LUNA 2

« Tiempo atrás »

Narrador omnisciente:

Tiempo después de que Jian llegara de una guerra a una tierra totalmente desolada, creo Ninjago con ayuda de las cuatro armas doradas que forjo en el primero reino con el mismo material de la armadura, y a la vez que creo desde las profundidades al Serpentine, también creo desde los cielos nocturnos de abril, a los Lunas. Ambas siendo especies extrañas y únicas, pese que a que Jian quería la paz que nunca encontró en el primer reino, en este mundo se desatarían muchas mas guerras, de entre ellas los Lunas quienes siempre defendieron a su creador y lucharon por un bien mayor nada los salvo de su casi extinción total.
Solo una de ellos había sobrevivido en la última guerra teniendo tan solo veinte años de edad, dejo de envejecer ante los ojos de los demás humanos, sus manos nunca fueron manchadas de sangré y solo deseo quedarse con la única persona que le quedaba.

En un campo de batalla en total silencio a casi ya el rojo amanecer, la castaña miraba la sangre y los cuerpos de su especie totalmente masacrados, camino entre ellos tratando de encontrar a alguno, pero por mas que gritaba el nombre de su familia o amigos, el silencio había destruido su corazón, por lo que solo se quedó mirando el sol salir desde detrás de las montañas anaranjadas y rojas carmín.

— No tiene porque culparse por esto. — dijo ella, otra persona ya se encontraba detrás de ella con la armadura llena de sangre y el cabello desordenado

Un joven de entre veinticinco y treinta años, de tez clara, cabello rubio ceniza y ojos castaños. Miraba junto a ella ese triste amanecer.

— Estoy aliviado de que tu cuerpo no estuviera entre ellos. — susurro nostálgico —. Lo siento mucho.

— ¿Su esposa esta bien?. — preguntó amablemente caminando hasta el, limpiándose las lágrimas con las mangas de su traje —. ¿Jian?.

— No podíamos haber elegido un mejor escenario para la llegada de mi primer hijo. — suspiro con pesadez —. Fue un varón, y estoy muy feliz por eso.

— Quiero conocerlo, vallamos con ella. — dijo abandonando la zona —. Jian, me voy a quedar con usted, ya lo he decidido

No le quedaba de otra mas que aguantar su tristeza y ayudar a Jian, o como muchos lo conocieron después: el primer maestro del Spinjitzu.
Los años habían pasado en completa paz, mirando como los dos hijos de Jian habían crecido siendo dos niños tan puros y amables con ella.

Aquel día, una mañana después de doce años de la última guerra, la castaña miraba desde las escaleras del monasterio el entrenamiento de los dos niños, ambos con espadas reales jugaban y hacían su rutina de todos los días, miraba atenta la gran destreza del hijo del mayor y la insistencia del menor. En una última jugada, Wu desvío y lanzó la Katana de Garmadon hasta las afueras de los muros del monasterio.

— Wu, ve por ella. — dijo la castaña desde lo lejos. Era obvio que su padre se enojaría, pero el rubio se negó asustado mirando lo alto del muro.

— No hagas para mañana lo que puedes hacer hoy. — dijo Garmadon mirando a su hermano menor —. Ya mismo voy por ella, ________.

Todos saben que después de ese momento el hermano mayor ya no volvió hacer el mismo, su sangre Oni solo esperó el detonante que fue el veneno del gran devorador para mostrar su verdadera forma. Pese a que ya había oscuridad en su futuro, el casi siempre se mantenía muy tranquilo, incluso llego a ayudar a muchos en las guerras que estaban por venir.
Ahora ya siendo jóvenes, parecía que cada vez se volvían un poco mas unidos, librando cada batalla mano a mano nada parecía mal, solo un pequeño detalle, y es que ambos amaban a una misma mujer, cosa que a ________ no le agradaba en lo mas mínimo, llegando incluso a tener un sentimiento de rencor contra Misako por ser tonta y no decidirse.

— Jian. — llamo su nombre la castaña al anciano en cama que tenía a su lado —. La medicina parece no hacerte efecto.

— Es porque ya es mi momento, por eso quisiera hablar contigo — dijo el anciano a lo que ________ lo escuchó en silencio —. Mis hijos me preocupan.

— Garmadon y Wu estan afuera, también me preocupan a mi. — dijo —. Las armas estan bien, y supongo que ya habrás escondido el cristal.

— Todo lo he dejado ya listo, lo que mas me preocupa es que jamás conoceré a mi verdadero sucesor. — dijo sentándose en la cama recargado sobre la cabecera —. Pero creó tener una corazonada de saber quien sera, te habrás dado cuenta tu también, eres muy lista.

— Si. — afirmo volteando su vista a la salida —. Uno de sus nietos, algún hijo de Garmadon o de Wu. Pero tiene razón, aun no ha de nacer.

— El ninja verde es un titulo demasiado pesado para quien lo porte, solo pido que su unión junto a ti le de fuerzas y protección. — pidió casi en las ultimas —. No estoy seguro si será mi nieto o algún otro niño, pero esta misión solo te la puedo pedir a ti.

