ᗪIᗩ 19❣︎ ᗩᗰᗩᗰᗩᑎTᗩᖇ
Chuya no podía concentrar su vista en la computadora, aun cuando decidió salir a la sala, y dejar un momento a solas a su pareja le fue imposible, aquel llanto sonaba tan desgarrador que dañaba su conciencia.
No fue buena idea dejar solo a Dazai con la bebé después de todo.
Cerro la pantalla y dejo todo su material de trabajo a un lado.
Se puso de pie y camino a paso rápido rumbo a su habitación, al estar en la entrada, logro ver en la cama, cómo el castaño entraba en pánico, sostenía el bulto de forma insegura, mientras esté se retorcía y lloraba, lo mecía tratando de tranquilizarlo.
De inmediato se acercó, para ser de apoyo, intercambiando al bebé de persona, difícil proceso al tratar de sostenerla de buena manera y está siguiera exigiendo a gritos ser alimentada.
—No pude...
Fue la respuesta, sonaba afligido, realmente Dazai lo intento, pero tenía tanto miedo, hoy debía ser un buen día, los dos descansando en la cama cómo debía ser mientras Chuya trabaja desde casa por medio de su computadora.
No era la primera vez que la alimentaba, pero siempre era con ayuda de su pareja y ese día quería intentarlo por cuenta propia.
Lástima que su pequeña hija, exigiera comida de inmediato y terminará llorando en el proceso.
—Ey, está bien. —le hablo de la manera más dulce que podía, posando un brazo en su hombro a manera de consuelo mientras su bebé ya estaba más tranquila —. Hoy no es el día, y está bien, aún queda más días por alimentarla —Dazai asintió lentamente como respuesta. No le agradaba la idea de que las hormonas siguieran jugando con el.
Más relajado, y sin las dos manos ocupadas, comenzó a bajarse la camisa de mejor manera. Las vendas en su abdomen seguían ahí, cubriendo las cicatrices de su juventud.
Chuya le pasó con extremo cuidado, podía sentir por un momento el cómo temblaba ligeramente su cuerpo, al sentir el cambio de temperatura corporal la bebé comenzó a moverse, a despertar de nueva cuenta y eso, puso en alerta al castaño.
Sin más de por medio Chuya le recordó la misma explicación que una de las enfermeras les dio en el primer momento que le tocaba dar de comer.
Y esa explicación la sabía de memoria, pero toda su mente se bloqueaba al no tener un apoyo como el de Chuya a su lado. Y este realmente sin darse cuenta ayudaba mucho, ayudaba a qué el contrario no se sintiera solo, a no sentirse tan inexperto como lo era, servía como un pilar.
La bebé succionaba con fuerza el peson, sus pequeñas manos intentaban aferrase a su pecho, su llanto fue reemplazado por el silencio.
Ya no estaba nervioso, mantenía a la bebé, sus brazos ya no flaquearon del miedo, mientras Chuya únicamente observaba.
Nada más sería un momento, y aquella niña terminaría su comida, el contrario se encargó de hacerla repetir mientras Dazai descansaba esperando ansioso tener de nuevo a su bebé y hacerla dormir.
El conjunto de ropa en rosa pastel, le hacía verse adorable; sin embargo, no podría apreciarse, porque fue envuelta en una sábana ligera que portaba un decorado de borreguitos.
Fue envuelta a modo que sus brazos y piernas se mantuvieran inmóviles, al estar dormida y tranquila parecía una muñeca de juguete con su expresión impasible como si minutos antes no hubiera dejado a su padre en un ataque de pánico.
—¿Quieres que te prepare un té?—pregunto Chuya, su pareja se miraba exhausta debido a las exigencias que daba su bebé.
Es más probable que no haya dormido más de cuatro horas.
El castaño asintió, recibió un beso en su frente y una caricia en su mejilla por parte de su pareja miro como este salía de la habitación.
Nada solo mi cuerpo que se le agotaron las ganas de seguir dibujando.
A un día que esto termine jajajaja que loco.
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