El eco en la habitación era más notable ahora que su compañero había decidido sacar el amontonar de cajas de aquel lugar, él solo miraba las posibles opciones donde quedarían mejor algunos muebles o colores en las paredes.

Estaba parado en medio de esta, descalzo y aún en pijama para estar más a gusto, tenía una mano en su vientre mientras daba caricias que por alguna razón lo tranquilizaban.

Anteriormente, el lugar solo sería como una especie de almacén, aunque en un principio solo era una habitación de invitados con los años, la pareja terminaba acumulando cosas que no tenían la intención de desechar.
Pero ahora debería plantearse si debería o no conservarlas.

Apenas y lograron acomodar todo en su habitación.

En una esquina sé encontrada todo el material para comenzar con las paredes, Dazai era el que más mostraba su emoción, aunque debido a que no puede hacer mucho esfuerzo por qué de inmediato siente que se muere prefiere ver cómo su compañero se encarga de eso.

Chuya regreso con su pareja brindándole una silla donde pudiera descansar y observar más a gusto. Mientras él se encargaba de preparar la pintura.

A los pocos minutos el castaño se levantaría de su asiento y comenzaría a dar rondines en la habitación, en su mente hacia tantas combinaciones posibles para los muebles que llegarían dentro de dos días, tiempo suficiente para pintarlo por completo.

-Estaba pensando -inicio la conversación mirando de reojo a Chuya-. Si es seguro tener a Yuko-chan en su propia habitación en sus primeros días... O tal vez esperar unos meses después -El pelirrojo sonrió sin que Dazai lo notará, fingía estar pintando la pared mientras escuchaba atentamente a su esposo-. Solo digo, para que se acostumbre al ambiente del lugar -se excusó.

Para Chuya no era un misterio que Dazai tuviera varias inseguridades, algo normal de cualquier padre primerizo, según Koyou. Es decir, de ser posible para Dazai seguiría teniendo a su bebé en su vientre si eso le permitía protegerlo.

Lo mismo pasaba con él, no tenía idea de cómo es que tomaría el valor suficiente para dejar a su pequeña los primeros días sin una compañía.

-Tienes razón, no queremos que los primeros días los pases sola ¿No es así?.

-Por supuesto-. Le dedico una sonrisa que Chuya juraría, es diferente a todas las que ha recibido en estos cinco años de pareja. Una sonrisa de un padre que anhelaba conocer a su hija.

Esa mañana esperaba seguir durmiendo, pero no lo logro en cuanto escucho movimiento afuera de la habitación, también escuchaba de fondo la voz de Chuya dirigiendo a tal vez los empleados sobre dónde dejar algunos muebles.

No tenía ganas de levantarse, pero sus ganas por comenzar con la fase dos de la habitación le daba más curiosidad.

-Oh Osamu despertaste -Dijo mientras se acercaba a su pareja dedicándole un beso en la mejilla mientras el más alto trataba de quitarse el sueño.

-Buenos días Chuchu.

Los empleados ya se habían retirado, Chuya estaba por preparar su desayuno mientras esperaba que despertara su pareja, pero al parecer no pudo evitar asomarse a consecuencia del alboroto que ocasiono.

-Lamento despertarte temprano me tomaron por sorpresa con la entrega.

-Ah Chuchu, es mejor para mí, ya quiero ver cómo será el resultado de la habitación de nuestra bebé.

-Deberíamos ir a comprar ropa uno de estos días ¿No crees?

-Exacto, me han llenado de ese tipo de regalos en la agencia, pero me gustaría poder tener mudas de ropa escogidas por nosotros.

Aun no sé si pueda hacer dibujos para todos los capítulos, esperemos que si por qué es en lo que mejor bailo.

Muchas gracias por leer.