La pareja tenía un incontrolable sueño que si fuera posible en el mismo coche donde se encontraba caerían rendidos, pero como sabemos lo último que tendrá esta pareja será una buena siesta.

—Odio el tráfico —Se expresó lo más serena que la situación se lo permitía, al parecer tendría que ser la cabeza de esto, por qué el Soukoku apenas y podía seguir de pie sin tambalearse —¿Cómo va todo allá atrás Chuya-kun?— mira el retrovisor de reojo esperando una respuesta.

Eran las seis de la mañana el tráfico impedía avanzar y Dazai por primera vez desde su última cita con el psicólogo tenía ganas de morirse y tal vez Chuya.
No en un mal sentido, pero el hecho de estar sin dormir y esperar el "momento" les causaba un nerviosismo extremo.

—Por ahora todo bien... ¿Verdad, cariño? —El castaño se sostenía de la mano de Chuya cada que una contracción aumentaba y no podía controlar su fuerza—. 

Lo que en un principio consideraban una falsa alarma cambio en cuanto llego Koyou al departamento, la mujer en cuanto supo que las contracciones tenían un corto tiempo de intervalo en cada una supo que debían actuar.

—Aún duele, pero supongo que en el camino esto se relajara —Dijo Chuya mirando su mano viendo cómo está seguía siendo apretada por la mano de su esposo—. Ah, espera, ¿Hablábamos de las contracciones? —Necesitaba un cigarro para calmar su estrés—.

—No puede ser...

Koyou se percató dl repentino cambio atrás así que de nuevo volvió a preguntar.

—¿Sucede algo?.

—Creo que rompí fuente...