

Jimin hizo una mueca, para nada conforme con la decisión de su hijo pero prefirió no decir nada al respecto. Su hijo era alguien bastante terco (que, aunque le costaba admitir, era algo que heredó de el) e insistirle sobre el tema solo aumentaría su rechazo por el omega.

Una vez que él ingresó a la casa, desapareciendo de la vista de los demás, todos pusieron su atención en Bang Chan y Felix, quienes se removieron incómodos.

—Bienvenidos a la Manada –Dijo Jimin, mostrándoles una sonrisa amable–. Por favor, pasen, debió ser un viaje largo y –su mirada recayó en Felix y su visible y abultado vientre–, ¿su omega necesita algo, señor...?

—Bang... Bang Chan –se presentó.

Tanto Jimin como JungKook lo miraron extrañados. Una chispa iluminaron los ojos de JungKook por unos instantes.

—¿Bang? Tú... Ellos...

—Sí, yo y ellos. Pertenezco a esos Bang. –aclaró con amargura. Felix le dio un apretón–. No tengo ganas de explicar, no ahora. Estamos cansados y... ¿Lixie, quieres algo?

El nombrado de sonrojo y lo pensó dos veces antes de asintir con la cabeza, totalmente cohibido.

—Te-tengo hambre, Channie –susurró sobre la oreja de su pareja–, ese omega huele a pastel y frutilla.

Chan soltó una pequeña carcajada y besó la frente de su pareja. Lo adoraba tanto. Felix cerró sus ojos complacido.

—Su aroma le provocó un antojo de frutillas a mi omega, Señor –explicó Chan, dirigiéndose a Jimin, quien rió enternecido.

—Vengan, pasen, creo que quedaron algunas frutillas.

Los ojitos de Felix brillaron y no dudó en comenzar a caminar hacia la mansión, casi arrastrando a su alfa.

Gracias por leer, votar o comentar

🪴;; minnh-aye

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top