— Cuenta conmigo, Jian. — susurro mirando ya casi sin vida el cuerpo de su amigo —. ¡Garmadon, Wu, vengan por favor!.

Pocos años después y unos días después de la guerra Serpentine contra los Anacondrai todo cambio.
La noche había caído, una fría noche en la que estaba a punto de caer una tormenta en lo alto de la montaña del monasterio.
Los ojos carmesí brillantes del castaño se clavaron en la mujer que le estaba viendo cometer su acto, Garmadon sonrió de lado y después volvió su vista al frente, donde tenia dos de las armas doradas. Ambos estaban solos en la habitación, el Dojo donde Jian entrenaba a sus dos únicos hijos, y donde la espada del fuego y los Nunchacos del raro habían sido tomadas por el hijo mayor, hundido en el deseo y la avaricia de poseerlas.

— Garmadon. — por fin habló la castaña —. Es muy tarde para que estés aquí, los alumnos y Wu estan dormidos, según se esas solo son de exhibición. 

— Nunca me quitas los ojos de encima. — dijo divertido el castaño volviéndose hacia ella con ambas armas en mano —. ¿Tanto te gusto?. Y de que sirve un arma si sólo sirve para acumular polvo. 

— Si aun eres el Garmadon que siempre quise como hermano dejaras esas armas ya mismo. — hablo con seriedad —. ¡Aquí hay vidas inocentes, basta!

— He tomado dos armas solamente. — susurro para si mismo mirando las demás aun en la vitrina —. ¡Y tomare las demás ya mismo, serán solo mías!

La castaña se lanzo contra este tomándolo por sorpresa, cayendo encima de el y soltando las dos armas por unos momentos, Garmadon siendo solo un joven de veinticinco años edad estaba pecando en contra de los mandatos de su padre, desde luego ________ trató de detenerlo en vano, pues el mayor tenia mas fuerza física.

— Deja de seguir el estúpido mandato de mi padre. — dijo molesto aunque con una sonrisa y mantenía a la castaña sujeta con una sola mano —. ¡Me importa un carajo lo que pase en este monasterio y los que se encuentren el!.

— ¿Y que hay de Misako. — cuestionó desde abajo de Garmadon —. ¿Qué hay de tu hijo que esta por venir?.

Garmadon miró a la castaña sorprendido, algo en el le decía que se detuviese y que tomara el buen camino, tal y como su padre lo quiso.
Pero el tan solo ver las armas, sabia que sería imposible y que su corazón ya no sería el mismo, que el siendo el hombre mayor ya no volvería. Intensificó el agarre de la fémina y le susurro al oído.

— Ambos sabemos que Misako quiere mas a mi hermano que a mi. — ella se quedo en silencio y dejo de forcejear —. No nos hagamos tontos.

— Pero tu hijo no tiene nada que ver con sus problemas de mierda. — dijo ella —. Ya te habías ido, y volviste para pelear junto a nosotros, pero esta vez no será igual, Garmadon.

— ¿Insinúas que tu o mi hermano me mataran si trató de huir con las armas?. — cuestionó molesto, ella ya había colmado su paciencia, y su ira lo estaba cegando —. ¡Yo te quiero, los quiero a todos porque son mi familia. Pero no dejare que mi misma familia destruya todo lo que yo deseo!.

Llevo ambas manos al cuello de la castaña y comenzó a apretarlo con fuerza, _______ quien tratara desesperada de apartarlo solo quería gritar o al menos alcanzar alguna de las armas que Garmadon había soltando antes, era en vano, estuvo a punto de asesinarla si Wu no llegaba.
Con un solo golpe, lanzó a su hermano fuera de la habitación, rompiendo la puerta y la ventana.

— ¡Garmadon!. — habló Wu molesto saliendo para encarar a su hermano —. ¿¡Pensabas matarla, como has llegado a esto!?.

Aquel escándalo había despertado a uno de sus alumnos en especial, quien curioso y un poco asustando se asomo por la ventana viendo al Sensei Wu y a su hermano discutiendo, sin que ninguno se diera cuanta se escabulló haya el Dojo donde al parecer ahí había iniciado la pelea, al entrar encontró a ________ aun en el suelo, por lo que sin hacer mucho ruido llego hasta ella y la llamo una y otra vez para que despertara.

— ¿Qué pasa. — preguntó el niño de ojos color carbón —. Por qué el Sensei y su hermano estan peleando, te hicieron daño?.

— Morro, debemos ponernos a salvo por el momento, el Sensei Wu y Garmadon deben arreglar algo. — dijo tranquila levantándose

No pidieron si quieras salir del lugar, pues ya había iniciado una batalla en el monasterio, Garmadon y Wu se enfrentarían por última vez con las cuatro armas entre ellos, Wu tuvo que tomar las otras dos para combatir.

— ¡No seas tonto, papá dijo que su poder supera al de cualquier hombre!. — dijo Wu, señalándolo con el cetro de Jian

— ¡Papá fue el estúpido!. — respondió apuntado con la espada el cuello de su hermano

— ¿¡Como te atreves a hablar así de papá!?. — cuestionó muy molesto —. Le hicimos una promesa cuando murió, esas armas no deben salir de este monasterio.

