El castillo

Iba en mi caballo, con solo una capucha para cubrirme del frío que hacía por el invierno.
Me dirigía al castillo en lo profundo del bosque fuera del pueblo, mi hermana Aya, hacía unas semanas que había ido ahí por unas cuantas bayas ya que quería preparar una cena con mi comida favorita, la esperé durante mucho tiempo, pero ella no apareció.

Después de dos días me había preocupado por ella, empecé a preguntarle a las personas del pueblo si no la habían visto pero nadie sabía nada de ella, hasta que un día fuí al pueblo por unas provisiones para el invierno y el panadero me había dicho qué tal vez mi hermana estaría en el castillo dónde habitaba un ser horrible, despiadado y sin corazón, no espere más y en la noche me preparé para salir a la mañana siguiente a rescatar a mi hermana.

Ya estaba en lo más profundo del bosque, pare un momento para saber por donde ir, en frente de donde estaba se podía visualizar el castillo.
- ¡Vamos Luug!- dije haciendo que mi caballo corriera lo más rápido posible

Cuando ya estaba en el castillo deje a Luug amarrado a un árbol, buscaba si alguna ventana estaba abierta y así poder entrar sigilosamente, entonces ví que la puerta de la entrada estaba entreabierta, se me hizo extraño pero con toda la cautela posible entre al castillo.
Lo primero que se veía era un gran pasillo el cual dirigía al segundo piso, ví a mi alrededor, el castillo estaba en completa soledad, no había ni un solo ruido, subí rápidamente las escaleras y empecé a buscar por las diferentes habitaciones que había ahí.
En un pasillo ví que una puerta estaba entreabierta, mi instinto me dijo que ahí estaba Aja, así que sin rechistar entre en la habitación, pero me equivoqué, no era una habitación eran escaleras de espiral hechas de piedra y con musgo a su alrededor, estas seguramente llevaban a alguna parte de arriba.
- Es una torre- pensé

Tomé una antorcha que estaba al lado de la puerta para poder alumbrar las escaleras, iba despacio para no provocar ningún ruido. Ya arriba ví que había otra puerta de madera, esta vez abierta, no entré hasta verificar que no hubiese nadie, en una pared había una pequeña celda, agudice la vista, ya que estaba todo oscuro y ví que adentro de está había una persona con cabello albino recogido en una trenza, la reconocí de inmediato.
- ¡Aja!- grité entrando al cuarto, ella me vió al instante con cara de horror
- ¡No Krel, espera!- dijo, en ese momento ya no pude avanzar más, ya que un gruñido me había hecho retroceder instintivamente
- ¿Quién está ahí?- oí que alguien preguntaba escondido en la oscuridad
Me arme de valor y con el rostro en alto dije- Mi nombre es Krel Tarron y vengo a salvar a mi hermana
- ¡No puedes!- gritó la bestia- es una intrusa y la tendré aquí hasta que muera
- ¿De qué estas hablando?- pregunté desconcertado
- Ella estaba cerca de mi propiedad, y no aceptó que nadie pise mi territorio- lo último lo dijo con otro gruñido que me puso nervioso
Tenía que pensar rápido, tenía que salvar a Aja o los dos moririamos. Entonces se me ocurrió una idea.
- Te propongo un trato- dije decidido, ví a Aja ella solo me miraba y movía sus labios diciéndome que corriera, pero no le hice caso, tenía que salvarla
- Te escucho- dijo la bestia sin una pizca de duda en su voz
- Déjala ir y yo ocuparé su lugar...-

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