— ¡Entonces lo voy a destruir y a todo aquello que se interponga!.

Un desastre se oía afuera a medida que los segundos pasaban, las armas chocaban entre ellas causando que dos de ellas partieran el suelo con un trueno azulado que también partió el cielo en dos, aquel rayo los hizo detenerse un momento pero solo Garmadon se levantó de nuevo, dispuesto a asesinar a Wu, y acabar no esa pelea que definiera un futuro en Ninjago. La castaña miraba aterrada, no sabía que hacer, temía por la vida de Wu, por la de Morro y por la de todos los niños que se encontraban dentro de los dormitorios, temía por todos menos por su propia vida y fue en entonces donde desesperada por eso grito saliendo del lugar lanzando a Morro lejos para evitar cualquier daño al niño.

— ¡¡Garmadon!!. — grito su nombre antes de que matara a Wu —. ¡¡No hagas una estupidez, aun hay gente aquí que te ama!!.

— Papá siempre quiso mas a Wu que a mi, y lo mismo paso con Misako. — dijo bajando el arma

La castaña se acercaba lentamente a el siendo discreta, estaba dispuesta a lanzar a Garmadon por esa grieta que el relámpago había echó para salvar a todos ahí, aun si ella también caí correría el alto riesgo

— Pero conmigo no será así. — dijo ya mas cerca de el —. ¡Conmigo será diferente, ambos sabemos que yo he sido mas cercana a ti y porqué te quiero haré esto aun si mis manos se manchan!

Levantó amabas manos al aire y las colocó en el pecho del mayor, estaba a punto de lanzarlo de no ser porque otro relámpago cayo sobre el, y en consecuencia tuvo que separarse de el, causando que su piel se volviera oscura y cayera por ese abismos para después ser tragado por la tierra. Esto lo habían presenciado todos, incluso Morro y Wu que no pudieron si quiera hablar.

El amanecer había llegado y tras una conversación con Wu, supieron que el traje que portaba el rubio esa noche había salvado a este de la muerte y que de igual forma al querer poseer las cuatro armas estan lo desterraron al infierno, uno de los dieciséis reinos.

Narra _________ : 

Wu estaba por llevarse las armas para ocultarlas, pero antes de hacerlo debía asegurarse de algo: le pidió a Morro que se colocará enfrente de ellas, para saber si si reaccionaban ante el para darle el titulo del ninja verde, aquel ninja derrotaría a Garmadon una vez este último regresara.
Admito se estaba intrigada por saber si el era o no esta persona, la última petición de Jian era que cuidara y me uniera a el, lo prometí y así lo cumpliré hasta el final de mis días. Y es que Morro era un niño muy tranquilo y amable, siendo un huérfano entre las calles que llegó hace dos años al monasterio, en un principio era un niño muy callado, y fue entonces que entendí mejor sus sentimientos de ser este ninja, así podría ser alguien, alguien valioso que pueda ayudar a los que no tuvieron la oportunidad como al se la negaron.

Tras unos minutos mas, ninguna de las armas reaccionaron a el, lo que significaba que el no era, mire al pequeño y aun no lo asimilaba. Wu desvío su mirada hacia mi y yo asentí, era hora de que se las llevará para ocultarlas, pero lo detuvo antes de esto.

— Espere. — susurro a punto de llorar —. ¿Entonces no seré yo el ninja verde?.

— Morro. — le hable colocando mi mano en su hombro

— Voy a esforzarme mas, aprenderé mas lecciones. — pidió —. Prometo que me voy a esforzar mas.

— Lo siento, el destino ya habló. — dijo Wu

— ¡Me niego a escuchar a el destino entonces, usted me hizo creer que yo sería el elegido. — dijo molesto — ¿por qué lleno así mi cabeza de falsas esperanzas? Para usted es fácil hablar.

Tras decir eso, salí de la habitación ignorando al Sensei que estaba a punto de responder, me dolía verlo así, el anhelaba ser ese gran héroe, pero si no se podía hacer nada, no había mas que hacer. Me levante de mi lugar y camino hasta la entrada, debía ir por el antes de que hiciera una estupidez, tras buscarlo por un rato lo encontré en cerca de los bosques de tierra donde hace años tras, fue el campo de batalla donde perdí a los de mi especie. Encontré al pequeño Morro columpiándose cerca de un gran acantilado, cabizbajo permanecía hasta que llegue a esta el.

— ¿Tu también me dirás que no debo serlo, verdad?. — preguntó

— Ya lo habría echó. — respondí sentándome a su lado en el suelo —. Uno no siempre es lo que quiere, y uno no siempre estará con los que quiere.

— Le demostraré que lo puedo ser. — dijo con seriedad —. Con una sola persona que crea en mi, estaré bien. Aun tengo mi poder, soy un descendiente de un maestro elemental.

— Es bueno soñar, si no olvidamos la realidad. — dije divertida tirándolo del columpio con uno solo de mis brazos —. Yo creó en ti, pequeño. Pero te detendré apenas vea que cometas una idiotez, como es propio de ti.

Morro sonrió y asintió feliz.

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